El día que dispararon a la reina Isabel II en las calles de Londres

Los extraordinarios eventos ocurrieron el 13 de junio de 1981 y comenzaron con la reina Isabel II encabezando la procesión ceremonial a lo largo de The Mall a caballo. En un instante, Marcus Sarjeant, un joven de 17 años de la ciudad de Kent oculto entre la multitud que vitoreaba a la reina, apuntó con una pistola directamente hacia ella, disparando seis cartuchos de fogueo antes de que la policía lo tirara al suelo.

La reina mantuvo una calma sobrenatural, ofreciendo a su caballo Birmano de 19 años una palmadita tranquilizadora antes de montar “tan fresca como un pepino, como si nada hubiera pasado”, según recordó su ex guardia Alec Galloway. Los informes de la BBC en ese momento dijeron que la monarca “parecía conmocionada por el episodio, pero pronto recuperó la compostura”.

Alec Galloway, entonces de 37 años, y un cabo Lance de la Guardia Escocesa estaban en el lugar. “Escuché unos seis disparos que sabía que estaban cerca de mí. Miré a mi alrededor a la derecha y vi a un pistolero apuntando directamente a la Reina y los disparos se dispararon. Todo sucedió muy rápido. Todo lo que quería hacer era agarrar a este hombre por el pelo y tirar de él por encima de la barrera. Sentí mucha ira cuando lo alcancé. Usé todas mis fuerzas para tirar de él sobre la barrera y tirar la pistola al suelo”, relató.

“Un Joven de 17 años disparó seis balas de fogueo contra la reina de Inglaterra cuando la soberana se dirigía a caballo a la ceremonia de la presentación de la bandera, conocida como el Trooping the colour, que desde 1755 se celebra anualmente en la explanada de Horse Guards, en uno de los confines de St. James’s Park, muy cerca de Downing Street».

«La pistola utilizada por Marcus Simon Serjeant, residente en Folkestone, sur de Ingleterra, no era ni auténtica ni tampoco un juguete. La policía ha descrito el arma como ‘una buena réplica’ que pudo disparar seis balas de fogueo fingiendo seis disparos reales”, informó entonces la prensa.

El relato de los periódicos de la época continúa: “La reina se asustó. Su semblante quedó demudado por unos segundos. Se volvió hacia atrás para mirar a su marido, el príncipe Felipe, y a su hijo, el príncipe Carlos, que montaban sendos caballos a una corta distancia. Pocos minutos antes habían desfilado en carrozas abiertas la reina madre y lady Diana Spencer, acompañada en el carruaje regio por el príncipe Andrés (…).

«El caballo de su majestad, un ejemplar birmano de 19 años, rompió el ritmo de su marcha y saltó un poco alocadamente mientras la reina, a juzgar por los testigos presenciales, se volvió pálida. Superado el susto inicial la soberana, montando de lado, tomó las riendas con las dos manos y consiguió sujetar al caballo. Más de una docena de ‘bobbies’ (soldados) cruzaron la marcha real montada para avalanzarse hacia donde se encontraba el pistolero. Un miembro de la escolta de su majestad rompió el protocolo y se interpuso entre Isabel II y el público que acudió a contemplar el festejo en el primer día primaveral y caluroso del año”.

Tres meses después del tiroteo, el 14 de septiembre de 1981, Sarjeant fue acusado en virtud de la Ley de traición de 1848 y encarcelado durante cinco años. Sarjeant, según quienes le conocieron, era un joven tranquilo y muy activo en la sociedad. Sus pasatiempos incluían coleccionar sellos y mariposas y se decía que tenía un póster de Charles y Diana en la pared de su habitación.

Sus amigos lo describieron además como un hombre tímido, solitario y obsesionado con los asesinatos del presidente John F. Kennedy y John Lennon, el adolescente había escrito en su diario: “Voy a aturdir y desconcertar al mundo entero con nada más que un arma: me convertiré en el más adolescente famoso en el mundo”.

Reflexionando sobre el incidente durante un documental de la BBC de 2016, el príncipe Carlos, quien cabalgaba junto a su madre ese día, dijo: “Es una amazona maravillosa; tiene un trato maravillosa con los caballos. Está hecha de material fuerte, ya sabes”.

Como hacía desde su cumpleaños 17, la reina continuó liderando el desfile con su amado caballo hasta que murió en 1986, año en que no volvió a montar en la ceremonia. En cuanto a Sarjeant, fue puesto en libertad en octubre de 1984 a la edad de 20 años y se le dio una nueva identidad. Escribió cartas a la reina desde la prisión para disculparse, pero nunca recibió una respuesta.

«Hyde Park Corner»: el día en que la princesa Isabel se convirtió en la reina Isabel II, hace 70 años

Una cronología detallada de lo ocurrido la noche en que el rey Jorge VI murió mientras dormía y la llegada de su hija desde África para convertirse en reina. Ocurrió el 6 de febrero de 1952.

Desde hace tiempo se sabe que la reina Isabel II se Inglaterra se enteró de la muerte de su padre, el rey Jorge VI, durante una visita a Kenia. Pero la verdadera historia de lo que ocurrió el 6 de febrero 1952 apenas ha salido a la luz, 68 años después de que ocurriera.

La historia comienza con Isabel, por entonces princesa, partiendo de Inglaterra el 31 de enero de 1952 para iniciar una visita a aquel país africano en representación de su padre, que desde hacía tiempo tenía problemas cardíacos y pulmonares.

La complicación en la salud del rey Jorge llegó tras el nacimiento del príncipe Carlos, su primer nieto, en 1948. Sus médicos confirmaron que sufría de arteriosclerosis, una forma de trombosis, y ordenaron un largo período de reposo absoluto.

En la primavera de 1949, pareció recuperarse, pero la mejoría fue breve. En marzo de 1951 el rey Jorge VI fue operado por un cáncer de pulmón y, si bien la operación fue un éxito, persistía el riesgo de otra trombosis que probablemente fuera fatal.

Su esposa, la reina Isabel, y su familia, decidieron ocultarlo al rey, y continuaron su ronda interminable de deberes públicos, con la princesa Isabel emprendiendo un importante viaje por Canadá y Estados Unidos.

Cuando regresaron se sintieron muy aliviados al encontrar algo mejorada la salud del rey. Se celebró un Día de Acción de Gracias Nacional el 2 de diciembre de 1951, y la familia real se fue a Sandringham House para pasar la Navidad.

Los Windsor volvieron a Londres brevemente a finales de enero, para que el rey fuera atendido por los médicos y para despedirse de la princesa Isabel y del duque de Edimburgo, que partían en avión para otro largo viaje por África del Este, Australia y Nueva Zelanda. Fue una despedida triste.

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Lord Chandos, el Secretario de las Colonias dice: «Recuerdo muy bien la última vez que vi al rey. Cuando la princesa y el príncipe Felipe abandonaron Heathrow con rumbo a Kenia, el rey y la reina fueron a verlos despegar… Me quedé muy sorprendido por la aparición del rey. Yo estaba familiarizado con su aspecto y porte, pero parecía muy alterado y tenso. Tuve una sensación fea, que creció a medida que pasaban los minutos durante la despedida. El rey fue a la azotea del edificio para despedirse. El viento fuerte desordenó su cabello. Tuve el presentimiento de que esta sería la última vez que vería a su hija, y sé que él pensó lo mismo».

A pesar del fuerte viento helado, el rey insistió en permanecer de pie y descubierto frente a la pista del aeropuerto hasta que el avión era apenas un punto en el cielo. En su rostro, efectivamente, el rey y su hija reflejaban la preocupación de que nunca más se verían.

La princesa Isabel y el príncipe Felipe llegaron a Nairobi el 1 de febrero. Fueron recibidos por el Gobernador de Kenya, Sir Philip Mitchell, quien les ofreció una recepción en el jardín de la Casa de Gobierno. Al día siguiente asistieron a un almuerzo cívico y visitó el Parque Nacional de Nairobi. Por la noche, se quedaron en el Sagana Hunting Lodge, un regalo de boda de Sudáfrica. John Jochimsen, de la Oficina Central de Información, uno de los seis fotógrafos de prensa que cubrieron la gira, diría: «Me acuerdo de la princesa muy feliz y despreocupada. Creo que no pensaba en convertirse en reina tan pronto…»

Hyde Park Corner!

