La llegada de Sineenat Wondvajirapakdi a la corte de Tailandia significó un shock tanto para los tradicionalistas como para los que piden la modernización de la monarquía. En 2019, por primera vez en más de un siglo, el rey de Tailandia oficializó su relación con una amante, otorgándole el título real que correspondía a las concubinas de los anteriores reyes. Ahora, la mujer podría encontrarse a las puertas de ser coronada reina titular.
La mujer, de 36 años, es compañera íntima del rey Vajiralongkorn (Rama X) desde hace varios años, a pesar de que el 1 de mayo de 2019 él se casó con la exazafata Suthida Tidjai, a quien nombró reina consorte. Partidario de la poligamia, ahora Vajiralongkorn se convirtió en el primer rey tailandés en tomar una concubina en 95 años y otorgarle un rango que no se utilizaba desde finales del siglo XIX.
El título real de Sineenat es Noble Consorte Real (cha khun phra), un título fue creado por el rey Mongkut (Rama IV) para elevar a ciertas mujeres de la corte que prestaban servicios personales al monarca y dejó de utilizarse al morir ese monarca, en 1925. La última vez que alguien recibió este título fue durante el apogeo de la monarquía absoluta, cuando Rama V ungió a su concubina Pae Bunnag, como Chao Khun Phra Prayoon Wong, madre de una de sus hijas mayores.
La tradición de nombrar consortes se abandonó más tarde en favor de que el monarca tuviera un solo cónyuge: Vajiravudh (Rama VI) fue el último rey que tuvo una concubina; los reyes Prahadhipok (Rama VII) y Bhumibol Adulyadej (Rama IX) practicaron la monogamia, mientras que Ananda Mahidol (Rama VIII) nunca se casó. El último rey que tuvo más de una reina consorte fue Chulalongkorn (Rama V), fallecido en 1910.
La poligamia es ilegal en Tailandia desde 1935, aunque tradicionalmente es aceptable tener una “esposa oficial”, a quien los padres del esposo habían “adquirido para él”; una segunda “esposa menor”, que el hombre adquirió después de su primer matrimonio; y una “tercera esposa” que ejercía como esclava comprada a la madre y al padre o a sus anteriores dueños. Si bien estas cosas todavía se practican en la cultura tailandesa, se consideran ilegales y los hijos de tales uniones serían considerados ilegítimos.
Nacida como Niramon Ounprom en 1985 -exenfermera del Hospital Mahidol de Bangkok- fue oficializada como “Noble consorte real en julio de 2019 y, aunque fue degradada durante unos meses, le fue restituido su rango dentro de la corte. Según el periodista Andrew McGregor Marshall, especialista en asuntos políticos asiáticos, “Vajiralongkorn pasa más tiempo con Goy, una ex enfermera, que con su cuarta esposa, Suthida Nui Tidjai”.
El cambio de rango también significó un cambio de nombres, y ahora la concubina real se llama Sineenat Wongvajirapakdi compuesto por las palabras “Wong” (familia), Vajira (nombre del rey) y Pakdi (leal). Según conocedores, con la adjudicación de ese rango un eventual hijo de Sineenat se ubicaría legalmente de la línea sucesoria y sería más “elegible” que el príncipe Dhipangkorn, cuya madre cayó en desgracia después de que su familia fuera acusada de corrupción.
El rey Maha Vajiralongkorn de Tailandia podría convertir a su real concubina oficial, Sineenat Wongvajirapakdi, en reina consorte, un título de compartiría con la actual reina, Suthida. El anuncio de la corte real podría realizarse el 26 de enero, día en que la concubina cumplirá 36 años.
La noticia llega días después de que se hablara del presunto ataque físico perpetrado por el reyVajiralongkorn de Tailandia hacia su hermana, la princesa Sirindhorn, un incidente que estaría relacionado con la decisión real de elevar el rango de su amante, según el periodista Andrew MacGregor Marshall.
“El rey Vajiralongkorn planea elevar a su consorte Sineenat «Koi» Wongvajirapakdi al estado de reina completa, al igual que los monarcas premodernos que también tenían varias reinas”, afirmó el periodista. Indicó, sin embargo, que “hay mucha resistencia por parte de los principales miembros de otros clanes reales como los Yugalas, Rangsits, etc”.
Una de las personas que se opone firmemente a este cambio sería la princesa Sirindhorn, quien tras el presunto ataque del rey fue internada en un hospital, sometida a cirugía y cesada de sus actividades públicas durante dos meses por recomendación de los médicos.
“La princesa Sirindhorn también se opone a la medida y fue a ver a Vajiralongkorn para argumentar en contra”, dijo MacGregor Marshall, quien aseguró: “Hubo una pelea airada y fue entonces cuando ella sufrió sus lesiones en el tobillo. Aunque un perro estuvo involucrado en el incidente, derribándola, sus tobillos resultaron lastimados”, agregó.
Nacida como Niramon Ounprom en 1985, la concubina del rey fue oficializada como “Noble consorte real” (Chao Khun Phra) en julio de 2019 y, aunque fue degradada durante unos meses, le fue restituido su rango dentro de la corte. Es la primera mujer en ostentar el título de concubina real, creado por el rey Rama IV para elevar a ciertas mujeres de la corte que prestaban servicios personales al monarca y dejó de utilizarse en 1925.
La tradición de las concubinas se abandonó más tarde en favor de que el monarca tuviera un solo cónyuge: Vajiravudh (Rama VI) fue el último rey tailandés que tuvo una concubina; los reyes Prahadhipok (Rama VII) y Bhumibol Adulyadej (Rama IX) practicaron la monogamia, mientras que Ananda Mahidol (Rama VIII) nunca se casó. El último rey que tuvo más de una reina consorte fue Chulalongkorn (Rama V), fallecido en 1910.
Los cuestionamientos eran impensables hasta hace algunos años en Tailandia, donde el rey es considerado casi un ser divino.
El banco más antiguo de Tailandia, el Siam Commercial Bank, se enfrentó a una especie de ajuste de cuentas político y financiero en septiembre cuando los jóvenes manifestantes que reclaman aperturas democráticas lanzaron una campaña para que la gente retirara su dinero del banco. La medida fue parte de las demandas de los manifestantes para reformar la monarquía atacando el propio monedero privado del rey Maha Vajiralongkorn, quien es actualmente el mayor accionista del banco.
