El príncipe Akishino de Japón, hermano menor del emperador Naruhito, finaliza esta semana los rituales que marcan su consagración como heredero del Trono del Crisantemo.
El pasado miércoles, el príncipe heredero y su esposa, la princesa Kiko, viajaron unos 800 kms en automóvil para visitar el santuario de Ise (prefectura de Mie), el mausoleo del emperador Jimmu (Nara) y las tumbas de los emperadores Komei y Meiji (Kioto).
Siguiendo la tradición imperial, en estas ceremonias el príncipe Akishino informó a los espíritus de sus ancestros la finalización de los rituales “Rikkoshi-no-Rei”, que lo proclamaron primero en la línea de sucesión al trono.
El último escenario de los rituales será en el barrio de Hachiji, en Tokio, donde el príncipe Akishino y la princesa Kiko visitarán los mausoleos del emperador Showa y el emperador Taisho (abuelo y bisabuelo del príncipe, respectivamente) en el cementerio imperial Musashi.
“El panel se estableció en respuesta a una resolución no vinculante del parlamento en 2017 que pedía al gobierno que intensificara el debate después de que el entonces emperador Akihito expresó su deseo de abdicar debido a la vejez”, informó Japan Times.
El panel de seis miembros escuchará a expertos en varios campos y tiene como objetivo llegar a una conclusión para los próximos meses, momento en el que presentará sus hallazgos a la Dieta.
“El tema que están discutiendo es un asunto importante en relación con la base de la nación”, dijo el primer ministro Yoshihide Suga al comienzo de la reunión. “Espero que escuche una variedad de opiniones y las ordene de una manera que sea fácil de entender”.
El comité de expertos se formó en medio de una creciente preocupación por el número cada vez menor de miembros de la familia imperial y lo que eso significa para el futuro del Trono del Crisantemo. Estará formado por el ex presidente de la Universidad de Keio, Atsushi Seike, Tetsuro Tomita, presidente de East Japan Railway Co., y Mayumi Ohashi, profesora de derecho en la Universidad de Sophia, entre otros.
Según un funcionario del gobierno nipón, citado por Japan Times, el comité consultará a un total de unos 20 expertos para que den su opinión sobre el tema.
El preocupante asunto de la sucesión al trono
Bajo la sucesión imperial patrilineal de Japón, solo masculina, el emperador Naruhito, de 61 años, solo tiene tres herederos: su hermano, el príncipe heredero Akishino, de 55, su sobrino, el príncipe Hisahito, de 14, y su tío, el príncipe Hitachi, de 85. El emperador y la emperatriz Masako tiene una hija, la princesa Aiko, de 19 años.
El panel acordó preguntar a los expertos sobre 10 puntos clave, incluida su posición sobre la inclusión de miembros imperiales femeninos o matrilineales en la línea de sucesión, la regla actual que exige que las mujeres que se casan con plebeyos abandonen su estatus imperial y la adopción de herederos varones de antiguas ramas de la familia imperial.
El público japonés está cada vez más a favor de permitir que una mujer ascienda al trono, y el 85% de los encuestados en una encuesta de Kyodo News realizada la primavera pasada apoya la medida. Pero los conservadores del gobernante Partido Liberal Democrático son reacios a realizar cambios significativos en las reglas sobre la sucesión imperial.
El sistema imperial de Japón se remonta al siglo V y ha habido ocho mujeres monarcas entre los siglos VI y XVIII. Pero ninguno de ellos era de ascendencia femenina. La ley actual entró en vigor en 1947.
Las reglas sucesorias vigentes en la monarquía japonesa, que solo permiten a los hombres ascender al Trono del Crisantemo, debe ser una “prioridad” en las discusiones sobre cómo lograr una sucesión imperial estable, manifestó el primer ministro Yoshihide Suga.
“En las circunstancias actuales, se debe dar prioridad a la sucesión sólo masculina”, dijo Suga en un programa de radio transmitido por Nippon Broadcasting System, refiriéndose a la larga tradición de sucesión masculina.
A los largo de 2.600 años, Japón tuvo 126 emperadores, salvo las excepciones de siete mujeres que gobernaron como regentes de familiares cercanos que estaban incapacitados para reinar. Ley de la Casa Imperial de 1947 establece que solo los varones en línea paterna pueden ascender al Trono del Crisantemo.
Actualmente, solo tres hombres están habilitados para remplazar al emperador Naruhito, de 60 años, quien solo tiene una hija mujer. El príncipe heredero es el hermano menor del emperador, el príncipe Akishino, de 55 años, y la línea sucesoria se completa con su hijo Hisahito, de 14, y el tío del emperador, el príncipe Hitachi, de 85 años.
El actual gobierno dijo que mantendrá un debate sobre cómo asegurar una sucesión imperial “estable” luego de los llamados del Parlamento para abordar el problema. La medida se produce en medio de preocupaciones de que la familia imperial podría quedarse sin herederos: en el futuro, la responsabilidad de perpetuar a la dinastía reposará únicamente en el príncipe Hisahito.
El Parlamento pidió al gobierno crear un comité de expertos para analizar las posibilidades para impedir que la familia imperial se “extinga” en las próximas décadas, pero la administración de Suga está retrasando el debate. En una encuesta de Kyodo News realizada el año pasado, el público japonés mostró su apoyo a que las mujeres asciendan al trono.
Los esfuerzos del gobierno de Japón para asegurar una sucesión al trono establehan tardado en despegar, y posiblemente pase un buen tiempo antes de que comience a debatirse el asunto, posiblemente después de las próximas elecciones generales de octubre de 2021.
Según la prensa, el gobierno está mostrando “renuencia” a afrontar la situación mientras la familia imperial sigue envejeciendo y reduciéndose en cantidad de miembros. “Solo una administración estable puede actuar en asuntos relacionados con la familia imperial. La administración de Suga no puede por ahora”, dijo un funcionario.
El gobierno nipón está buscando establecer un comité de expertos para discutir el tema el próximo año, poniendo sobre la mesa la posibilidad de permitir que las mujeres de la familia imperial y sus hijos tengan derecho de sucesión al Trono del Crisantemo.