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El 6 de febrero el rey, que pasaba sus vacaciones invernales en Sandringham (Norfolk) estuvo de muy buen humor la noche anterior, a su regreso de una cacería con su amigo lord Fermoy y otros arrendatarios y agricultores de la finca real, con un total de 20 armas, a través de los campos congelados, el rey y sus amigos cazaron un total de 280 liebres. Pasó la tarde jugando con sus dos nietos, el príncipe Carlos (de 3 años) y la princesa Ana (de 1 año), y cenó con su hija menor, la princesa Margarita. Juntos escucharon un informe de la BBC acerca de Isabel y Felipe, que estaban en un parque de caza en Kenia.

22.30 Hs

El rey Jorge VI se retira a su habitación de Sandringham House (Norfolk), donde la Familia Real acostumbra a pasar el invierno. Se trata de la misma residencia donde nació en 1895, durante el reinado de su bisabuela, la reina Victoria I. Poco después de quedarse dormido, el rey sufre una trombosis coronaria que le quita la vida. Tenía 56 años de edad. Se estima que falleció después de la medianoche, ya que a las 00.00 hs un vigilante observó que el rey cerraba las ventanas de su habitación.

07.30 Hs

El valet real James MacDonald golpea la puerta de la habitación real, para despertar al rey y anunciarle que estaba listo su baño. Al no recibir respuesta a su llamada, ingresa en la habitación del rey y lo encuentra muerto en su cama.

08.00 Hs

Llamado a Sandringham House, el Dr. James Ansell, cirujano de la Familia Real firma el certificado de defunción del rey. Su esposa, la reina Isabel, pidió que se mantuviese una vigilia frente a la puerta de la habitación: «No debe dejárselo solo». Más tarde escribió a su suegra, la reina Mary: «Me enviaron un mensaje que decía que su mayordomo no podía despertarlo. Volé a su habitación, pensando que estaba durmiendo profundamente, se le veía tan apacible… pero luego me di cuenta de lo que había sucedido».

«¿Qué ha pasado?», preguntó el príncipe Carlos (de 3 años) a su niñera Helen Lightbody. «El abuelo se ha ido a dormir para siempre», dijo ella, haciéndole una reverencia, la primera de su vida, al nuevo heredero del trono. El príncipe se convirtió automáticamente en el Duque de Cornualles, Duque de Rothesay, Conde de Garrick, Barón Renfrew, Lord de las Islas y Gran Senescal de Escocia, títulos que le corresponden como heredero del trono. Isabel, en Kenia, tardaría muchas horas más en saber la noticia.

08.45 Hs.

El jefe del Gabinete del rey, Sir Alan Richardson, telefonea a su asistente en Londres, Sir Edward Ford, con la frase en clave que anuncia la muerte del monarca: «HYDE PARK CORNER. Vaya y dígaselo al señor Churchill y la reina Mary [la Madre del rey]». Antes de que un sirviente le diera la noticia, la reina Mary se anticipó: «¿Se trata del rey?». Ese día, la anciana reina escribió en su diario: «Me llevé un susto terrible cuando Cynthia [Colville] vino a verme a las 9.30, después del desayuno, para decirme que mi querido ‘Bertie’ murió mientras dormía la madrugada de hoy». La madre del rey jamás se recuperó de esta muerte. Se la vio cada vez más frágil y retraída durante el año siguiente, falleciendo apenas 13 meses después. En Nueva York, el Duque de Windsor (ex rey Eduardo VIII) se enteró de la muerte de su hermano. Al mismo tiempo se le anunciaba que no sería bienvenida su esposa, la duquesa Wallis, en los funerales del rey. Emprendió viaje urgente a Londres a bordo del buque Queen Mary.

«¿Malas noticias? ¡Las peores!»

09.00 Hs.

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Sir Edward llega al número 10 de Downing Street, residencia del Primer Ministro, Sir Winston Churchill: «Tengo malas noticias, primer ministro. El rey murió ayer por la noche. No sé nada más». «¿Malas noticias?», exclama Churchill. «¡Las peores!».

John Colville, secretario privado de Churchill, dijo: «Cuando fui a la habitación del Primer Ministro estaba sentado solo, con lágrimas en los ojos, con la mirada perdida. No prestaba atención ni a sus documentos oficiales ni a los periódicos. No me había dado cuenta de lo mucho que el rey significaba para él. Traté de animarlo diciéndole lo bien que iba a seguir adelante con la nueva reina, pero todo lo que podía decir era que él no la conocía y que era sólo una niña». El primer ministro llama a una reunión extraordinaria de gabinete para discutir los asuntos constitucionales derivados de la muerte del monarca, entre ellas el anuncio a la nueva reina, al pueblo británico y países de la Commonwealth. Hubo preocupación sobre el regreso de la princesa en avión.

10.15 Hs.

Se permite a las agencias nacionales y extranjeras de noticias liberar la confirmación oficial de la muerte del rey Jorge VI:

«Se anunció desde Sandringham a las 10.45 de hoy, 6 de febrero de 1952, que el rey, quien se retiró a descansar la noche anterior en su estado de salud habitual, murió pacíficamente mientras dormía esta mañana».

11.15 Hs.

El locutor de la BBC John Snagge es elegido para dar la noticia a los oyentes de radio en todo el mundo: «Esto es Londres. Es con el mayor dolor que anunciamos…»

11.45 Hs.

Como el telegrama enviado a la princesa Isabel se pierde en algún punto, la presunta heredera -de gira oficial Kenia- no pudo enterarse inmediatamente de su ascensión al trono.

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Isabel Alejandra Mary -nacida el 21 de abril de 1926- se encontraba desde el 31 de enero en una gira oficial por África, acompañada por su marido, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, su dama de compañía»BoBo» MacDonald, su secretario privado Martin Charteris y por Michael Parker, amigo y asesor personal del duque.

La nueva reina había pasado la noche sobre un árbol en el famoso Hotel Treetops, a unos 30 kilómetros de Sagana, en Kenia. Se trataba de un asombroso edificio construido encima de un árbol enorme que domina una especie de laguna a la que acuden a beber los animales de la selva. Isabel II se convirtió en reina sentada en lo alto de un árbol viendo a los rinocerontes tomando agua del estanque. Casi 400 años antes, otra princesa Isabel estaba sentada debajo de un gran árbol en Hatfield Park, cuando los emisarios de la Corte le anunciaron que se había convertido en la reina, Isabel I.

Los restos de ese árbol siguen en pie y una placa recuerda lo que sucedió allí. Del mismo modo, otra placa fue colocada en el gran árbol mgugu, en cuya cima estaba Isabel II al momento de convertirse en reina. Esa mañana fueron a pescar truchas y después de la comida se retiraron a descansar. El Comandante Michael Parker convenció a la princesa de ver el amanecer sobre la selva. Un águila se cernió sobre él y temieron que pudiera atacarlos: «Nunca pensé en ello hasta más tarde, pero ese fue, más o menos, el momento en que el rey murió«.

La noticia llegó a Kenia mediante un periodista llamado Granville Roberts, quien trabajó en el East African Standard y que estaba cubriendo la visita real. Sus colegas desde Europa le dijero que la agencia Reuters había enviado un cable diciendo simplemente: «El rey ha muerto«. Roberts pidió inmediatamente a una recepcionista a buscar el teniente coronel Charteris para informarle de la noticia. Consultado sobre si el mensaje es correcto, simplemente respondió: «Muy seguro».

Roberts llamó por teléfono a Michael Parker, secretario privado de Felipe para darle la noticia, que fue confirmada más tarde por la radio cuando Parker en sintonía con la BBC.Los asesores de la princesa Isabel necesitaron seis horas para confirmar las noticias que habían legado incompletas por telégrafo. Michael Parker regresó al hotel, donde comunicó la noticia a Lady Pamela Mountbatten (prima de Felipe, que se desempeña como dama de honor), quien, por su parte, informa al duque. «Fue como si se le hubiera caído la mitad del mundo encima», dijo Parker.

Felipe invitó a su esposa a dar un paseo por los alrededores del lodge. Allí en el transcurso de la caminata, le dio la noticia de la muerte de su padre. Cumpliendo con su deber protocolar, Martin Charteris, jefe del personal que los acompaña, toma la caja que contenía los documentos de ascensión al trono, se acerca a la princesa Isabel, se inclina y pregunta qué nombre deseaba a adoptar, pues era necesario firmar los documentos de ascensión al trono.