En términos monetarios, el Siam Commercial Bank, fundado por el rey Rama V, en 1907, que es una de las instituciones financieras comerciales más grandes del país asiático, y aún no sintió el impacto del boicot de los manifestantes, pero la campaña enfocó la atención sobre cómo el rey acumula y gasta su fortuna, lo que agrega presión sobre la monarquía tradicionalmente venerada como nunca antes. Las crecientes protestas eran impensables hasta hace algunos años en Tailandia, donde el rey es considerado casi un ser divino.
El líder del movimiento pro reforma, Anon Nampa, dijo que las demandas sociales incluyen la derogación de la Enmienda Real de 2018 sobre la Ley de Propiedad de la Corona, para evitar que el monarca gaste su riqueza a su discreción e iniciar la supervisión pública de los ingresos de la familia real. Al hacerlo, “independientemente de cuántos reyes futuros haya, los activos de la nación no se perderán”, dijo Anon Nampa.
Desde que ascendió al trono en 2016 tras la muerte de su padre, el rey Vajiralongkorn, también conocido como Rama X, anuló el papel tradicional de la Oficina de Propiedad de la Corona como un brazo de inversión del familia real, poniendo todos los activos que habían estado bajo su control bajo su propio nombre en 2018.
Aunque desde entonces los activos están sujetos a impuestos y son administrados por la Oficina, esto no impidió que los manifestantes exijan una investigación y revisión de la conducta financiera del rey. El rey designó a confidentes de confianza para dirigir la oficina, incluido el exjefe del ejército ultrarrealista Apirat Kongsompong como subdirector, haciendo imposible una auditoría pública, incluso por parte del gobierno, informó SCMP.
En un país donde los militares y las grandes familias que controlan la economía se escudan con reverencia en la monarquía para cimentar su influencia, los intereses económicos en juego son enormes. Y a medida que avanzan las protestas, más aumenta el riesgo de la violencia: si los jóvenes a favor de la democracia se animan con los videos del automóvil del rey rodeado por una multitud hostil, los leales a la monarquía ven las mismas imágenes y se ponen aún más rígidos, pensando que los manifestantes son tailandeses malos que han perdido la razón.
Para muchos tailandeses, el resentimiento hacia la monarquía se agravó por el desempeño económico del país mientras que millones se ven obligados a dejar sus trabajos en el turismo y la manufactura. Sin embargo, la estadía de meses del rey en un resort de lujo en Baviera, Alemania, durante la pandemia, noticia que fue ampliamente cubierta en medios occidentales, fue el detonante de las protestas sociales.
“Lo que hace que esto sea particularmente atroz es que el rey vive generosamente en el extranjero de los fondos derivados de los impuestos y los ingresos generados por los tailandeses”, dijo Tamara Loos, profesora de estudios tailandeses y del sudeste asiático en la Universidad de Cornell.
“Además de los fondos generados por la Oficina de Propiedad de la Corona, los tailandeses pagan más de mil millones de dólares en costos generados por la monarquía para mantener los salarios del personal que trabaja en la Oficina de la Casa Real, más fondos para proporcionar seguridad real y proyectos de desarrollo”, explicó.
“Eso por sí solo es un gran conflicto de intereses: usar fondos públicos para apoyar a un monarca represivo que no parece tener en mente los mejores intereses de su población”, dijo.
Loos estima que las acciones del rey en Siam Commercial Bank, Siam Cement Group y otras propiedades tienen un valor de alrededor de US$ 40 mil millones, aunque agregó que “el monto total varía entre US$ 30 mil millones y US$ 70 mil millones” y que “el punto es que nadie realmente sabe porque eso no está sujeto al control público”.
“Gracias a la ideología real de que [el rey Bhumibol] era un hombre frugal, nadie realmente prestó atención a cómo acumulaba riqueza para él y su familia”, dijo Puangchon Unchanam, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Naresuan.
Pero la publicación de la revista Forbes de su lista de miembros de la realeza más rica a principios de la década de 2000, que incluía a la familia real tailandesa, “lo cambió todo” para los tailandeses, dijo. “De repente, algunas personas comenzaron a preguntarse cómo el rey tailandés encabezaba el ranking mundial de miembros de la realeza más ricos”, dijo. Las cuentas de la OPC “se volvieron muy incómodas”, dijo Puangchon.
“Por un lado, aún mantiene todos los privilegios políticos que ha recibido del gobierno. Por otro lado, se parece más a una empresa privada que es propiedad exclusiva del rey”, agregó.
Tamara Loos recordó que las demandas de los manifestantes para la reforma de la gestión de la riqueza del rey tenían un precedente en la era posterior al fin de la monarquía absoluta en 1932, cuando el estado tailandés dividió la Propiedad Real en aquellas propiedades que pertenecían al rey y “los considerados propiedad del estado, como los palacios, y las unidades de negocio utilizadas para financiar la institución de la monarquía, que se colocaron bajo la Oficina de Propiedad de la Corona” en 1936.
Este mes, Vajiralongkorn donó títulos de propiedad reales por un valor de alrededor de US$ 329 millones a cuatro instituciones educativas de Bangkok en una medida que reduce la presión sobre la monarquía. Idealmente, si el rey renunciara a algunos de sus poderes y activos, o aceptara las demandas de reforma de los manifestantes, “disminuiría su riqueza y poder político, pero aumentaría potencialmente el capital cultural de la monarquía como institución, que se redujo precipitadamente en términos de popularidad y respeto”, dijo Loos.
En las crecientes protestas, los manifestantes pro democracia enfatizan que buscan reformar la monarquía, no abolirla, aunque los monárquicos desconfían de ellos.
Hace apenas unos meses, criticar la monarquía de Tailandia era un tabú y pocos se atrevían a desafiar las duras leyes reales que envían a prisión a quienes critiquen al rey y a la familia real.