Según la prensa, el primer ministro se muestra “renuente” a afrontar la situación mientras la familia imperial sigue envejeciendo y reduciéndose en cantidad de miembros.
El primer ministro Yoshihide Suga apoya el sistema actual que prohíbe que las mujeres de la familia imperial tengan derecho de sucesión al trono y en un comunicado emitido a medios de comunicación dijo que el tema “debe ser discutido con cuidado”, dada la importancia del sistema que se ha mantenido desde hace tantos siglos.
Sobre la preocupante disminución del número de miembros de la familia imperial como resultado del matrimonio de las princesas, Yoshihide Suga también señaló la necesidad de “suficiente análisis, consideración y procedimientos cuidadosos para ganar la comprensión de la gente”.
El gobierno de Suga había prometido abordar el asunto después de la proclamación del príncipe Akishino como heredero el trono, ritual que se celebró el pasado 8 de noviembre, pero una fuente cercana al primer ministro dijo al Japan Times: “El momento es dudoso. Puede ocurrir después de las elecciones a la Cámara Baja «.
El citado periódico afirma que el gobierno “no tiene prisa” porque el príncipe Hisahito, el único hijo varón de Akishino, solo tiene 14 años. “Algunos en la Oficina del Primer Ministro dicen que no es necesario llegar a una conclusión sobre el tema hasta dentro de algunos años”, afirma la agencia de noticias Jiji.
Desde el inicio e la pandemia, el emperador emérito vive con su esposa, Michiko, en la Residencia Imperial de Takanawa, su hogar temporal.
El ex emperador de Japón, Akihito, cumplió 87 años el miércoles 23 de diciembre, después de haber pasado gran parte del año tranquilamente en su residencia de Tokio en medio de la nueva pandemia de coronavirus.
Se trata del segundo cumpleaños que vive como Emperador Emérito desde que dejó el Trono del Crisantemo en abril del año pasado cuando se convirtió en el primer monarca japonés en abdicar en unos 200 años.
La casa imperial informó con motivo del cumpleaños que Akihito se abstuvo de salir a la calle excepto para visitar el Palacio Imperial y no ha aceptado visitantes desde el inicio de la crisis sanitaria mundial.
Por el contrario, el emperador pasó gran parte de su tiempo realizando investigaciones sobre peces gobio en un instituto de investigación biológica dentro del Palacio Imperial en el centro de Tokio y escribiendo una tesis sobre una especie que se encuentra en el sur de Japón.
En marzo, Akihito y la ex emperatriz Michiko, su esposa desde hace 61 años, abandonaron el Palacio Imperial de Tokio después de 27 años de vivir allí para instalarse temporalmente en la Residencia de Takanawa, en el primer paso para cambiar de residencia con el emperador Naruhito y su familia.
A lo largo de la pandemia, los emperadores eméritos disfrutaron de realizar largas caminatas diarias por la propiedad, informó la Agencia de la Casa Imperial.
El ex emperador ha mostrado interés en la «nueva normalidad» mientras la sociedad lidia con la pandemia de coronavirus, dijo la Agencia. Con frecuencia durante estos meses ha recibido informes de un médico experto sobre las características del nuevo virus y cómo se compara la epidemia actual con la pandemia de gripe española de hace unos 100 años, agrega el informe de la Agencia.
Japón ha salido relativamente bien parado desde el inicio de la pandemia, con más de 201.000 infecciones y más de 2.800 muertos a nivel nacional, estadísticas bajas si se comparan con las de otros países. Pero el número de infecciones diarias de covid-19 está en fuerte aumento desde noviembre. Tokio, que ahora teme por un colapso de sus hospitales, estuvo en las últimas semanas batiendo récords de nuevos casos.
Dividido entre conservadores y progresistas, el gobierno está considerando crear un nuevo sistema que permita a las mujeres conservar un rango dentro de la Casa Imperial.
El gobierno de Japón anunció está considerando crear un nuevo título honorífico para las mujeres de la Familia Imperial que pierden su estatus imperial después del matrimonio, de forma que puedan participar oficialmente en las actividades públicas de la corte.
Desde hace varios años, las preocupaciones de que el número de miembros de la familia imperial se reduzca aún más en el futuro están creciendo, ya que eso provocará que menos personas realicen tareas públicas encomendadas por el Gobierno.
Bajo la Ley de la Casa Imperial de 1947, solo los hombres de la familia imperial -hijos de emperadores y de príncipes imperiales- pueden ascender al trono, mientras que las mujeres de la familia que se casan con plebeyos deben abandonar la familia imperial.
La princesa Aiko, la hija del emperador Naruhito y la emperatriz Masako, así como las hijas del príncipe heredero Akishino, Mako (28) y Kako (26), se encuentran entre los miembros de la familia imperial que recibirían el nuevo título después del matrimonio. La exprincesa Sayako, la hermana menor del emperador que dejó la casa imperial al casarse con un plebeyo en 2005, también tendría derecho, según las fuentes.
El plan que se está lanzando para otorgar el título honorífico “kōjo” (mujer imperial) a las mujeres casadas de la familia imperial también es una alternativa para permitirles retener el estatus de miembro de la familia imperial. La creación del nuevo título se considera más fácil de aceptar para los conservadores que están en contra de permitir que las mujeres tomen el trono o que las mujeres casadas permanezcan en la casa imperial, informó el diario Japan Times.
El gobierno se enfrenta a una necesidad imperiosa de decidir cómo garantizar una sucesión imperial estable, dado que actualmente solo hay tres herederos, el príncipe heredero Akishino, de 54 años, su hijo de 14 años, el príncipe Hisahito, y el tío del emperador, el príncipe Hitachi, de 84 años. Por eso, se cree que la nueva idea “puede ganar apoyo más allá de las líneas partidistas”, según dijo una persona cercana al primer ministro Yoshihide Suga, citada por el periódico.
El hijo menor de los ex emperadores Akihito y Michiko asumió el título de “Koshi denka” en un ritual ancestral celebrado en Tokio.
El príncipe Akishino de Japón, fue formalmente declarado Príncipe Heredero de la Era Reiwa en una ceremonia en Tokio este 8 de noviembre.