— «Mi propio nombre, por supuesto», respondió ella. «¿Acaso puedo usar otro?».

— «Correcto. Isabel… Isabel II» -sentenció Charteris.

Muchos años más tarde, Charteris describió así la reacción de la nueva reina: «Me acuerdo de haberla visto poco después de convertirse en reina; muy poco, no llegaría  a la hora. No lloraba. Estaba ahí, muy erguida, un poco más roja que de costumbre. Esperando su destino… Con Felipe fue muy distinto. Se sentó a leer el Times con mala cara. Era lo último que quería. Su vida iba a sufrir un cambio radical«.

12.00 Hs.

Las banderas de todo el Imperio Británico son colocadas a media asta. Una multitud comenzó a congregarse en torno a las residencias reales de Londres y otros puntos de la ciudad en silencio. Los diplomáticos establecidos en Londres acudieron al Palacio de Buckingham para ofrecer oficialmente las condolencias de sus respectivas naciones.

«Shauri Mbaya kabisa!» (¡Lo peor ha pasado!)

13.00 Hs.

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Después de un paseo emocional en los terrenos de Sagana Lodge con su marido, la princesa Isabel regresó a su habitación. La dama «BoBo» MacDonald y lady Pamela Mountbatten recibieron a la nueva reina con reverencias y abrazos. «Gracias, gracias», dijo Isabel. «¡Siento tanto que nuestro regreso a Inglaterra desbarate los planes de todo el mundo!»

En su escritorio para redactar telegramas de cancelación de los compromisos restantes a los gobiernos de Australia y nueva Zelanda. Envía además telegramas a su madre, su hermana, a su abuela y a sus tíos los Duques de Gloucester. Comienzan los arreglos para que la comitiva real comience el arduo y largo camino de regreso desde las montañas Aberdare hasta Londres.

Martin Charteris convoca una conferencia de prensa para solicitar a los fotógrafos que respetasen la intimidad y no hiciesen fotos de su partida. Los fotógrafos, obedeciendo, se alinearon al borde de un camino y vieron pasar a la nueva reina, con la cámara en la mano izquierda y la mano derecha en el corazón. Solamente existe una fotografía de Isabel II recién convertida en reina, que fue tomada en Kenia:

14.00 Hs.

«Quiso Dios Todopoderoso llevar a su Misericordia a nuestro fallecido y Gracioso Señor Soberano Rey Jorge, de bendita memoria«. Con estas palabras el speaker Morrison suspendió las sesiones de la Cámara de los Comunes en el Parlamento. Antes de esto, el primer ministro Churchill firma en la Cámara sus condolencias: «No podemos en este momento sino más que expresar espontáneamente nuestro dolor«. «Durante estos últimos días«, manifestó Churchill, «el rey caminaba con la muerte, como si la muerte fuera su compañero, un conocido a quien reconoció sin miedo… Yo, que nací en la gloriosa época Victoriana, siento emoción al evocar, una vez más, la oración y el himno: God Save The Queen«.

15.00 Hs.

La nueva reina llega al aeropuerto keniano de Nanyuki para abordar el avión DC3, dispuesto apresuradamente, que la llevaría al avión real. Los habitantes de Kenia se reúnen espontáneamente a lo largo de 40 kilómetros de carreteras y caminos y en los alrededores del aeropuerto al grito de «Shauri Mbaya kabisa!» («¡Lo peor ha pasado!»). La partida del avión real fue demorada por una gran tormenta. «Durante el vielo a Londres se habló poco«, recordó John Dean, miembro de la comitiva. «Yo estaba sentado al lado de BoBo, con la pareja real justo detrás (…). La reina se levantó un par de veces, y al volver a su asiento daba la impresión de haber estado llorando«.

17.00 Hs.

El Consejo de Ascensión al Trono se reúne, como es tradición, en el Salón del Trono del Palacio de St James, Londres, para la proclamación de la Reina Isabel II: «Por la Gracia de Dios, Reina de Gran Bretaña, Irlanda y los dominios británicos más allá de los mares, defensora de la Fe«. Los 150 consejeros privados asistentes -vestidos con trajes medievales escarlata y oro- firman el documento que al otro día sería leído públicamente desde los balcones del palacio por el Rey de Armas de la Jarretera. Se trata de la monarca más joven que ascendía al trono desde Victoria I -que lo hizo en 1837 cuando tenía 18 años- y la séptima mujer reina entre los sucesores de Guillermo el Conquistador.

19.00 Hs.

El presidente de la Cámara de los Comunes vuelve a su banca después de haber jurado lealtad a la nueva monarca para comenzar a oír los juramentos de los demás miembros de su Cámara.

19.15 Hs.

El avión Argonaut BOAC, encargado de llevar de regreso a Londres a la comitiva real, despega del aeropuerto de Entebbe, en Uganda. El gran problema al que se enfrentó la comitiva fue la ausencia de ropa negra para que Isabel vistiera, en señal de duelo.

Pese a que se asegura que el vestido negro que lució Isabel II al bajar del avión formaba parte del equipaje (por si en el viaje los sorprendía la muerte de alguien), en realidad el avión hizo una escala en Libia, norte de África. Desde allí, la comitiva envió un mensaje cifrado a Londres para que en el aeropuerto hubiera un traje negro esperando a la nueva soberana.

La princesa Alicia de Grecia le escribe a su hijo Felipe: «Todos mis pensamientos están con ustedes en esta triste pérdida. Sé lo mucho que significaba tu suegro para ti, y lo mucho que le echarán de menos. Creo que esto significa un gran cambio en sus vidas. Significará mucho sacrificio personal para ti, como soy plenamente consciente, pero todo sacrificio trae su recompensa en forma que no podemos prever«.

21.45 Hs.

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Tras los juramentos a la reina, se levanta la sesión del Parlamento. En el Reino Unido, teatros, cines, pubs y restaurantes están vacíos. La BBC suspende sus programas de entretenimiento adhiriendo al luto nacional.

El avión real aterriza en una zona remota del aeropuerto londinense. Allí le es alcanzado el vestido negro a la reina, quien se cambia de ropa rápidamente. Según la historiadora Kitty Kelley, en el momento de aterrizar la reina se asomó por una ventanilla y vio a Churchill al frente de un grupo de hombres de avanzada edad con traje y brazaletes negros. La larga fila de automóviles negros marca Daimler le cortó la respiración: «¡Dios! Han traído el cortejo fúnebre», susurró.

Al descender, Isabel es recibida por el primer ministro Churchill, el ex primer ministro Clement Attlee, el ministro de Relaciones Exteriores Anthony Eden y el duque de Gloucester, tío de Isabel. La comitiva de recibimiento tenía la orden de no inclinarse ni besar la mano de la nueva soberana. «Trágico regreso«, dijo Isabel a Churchill. «Pero el vuelo ha ido bien«. Después de dar las gracias y estrechar las manos de toda la tripulación, Isabel y Felipe suben al Daimler de la familia real rumbo al centro de Londres.

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En Clarence House, su residencia, Isabel fue recibida por su abuela, la reina Mary. La joven Isabel se acercó a su abuela como de costumbre, para besarla en ambas mejillas y hacerle una reverencia, pero la reina abuela frunció el entrecejo y negó con la cabeza, afirmando que le correspondía a ella rendir el homenaje.

Vestida de un profundo luto, haciendo caso omiso a su grave artritis, la reina Mary se inclinó profundamente ante su nieta y le dijo: «Tu anciana abuela y fiel súbdita debe ser la primera en besar la mano de Su Majestad». Acto seguido, la anciana reina se incorporó y reprendió a su nieta: «¡Lilibet, tu falda es demasiado corta para ser de luto!». 

A los 86 años, Mary (viuda del rey Jorge V) había visto morir a tres hijos y terminar cinco reinados desde la reina Victoria. Fue aquella anciana de ochenta y cinco años quien había establecido las normas del duelo real. Después de haber enterrado a su esposo Jorge VI, en 1936, y a dos de sus cinco hijos, declaró que el negro era el color de la muerte, y debía reservarse a las ocasiones relacionadas con ella. De ahí que las mujeres de la casa de Windsor nunca vistiesen de negro, salvo cuando lo exige el luto.