Ahora, después de varios meses de protestas sociales, defender la monarquía también puede generar críticas y discriminación, un cambio monumental en un reino donde la institución se ha promovido durante décadas y debe ser venerada de acuerdo con la constitución.
“Hay muchas personas que todavía aman a la monarquía y adoran a la monarquía, pero no salen”, dijo Thitiwat Tanagaroon, el gerente de un restaurante de 50 años. “Quien sale es acosado”, agregó.
“La nueva generación y los jóvenes no están interesados”, dijo el líder de la protesta, Tattep Ruangprapaikitseree, de 23 años, sobre la deferencia que las generaciones de tailandeses han mostrado por la monarquía. “Ven que son humanos, el rey es humano, no un dios”, afirmó.
Thitiwat, quien una década se unió a las protestas callejeras, vistiendo «camisas amarillas» realistas, para derrocar a un gobierno populista electo, no está de acuerdo: “La monarquía era lo único en lo que siempre tenía fe”, dijo. “Es el mismo amor que tengo por mi padre y mi madre. Para mí, la monarquía es dios”. Participó de la vigilia cuando el rey Bhumibol agonizaba y vistió de negro durante un año después de la muerte del monarca, en 2017.
Las crecientes manifestaciones contra el sistema reclaman frenos a los poderes de la monarquía, a la que los críticos acusan de incitar a la dominación militar, tomar una autoridad excesiva, gastar generosamente y permitir la represión de los críticos. Los manifestantes enfatizan que buscan reformar la monarquía, no abolirla, aunque los monárquicos desconfían de ellos. Para Thitiwat, todas las acusaciones contra el rey son mentiras y la monarquía está por encima de la política.
El surgimiento de Thitiwat como un héroe para los monárquicos se produjo cuando el rey lo elogió fuera del palacio la noche del 23 de octubre mientras se arrodillaba con miles de simpatizantes. Thitiwat dijo que el encuentro no fue organizado, como han sugerido los críticos, lloró de emoción y luego no pudo dormir. El video que publicó de la reunión se volvió viral
Pero muchos no se mostraron comprensivos. Thitiwat fue calificado de “repugnante” en las redes sociales y las calificación del restaurante donde trabajaba bajaron a 1 estrella. Su dueño recibió cientos de llamados pidiendo que lo despidieran.
Sus críticos acusaron al rey de avivar la división alabando a Thitiwat e ignorando las demandas de protesta. Una semana después, el rey dijo que los manifestantes eran «amados de todos modos», pero que no ha habido una respuesta real a sus demandas. Algunos monárquicos radicales dicen que están listos para la violencia, pero Thitiwat no ve lugar para eso: “Intentaré ser más fuerte y soportar el odio”.
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El ministro alemán de Asuntos Exteriores alemán advirtió que habrá «consecuencias» para Vajiralongkorn si adopta decisiones o gobierna desde su país, donde vive buena parte de su tiempo.
La retórica de los realistas contra las protestas prodemocráticas es agresiva: «la gente que insulta a la monarquía merece morir».
Según informó la Associated Press, miles de manifestantes desafiaron las advertencias de la policía tailandesa y marcharon hacia la embajada en un intento por atraer atención sobre el extenso período de tiempo que el rey Maha Vajiralongkorn pasa cada año en Alemania, estadías que se intensificaron desde que fue coronado en 2016. En semanas recientes, el monarca estuvo sin embargo en Tailandia para cumplir una agenda de eventos ceremoniales.
El grupo de manifestantes señaló que entregaron una carta a funcionarios de la embajada en la cual solicitaron a Alemania que investigue si el rey “ha realizado tareas políticas de Tailandia utilizando su privilegio real desde suelo alemán”. El documento indicó que tal acción podría ser considerada una violación a la soberanía territorial de Alemania e insinuó que su gobierno debe tomar en cuenta la solicitud de los manifestantes con el objetivo de traer al rey de regreso a Tailandia a fin de restaurar “el camino del país hacia una verdadera monarquía constitucional”.
La vida privada y las funciones del polémico monarca Vajiralongkorn eran un tabú, pero las crecientes manifestaciones prodemocráticas corrieron el velo.
Además de preguntar si el rey realiza sus labores oficiales desde Alemania, el documento hizo hincapié en algunos puntos por los cuales los manifestantes criticaron a Maha Vajiralongkorn en ocasiones anteriores. El gobierno alemán, por su parte, recibió las quejas de los tailandeses y el Ministro de Asuntos Exteriores Heiko Maas, respondiendo a una pregunta en el Parlamento, expresó su preocupación por cualquier actividad política que el rey tailandés pudiera estar llevando a cabo en territorio alemán.
«Claro que seguimos el comportamiento del rey tailandés», afirmó Maas, en una comparecencia ante los medios, donde fue preguntado por una presunta actuación política del monarca, lo que violaría su estatus en el país europeo. Las consecuencias, de existir ese proceder irregular, serían «inmediatas», prosiguió el ministro, citado por la Deutsche Welle.
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores se explicó reiteradamente que el rey no asume gestiones de gobierno durante sus largas estancias en Baviera, donde tiene una residencia. La cuestión salió ya a relucir unos meses atrás, cuando parte de la vida pública alemana estaba desactivada por la pandemia y había prohibición de hospedarse en el país a los viajeros procedentes de regiones de riesgo. Vajiralongkorn pasó por entonces un largo periodo en un lujoso hotel-balneario de Baviera, aparentemente para una terapia medicinal.
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La retórica de los realistas contra las protestas prodemocráticas es agresiva: «la gente que insulta a la monarquía merece morir».
Frente a las cada vez más audaces y osadas protestas de los estudiantes contra la monarquía en Tailandia, los monárquicos radicales endurecieron su discurso, con insultos, amenazas de muerte o fotos de féretros. Las imágenes violentas circulan desde hace algunos días en internet, como la de un partidario monárquico que, con un fusil automático en la mano, jura que protegerá al rey.
La retórica es también agresiva: «la gente que insulta a la monarquía merece morir», mientras que un grupo que se hace llamar «organización de recogida de basura» apela a una caza de brujas. Hay que «lanzar una operación para deshacerse de esta basura social», escribió en Facebook su fundador, el general Rienthong Nanna, «dispuesto a ir a la cárcel para defender al soberano».
