Escribe Alexéi Timoféichev / Russia Beyond
El fusilamiento de la familia real rusa tuvo lugar hace casi un siglo, pero el casi sigue abierto. Contamos diez hechos relevantes que explican algunos de los misterios.
La investigación criminal sobre el asesinato de la familia real no está cerrada
El caso se reabrió en 2015 a petición de la Iglesia ortodoxa rusa, que quería confirmar la identidad de los restos. En el año 2000 fueron canonizados. Los restos del zar Nicolás II, su mujer Alexandra Fiódorovna y sus tres hijos, así como sus sirvientes se descubrieron en 1991, cerca de Ekaterimburgo, donde fueron ejecutados el 17 de julio de 1918. Los restos del príncipe Alexéi y la gran duquesa María no se encontraron hasta 2007, no lejos de donde se encontraban los anteriores.
El marido de la reina Isabel, implicado en la investigación
A pesar de las dudas que tenía la Iglesia ortodoxa, la identidad de los restos se confirmó tras una serie de test que se realizaron desde principios de los años 90, tanto en Rusia como en el exterior. Según el investigador encargado del caso, Vladímir Soloviov, en uno de los análisis se le sacó sangre al Duque de Edimburgo, marido de la reina Isabel II. Se trata de un familiar lejano de la zarina Alexandra Fiódorovna.
Los restos del zarévich y su hermana siguen sin enterrarse
En 1998 se realizó un funeral de Estado en la Fortaleza de Pedro y Pablo de San Petersburgo en la que se enterraron los Nicolás II, Alexandra Fiódorovna y sus tres hijas, que se unieron al resto de su familia. El presidente Borís Yeltsin atendió al acto aunque el patriarca Alexéi II se negó a ir.
Tras la reapertura de la investigación, los restos se exhumaron en 2015 para tomar muestras de ADN. En octubre del año pasado el patriarca Kirill declaró que las pruebas finalizarán dentro de poco. Por el momento no se han enterrado el zarévich Alexéi ni su hermana María, que se encuentran en las dependencias de un archivo estatal.
La familia real abandonó la capital bajo bandera japonesa
Tras la abdicación durante la revolución de febrero la familia real quedó recluida en su residencia de Tsárskoe Seló. Posteriormente se desplazaron a la ciudad siberiana de Tobolsk, no lejos del pueblo en el que había nació Rasputin. Tras el levantamiento bolchevique de octubre las nuevas autoridades los llevaron a Ekaterimburgo, en los Urales. Cuando abandonaron Tsárskoe Seló en dos trenes, viajaron bajo bandera japonesa, camuflados como parte de la misión de la Cruz Roja en este país asiático para evitar un posible linchamiento.
La razón oficial de la ejecución: la llegada de enemigos bolcheviques
Durante la época soviética se declaró oficialmente que la orden para la ejecución de la familia real la dio el sóviet regional de los Urales, que afirmó que los asesinatos fueron necesarios por la llegada inminente del Regimiento Checoslovaco, formado por prisioneros de la Primera Guerra Mundial que se habían rebelado contra los bolcheviques en 1918.
El gobierno sovíético también se refirió a una conspiración contrarrevolucionaria que tenía como objetivo la liberación del monarca. Hasta el momento no se han encontrado pruebas de esa posible conspiración aunque los Checoslovacos tomaron la ciudad ocho días después del fusilamiento de la familia real.
Moscú no autorizó la ejecución
La investigación que se realizó tras la caída de la URSS concluyó que el asesinato del último zar y su familia lo llevaron a cabo las autoridades locales del sóviet de los Urales. No hay ninguna evidencia documental que muestre que Lenin u otros líderes soviéticos quisieran liquidar al zar.
Al mismo tiempo, algunos involucrados en el asesinato afirman que la víspera del fusilamiento recibieron un telegrama de Moscú ordenando la eliminación del zar, pero no de toda la familia. La iniciativa de matar a todos los miembros de la familia real la tomaron los miembros del gobierno regional, que eran mucho más radicales que los bolcheviques que estaban en el Kremlin.
Los cuerpos se enterraron dos veces
El fusilamiento tuvo lugar en el sótano de la Casa Ipátiev a manos de un pelotón comunista. Los que sobrevivieron al primer ataque – algunas balas rebotaron contra las joyas que tenían escondidas entre la ropa – fueron eliminados con bayonetas. Posteriormente llevaron los cuerpos fuera de la ciudad y los tiraron en una mina. Para limitar que se encontraran sus cuerpos los echaron en una fosa común y los rociaron con ácido.
Oficialmente se desconocía el destino de la familia real
Las autoridades soviéticas solamente informaron sobre la muerte de Nicolás II. Durante un tiempo la posición oficial fue que el resto de la familia real había sido evacuada de Ekaterimburgo y que se perdió su pista en el caos de la guerra civil. No fue hasta principios de la década de 1920 cuando se expusieron los detalles de la ejecución, cuando hablaron los involucrados.
Apenas tuvo resonancia
En su momento el pueblo ruso apenas reaccionó a la muerte del monarca. Nicolás II no era popular. Según los historiadores, tras la caída de la monarquía las nuevas autoridades recibieron gran cantidad de cartas pidiendo la ejecución del zar. La única institución que rechazó abiertamente el asesinato fue la Iglesia ortodoxa, por medio del patriarca Tijón.
Lugar de peregrinación
Yakov Yúrovski, encargado del fusilamiento, afirmó que había disparado contra el zar. En 1920 él mismo llevó a Moscú joyas que habían pertenecido a la familia real. Además ejerció importantes puestos en el nuevo estado bolchevique. Murió en 1938 a consecuencia de una úlcera estomacal.
La Casa Ipátiev fue demolida en 1977 cuando Borís Yelstin era jefe del gobierno regional. Posteriormente en el mismo lugar se construyó la Iglesia de la Sangre Derramada, que se ha convertido en un lugar de peregrinación.