8 de febrero

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Se celebra el Consejo de Ascensión en el Palacio de St. James, ante el cual se presenta Isabel II para anunciar su entronización «a causa de la súbita muerte de mi querido padre«. «Mi corazón está excesivamente agobiado y hoy sólo puedo decirles que siempre trabajaré como lo hizo mi padre en el curso de su reinado, para defender el gobierno constitucional y promover la felicidad y la prosperidad de mis pueblos…»

Su discurso concluyó: «Ruego a Dios que me ayude a afrontar meritoriamente esta pesada tarea que ha recaído sobre mis hombros en una etapa tan temprana de mi vida«.

Lord Chandos: «Cerca de 200 consejeros privados estuvieron presentes en la gran sala junto de la galería de arte. La puerta se abrió, y la reina, vestida de negro, ingresó. De pronto, los miembros del Consejo Privado parecieron infinitamente viejos y grises. La reina dio uno de los discursos más conmovedores que he escuchado, y yo, como muchos otros, casi no pude controlar mis emociones».

Harold Macmillan escribió en su diario: «La encantadora voz con la que pronunció su alocución y cómo se comportó a través de las diversas ceremonias del rito produjo una profunda impresión en todos nosotros».

Vincent Massey, Gobernador General de Canadá, recordó: «Fue una ocasión muy emocionante. La reina, una figura pequeña vestida de luto riguroso, entró en la gran sala por sí misma y, con gran emoción, pero perfectamente controlada, asumió las exigentes tareas que la Constitución prescribe. Sus discursos fueron pronunciados perfectamente. Después de esto, el príncipe Felipe, que estaba en el salón como un Consejero Privado más, dio un paso adelante en silencio y salió con ella por la puerta».

Se realizan las proclamaciones públicas del ascenso al trono de Isabel II en diferentes puntos de Londres: Charing Cross, el Temple, la Bolsa Real, la Torre de Londres y el Ayuntamiento de Middlesex. Los cañonazos retumban a través de Hyde Park.

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Ese mismo día, la nueva reina emprendió viaje hacia Sandringham House, en el condado de Norfolk, donde yacía su padre. El féretro permanecía todavía en su habitación del primer piso, custodiado a todas horas por los empleados de la finca, vestidos con los mismos atuendos verdes con que habían acompañado al rey en su cacería del día anterior. Fue el fin de un reinado, y el comienzo otro que ha durado hasta el día de hoy.

“The Crown” reflejará la especial relación del príncipe Felipe con una mujer 30 años menor

Los creadores de la temporada 5 de la serie “The Crown” están “listos para enfurecer” a la familia real británica por explorar la relación íntima entre el príncipe Felipe –fallecido el pasado 9 de abril a los 99 años– y la aristócrata Penny Knatchbull, quien era 30 años menor que el duque de Edimburgo.

La actriz Natascha McElhone interpretará a Penny Knatchbull, condesa Mountbatten, mientras Jonathan Pryce ocupará el papel del esposo de la reina Isabel II, el príncipe Felipe. En esta nueva temporada, que no tiene fecha de lanzamiento, Imelda Staunton interpretará a la reina.

Según The Sun, es “poco probable” que la familia real reciba con agrado que la serie muestre la relación entre el príncipe Felipe y Penny. “Esta es una relación que naturalmente levantó algunas cejas y provocó bastantes susurros, pero Felipe y Penny sostuvieron que solo eran amigos”, dijo una fuente al periódico.

Los creadores de The Crown creen que es una relación digna de explorar y elegir a una actriz veterana como Natascha es un reflejo del alto perfil que tiene el papel”, agregó. “Pero es poco probable que Su Majestad o el resto de la Familia Real reciban esta relación tan personal como una historia”.

Quién es Penny Knatchbull y por qué fue tan cercana al príncipe Felipe

Penny Eastwood, de 68 años, es la esposa de Norton Knatchbull, tercer conde Mountbatten (nieto del histórico tío de Felipe, Lord Mountbatten) y uno de los amigos más cercanos de juventud del príncipe Carlos.

Si bien se ha hablado mucho de su pasión compartida por el deporte de la conducción de carruajes, sus vínculos eran profundos y se remontaban a décadas atrás”, dijo The Daily Mail, que considera a Penny como “una confidente fiel” y “guardiana de los secretos” del príncipe Felipe.

Hija única de Reginald Eastwood, un carnicero convertido en hombre de negocios, tras fundar los restaurantes Angus Steakhouse, Penny se educó en Suiza antes de graduarse en administración de empresas en la London School of Economics. Conoció al príncipe Felipe en 1974, cuando era novia de Norton Knatchbull, quien actualmente tiene 73 años.

Penny se casó con el heredero del conde Mountbatten en 1979, con el príncipe Carlos oficiando como padrino, solo dos meses después de que el conde fuera asesinado por el IRA. Hasta 2005, Penny fue conocida como Lady Romsey y más tarde Lady Brabourne hasta que asumió su título de Condesa Mountbatten tras la muerte de su suegra en 2017.

La muerte de su hija de 5 años la unió aún más al príncipe Felipe

Lord y Lady Mountbatten siempre fueron personas muy cercanas a la familia real, pero la tragedia unió aún más al príncipe Felipe con Penny cuando, en 1991, su hija menor, Leonora Knatchbull, murió de cáncer de riñón cuando solo tenía cinco años de edad. Felipe comenzó a invitar a Penny a pasear en carruajes de caballos, un deporte que un asistente describió como “uno de los grandes amores de la vida de Felipe después de la reina”.

El duque de Edimburgo y Penny, 33 años más joven, eran vistos juntos en eventos como el Royal Windsor Horse Show, a veces en mini-motocicletas a juego o en carruajes de caballos. En 2010, cuando el conde Mountbatten dejó a Penny para vivir con su amante en Las Bahamas, ella se hizo cargo de la administración de la mansión familia en Broadlands, del siglo XVIII, y continúa administrando la finca en la actualidad.

Penny permitió que su esposo se mudara nuevamente a la mansión de la familia después de que le diagnosticaran Alzheimer. Mientras tanto, ha dedicado su vida a recaudar dinero para una organización benéfica en nombre de su pequeña hija fallecida, y acompañó al duque de Edimburgo en los últimos años de su vida. En abril, fue una de las 30 personas que asistieron al funeral y entierro del príncipe en Windsor.

Monarquias.com

The Crown no contará con la historia de Harry y Meghan, dice el creador de la serie

Se espera que la sexta temporada sea la última, que terminará en algún lugar a principios de la década de 2000, pero Peter Morgan dice que es demasiado pronto para mostrar la historia del «Megxit».

Los fanáticos de “The Crown” de Netflix Inc. no deberían esperar ver nada del drama actual sobre la familia real británica en la popular serie.

Aunque la temporada más reciente del drama histórico repasa la era del príncipe Carlos y la princesa Diana, los productores no tienen planes de presentar ninguna de las controversias modernas que rodean a Meghan Markle y el príncipe Harry.

Se espera que la sexta temporada de The Crown sea la última, que terminará en algún lugar a principios de la década de 2000.

El creador de la serie, Peter Morgan, dijo específicamente que la relación de los duques de Sussex es simplemente demasiado reciente para reflexionar con claridad en el programa, por lo que si fueran cubiertos en la pantalla, tendrían que esperar a que el programa reviviera en la siguiente década, más o menos.

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Creo que te vuelves mucho más interesante [con el tiempo]», le dijo a The Hollywood Reporter. “Meghan y Harry están en medio de su viaje y no sé cuál es su viaje ni cómo terminará. Uno desea algo de felicidad, pero me siento mucho más cómodo escribiendo sobre cosas que sucedieron hace al menos 20 años”.

Esta semana, más de 17 millones de personas en Estados Unidos y 11 millones en Reino Unido vieron la entrevista exclusiva de los duques de Sussex con la popular presentadora televisiva Oprah Winfrey. En la charla, se habló de los pensamientos suicidas de Meghan y la revelación de actos racistas dentro y fuera del palacio, declaraciones que conmocionaron a la familia real.

Parece el libreto perfecto para una serie de ficción, pero según Morgan, el momento para presentar al duque y la duquesa en conflicto no encaja del todo en el alcance actual de The Crown. Él siente lo mismo por el escándalo que rodea al príncipe Andrés y su relación con el delincuente sexual convicto Jeffrey Epstein.

Eso es tiempo suficiente y distancia suficiente para comprender realmente algo, comprender su función, comprender su posición, comprender su relevancia”, explicó el productor.