En Tailandia, monarquía y nacionalismo están íntimamente vinculados. Cuestionar, criticar o insultar a la familia real, protegida por una de las más severas leyes de lesa majestad del mundo, es una aberración para una parte de la sociedad que creció bajo el reinado de Bhumibol Adulyadej el Grande, padre del monarca actual, que reinó el país durante más de 70 años.
La ONG Amnistía Internacional exigió este sábado la liberación de todos los manifestantes tailandeses todavía detenidos por expresar su oposición al Gobierno durante las últimas protestas de este mes, «criminalizadas por leyes vagas y draconianas», entre ellos los dos jóvenes considerados como líderes de las manifestaciones.
Un total de 90 personas han sido detenidas desde las marchas del 13 de octubre, 84 de ellas acusadas y solo seis en libertad sin cargos. El resto, excepto ocho personas todavía entre rejas, ha salido bajo fianza. Entre los todavía detenidos se encuentran los líderes de la protesta, los estudiantes Panusaya ‘Rung’ Sithijirawattanakul y Parit ‘Penguin’ Chiwarak.
«Las protestas en Tailandia son una prueba clara de cuánto valora la gente sus derechos a la libertad de expresión y reunión pacífica», declaró el director senior de Investigación, Promoción y Políticas de Amnistía Internacional, Rajat Khosla.
En sentido opuesto, parte de la juventud se atreve a desafiar a la poderosa y riquísima institución, pidiendo la abolición de la ley de lesa majestad, un control sobre la fortuna real y la no injerencia del rey en los asuntos políticos. Estos gestos de inéditos desafíos han sido observados en algunas de las manifestaciones prodemocracia, que congregaron hasta a 30.000 personas en Bangkok. Carteles con la inscripción «República de Tailandia» fueron entonces mostrados por militantes que no se arrodillaron al paso de una comitiva real, como lo exige la tradición secular.
El exjefe del ejército, general Apirat Kongsompong, comparó estas protestas con una «enfermedad más difícil de curar que el covid-19», mientras proliferaban insultos y amenazas de muerte de parte de ultramonárquicos, informó la agencia AFP.
Esta situación aviva los temores a actos de violencia en un reino acostumbrado a los disturbios políticos: «En cuanto la monarquía se sintió amenazada, las autoridades respondieron recurriendo a la fuerza» recordó Patrick Jory, de la universidad australiana de Queensland. En 1976, decenas de estudiantes habían resultado muertos a manos de las fuerzas de seguridad, apoyadas por milicias ultramonárquicas.
Los líderes de la protestas, muchos de ellos encarcelados, afirman que quieren «modernizarla». Del otro lado, los ultramonárquicos se muestran prudentes sobre la controvertida personalidad del actual rey, Maha Vajiralongkorn, cuyos supuestos escándalos y polémicos viajes a Europa plantean no pocos interrogantes. «Algunos no aprueban su comportamiento, pero sigue siendo el que protege los intereses garantizados por la monarquía», destaca Patrick Jory.
El monarca no comentó los acontecimientos en curso en Tailandia pero apareció varias veces en público estos últimos días, rompiendo incluso el protocolo para felicitar el viernes a uno de sus partidarios que alzó un retrato de su padre frente a los manifestantes. «Muy valiente (…) Gracias». dijo, según un video publicado en Facebook.
A diferencia de su padre, el actual monarca «tiene un estilo autoritario» y «está tomando control personal en el dinero de la corona», algo que correspondía administrar a un comité especial, dijo el antropólogo John Marston, especializado en asuntos asiáticos. Además, sostuvo que «el estilo de vida» del rey –quien vive en un hotel de Alemania– influyó en el movimiento de protesta, sumado al sentimiento de que «no está gobernando de la misma manera en que lo hacían los monarcas tailandeses en el pasado».
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El diario alemán Bild reveló que uno de los miembros de la seguridad real contrajo recientemente el coronavirus después de que el séquito real voló de regreso al país asiático.
El rey de Tailandia, Maha Vajiralongkorn, fue llevado al hospital en una visita secreta esta semana después de que uno de sus guardaespaldas dio positivo por Covid-19. El “rey playboy” fue tratado en la capital tailandesa antes de salir del hospital en la madrugada del miércoles, según reveló el periódico alemán Bild.
El periódico, que publicó numerosas historias sobre el rey Maha Vajiralongkorn, que pasa gran parte de su tiempo en Alemania, dice que uno de los miembros de la seguridad real contrajo recientemente el coronavirus después de que el séquito real voló de regreso a Tailandia. Sin embargo, no se ha revelado el motivo de la aparente hospitalización del rey y, según los informes, se pidió al personal médico que se mantuviera callado.
“El rey Vajiralongkorn fue trasladado al hospital de Bangkok alrededor de la medianoche de anoche. Se fue alrededor de dos horas después. Se ordenó al personal que guardara silencio al respecto”, reveló el periodista especializado en asuntos asiáticos Andrew MacGregor Marshall.
Agregó que el motivo de la hospitalización del rey “se desconoce”, pero informó que “a principios de esta semana uno de los guardaespaldas del séquito real, que había acompañado al rey desde Europa, dio positivo por coronavirus”. “Ninguno de los miembros del séquito real se puso en cuarentena ni tomó precauciones después de llegar en un vuelo desde Zúrich el 10 de octubre”, agregó el periodista.
Vajiralongkorn, de 68 años, regresó recientemente a Tailandia para conmemorar los cuatro años desde la muerte de su padre, el rey Bhumibol Adulyadej, muy respetado, y de su ascenso al trono. Sin embargo, la prensa europea confirmó que nadie en el numerosos séquito del rey (entre el que se encuentran decenas de mujeres que actúan como concubinas reales) cumplió con un período de aislamiento cuando el guardaespaldas real dio positivo. El séquito incluye a la esposa del rey, la reina Suthida, y su hijo y presunto heredero, el príncipe Dipangkorn, de 15 años.