El evento, que estaba programado para el 19 de abril y se pospuso debido a la pandemia del coronavirus, tuvo lugar casi 18 meses después de que el príncipe fuera ascendido al primer lugar en la sucesión al trono tras la entronización de su hermano mayor, Naruhito.
El ascenso del príncipe Akishino al rango de “Koshi denka” (heredero) entierra definitivamente las esperanzas de una gran mayoría de japoneses que prefería ver como futura emperatriz a la princesa Aiko, hija de Naruhito y de la emperatrz Masako.
Vestido con una túnica de color naranja, el príncipe de 54 años se presentó en el ritual «Rikkoshi Senmei no Gi» (ceremonia de proclamación del príncipe heredero) en el Salón Matsu no Ma, el espacio más amplio del Palacio Imperial de Tokio, ante unas 50 personas, incluidas miembros de la familia imperial y funcionarios del gobierno. Su esposa, la princesa heredera Kiko, de 54 años, también participó del ritual.
Las ceremonia fue similar a los rituales de Rittaishi no Rei que se celebraron en 1953, cuando Akihito fue declarado príncipe heredero, y los de 1991 cuando el actual emperador fue proclamado como tal. Pero a diferencia de sus antecesores, Akishino no asumió el título de “Kotaishi” -que utilizan los hijos del emperador- sino el de “Koshi”, destinado a los herederos que no son hijos de los emperadores reinantes.
Tras los discursos del emperador Naruhito, de 60 años, y del príncipe heredero, el primer ministro Yoshihide Suga ofreció un mensaje de felicitación similar al que se dio en octubre de 2019 durante la entronización del emperador.
El número de asistentes a la ceremonia, de aproximadamente 15 minutos de duración, se redujo significativamente de los 350 inicialmente planeados a raíz del brote de coronavirus en el país. Los banquetes imperiales y el desfile por las calles de Tokio también se cancelaron.
El príncipe heredero Akishino heredó una espada imperial transmitida por los sucesivos príncipes herederos nipones como símbolo de su nuevo estatus y será recibido en audiencia por los emperadores en la ceremonia “Choken no Gi”, que se llevará a cabo el domingo por la tarde después de la proclamación.
El emperador Naruhito, de 60 años, cuenta actualmente con otros dos presuntos herederos además de su hermano: su sobrino de 14 años, el príncipe Hisahito, y su longevo tío el príncipe Hitachi, de 83 años.
Las mujeres de la familia real están impedidas de reinar en consecuencia de la Ley de la Casa Imperial impuesta después de la II Guerra Mundial, y pierden su estatus imperial cuando contraen matrimonio. Tampoco pueden transmitir derechos sucesorios a sus hijos ni ejercer como regentes, cosa que sucedió diez veces a lo largo de la historia nipona hasta el siglo XVIII.
Prohibido estrictamente copiar completa o parcialmente los contenidos de MONARQUIAS.COM sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original. Puede encontrarnos en Facebook o Instagram.
Reconocido por su franqueza, no es el futuro monarca que muchos japoneses quisieran tener, pero su presencia se convirtió en indispensable para una monarquía en peligro de extinción. ¿Quién es realmente el príncipe?
El nuevo príncipe heredero nipón, Fumunito, también conocido como Akishino, que será formalmente declarado heredero de la Era Reiwa en una ceremonia en Tokio este 8 de noviembre, es conocido como uno de los miembros más francos de la familia imperial, y a menudo expresa sus puntos de vista sobre cómo debería estar la familia en los tiempos modernos. El príncipe también es conocido por su interés en los animales, habiendo investigado la domesticación de pollos, entre otros temas.
Nacido el 30 de noviembre de 1965, Fumihito es el hijo menor del emperador emérito Akihito y la emperatriz emérita Michiko y era conocido como el príncipe Aya cuando era joven. Asistió a la escuela primaria de la Universidad de Gakushuin al igual que su hermano y muchos otros miembros de la familia imperial, y avanzó a su escuela secundaria y secundaria antes de ingresar a la Facultad de Derecho de la universidad, Departamento de Estudios Políticos.
Después de graduarse de la universidad en 1988, fue a Gran Bretaña para estudiar en la Escuela de Graduados de Zoología en el St. John’s College de la Universidad de Oxford y regresó a Japón en 1990, escribió el Japan Times en un reciente perfil del príncipe.
Boda imperial con una plebeya
La noticia del compromiso de Fumihito en agosto de 1989 sorprendió a muchos en Japón, ya que fue solo siete meses después de la muerte de su abuelo, el emperador Hirohito. La noticia llegó mientras la familia imperial cumplía un año de luto y Fumihito estudiaba en Gran Bretaña. Su compromiso, después de una relación de cuatro años también ocurrió antes que el de su hermano mayor, al que le costaba encontrar una esposa, y el interés de los medios significó que eclipsó a Naruhito por primera vez.
La corte consideró que una boda sería inapropiada durante el período de duelo, pero decidió que un anuncio no oficial era aceptable. Después de regresar de dos años de estudios en Gran Bretaña, Fumihito se casó con Kiko en junio de 1990. Su matrimonio con Kiko, quien también estudió en la Universidad de Gakushuin y es la hija del economista y profesor de la Universidad de Gakushuin, Tatsuhiko Kawashima, marcó el inicio de una nueva rama de la familia imperial, la de los Príncipes Akishino.
La primera hija de la pareja, la princesa Mako, nació en octubre de 1991, y su segunda, la princesa Kako, nació en diciembre de 1994. En septiembre de 2006, nació el príncipe Hisahito, convirtiéndose en el primer hijo y heredero del trono del crisantemo nacido del imperial. familia en 41 años. Debido a que la Ley de la Casa Imperial de 1947 de Japón establece que solo los varones de la línea paterna pueden ascender al trono, lo que deja tres herederos en la actualidad: Akishino y su hijo menor Hisahito se convirtieron en los futuros emperadores.
Primero en la línea sucesoria
En 2018, el príncipe causó revuelo al cuestionar si el dinero público debería financiar el Daijōsai único, un ritual clave durante el proceso de entronización que se celebró en noviembre de 2019, dada su naturaleza fuertemente religiosa. Su comentario sobre la necesidad de aceptar una familia imperial más pequeña también atrajo interés y ofrece una idea del pensamiento de la casa imperial.