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“A menudo, las cosas que parecen absolutamente importantes hoy en día se olvidan instantáneamente, y otras cosas tienen el hábito de quedarse y demostrar ser históricamente muy relevantes y duraderas”, agregó.

“No sé en qué parte del esquema de las cosas aparecerán el príncipe Andrés o, de hecho, Meghan Markle o Harry”, continuó Morgan. “No lo sabremos, y necesitas tiempo para dejar de que algo sea periodístico. Así que no quiero escribir sobre ellos porque escribir sobre ellos lo convertiría instantáneamente en periodístico, y hay muchos periodistas que ya escriben sobre ellos”.

En su mente tiene “una regla de 20 años”, dijo Morgan. “También es necesario permitir la oportunidad de la metáfora. Una vez que algo tiene una posibilidad metafórica, puede volverse interesante”.

“Es muy posible, por ejemplo, contar la historia de Harry y Meghan a través de la analogía y la metáfora, si eso es lo que quieres hacer. Porque ha habido tantos ejemplos en el pasado, ya sea Wallis Simpson o Eduardo VII, o Diana y el príncipe Carlos”.

“Ha habido muchas oportunidades en el pasado en las que ha habido complicaciones matrimoniales. Ha habido esposas que se han casado con miembros de la familia real que no se han sentido bienvenidas y que no encajan. Así que hay muchas historias que contar sin contar la historia de Harry y Meghan «

Se espera que las dos últimas temporadas de The Crown cubran los eventos de la dinastía Windsor hasta principios de la década de 2000. La cuarta temporada abarca desde 1979 hasta alrededor de 1990. Hay dos temporadas más antes de que concluya la serie.

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Hace 40 años: la infame entrevista en la que Carlos no supo decir si amaba Diana

Con una boda que capturó la atención mundial, muchos pensaron que se trataba de un cuento de hadas. Las señales estaban a la vista incluso en la primera aparición pública como prometidos.

La presentación de Lady Diana Spencer como futura princesa y futura reina fue presentada por los medios de comunicación como un “cuento de hadas” y la magnificencia de la boda corroboró ese hito.

Sin embargo, nadie previó los problemas que se presentarían al escuchar las primeras declaraciones públicas del príncipe Carlos como prometido de Diana.

El príncipe Carlos le propuso matrimonio a lady Diana Spencer el 6 de febrero de 1981, y tres semanas después anunciaron juntos su compromiso al mundo en el Palacio de Buckingham.

Tras una década de noviazgos efímeros, el príncipe Carlos preocupaba a la familia, que veía con desesperación la necesidad de que sentara cabeza y proporcionara a la corona algunos herederos.

Desestimadas varias novias, el príncipe de Gales volvió a su gran amor, Camilla Shand, que ya estaba casada con Andrew Parker-Bowles al mismo tiempo en que cortejaba a Diana, señalada como la favorita de la reina madre y el príncipe Felipe.

El 24 de febrero, en la primera entrevista que concedieron a los medios, el periodista preguntó al príncipe de Gales, de 32 años, si amaba a su prometida. El heredero al trono británico respondió: “Whatever ‘in love’ means” (“Lo que sea que signifique ‘enamorado’”).

Solo cinco meses después, su pomposa boda en la catedral de San Pablo el 29 de julio de 1981 capturó la atención del mundo y, aunque muchos la consideraron un matrimonio de cuento de hadas, la unión no fue feliz, ni siquiera desde el principio.

La biógrafa del príncipe, Sally Bedell Smith, habla de Carlos llorando en su noche de bodas mientras Diana, «extremadamente problemática», luchaba contra la bulimia. Él «pensó que podría llegar a amar a Diana», escribe Bedell Smith, «al igual que el matrimonio concertado de su abuela y el rey Jorge VI más tarde se convirtió en amor».

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The Crown: las historias de la familia real podrían haber sido “mucho peores”, dice Gillian Anderson

La serie de Netflix recibió muchas críticas, incluso del gobierno, por su descripción de la familia real británica. Pero en realidad, fue amable, afirma la actriz.

La actriz Gillian Anderson, quien interpretó a la primera ministra británica Margaret Thatcher en última temporada de The Crown” de Netflix, se refirió a si es necesario que los productores aclaren que se trata de una ficción y argumentó que la serie en realidad fue bastante “amable” con la familia real.

Es obvio que estamos haciendo un programa de televisión y que estos son personajes basados ​​en personas de la vida real. Para mí, se sintió como un drama por el drama. Pero entiendo que hay mucha gente invirtiendo”, dijo Anderson en declaraciones a InStyle.

Anderson también señaló que la serie podría haber sido mucho más vergonzosa para la familia real: “Hay muchas cosas sobre las que se podría haber escrito, pero no fue así, que es mucho peor de lo que terminó en el programa. Se ha extendido la bondad en ciertas áreas donde no tenía que ser así”.

El secretario de Cultura británico, Oliver Dowden, anunció en noviembre pasado que planeaba pedirle al servicio de streaming que agregara una advertencia de salud, para que los espectadores no se confundan. Netflix declaró que no haría tal cosa, ya que “siempre había presentado a The Crown como un drama” y el creador Peter Morgan ha defendido firmemente su derecho a la licencia creativa al escribir la serie.

Josh O’Connor, quien interpretó al príncipe Carlos, dijo anteriormente que la intervención propuesta por Dowden era “indignante” y difícilmente debería ser la máxima prioridad para el ministro en un momento de crisis para la industria de las artes. “Tienes que mostrarles respeto a los televidentes y entender que son lo suficientemente inteligentes como para verlo por lo que es, que es pura ficción”, dijo.

Carta revela que Margarita de Inglaterra decidió por sí misma renunciar a su “amor prohibido”

La princesa no terminó su romance con Peter Townsend presionada por el deber hacia la monarquía, sino que realmente quería tener la última palabra.

La hermana menor de la reina Isabel II de Gran Bretaña, la princesa Margarita (1930-2002), solo se casó una vez durante su vida, pero su matrimonio con el fotógrafo Antony Armstrong-Jones, terminó más tarde en divorcio. Antes de su matrimonio, la princesa había estado involucrada con el capitán Peter Townsend, un hombre divorciado que muchos consideraban una pareja inadecuada para la joven princesa, hija de rey y hermana de reina.

La familia real, liderada por la implacable reina madre, no estaba a favor del matrimonio, pero la evidencia descubierta en años recientes sugiere que la princesa Margarita no rompió definitivamente su relación con su amor prohibido. Como miembro de la Familia Real y con un lugar privilegiado en la sucesión al trono, Margarita no era completamente libre de casarse con quien quisiera e Isabel II tenía que darle un permiso para que se casara, como se indica en la Ley de matrimonios reales de 1772.

El capitán Peter Townsend era escudero del rey Jorge VI, padre de Margarita.

Sin embargo, en el momento de la relación de la princesa Margarita con Peter Townsend, la Iglesia de Inglaterra se oponía al divorcio. Como jefa de la Iglesia, se cree que la reina no podía permitir que su hermana se casara con un hombre divorciado. La familia real también todavía no se recuperaba de la crisis que desató el rey Eduardo VIII, tío de Margarita, cuando quiso casarse con la mujer estadounidense dos veces divorciada Wallis Simpson.

En 1955, presionada por la familia y el Establishment, Margarita publicó una carta en los periódicos anunciando que renunciaba a casarse con el hombre que amaba para obedecer su destino de servicio a la reina. Si bien a menudo se retrata a la princesa como indefensa ante la situación, en 2009 se publicó por primera vez el contenido de una carta con fecha de 1955 que mostraba que Margarita estaba decidida a no permitir que otros tomaran decisiones sobre su vida privada.

El romance se reveló en la prensa inglesa después de la coronación de Isabel II en 1953.

Seis días antes de cumplir 25 años, la princesa Margarita le escribió al entonces primer ministro, Anthony Eden, diciéndole: “Le escribo para informarle, en la medida de lo posible, de cualquier plan personal durante los próximos meses… Durante el último mes de agosto y todo el mes de septiembre estaré aquí en Balmoral, y no tengo ninguna duda de que durante este tiempo, especialmente en mi cumpleaños el 21 de agosto, la prensa alentará todo tipo de especulaciones sobre la posibilidad de que me case con el capitán Peter Townsend”.