El raro viaje del rey a su país coincidió con protestas contra el gobierno y enfrentamientos entre realistas y activistas a favor de la democracia en Bangkok. Algunos manifestantes tailandeses se quejan del elevado costo de la estadía del rey en Europa, así como de su larga ausencia del reino, cuando deja las decisiones más importantes del gobierno en manos del impopular primer ministro y exgolpista Prayuth Chan-o-cha. Los manifestantes también quieren reducir los poderes del rey bajo la constitución, que específicamente le permite ejercer poderes cuando está fuera de Tailandia sin nombrar un regente.
Las demandas de los manifestantes, en su mayoría jóvenes estudiantes, también incluyen la eliminación de su control directo de una fortuna real valorada en decenas de miles de millones de dólares. Por que, aunque los medios europeos cubren con frecuencia las extravagantes estadías del rey en Alemania, los medios tailandeses no publican detalles de su vida allí. Los asuntos privados de la familia real, como su fortuna, su salud, su paradero, son un tabú y el país tiene algunas de las leyes de difamación más estrictas del mundo para proteger la reputación del rey y los suyos, con sentencias de hasta 15 años por insultar a la monarquía.
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La vida privada y las funciones del polémico monarca Vajiralongkorn eran un tabú, pero las crecientes manifestaciones prodemocráticas corrieron el velo.
La enorme riqueza del rey Maha Vajiralongkorn de Tailandia, al que se atribuye una fortuna de al menos 35.000 millones de dólares (unos 29.000 millones de euros), está siendo criticada abiertamente por manifestantes antigubernamentales.
El movimiento, que sale a la calle desde hace tres meses, reclama la dimisión del primer ministro, Prayut Chan O Cha, llegado al poder por un golpe de Estado en 2014 y legitimado por controvertidas elecciones el año pasado. También osa mencionar la reforma de la poderosa y rica monarquía, un tema tabú en el país hasta hace unos meses.
La Casa Real de Tailandia es la más rica del mundo, según un estudio publicado en 2011 por la revista Forbes, que valoró su fortuna en unos 35.000 millones de dólares (unos 31.000 millones de euros), lo que la convierte en la mayor corporación tailandesa con una amplia cartera de inversiones en propiedades y empresas, informó Efe.
Según la biografía semioficial «King Bhumibol Adulyadej: A Life´s Work«, publicada en 2012, la Oficina de la Propiedad de la Corona estimaba que sólo los terrenos de propiedad real en Bangkok, más de 5.200 hectáreas, están valorados en al menos 33.000 millones de dólares (28.000 millones de euros).
Una controvertida decisión
Entonces, las propiedades y acciones en empresas como Siam Cement o Siam Commercial Bank eran gestionadas por la Oficina y no pertenecían personalmente al monarca. Sin embargo, pocos meses después de ascender al trono, el Parlamento aprobó una enmienda a la ley, según la cual la Oficina quedaba bajo la autoridad única del rey Vajilalongkorn.
El decreto suponía que la Oficina dejaba de estar exenta de pagar impuestos, pero las autoridades aprobaron nuevas exenciones impositivas el 29 de julio de 2019, coincidiendo con el cumpleaños del monarca.
Este año, el Parlamento tiene previsto aprobar un aumento del 16 % del presupuesto de la casa real hasta los 288,4 millones de dólares, lo que incluye el mantenimiento de una flota de 38 aviones y helicópteros. Un polémico incremento en medio de una recesión económica debido a la pandemia en Tailandia, cuya economía está previsto que caiga este año más del 8 %.
El rey Maha Vajiralongkorn no comentó directamente las manifestaciones, inéditas en un país donde la realeza es considerada casi sagrada. Pero declaró en la televisión pública que Tailandia «necesita un pueblo que ame su país, un pueblo que ame la institución» que representa la monarquía.
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Los estudiantes tailandeses piden de forma cada vez más enérgica una reforma de la Monarquía y de la Constitución con severas críticas al rey Vajiralongkorn.
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Los estudiantes tailandeses entregaron este domingo una carta a la Casa Real tailandesa en la que piden una reforma de la institución, un nuevo gobierno y cambios en la Constitución tras a histórica movilización del sábado, en la que cientos de miles de personas salieron a manifestarse en Bangkok. Durante los últimos meses el país ha sido escenario de protestas a favor y contra el Gobierno y la monarquía a pesar de las restricciones por la pandemia de coronavirus. La monarquía ha sido tabú durante años en la política tailandesa y está protegida por leyes como la de difamación o lesa majestad que castiga con hasta 15 años de cárcel a los infractores.
«El fin de semana pasado fuimos testigos de un momento crucial en la historia de Tailandia. Ese fue el comienzo del colapso del nuevo poder real, que ha estado tratando de generar turbulencias e intervenir en el gobierno democrático durante décadas”, escribió el periodista Andrew MacGregor Marshall.
“Las protestas que tuvieron lugar en Bangkok y en muchos países del mundo el sábado fueron fenomenales”. Para el experto las manifestaciones constituyen “la cuenta regresiva para un momento en que la monarquía y los militares debían reformarse y dejar de interferir en la política”. “Millones de tailandeses cuestionan el papel de la familia real tailandesa. Decenas de miles de personas asistieron a las protestas durante el pasado fin de semana. Y millones de personas más usan las redes sociales para criticar la codicia del Estado por encima de la ley y la corrupción de la familia real”.
El primer ministro, Prayuth Chan Ocha, llegó al poder mediante un golpe de Estado en 2014 y lideró la junta militar durante cinco años, refrendando posteriormente su cargo en las elecciones parlamentarias de 2019. Sin embargo, la actual Constitución fue introducida por la junta militar, así como la ley electoral, lo que favoreció la vuelta al poder del general retirado en los últimos comicios celebrados en Tailandia.
Uno de lo líderes de la marcha de este domingo, Parit Chiwarak, ha denunciado que el primer ministro, Prayuth Chan Ocha, actúa solo en defensa de la Monarquía y ha argumentado que es más efectivo entregar la carta en Palacio que al Gobierno. «¿Si tu vecino tiene un perro y te molestan sus ladridos, le pedirías al perro que dejase de ladrar o le dirías a su amo que le ponga un bozal?», ha apuntado. «¿Quieres discutir con el perro o con su dueño?», ha afirmado Parit ante la multitud concentrada frente al palacio real. «¡Con su dueño!», ha respondido la gente congregada.