Akishino planteó una pregunta sobre el financiamiento estatal de Daijosai, el evento religioso, desde el punto de vista de la separación de religión y estado. En su lugar, sugirió utilizar los fondos privados de la familia imperial para el ritual en 2018. Aunque su propuesta no fue aceptada, dijo que sus sentimientos sobre este asunto permanecen sin cambios en una conferencia de prensa en su cumpleaños en 2019.
Como sugiere este comentario, el príncipe Akishino es conocido por su franqueza. Sin embargo, también es conocido por su sentido del humor. Durante la misma conferencia de prensa, el príncipe comentó sobre las ceremonias relacionadas con la entronización de su hermano: “En la ceremonia anterior, el actual emperador estaba a mi lado y sentí que podía observar sus gestos formales si no sabía qué hacer. Pero en esta ceremonia, no pude hacer eso e imaginé que otros participantes probablemente seguirían mis acciones. Así que estaba un poco nervioso por eso. Pensé que tenía que comportarme para no cometer errores”, dijo.
“Como el único otro miembro masculino de la familia imperial de la misma generación, Akishino tiene una gran responsabilidad en el mantenimiento de la familia”, escribió el periodista Saito Katsuhisa, especializado en asuntos de la monarquía nipona.
Akishino y Kiko han participado en diversas ceremonias como las relacionadas con el nuevo reina y otros eventos como parte de sus funciones. Sus hijas mayores, la princesa Mako, de 29 años, y la princesa Kako, de 25, también han cumplido con distintas ceremonias. Cuando se le preguntó sobre los deberes de su familia y el nuevo papel de la familia imperial en la conferencia de prensa, el príncipe dijo que cree que es importante que todos los deberes se lleven a cabo de manera respetuosa.
“Creo que el (papel básico de la familia imperial) es compartir las alegrías y las tristezas de la gente y cumplir con nuestros deberes mientras deseamos la felicidad de la gente. Esto es algo que el emperador emérito ha dicho a menudo ”, dijo el príncipe en la conferencia de prensa. “A medida que las solicitudes (del público a la familia imperial) cambian de una época a otra, creo que siempre debemos considerar la forma en que actuamos para adaptarnos a los tiempos”, dijo mientras mantiene la importante tradición de la familia.
En una conferencia de prensa celebrada por el príncipe heredero y la princesa heredera antes de su viaje a Europa, un periodista preguntó qué pensaba la pareja sobre el tema de cumplir con los deberes reales a medida que la familia disminuye en número. Akishino dijo que, en cierto sentido, era necesario simplemente aceptar que habría menos miembros capaces de participar en las actividades de buena voluntad internacional. “Creo que debemos hacer lo que podamos con los números disponibles”, comentó.
Prohibido estrictamente copiar completa o parcialmente los contenidos de MONARQUIAS.COM sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original. Puede encontrarnos en Facebook o Instagram.
La ley de la Casa Imperial establece minuciosamente la nueva posición del hermano del emperador Naruhito.
Este 8 de noviembre el príncipe Fumihito de Japón, también conocido como príncipe Akishino, será declarado oficialmente Príncipe Heredero en un solemne ritual llamado “Rikkoshi no rei” (ceremonia de proclamación del príncipe heredero) en el más vasto de los salones del palacio Imperial de Tokio, el Matsu no ma.
La ceremonia, presidida por los emperadores Naruhito y Masako, es la primera de este tipo que se celebra en mucho tiempo en la corte nipona y tiene por objeto presentar al hermano menor del emperador como el oficial heredero del Trono del Crisantemo.
En Japón existen distintas formas de llamar al príncipe heredero. De acuerdo con las disposiciones de la Ley de la Casa Imperial, “cuando el Emperador fallece, el Príncipe Heredero toma inmediatamente el trono” y el nuevo heredero “se llamará Kotaishi o Koshi”. “Si Kotaishi fallece, «Kotaison», hijo del Kotaishi será reemplazado en el orden de sucesión”, firma la Ley, aprobada después de la II Guerra Mundial.
“Kotaishi”, es el título del hijo primogénito del emperador y el primero en la línea de sucesión como Heredero Aparente. Este fue el título del actual emperador desde 1990 hasta la abdicación de su padre; y el emperador Akihito ostentó el título de Kotaishi desde su investidura en 1953 hasta que ascendió al trono en 1989.
A partir de su ubicación en el primer plano de la sucesión, Akishino será denominado oficialemente “Koshi denka”: “Koshi” (heredero imperial o príncipe heredero), le corresponde como primero en la sucesión, mientras «denka» es un título honorífico que significa «Alteza».
Según informes de la prensa japonesa basados en declaraciones de expertos asesores del gobierno, Akishino había confiado a sus allegados su renuencia a asumir el título de «kotaishi» con el argumento de que no fue educado como un príncipe heredero.
Al primer hijo varón del príncipe heredero se lo denomina “Kotaison” (así será denominado el príncipe Hisahito, hijo de Akishino), mientras que el título de “Koshi” se utiliza para el heredero que no es el descendiente directo del soberano actual (por ejemplo, hermano o primo).
A lo largo del siglo XX, hubo un “Koshi” en la monarquía japonesa: el primero fue el príncipe Yasuhito (1902-1952), segundo hijo del emperador Taisho, quien fue presunto heredero del trono desde la coronación de su hermano mayor, Hirohito, hasta el nacimiento del príncipe Akihito, una década más tarde.
El nuevo heredero nació en 1965 y es el segundo hijo de los emperadores (ahora eméritos) Akihito y Michiko. Ostenta el título de Príncipe Akishino. En 1990 contrajo matrimonio con Kiko Kawashima, hija de un profesor universitario con la que tuvo tres hijos: las princesas Mako (1992) y Kako (1994) y el príncipe Hisahito de Akishino(2006).
El 1 de mayo de 2019, Akishino pasó al primer lugar en la línea sucesoria al trono, al ser entronizado su hermano mayor, con lo cual se convirtió en el nuevo “Koshi” de la monarquía nipona y el primero después de 86 años.