Margarita proseguía en su carta: “No voy a verlo durante este tiempo, pero en octubre regresaré a Londres, él se tomará sus vacaciones anuales; ciertamente espero verlo mientras esté allí. Porque sólo al verlo de esta manera siento que puedo decidir adecuadamente si puedo casarme con él o no. A fines de octubre o principios de noviembre, espero estar en condiciones de decirles a ustedes ya los demás primeros ministros del Commonwealth lo que pretendo hacer. La reina, por supuesto, sabe que le escribo sobre esto, pero, por supuesto, nadie más lo sabe, y como todo es tan incierto, sé que lo considerará sin duda una confianza”.

Al cumplir 25 años, Margarita anunció que terminaría su relación con Townsend llamada por el deber a la Corona.

El biógrafo oficial de la princesa Margarita, el historiador Christopher Warwick, dice que este documento “le dan un tono completamente diferente a la versión aceptada de los hechos”. “Esta carta reescribe la historia, porque aquí tienes a una joven muy decidida y segura que controla la situación, diciéndole al Primer Ministro que no ha decidido y que está vacilando, lo cual está en desacuerdo con lo que el público le hizo creer y ciertamente con lo que ella me dijo”.

La carta revela que Margarita no renunció a su amor presionada por el deber hacia la monarquía, sino que realmente quería decidirlo por sí misma. “La percepción era que ella renunció al amor de su vida por el deber y el protocolo, pero esta carta pone un signo de interrogación sobre eso. Demuestra que el amor, posiblemente, no fue tan fuerte como al principio”, dijo Warwick. “Es probable que Margarita no quisiera que nadie más que Eden supiera que había tenido dudas, porque había llegado muy lejos”.

¿Es la princesa Ana realmente la hija favorita de Felipe de Inglaterra?

Trabajadora, franca, discreta y activa, la princesa de 70 años siempre fue vista como la preferida entre los hijos del duque de Edimburgo.

La temporada 4 de la exitosa serie de Netflix “The Crown” insinúa en uno de sus capítulos que la princesa Ana es la favorita entre los cuatro hijos de Felipe, el esposo de la reina Isabel II de Gran Bretaña. La serie muestra que mientras la soberana parece tener preferencia por el príncipe Andrés, el duque de Edimburgo prefiere la compañía de su única hija mujer, nacida en 1950.

La experta de la realeza Marlene Koenig dijo en declaraciones al diario británico Express que no peude confirmar si la princesa Ana, ahora de 70 años, es realmente la hija favorita del príncipe Felipe en la vida real, pero sí señaló sorprendentes similitudes entre padre e hija que bien podrían hacerlos compatibles el uno al otro. “Ella comparte su actitud sensata hacia la vida”, dijo la experta.

El duque de Edimburgo, de 99 años, y la princesa Ana comparten el amor por los caballos, los deportes y la vida al aire libre. Ambos son francos, directos, con un sentido del humor picante y ambos odian a la prensa. De todos los hijos de la reina Isabel II, la Princesa Real es vista como la que más duro y discretamente ha trabajado, especialmente en el área de la beneficencia y los deportes.

Marlene Koenig explicó: “Ana fue miembro del equipo ecuestre de Gran Bretaña en 1976 en Montreal. En 1975 ganó dos medallas de plata en el Campeonato de Europa de Concurso en 1975. Cuatro años antes, ganó una medalla de oro en el mismo evento”. Además, es miembro del COI y es la presidenta de la asociación olímpica, agregó.

Al igual que su padre, quien se retiró de la vida pública a los 96 años, la princesa Ana demuestra no querer ceder un ápice de su labor silenciosa como miembro de la familia real y considera que es fundamental para mantener la monarquía a flote. “Mira a los miembros de mi familia que son considerablemente mayores que yo y dime si han dado un ejemplo que sugiera que yo podría dejar todo”, dijo en 2010 al cumplir 60 años.

La experta en lenguaje corporal Judi James explicó cómo sus similitudes pueden haberlos ayudado a mantenerse unidos: “Históricamente, Ana siempre ha sido conocida por ser la más cercana al príncipe Felipe. Como su padre, ella parece ser alguien estoica y confiable, pero también sencilla y optimista como compañera».

La experta revela que padre e hija parecen haber adoptado un enfoque similar sobre cómo trabajaban como parte de la Familia Real.

Su lenguaje corporal arroja muchas más similitudes, lo que sugiere un enfoque de la vida muy similar. “Como su padre, Ana parece hacer reír a la reina”, comentó la experta.

“La mayoría de las poses entre las dos mujeres sugieren un sentido del humor compartido, resaltando un lado de la reina que rara vez podemos vislumbrar. Al igual que Felipe, Ana a menudo parece estar al borde de una sonrisa irónica y un poco cínica. Este enfoque más realista e incluso irreverente debería ser exactamente lo que la reina necesita para mantenerla feliz y con los pies en la tierra”, agregó.

The Crown “es un drama basado en eventos históricos”, aclara Netflix

La plataforma de streaming se negó a calificar la serie como una obra de ficción incluso después del pedido del gobierno británico.

El 15 de noviembre, Netflix estrenó la cuarta temporada de su popular serie “The Crown”. El espectáculo gira en torno a la vida de la realeza británica, incluida la reina Isabel II. Pero la nueva temporada del programa cobró fuerza en las redes sociales por dar un vistazo al interior del matrimonio roto del príncipe Carlos y la princesa Diana, que fue ampliamente comentado y criticado por el público.

Netflix se ha negado a clasificar The Crown como una obra de ficción después de que Oliver Dowden, el secretario de cultura británico, sugiriera que la plataforma debe agregar un descargo de responsabilidad al programa a raíz de la introducción de personajes históricamente sensibles como la primera ministra Margaret Thatcher y la difunta princesa de Gales, cuya muerte en un accidente automovilístico en 1997 abrió las puertas de las teorías de la conspiración.

“Siempre hemos presentado The Crown como un drama, y tenemos plena confianza en que nuestros suscriptores entienden que es una obra de ficción que se basa ampliamente en eventos históricos, como resultado, no tenemos planes, y no vemos la necesidad, de agregar un descargo de responsabilidad”, dijo la plataforma de transmisión de contenidos con sede en Estados Unidos en un comunicado.

Los ejemplos del programa, especialmente los relacionados con el infame triángulo amoroso que involucra al príncipe Carlos, Diana Spencer y Camilla Parker Bowles, generaron reacciones extremadamente fuertes en las redes sociales.

En un intento por demostrar que The Crown se basa ampliamente en eventos históricos, Netflix también compartió un video especial titulado «Diana en sus propias palabras» que se reproduce en el telón de fondo de la princesa de Gales narrando su propia historia y la participación de Camilla en su vida de casada con el príncipe Carlos. (Sputnik)

Lord Mountbatten admitió que él y su esposa «pasaron sus vidas en las camas de otras personas»

El tío y confidente del príncipe Carlos de Inglaterra estaba “devastado” por la sucesión de amantes de su esposa, que incluían el primer ministro de la India.

Lord Louis, conde Mountbatten, primo lejano de la reina Isabel II, tío del príncipe Felipe y mentor del príncipe Carlos es destacado en la serie The Crown por su papel clave en la Familia Real y su importante influencia tanto sobre Felipe como sobre Carlos. En la cuarta temporada del drama de Netflix, el príncipe de Gales alude a la propia infidelidad de Mountbatten cuando habla de su relación con Camilla Parker Bowles. Pero si bien l serie de Netflix es un drama de ficción sobre la familia real británica, hay evidencia significativa de que Mountbatten y su esposa no limitaron su relación solo dentro del matrimonio.

El historiador británico Andrew Lownie afirma que el difunto Lord Louis Mountbatten (1899-1979), y su esposa Edwina Ashley pasaron la mayor parte de su matrimonio en brazos de sus respectivos amantes. En su nueva biografía The Mountbattens: They Lives and Loves, el autor contó cómo el último virrey de la India, asesinado en 1979 por una bomba del IRA, se mostró al principio devastado por las infidelidades de su esposa.

La condesa, quien fue aclamada como “la mujer más bella de Inglaterra” cuando se casó con Louis, fue descrita como “una mujer obsesionada por el sexo” y, según los informes, tuvo hasta 18 amantes, incluidos el primer ministro indio Nehru y el cantante Leslie ‘Hutch’ Hutchinson.

Según el libro, Lord Mountbatten, de quien se decía que era “más tímido en la cama”, acordó un matrimonio ‘abierto’ con Edwina, antes de embarcarse en sus propias aventuras, supuestamente con mujeres y hombres “jóvenes”, cómo revelaron documentos del FBI descubiertos recientemente.