Parit recordó la convocatoria de una nueva concentración el próximo jueves para pedir la redacción de una nueva constitución y ha recordado la huelga general convocada para el 14 de octubre en el aniversario del levantamiento popular de 1973 que fue brutalmente reprimido. Mientras, el primer ministro Prayuth ha agradecido este domingo tanto a los manifestantes como a los más de 10.000 policías desplegados por evitar cualquier tipo de violencia, ha explicado un portavoz del Gobierno, Anucha Burapachaisri.
El sábado unas 200.000 personas salieron a la calle en Bangkok, según cifras de los convocantes, 20.000 según la Policía. Las protestas están impulsadas fundamentalmente por el Frente Unido por la Democracia y Contra la Dictadura (UDD), los ‘camisas rojas’, que tras años de escasa actividad ha decidido que es el momento de mostrar su apoyo a las manifestaciones antigubernamentales.
Las protestas antigubernamentales, las más importantes desde el golpe de Estado militar de 2014, han seguido adelante a pesar de que las autoridades advirtieron la semana pasada de que no permitirían estas manifestaciones. Demandan una nueva Constitución para impedir así que aquellos que llegan al poder mediante golpes de Estado permanezcan durante largos periodos de tiempo al frente del Ejecutivo.
Mientras el país caía en recesión, la corte de Vajiralongkorn adquirió una flota de 38 aviones y helicópteros.
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La familia real de Tailandia acumuló una flota del tamaño de una aerolínea de 38 aviones y helicópteros, según reveló una figura de la oposición líder después de emprender una investigación sin precedentes sobre los gastos del rey Maha Vajiralongkorn, la familia real y la corte. Thanathorn Juangroongruangkit hizo la revelación mientras Tailandia lucha contra una profunda recesión económica causada por la pandemia de Covid-19, y unos días antes de una manifestación planificada por manifestantes estudiantiles que están rompiendo tabúes de larga data al cuestionar el gasto real.
«La gente está furiosa por esto, especialmente cuando se mira la macroeconomía», dijo Thanathorn al Financial Times. «Se prevé que el crecimiento del PIB de Tailandia sea un 8% negativo en el mejor de los casos este año, por lo que necesitamos todos los recursos que tenemos para gastar en la recuperación». Thanathorn era líder de Future Forward , un partido de oposición respaldado por jóvenes que se convirtió en el tercero más grande en el parlamento después de las elecciones del año pasado hasta que en febrero de este año el gobierno lo disolvió.
Los parlamentarios del partido se reagruparon bajo el nombre Move Forward y comenzaron a investigar públicamente los gastos de la monarquía. Según un inventario de aviones presentado por el primer ministro Prayuth Chan-ocha, la flota real incluye cuatro aviones comerciales Boeing y tres Airbus, tres Sukhoi Superjet 100 de fabricación rusa, cuatro Northrop F5-E ligeros, aviones de combate y 21 helicópteros, incluidos tres que entrarán en servicio el próximo mes. Los costos de mantenimiento, combustible, apoyo en tierra y otros costos de la flota totalizan casi US$ 64 millones, según el documento revelado por Financial Times.
El rey Vajiralongkorn, que vive en Alemania con un séquito femenino pero suele regresar a su país esporádicamente, consolidó el funcionamiento de su consejo privado, la oficina de la casa real y la oficina de seguridad real en una sola oficina real, que según cifras oficiales tiene un presupuesto miles de millones para el próximo año fiscal, una cifra que ha aumentado más del 100% desde 2018. Move Forward solicitó detalles de este gasto a la oficina de presupuesto del gobierno, pero no hubo respuestas: “Es dinero de los contribuyentes, por eso tiene que ser transparente”, lamentaron. «Estas cosas no son transparentes».
Durante la crisis causada por el coronavirus, el rey Vajiralongkorn estuvo en gran parte ausente de su reino, sobrellevando su vida en un resort de lujo en los Alpes bávaros. El monarca, de 66 años, disfruta de un permiso especial para residir en el Hotel Sonnenbichl en Garmisch-Partenkirchen y según las autoridades locales el hotel no está abierto para alojamiento normal. El rey y su séquito (en el que se calcula hay una veintena de “concubinas”) tienen un permiso especial porque son un «grupo único y homogéneo de personas sin fluctuaciones».
El rey es conocido por su comportamiento excéntrico. Sucedió oficialmente a su padre en el trono en octubre de 2016 y fue coronado durante una magnífica ceremonia en mayo de 2019. En lugar de seguir los pasos de su padre, que era venerado por muchos tailandeses, Vajiralongkorn a menudo se ve envuelto en escándalos.»El comportamiento del rey durante la crisis del coronavirus ha sido un desastre para la reputación de la monarquía tailandesa», dijo el periodista y activista Andrew MacGregor Marshall, y agregó que el rey es un «monarca atribulado, sádico y autoritario que no debería tener lugar en el siglo XXI».
Marshall, el autor del libro «Un reino en crisis» -censurado en Tailandia-, puede decir lo que quiera sobre el rey Vajiralongkorn pero en el país asiático este tipo de críticas sería severamente castigada bajo una draconiana ley de lesa majestad, que prohíbe cualquier declaración u opinión despectiva sobre el rey y la familia real. Cualquiera que viole la ley enfrenta hasta 15 años de prisión.
El rey de Tailandia, Maha Vajiralongkorn, ha indultado a una de sus concubinas, a la que encarceló en 2019. Una vez liberada, Sineenat Wongvajirapakdi fue en avión a Alemania para reintegrarse en el harén del monarca, con el que ha pasado gran parte de la pandemia en el país teutón.
En 2019 Sineenat Wongvajirapakdi fue nombrada consorte real durante un acto solemne que se celebró para conmemorar el 67 cumpleaños del rey, quien previamente se había casado con su cuarta esposa, la reina Suthida. Era la primera vez en casi un siglo que un monarca tailandés concedía ese nombramiento.