Prohibido estrictamente copiar completa o parcialmente los contenidos de MONARQUIAS.COM sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original. Puede encontrarnos en Facebook o Instagram.
La investidura del príncipe Akishino como heredero pone en evidencia la “la tremenda fragilidad” de una monarquía exclusivamente masculina, afirmó el director del Centro de Estudios Japoneses de la Universidad Estatal de Portland. El príncipe Hisahito sufritá una «presión abrumadora».
Si Japón va a seguir teniendo una casa imperial, debería ser una que defienda el principio de igualdad de género al permitir emperatrices reinantes porque, de otra forma, corre un grave riesgo de supervivencia, aseguró el escritor Kenneth Ruoff, director del Centro de Estudios Japoneses de la Universidad Estatal de Portland y autor de “La Casa Imperial de Japón en la era de la posguerra, 1945-2019” publicado a principios de este año.
“El secreto de la larga supervivencia de la casa imperial de Japón no es una adhesión obstinada a la tradición, sino todo lo contrario, la voluntad de mantenerse en sintonía con las tendencias de la época, deshacerse de tradiciones que ya no se adaptan a las cambiantes normas sociales y adoptar nuevas prácticas”, recordó Kenneth Ruoff en un comentario publicado en el Japan Times con motivo de la proclamación del príncipe Akishino como heredero del trono.
Ruoff asegura que el príncipe Akishino y su esposa, la princesa heredera Kiko, “son personas decentes y sinceras que intentan usar su prestigio imperial para hacer del mundo un lugar mejor” y siguen los pasos de los anteriores emperadores, Akihito y Michiko “al mezclarse regularmente con sus compatriotas”. “Aquellos en Japón que se preocupan profundamente por la casa imperial deberían estar agradecidos por el hecho de que el príncipe heredero Akishino haya aceptado con gracia su puesto secundario”, afirmó el experto.
¿Qué pasaría frente a un «Megxit» japonés?
Comparando la escasez de varones herederos de la monarquía más antigua del mundo con el caso del príncipe Harry y Meghan Markle, el académico cree que “la preocupación en Japón debería ser aún más pronunciada considerando la crisis de los herederos”.
Desde la entronización del emperador Naruhito, en mayo de 2019, solo tres hombres tienen derecho a reinar (los príncipes Akishino, Hisahito y Hitachi) en un país que después de la II Guerra Mundial impuso la prohibición de que las mujeres tengan derechos de sucesión al trono. Paralelamente, Japón abolió todos los títulos de nobleza y las ramas descendientes de la familia imperial pasaron a ser plebeyas, por lo que no existen hombres de linaje imperial que puedan entroncar con las princesas.
“La política de Japón solo para hombres es responsable de la situación actual en la que actualmente solo hay dos herederos viables al trono”, dijo Ruoff, quien acotó que, de esta forma, “la línea imperial de Japón es potencialmente bastante frágil”. Los príncipes herederos Akishino y Kiko “están criando al único miembro masculino de la próxima generación de imperiales”, recordó. “No es exagerado decir que el futuro de la línea imperial descansa sobre los hombros del príncipe Hisahito, de 14 años”.
“Esto fácilmente podría considerarse un problema de derechos humanos si uno desarrolla algunos escenarios que se avecinan”, dice Ruoff. “Consideremos, por ejemplo, la presión abrumadora a la que se someterán el príncipe Hisahito y su futura esposa para engendrar un hijo (y el nacimiento de un solo hijo significaría que la tremenda fragilidad de la línea imperial continuaría durante otra generación)”, agregó.
En este sentido, el experto concluyó que la única forma en que la monarquía japonesa puede sobrevivir será teniendo “una casa imperial que defienda el principio de igualdad de género al permitir emperatrices reinantes”.
Prohibido estrictamente copiar completa o parcialmente los contenidos de MONARQUIAS.COM sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original. Puede encontrarnos en Facebook o Instagram.
El debate sobre la sucesión al Trono del Crisantemo continúa en la era Reiwa. Aunque hoy solo los varones pueden reinar, en el pasado el país tuvo emperatrices.
Pese a que actualmente rige la Ley Sálica, que prohíbe el acceso de las mujeres al trono, Japóntuvo ocho emperatrices a lo largo de su milenaria historia. Suiko, la primera mujer que fue emperatriz, fue coronada en el año 593, pero ninguna de sus sucesoras transmitieron sus derechos al trono a sus hijos. La última emperatriz regente fue Go-Sakuramachi, quien abdicó en 1771 y no dejó la corona a su propia descendencia, sino a su sobrino.
Bajo el gobierno de Junichiro Koizumi, en diciembre de 2004, se creó el “Comité de Expertos sobre la Ley de la Casa Imperial” para debatir sobre el futuro de las sucesiones al Trono del Crisantemo. El problema era que ningún varón había nacido en la Familia Imperial desde hacía 40 años, y la siguiente generación del príncipe heredero (el actual emperador Naruhito) no tenía un hijo varón que pudiera ascender al trono.
En el informe final, elaborado en noviembre de 2005 tras casi un año de deliberaciones, el comité propuso una política que permitiera a las mujeres y a sus hijos suceder en el trono. Más tarde, en febrero de 2006, se anunció que la princesa Kiko estaba embarazada, y en septiembre de 2006 nació el príncipe Hisahito, el primer varón de la dinastía después de cuatro décadas. Finalmente, el gobierno archivó la propuesta del comité para enmendar la Ley de la Casa Imperial, pero pasaron 14 años, y la generación que sucederá a Hisahito aún plantea una seria incógnita.
La Ley Especial de la Casa Imperial, que fue promulgada en junio de 2017 con el fin de permitir la abdicación del emperador Akihito, sugiere al Gobierno que considere la “sucesión estable al Trono Imperial” a través de una resolución. La Ley estipula que “el Trono será ocupado por un varón del linaje paterno”, es decir, sólo los varones cuyo padre sea emperador se convertirán en emperadores. Esto significa que solo tres miembros de la actual familia imperial son elegibles para suceder al trono (el Príncipe Heredero Akishino, su hijo Hisahito y su tío, el octogenario príncipe Hitachi), con lo cual el futuro de la monarquía peligra dramáticamente.