Se decía que Mountbatten incluso admitió en una ocasión: “Edwina y yo pasamos toda nuestra vida de casados ​​metiéndonos en las camas de otras personas”. Según la biografía, este bisnieto de la reina Victoria de Gran Bretaña y oficial de la Armada Real le escribió una vez: “Me gustaría saber cómo coquetear con otras mujeres, y especialmente con mi esposa”.

Según los informes revelados en el nuevo libro, el supuesto gusto de Edwina por las aventuras sexuales con el oficial del ejército Hugh Molyneux, antes de conocer al heredero millonario Stephen Sandford. Ello habría ocurrido muy pronto después de la boda con Mountbatten, en 1922.

Pero los problemas solo comenzaron realmente cuando su activa vida social comenzó a aparecer en la prensa, y su nombre apareció en una solicitud de divorcio de la esposa del colega naval de Louis, Henry Simpson, alegando que habían cometido adulterio. Se decía que Lord Mountbatten finalmente la había confrontado, y después de un enfrentamiento emocional, la pareja, según los informes, acordó un matrimonio abierto, ya que el divorcio era una vergüenza en la década de 1930.

Los amoríos más controvertidos de Edwina Mountbatten incluyeron al primer ministro indio Jawaharlal Nehru, y al actor del West End Paul Robeson, lo que causó un gran escándalo cuando las relaciones interraciales estaban socialmente mal vistas, lo que resultó en que el Palacio de Buckingham demandara al periódico The People por divulgar “mentiras” sobre la familia real.

En otros lugares se escucharon rumores de encuentros fogosos con el artista Leslie Hutchinson, y se decía que sus supuestos amantes con frecuencia se quedaban en la casa de los Mountbatten. La hija de los condes, Lady Pamela Hicks, reveló una vez: “Cuando mi madre regresó de las compras un día le dije: el señor Larry Gray en el salón, con el señor Sandford en la biblioteca, con el señor Ted Phillips en el tocador, con el señor Portago en la antesala y no sé qué hacer con el señor Molyneux”. Edwina murió mientras dormía por causas desconocidas a los 59 años de 1960 y, siguiendo sus deseos, su cadáver fue arrojado al fondo del mar.

La nueva biografía revela que Louis Mountbatten comenzó sus propias aventuras fuera del matrimonio en 1932, cuando conoció a una mujer casada de unos veinte años, Yola Letellier, a la que habría frecuentado hasta su muerte. También se dijo que el conde era cliente de la encargada del burdel francés, Madame Claude, y, según los informes, utilizó sus servicios mientras “daba vueltas en el aire en un avión privado”.

Sin embargo, documentos del FBI obtenidos a través de una solicitud de libertad de información por parte de un historiador británico, tras 75 años de confidencialidad, “Lord Louis Mountbatten era conocido por ser un homosexual con una perversión para los niños pequeños” y “tenía una especie de fetiche por los uniformes: jóvenes guapos con uniformes militares (con botas altas) y hermosos niños con uniforme escolar”.

Lord Altrincham, el noble que «salvó» a la reina Isabel con su idea de discursos navideños televisados

Cómo se puede mantener actualizada una institución centenaria como la monarquía británica? Hace 63 años, la familia real protagonizó verdadero ciclón revolucionario después de un artículo editorial publicado por un escritor prominente, el segundo Barón Altrincham.

El noble (quien más tarde sería conocido como John Grigg tras renunciar a su título) sacudió a Gran Bretaña cuando sugirió que la reina y los cortesanos que la apoyaban no estaban en contacto con sus súbditos, una controversia que se puede ver en la segunda temporada de la serie «The Crown» producida por Netflix.

Lord Altrincham, como todos los personajes de esta serie, existió realmente y su papel fue preponderante en la modernización de la monarquía, que para finales de la década de 1950 parecía estancada en el tiempo. John Grigg, también conocido como Lord Altrincham, fue un escritor y político británico que pasará a la historia como el hombre que llamó a la reina Isabel II una «colegiala aplicada».

Su padre era el periodista de «The Times» Edward Grigg (más tarde Baron Altrincham), que era dueño y editor de una publicación poco conocida llamada «National Review». Después de graduarse de Oxford, John se hizo cargo de esta revista. También se presentó al Parlamento, pero sus ambiciones políticas no tuvieron éxito, por lo que centró su atención en el periodismo.

Después de la muerte de su padre en 1955, Grigg se convirtió en el nuevo Lord Altrincham, renombró su publicación como «National and English Review» y publicó artículos que atacaban al gobierno conservador por su manejo de la Crisis de Suez, pidió la abolición de la Cámara de los Lores y fue un crítico abierto de los títulos nobiliarios hereditarios.

Diferentes voces se habían alzado en esos años, especialmente en 1957, criticando a la monarquía liderada por Isabel II, quien entonces tenía poco más de treinta años de edad. «La familia real dispone de mucho tiempo libre«, se quejó el autor B.A. Young ese año. «Treinta y tantas apariciones en 90 días en verdad no constituyen un programa agotador cuya principal razón de ser es la realización de presentaciones públicas«.

Pero fue Altrincham quien desató un verdadero vendaval sobre el palacio de Buckingham al publicar un importante ensayo en el verano de 1957. El autor argumentó que la corte y sus funcionarios estaban demasiado alejados del ciudadano inglés común, y criticó personalmente a la reina Isabel, diciendo su estilo de hablar le daba «un dolor en el cuello» y diciendo que parecía «una colegiala».

«Los que adhieren a la monarquía como institución«, escribió, «deben estar por encima de las desagradables fotografías de color de una joven y esplendente mujer de brillante atuendo, para atenerse a las realidad más difíciles que se perfilarán de aquí a veinte años. La monarquía no sobrevivirá, y mucho menos prosperará, a menos que sus principales figuras rindan el mayor esfuerzo posible y demuestren toda la imaginación que ellas y sus consejeros puedan desplegar«.

El ataque Altrincham, interpretado erróneamente en las semanas siguientes, apuntaba a los cortesanos más antiguos de la Casa Real, la mayoría heredados de los reinados anteriores. Estos hombres de gris le escribían sus discursos, planeaban sus apariciones, elegían a sus amigos, la protegían, la acercaban y generalmente se aseguraban de que la reina permaneciera distante.

«No será suficiente que ella represente las ceremonias«, continuaba Altrincham, «tendrá que decir cosas que la gente pueda recordar y hacer cosas por propia iniciativa, que induzcan a la gente a enderezar el cuerpo y prestar atención Por el momento, hay escasos signos de que esté perfilándose una personalidad semejante«. El noble criticó también el «estilo del lenguaje de la reina, que francamente es insufrible«.

«Como su madre, parece incapaz de pronunciar siquiera unas pocas oraciones seguidas sin un texto escrito, un defecto que es especialmente lamentable cuando el público puede verla (…). La personalidad expresada por las frases que ponen en sus labios es la de una escolar puntillosa, capitana del equipo de hockey, una auxiliar encargada de la disciplina«.

«Los que creemos que la monarquía puede sobrevivir y representar un papel cada vez más positivo en los asuntos de la Commonwealth, no deseamos guardar silencio mientras nadie rectifica una sucesión interminable de errores… No hay límite a lo que puede obtenerse si de ese modo se perfecciona el cambio que Jorge V inauguró«.

Altrincham sostuvo que la familia real no necesita vivir como un grupo de nómades elegantes y llegó a la conclusión de que la reina «es una institución meritoria» y decía que él la admiraba «personalmente y deseaba que tuviese buena suerte en su tarea infinitamente responsable y exigente«.

Lo gracioso es que estas críticas son que las hizo por primera vez en 1953, en la época de la coronación de Isabel II, y nadie prestó atención, porque ese no era el estado de ánimo. Pero en 1957, el estado de ánimo nacional había cambiado. «Cambió radicalmente, en parte porque el brillo de la nueva Reina se había desvanecido, quizás«, explicó el historiador Robert Lacey; «pero también porque Gran Bretaña había pasado por este trauma de la Crisis de Suez, una arrogante aventura militar en el extranjero que terminó en desastre (…) De repente, sus ideas tocaron una fibra sensible«.