Sineenat se entrenó como pilota, sirvió en una unidad real de guardaespaldas y en 2019 fue elevada al rango de mayor general. Sin embargo, al poco tiempo cayó en desgracia y fue despojada de todos sus títulos por «deslealtad» y una supuesta «ambición» de igualar su posición a la de la reina, informa el periódico alemán Bild.
Sus acciones demostraron que «no honra al rey y no entiende la tradición real… sus acciones son para beneficiarse a sí misma», señaló un comunicado oficial citado por el medio.
Aparentemente desde aquel entonces la exconsorte, también conocida como Koi Wongvajirapakdi, había estado en la prisión de máxima seguridad Bang Kwang, en la que, según varios informes, están recluidas unas 1.000 personas condenadas a muerte, y donde en 2018 Tailandia llevó a cabo la primera ejecución en casi una década.
El rey fue personalmente al aeropuerto de Múnich para recogerla una vez que su avión aterrizó. Tras haberse reunido con Sineenat Wongvajirapakdi el monarca y sus súbditos fueron directamente al Grand Hotel Sonnenbichl, situado en el balneario alemán de Garmisch-Partenkirchen.
A principios de 2020 los medios informaron de que su majestad reservó todo el cuarto piso, que incluye una «habitación de placer» y está adornado con «tesoros y antigüedades» de Tailandia. Se cree que sus concubinas, bautizadas como «soldadas para el sexo» forman parte de una unidad parecida a la militar.
En su patria el monarca se enfrentó a críticas a pesar de que está protegido por una de las leyes de difamación más duras de todo el mundo. Esta legislación prevé penas de hasta 15 años de reclusión por este tipo de crimen.
Sin embargo, dicho castigo no ha logrado evitar que algunas personas se manifiesten en su contra. Un hashtag que se traduce como ¿por qué necesitamos un rey? se hizo popular en Tailandia después de que un activista extranjero publicase un mensaje sobre las actividades de Vajiralongkorn en Alemania.
Quienes critican al monarca exigieron que se revocase una orden de 2019 que transfería dos unidades del Ejército tailandés bajo su mando personal, además de una ley de 2017 que le otorga el control total sobre las extensas propiedades de la corona. Se estima que la riqueza del rey, que ha pasado gran parte de su tiempo en Europa, asciende a 30.000 millones de dólares.
Miles de tailandeses participaron estos días en marchas sin precedentes en contra la monarquía. Los manifestantes, muchos jóvenes estudiantes, critican al rey Rama X y exigen cambios democráticos en el gobierno, dirigido por Prayut Chan-O-Cha, que llegó al poder mediante un golpe de Estado en 2014, lideró la junta militar durante cinco años, y se convirtió en primer ministro tras las elecciones de 2019. La monarquía es la institución más venerada del país y se la considera más allá de toda censura, protegida por estrictas leyes contra la difamación, pero el cuestionamiento de su posición ha aumentado en los últimos años.
Sobre este tema conversé con Andrew MacGregor Marshall, periodista experto en asuntos de Asia y Oriente Medio y autor del libro censurado en Tailandia ‘A Kingdom in Crisis’. Cree que Rama X “nunca se ha esforzado por realizar la mayoría de los deberes reales y ha vivido en Alemania desde 2007, pero el hecho de que viviera en el extranjero con un gran harén durante la pandemia del coronavirus ha enfurecido a muchos tailandeses”. Afirma que el gobierno “dejó de utilizar la ley de lesa majestad para atacar a los críticos de la monarquía, pero esto no significa que la situación haya mejorado”, ya que ahora “son objeto de otras leyes, por lo general, delitos informáticos y leyes de sedición”. En ese contexto, “varios disidentes tailandeses que vivían en el exilio han sido secuestrados y asesinados”.
La vida privada del rey Rama X es objeto de vergüenza para muchos. Mientras el coronavirus golpeaba Tailandia, el rey se hospedó en un resort de lujo en Alemania acompañado por una veintena de mujeres, según reveló la prensa alemana. En este contexto, el descontento sobre la monarquía ha crecido y por primera vez el rey, heredero de una dinastía considerada casi divina, enfrenta críticas: “Los manifestantes dicen que la monarquía y el ejército se han entrometido en la política durante décadas y exigen que se ponga fin a esto. Quieren la reforma de la monarquía y el fin de los golpes militares”, explica el experto, quien advierte: “La monarquía ahora enfrenta un colapso sin precedentes en el apoyo público”.
El tabloide alemán Bild agrega detalles escalofriantes sobre la violencia y la crueldad mostradas por Rama X a todo su personal.
Mientras el rey Rama X de Tailandia y un centenar de sirvientes -entre ellos, veinte mujeres de su “harén”- atraviesa la pandemia del coronavirus en el lujoso «Grand Hotel Sonnenbichl», en los Alpes bávaros, la prensa alemana destapó esta semana que la vida de la corte tailandesa no es tan idílica como podría imaginarse. Los miembros de la corte son catogados con latigazos, amenazas y acoso «a menudo por razones totalmente insignificantes», reveló el tabloide alemán Bild, que agrega citando a un funcionario anónimo: «Si el rey no lleva a cabo el castigo él mismo, la medida debe ser filmada y el video debe serle enviado». “Observa los videos con placer”, dice.
Dependiendo de la gravedad del”delito” cometido, Rama X otorga cintas negras a sus cortesanos, cuyo significado es trágicamente preciso, según el periodista especializado en asuntos tailandeses Andrew MacGregor Marshall, entrevistado en el diario alemán: “Una cinta significa un mes en un campo de prisioneros, dos son tres meses y tres son nueve meses” , la mayoría de los cuales deben cumplirse dentro de la prisión de Dhaveevatthana, el vasto palacio del rey en Bangkok. Muchos familiares del rey, en desgracia, terminaron sus días allí en condiciones misteriosas, informó el Japan Times en 2017.
En Alemania, según MacGregor Marshall, las víctimas no se atreven a quejarse ante la policía local por temor a que sus familias sean castigadas a su regreso a Tailandia. Y en cualquier caso, Vajiralongkorn disfruta, como cualquier jefe de estado extranjero, de una inmunidad diplomática casi imposible de levantar, lo que le asegura su tranquilidad. Una tranquilidad relativa, ya que los críticos internacionales están cuestionando con cada vez más fuerza su lujoso y provocativo exilio en Alemania mientras el país europeo atraviesa la cuarentena total y mientras Tailandia afronta la mortal pandemia.