Si el sistema actual se mantiene y el príncipe Hisahito asciende al trono en el futuro, llevará la pesada responsabilidad de tener hijos varones que aseguren estabilidad a la sucesión, un dilema en el que es el país con menor tasa de natalidad del planeta. En el pasado no existía la y hubo diez mujeres que ejercieron como emperatrices regentes que gobernaron en nombre de sus padres, hijos o consortes.
Todas ellas fueron descendientes de emperadores y dos de ellas ascendieron al trono en dos ocasiones cada una:
Emperatriz Suiko: Hija del emperador Kinmei y la emperatriz consorte del emperador Bidatsu. Las tensiones políticas se intensificaron después del asesinato del 32.º emperador, Sushun, a manos de un aristócrata de Soga-no-Umako, que ostentaba el poder en la Corte Imperial. Había varios sucesores masculinos potenciales, era difícil organizar la situación teniendo en cuenta también las intenciones del clan Soga. Se cree que el acceso al trono de la emperatriz Suiko, cuya madre era miembro del clan Soga, tenía por objeto mejorar la relación entre la familia imperial y dicho clan para alcanzar la estabilidad política. Fue sucedida por el emperador Jomei.
Emperatriz Kogyoku: Fue bisnieta del emperador Bidatsu y la emperatriz consorte del emperador Jomei. Después de la muerte de su marido, no fue fácil elegir un sucesor de nuevo debido a las intenciones políticas del clan Soga, por lo que Kogyoku ascendió al trono como emperatriz. Fue sucedida por su hermano, Kotoku, pero volvió a ocupar el trono (con el nombre de Saimei) después de la muerte del emperador mientras se solucionaba una rivalidad familiar. Cuando murió, tenía el título de Emperatriz Abuela.
Emperatriz Jito: Hija del emperador Tenji consorte del emperador Tenmu. El príncipe Kusakabe, hijo que engendró con su esposo, era un sucesor viable, pero el príncipe Otsu, hijo de otra mujer, también fue considerado un poderoso sucesor. Hubo un conflicto concerniente a los dos en la Corte Imperial, y no fue fácil determinar el sucesor. El fallecimiento de Kusakabe propició la entronización de Jjito para que pudiera suceder al trono su nieto el príncipe Karu, que era un niño pequeño en ese momento.
Emperatriz Genmei: Hija del emperador Tenji y hermanastra de la emperatriz Jito. Cuando murió su hijo el emperador Monmu, el príncipe imperial Obito (más tarde el emperador Shōmu), tenía sólo 7 años. Debido a su edad era difícil que ascendiera al trono rápidamente, de modo que fue entronizada como regente.
Emperatriz Gensho: Hija de la emperatriz Genmei, y hermana del emperador Monmu, sucedió en el trono a su madre y se convirtió en la segunda emperatriz regente sucesiva. Su madre expresó su intención de abdicar por motivos de declive mental y corporal nueve años después de la entronización. Sin embargo, como en ese momento el príncipe heredero Obito tenía solo 15 años y la nobleza resistía la entronización de un niño, Gensho se convirtió en emperatriz regente.
Emperatriz Koken: Hija del emperador Shomu, cuando su hermanastro falleció prematuramente ella se convierte en la primera princesa heredera y más tarde ascendió al trono. Es la única Princesa Heredera en la historia de Japón que ascendió al trono desde esa posición. Cuando su hijo, el emperador Junninm fue destronado, la emperatriz emérita Koken ascendió al trono de nuevo con el nombre de Shotoku.
Emperatriz Meisho: Hija del emperador Go-Mizunoo, quien abdicó el trono debido a las fricciones entre el shogunato Tokugawa y la Corte Imperial. Como todos los hijos del emperador Go-Mizunoo murieron prematuramente, no pudo ser sucedido por un varón de linaje masculino y su hija Meisho ascendió al trono como regente de su hermano, el príncipe Tsuguhito (más tarde, emperador Go-Komyo), nacido posteriormente a la abdicación del padre. Meisho reinó como regente hasta que su hermano pequeño cumplió 11 años.
Emperatriz Go-Sakuramachi: Hija del emperador Sakuramachi. El Príncipe Heredero Hidehito (futuro emperador Go-Momozono) tenía cinco años cuando falleció el emperador Momozono (hermanastro de Go-Sakuramachi). Como era difícil que el príncipe accediese al trono inmediatamente, asumió el trono para darle continuidad. Reinó hasta que Hidehito cumplió 13 años, cuando abdicó el trono. Fue la última mujer que reinó en Japón y murió en 1813.
Prohibido estrictamente copiar completa o parcialmente los contenidos de MONARQUIAS.COM sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original. Puede encontrarnos en Facebook o Instagram.
La ‘Kunaicho’ o Agencia Imperial es una poderosa burocracia secreta que ejerce un enorme control sobre los asuntos de la familia del emperador.
La familia imperial japonesa es un fenómeno extraordinario, muy querida por el pueblo nipón, pero cargada de tabúes que la mayoría de los japoneses se abstienen de discutir. Incluso sin contar su mítica prehistoria, es mucho más antigua que cualquier otra monarquía hereditaria existente. A diferencia de la realeza europea o los antiguos emperadores de China, los emperadores japoneses eran considerados seres divinos, descendientes directos de la diosa del sol Amaterasu Omikami.
Pero después del siglo XII, perdieron la mayor parte de su poder temporal y pasaron a tener peso espiritual. Una larga línea de “shoguns” (señores feudales) utilizó a los emperadores para validar su propio gobierno. Los emperadores fueron recluidos, a menudo sirviendo como símbolos decorativos. Muchos de ellos fueron coronados siendo niños y obligados a abdicar a edad temprana, para responder a los intereses políticos del shogun de turno. De hecho, después de ocho siglos de gobierno militar muchos japoneses a principios del siglo XIX ni siquiera sabían que todavía existía un emperador.
“La historia de Japón comienza con el emperador”
El emperador Hirohito y la emperatriz Nagako.
La
revolucionaria ‘Restauración Meiji’ cambió todo eso. En 1867,
un grupo de samurais derrocó al último shogun. Temerosos de que el
poder occidental invadiera Japón, colocaron al emperador Mutsuhito
(conocido póstumamente como Meiji), de 15 años de edad, en el
centro del gobierno y lo convirtieron en el punto focal de sus
esfuerzos por estimular una nueva conciencia nacional. Por primera
vez, todo Japón se vio obligado a jurar lealtad a un emperador, y
efectivamente el sistema se convirtió en una teocracia. El Shinto,
la religión nativa de Japón, que nunca había desarrollado un dogma
u ortodoxia formal, se reconfiguró para centrarse en el emperador.
Los lazos imperiales con el budismo fueron cortados. Codificado por
una constitución y una serie de nuevas leyes, todo poder terrenal y
religioso emanaba ahora del emperador, un dios encarnado.
Los historiadores japoneses entonces reforzaron la nueva legitimidad imperial mediante el uso de textos antiguos para trazar una línea directa –de dudosa existencia– de 120 emperadores entre Meiji y Jimmu, el primer emperador mitológico que comenzó su reinado el 11 de febrero de 660 a.C. Dice el profesor Mori, de la Universidad de Doshisha: “Es de conocimiento general que los primeros nueve emperadores fueron inventados”. “No creo que la mayoría de la gente se dé cuenta de que toda la concepción actual del sistema imperial tiene solo 135 años, y es un producto de la política», escribe Kyosuke Itagaki, autor de un libro sobre el sistema imperial. “Una serie de tradiciones que muchos japoneses consideran antiguas, incluyendo la bandera y el sello imperial del crisantemo, en realidad provienen de finales del siglo XIX”, agrega.
Pero
tras la refundación del sistema imperial, ya no fueron los shogun,
sino los funcionarios de la corte, quienes mantuvieron el control
absoluto sobre el emperador. Para antes de la Segunda Guerra Mundial,
el Ministerio de la Casa Imperial se había convertido en una de las
burocracias más poderosas del país. Manejaba las propiedades más
grandes de Japón y estaba entre sus instituciones financieras más
grandes, con amplias participaciones en el Banco colonial de Corea y
el Ferrocarril de Manchuria del Sur. Gracias a los inmensos poderes
para operar independientemente del parlamento, el ministerio
funcionaba casi como un gobierno en la sombra.
Tras la guerra, el general estadounidense Douglas MacArthur y el gobierno de Estados Unidos decidieron que retener a la corte imperial era esencial para la legitimidad de la ocupación, aunque el emperador fue obligado a renunciar a su divinidad. Para los ultranacionalistas aún poderosos de Japón, que desean restablecer una reverencia por el emperador, el linaje imperial conserva una importancia mística, incluso religiosa. Akira Momochi, profesor de derecho constitucional en la Universidad de Nihon, lo cree: “El emperador posee una existencia divina, una existencia sagrada”. Norifumi Shimazu, jefe de teología de la Asociación conservadora de santuarios sintoístas, subraya el supuesto papel central del emperador en la historia: “Japón no puede existir como país sin el emperador. La historia de Japón comienza con el emperador. El emperador se encuentra en la raíz de quienes somos como japoneses”.
Más
de un millar de cortesanos
Proclamación de Akihito como príncipe heredero en 1952.
La ocupación vio una reducción masiva de la Casa Imperial, que se transformó en la “Kunaicho”, la Agencia de la Casa Imperial: final de la guerra, tenía más de 6.000 empleados y actualmente consta de 1.100 personas que velan por las tradiciones imperiales con mano de hierro. Responsable de administrar todos los asuntos de la familia imperial de Japón, incluidos los palacios imperiales, la agenda oficial y las ceremonias rituales, se dice que es la agencia más secreta en Japón, incluso más que la oficina de Inteligencia del Estado, y que su principal misión es ocultar todo lo que sucede puertas adentro del palacio.
La agencia está dividida en dos partes: el omote, o «frente», y el oku, o «atrás». El “frente” son un grupo de funcionarios administrativos que sirve de enlace con los miembros del gabinete, los ministerios y otras agencias estatales. La «parte posterior» consiste en 80 personas que cuidan la vida cotidiana de los emperadores. El jefe del “oku” es el “jijucho”, o gran chambelán, a quien asisten cortesanos menores y damas. “Cuidan del emperador y de su esposa las 24 horas del día”, dice el periodista Kiyoshi Kubo, del diario Yomiuri Shimbun. “El oku incluye a las criadas y otros que sirven comidas, se cambian de ropa y limpian sus habitaciones. También incluye a los médicos de la corte”. Hasta la década de 1970, cuando el gobierno decidió que trajes, corbatas y automóviles serían más apropiados, los chambelanes vestían túnicas blancas y viajaban en carruajes tirados por caballos para rezar en los santuarios del palacio.
Los
críticos dicen que la Kunaicho utiliza sus poderes para dibujar una
«cortina de crisantemo» casi impenetrable alrededor de la
familia imperial en una búsqueda sostenible y eficiente por
mitificar al emperador y los suyos. La agencia controla estrechamente
el flujo de información sobre la monarquía japonesa, no solo al
público sino al resto del gobierno, y orquesta las “conferencias
de prensa” en la que los miembros de la familia imperial aparecen
ante periodistas para repetir de memorias repuestas previamente
escritas por el chambelán.
La Kunaicho es una agencia dependiente directamente del Ministerio de la Casa Imperial una organización a nivel de gabinete. Bajo las reformas de la Posguerra, se rebajó a una oficina adjunta a la oficina del primer ministro, con el gran administrador designado por el primer ministro. La agencia tiene 1.130 empleados, con un presupuesto anual de alrededor del Estado. La familia imperial, a diferencia de la familia real británica, por ejemplo, no tiene otra fuente de ingresos que no sea ese presupuesto anual. La mayor parte, US$ 66 millones en el último año fiscal, se destinó a los costos administrativos de la agencia, que incluyen el mantenimiento de los palacios imperiales y varias funciones oficiales. El resto, alrededor de US$ 24 millones, fue directamente a la propia familia imperial, incluido el príncipe heredero (actual emperador Naruhito).