“En la Unión Europea, se prohíbe la entrada estricta de ciudadanos no comunitarios. Los particulares y los turistas deben quedarse en casa. Sin embargo, esto no se aplica al rey tailandés”, reclama Bild, ante lo cual la cancillería tailandesa respondió que “el rey tailandés se encuentra en una estancia privada en Alemania”, y que llegó a Alemania en un “vuelo privado”. Miles de tailandeses enojados expresaron sus críticas en Twitter y Facebook con la etiqueta “¿Para qué necesitamos un rey?”, arriesgándose a ser detenidos por la policía, de acuerdo con la draconiana ley de lesa majestad, que exige una pena de prisión para cualquiera que insulte o critique a la monarquía, figura sacrosanta del establishment tailandés.
“Esta pandemia no es culpa de nadie”, dijo Rama X al rendir homenaje a sus antepasados por el día de la Dinastía Chakri.
Maha Vajiralongkorn de Tailandia volvió a su país este lunes desde Alemania, donde reside gran parte del tiempo, por el aniversario del inicio de su dinastía, Chakri, en su primera visita desde que se impuso el estado de emergencia para contener la pandemia de COVID-19 el pasado 26 de marzo. El rey aterrizó por la mañana en Bangkok acompañado de su esposa, la reina Suthida, y ambos se reunieron con el primer ministro, Prayut Chan-ocha, y el jefe de las Fuerzas Armadas, Apirat Kongsompong, en una ceremonia en la que el monarca entregó donaciones de material sanitario para hacer frente al coronavirus, informó Efe.
«Esta pandemia no es culpa de nadie. El Gobierno debe solucionar el problema entendiendo sus causas. Es necesario establecer un sistema y comunicarlo al pueblo para que lo entienda bien», dijo Vajiralongkorn en la ceremonia, cuyas imágenes fueron retransmitidas por televisión en el boletín dedicado diariamente a las actividades de la casa real. Durante el día, el monarca rindió homenaje a su padre, el rey Bhumibol Adulyadej, fallecido en 2016, y a Rama I, fundador de la dinastía Chakri, de la que Vajiralongkorn es el décimo monarca y que dio comienzo en 1782.
La llegada del rey desde Alemania coincide con la decisión del Gobierno de extender hasta el 18 de abril la prohibición de que aterrice cualquier avión comercial en el país procedente del extranjero, que ya había sido aprobada el sábado para evitar los contagios de COVID-19. Vajiralongkorn, de 67 años y conocido por pasar largas temporadas en Alemania y por su afición a pilotar aviones, fue coronado el año pasado, tras el fallecimiento de su padre, el rey Bhumibhol, al que gran parte de los tailandeses reverenciaba como el padre de la nación y como una figura prácticamente semidivina, cuya inmensa popularidad no ha heredado el actual monarca.
Hace dos semanas, miles de internautas tailandeses protestaron contra el rey en Twitter con la etiqueta #¿Paraquénecesitamosunrey? por su papel durante la pandemia, una expresión de descontento sin precedentes que supuso un desafío a la ley de lesa majestad tailandesa, una de las más duras del mundo y que castiga con hasta 15 años de cárcel las críticas al monarca. Los usuarios acusaron a Vajiralongkorn, que a diferencia de otros reyes no ha hecho ninguna declaración pública sobre la crisis, de no preocuparse por los pacientes del coronavirus en Tailandia, que ascienden a 2.220 casos, de los cuales han fallecido 26.
Vajiralongkorn, quien ascendió al trono en 2016, es acusado por miles de internautas de no preocuparse por los afectados del coronavirus, que superan ya los 720 casos en su país.
Con la consigna “¿Para qué necesitamos un rey?”, un enorme número de tailandeses critica al rey Vajiralongkorn de Tailandia, en la red social Twitter por su papel en medio de la pandemia del coronavirus. La polémica etiqueta supone un desafío a la ley de lesa majestad tailandesa, que castiga con hasta 15 años de cárcel las críticas al monarca, pese a lo cual recibió más de un millón de tuits solo el domingo y continúa generando reacciones este lunes. El actual monarca, de 67 años, no ha heredado la popularidad de su progenitor, al que gran parte de los tailandeses reverenciaba como el padre de la nación y casi como una figura semidivina, y pasa largas temporadas fuera de Tailandia.
Este desafío a la institución surgió después de que un profesor exiliado en Francia, Somsak Jeamteerasakul, publicara en la red social que el rey estaba «aburrido» en Alemania y había viajado en su avión privado desde Munich a Hamburgo en medio de la pandemia. Los usuarios compartieron unas polémicas fotos del rey en camiseta de tirantes y con tatuajes, que fueron difundidas en 2016 fuera del país y desde entonces fueron censuradas por los medios en Tailandia. También acusan a Vajiralongkorn, quien ascendió al trono en 2016, de no preocuparse por los afectados del coronavirus, que superan ya los 720 casos.
El Centro contra las Noticias Falsas de Tailandia y el ministro de Economía y Sociedad Digital, Puttipong Punnakanta, advirtieron a través de Twitter y su cuenta de Line que compartir noticias y fotos falsas es un delito, sin referirse expresamente a la polémica causada por las críticas al monarca. Puttipong también publicó el domingo una noticia sobre la donación por parte del rey de equipamiento para luchar contra el Covid-19. Bajo el mando de Vajiralongkorn aumentó el control financiero y de seguridad de la Casa Real con respecto al reinado de su padre, el rey Bhumibol Adulyadej, figura emblemática y adorada fallecida en 2016.
El tag #Caravanareal fue tema destacado en Twitter en lengua tailandesa en octubre, cuando numerosos usuarios se quejaron por quedar retenidos durante horas en el centro de la capital.
La corte de Rama X, coronado este año, atraviesa momentos críticos: después de ser expulsada la concubina real, una decena de funcionarios cayó por actos impropios.