En
otros tiempos, el emperador generalmente pasaba parte de su día en
su oficina tratando con sus limitados deberes oficiales, como firmar
documentos. “Si el Emperador tiene una pregunta que hacer mientras
trabaja” explicó Kubo, “sus chambelanes le ayudarán y, si es
necesario, se comunicarán con el omote”. Estos funcionarios
escriben cuidadosamente las apariciones públicas del emperador,
incluidas sus reuniones ceremoniales con jefes de estado visitantes.
Por tradición, cuando el emperador se encuentra con un invitado, los
contenidos de la discusión nunca se revelan, pero el gran chambelán
y el gran maestro de ceremonias asisten a esas reuniones y luego
informan a la prensa. La mística que rodea al oku se ha visto
agravada por el hecho de que, hasta hace unas décadas, los que
ocupaban sus primeros puestos eran de familias aristocráticas de
alto nivel. De hecho, hasta el inicio del reinado del emperador
Akihito el gran chambelán era un descendiente de la poderosa
dinastía Tokugawa que gobernó a Japón como shogunes durante 250
años. Pasó más de 50 años en su cargo.
Proteger
la divinidad imperial
Akihito fue el primer emperador que llegó al trono como un ser humano común y no como un semidiós shinto.
Para muchos japoneses, la actitud de la Agencia de la Casa Imperial es un vestigio incómodo de la era anterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando el emperador se mantuvo totalmente alejado del pueblo, no podía ser visto a los ojos, su nombre jamás podía ser mencionado y era tratado como una figura divina de acuerdo con los antiguos mitos. Los cuerpos de los emperadores Meiji y Taisho (que reinaron a principios del siglo XX) no podía ser tocados por los médicos sino con guantes de seda, y la leyenda dice que los sastres tomaban medidas a los emperadores desde lejos. La divinidad imperial no podía ser vulnerada al punto que, cuando el carruaje imperial pasaba (velado por cortinas para que nadie pudiera ver a su imperial pasajero), las ventanas de los edificios debía cerrarse inmediatamente, y la torre del cuartel de Policía de Tokio, en los años 20, no se terminó de construir porque desde ella se veían los jardines del palacio.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, dentro de los muros palaciegos los cortesanos de más alto rango se encargaban de mantener intacta la sacralidad de los emperadores, que incluso tenían prohibido comunicarse con nobles cuyos linajes no se remontasen a más de 2.000 años de antigüedad. Los escasos retratos que la casa imperial publicaba se cubrían con una tela semitransparente y una vez un funcionario se negó a responder a un embajador acerca del aspecto físico del emperador Hirohito porque no era concebible que el “Mikado” (término de la literatura clásica nipona que significa “Puerta de los cielos” y que designaba indirectamente al emperador) pudiera ser descrito, de la misma forma que el aire o el Sol. En 1936, la revista norteamericana “Time” publicó en su portada uno de esos escasos retratos de Hirohito y centenares de súbditos japoneses escribieron a la editorial suplicando a quien tuviera un ejemplar que jamás lo apoyara con la portada hacia abajo o pusiera ningún objeto sobre ella.
Pasados
setenta años de la capitulación de Japón, y de que los Estados
Unidos hubieran presionado para eliminar aquellos “mitos y
leyendas” que adjudicaban divinidad al emperador, la Kunaicho aún
procura mantener intacta la sacralidad imperial al preservar
rituales, costumbres y protocolos de varios siglos de antigüedad.
“La agencia está orgullosa de su sistema secreto, que mantiene al
Emperador rodeado de muchos tabúes”, explicó una vez un
funcionario. “Incluso el Primer Ministro no habla directamente con
el emperador sin pasar primero por la Agencia”, dijo Hakubun
Shimomura, un parlamentario del Partido Demócrata Liberal y
partidario de la sucesión imperial femenina. La Agencia rara vez
permite que los medios de comunicación accedan a la familia imperial
y no oculta su aversión a la prensa.
Al tiempo, los burócratas de la agencia niegan que estén ocultando información del público y, en comparación con el período anterior a la guerra, los últimos años se encargaron de mostrar unos emperadores mucho más activos. Sin embargo, la vida de la familia real continúa en gran medida en los alrededores distantes del Palacio Imperial, al que el público casi no tiene acceso. Dentro del palacio, el emperador todavía realiza rituales de varios siglos de antigüedad asociados con las antiguas creencias del culto a los antepasados y el sintoísmo. “El principio de la agencia es no decir nada de lo que ocurre dentro de la institución imperial”, dice el periodista Hiroshi Takahashi.
A
diferencia de los miembros de la realeza europea, que tienen sus
propios intereses y objetivos y presiden organizaciones benéficas,
los miembros de la familia imperial de Japón prácticamente no
tienen voz en sus calendarios. En su determinación de administrar
por etapas la vida de la familia real y moldear su imagen pública,
la Kunaicho incluso va tan lejos como para bloquear ciertas líneas
de investigación académica para evitar revalorizaciones incómodas
de la historia imperial. “Los miembros de la familia imperial no
pueden elegir a dónde van o qué hacen», dice Shinji Yamashita,
un ex jefe del departamento de relaciones públicas de la agencia.
«Nunca se les podría permitir favorecer a una organización benéfica sobre otra”, agrega el exfuncionario. No pueden decir que les gustan las manzanas, porque si las tuvieran, ¿qué dirían los cultivadores de naranjas?” De manera significativa, los miembros de la realeza japonesa, por diseño, todavía habitan el reino celestial: no tienen apellido, ni riqueza ni posesiones personales, ni pasaportes y pocos derechos legales, si es que tienen alguno, y el derecho del emperador Akihito a jubilarse fue discutido ampliamente durante tres años por el gobierno y el parlamento. Akira Asada, profesor de la Universidad de Kyoto, reflexiona: “A los miembros de la familia imperial no se les permite vivir como los seres humanos normales. Se les obliga a vivir en una situación miserable, despojados de muchos derechos humanos básicos”.
Prohibido estrictamente copiar completa o parcialmente los contenidos de MONARQUIAS.COM sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original. Puede encontrarnos en Facebook o Instagram.
El debate sobre la constitucionalidad de los rituales, de marcado tinte religioso, lleva varias décadas, pero el Gobierno los seguirá al pie de la letra.