«En un ensayo, un autor reflexivo llegó al nervio de un problema esencial«, escribe el historiador Donald Spoto. «El palacio de Buckingham carecía de la capacidad para responder con espíritu creativo al sesgo sociopolítico determinado por los tiempos modernos, que exigen una respuesta imaginativa y la búsqueda de un nuevo significado dinástico que por el momento no aparece«.

«Lo que es peor«, continúa Spoto, «la corte de Isabel II estaba formada casi por completo por ingleses de raza blanca, pertenecientes a la clase alta. Mientras la sociedad británica se convertía en una entidad completamente multirracial y multinacional«.

Hubo una tranquila oleada de apoyo popular al artículo de Altrincham, quien también se ganó una bofetada en la cara de parte de un miembro de la «Liga de Leales del Imperio», un grupo que argumentó que Gran Bretaña debería retener su imperio. Pero incluso el príncipe Felipe le habría sugerido a su esposa que tuviera en cuenta esa opinión: «Nuestra tarea consiste en lograr que la monarquía funcione«.

Según Altrincham, Martin charteris, ayudante del secretario privado de Isabel II, le dijo que «era lo mejor que le había sucedido al palacio en mucho tiempo». «Lo que hay que decir sobre Lord Altrincham es que era un gran monárquico«, dice Lacey. «No era republicano cuando criticaba a la reina. Estaba criticando el hecho de que la reina y los cortesanos pasados de moda no estaban sirviendo bien a la monarquía en su estilo«.

En «The Crown» la reina se ve profundamente afectada por sus comentarios. «Es un verdadero punto de cambio para ella y un verdadero punto de debilidad en su personaje«, dijo la actriz Claire Foy, que interpreta a la reina Isabel, sobre la trama. «Queda muy afectada por cómo la percibe el público. No es algo con lo que ella haya tenido que lidiar, ser criticada, realmente. Repentinamente ser criticada y hacer que su voz y su aspecto se conviertan en algo de lo que todos hablan, es cuando ella es realmente vulnerable«.

Eventualmente, la monarquía adaptó la mayoría de las sugerencias de Altrincham, aunque muchos años después este se quejaría de que sus sugerencias fueron poco a poco olvidadas. Por ejemplo, el discurso de Navidad de la reina fue televisada por primera vez en 1957, y en 1958, las debutantes ya no se presentaron a la corte. «[La historia de Altrincham] encaja con el espíritu de la época más grande, y creo que ese es el atractivo de la serie y del libreto. Muestras a la monarquía en el contexto histórico«, dijo Lacey.

Décadas más tarde, desafortunadamente, Altrincham se mostraría todavía disconforme con la monarquía: «Creo que lo que hice fue útil a la minoría de la Casa Real que los cambios eran necesarios. Son los servidores de la reina, pero no saben cómo proceder. Los primeros ministros de la soberana se han mostrado extraordinariamente serviles y descuidados en ese aspecto y no han atendido con absoluta seriedad los mejores intereses de la reina».

«Las cosas no han cambiado en absoluto en la casa de los reyes y en la rutina real, a pesar de que se ha anunciado la existencia de una época grande y nueva«, dijo Altrincham cuarenta años después. «La exagerada propaganda de la época afirmaba que se trataba de una nueva y grandiosa Era Isabelina; esa clase de cosas. ¡Pero no había cambiado en absoluto!»

Intruso en palacio: la reina estaba «más preocupada por la sangre en sus sábanas que por su seguridad», dice ex mayordomo real

La reina Isabel II de Gran Bretaña estaba “más preocupada por la sangre en sus sábanas que por su propia seguridad” cuando el ciudadano Michael Fagan irrumpió en su habitación del Palacio de Buckingham en julio de 1982, afirmó Paul Burrell, quien sirvió como lacayo de la reina y más tarde como mayordomo de la princesa Diana durante 10 años.

En declaraciones al Channel 4, Burrell se refirió al momento en que Fagan, entonces de 33 años, escaló la pared del palacio por segunda vez en dos meses, se deslizó por una tubería de desagüe y trepó por una ventana abierta.

“La reina dijo: ‘Estaba profundamente dormida y de repente escuché a alguien entrar en mi habitación. Sentí presión en mi cama, alguien se sentó en la cama’”, relató Burrell.

“Ella dijo: ‘Pensé que era Peggy que venía a despertarme, pero Peggy no se sienta en mi cama. Encendí la luz y hay un hombre que está agarrando un cenicero roto y sangraba en mis sábanas’. Estaba más preocupada por que se estropearan las sábanas que por su propia seguridad. Práctica la reina”, relató el exmayordomo.

El exempleado de Buckingham continuó su relato: “Ella dijo: ‘Apreté el botón y, finalmente, vino el policía y se lo llevó’ Yo dije: ‘¿Por qué estaba allí?’ y la reina respondió: ‘Le pregunté eso y me dijo que vendría a hablarme de su esposa’. Ella le dijo: ‘¡No creo que seas la persona con la que deberías hablar eso!’”

Atlantic Crossing: drama televisivo noruego abre polémica sobre la relación de la princesa Märtha y Roosevelt

Los rumores sobre la madre del actual rey noruego y el presidente de EEUU fueron parte de una campaña de difamación, afirman historiadores.

Durante uno de los pasajes más oscuros de la Segunda Guerra Mundial, la princesa heredera Märtha de Noruega, exiliada en Estados Unidos con sus hijos,comenzó a seducir a Franklin D. Roosevelt. La princesa logró acercarse tanto al presidente de los Estados Unidos que ella, y no Winston Churchill, lo convenció de que pusiera fin a la postura de neutralidad de su país y finalmente se comprometiera abiertamente con los aliados con miles de millones de dólares en alimentos, petróleo e incluso tanques de batalla.

Esta, en todo caso, es la historia que se cuenta en Atlantic Crossing, un drama televisivo noruego que exasperó a algunos de los principales historiadores del país, tal como sucede en Gran Bretaña con la serie de Netflix The Crown. La afirmación central de que la princesa Märtha, madre del actual rey noruego, alteró el curso de la guerra sin ayuda ha sido descartada como una “historia falsa” en medio de una controversia.

Uno de los episodio más impactantes muestran al príncipe heredero Olav en medio de un ataque de celos en diciembre de 1941 viajando rápidamente en un avión a Washington. Durante la celebración navideña de la Casa Blanca, está convencido de que su esposa estaba teniendo una aventura con Roosevelt. Olav le da la espalda a Märtha en un frío reencuentro y viaja de regreso a Gran Bretaña, mientras ella llora en su cama.

Los creadores de la serie advirtieron que han “compuesto la historia en base a lo que creen que son escenarios probables, fieles al marco histórico”. Según uno de los guionistas, la serie es “un ejemplo de cómo en el marco de la ficción nos preguntamos sobre lo que pasó detrás de la fachada”. “Sólo Roosevelt y Märtha saben toda la verdad sobre lo que estaba pasando entre ellos en el espacio privado”, dijo a la cadena noruega NRK uno de los guionistas de Atlantic Crossing.

Algunos de los que vieron a la princesa heredera Märtha y Roosevelt juntos han hablado de su ligero coqueteo mútuo. Es muy posible que Roosevelt estuviera un poco fascinado por la princesa, como muchos hombres lo han estado por las encantadoras mujeres más jóvenes. Pero no hay indicios de que los dos tuvieran una aventura o incluso de que el presidente fuera sexualmente activo después de que quedó paralizado de cintura para abajo en 1921.

Ante la controversia, la cadena de televisión NRK se vio obligada reconocer su error: “La serie dramática está inspirada en hechos reales. En realidad, esta es una descripción bastante precisa, pero en algún momento del camino obviamente hemos cometido un error en la comunicación hacia la audiencia y la comunidad profesional histórica”. “La princesa heredera Märtha se destacó como personaje principal. No experimentamos esto como una película de amor sobre una relación entre una mujer joven y un hombre mayor con poder. Por otro lado, nos fascinó el hecho de que Märtha como personaje pasó de ser un ‘santuario humano’ a defender sus propias opiniones como representante de una nación”.

“A través de la investigación que hicieron los autores, parecía probable que la princesa heredera Märtha también hubiera tenido conversaciones políticas con Roosevelt, y que estaba dentro de la ficción del drama componer con esto como punto de partida”, dijo el director Ivar Køhn.

“La investigación que hice en relación con el libro La guerra de la princesa heredera: la verdadera historia de la princesa heredera Märtha y Franklin D. Roosevelt, muestra que los rumores de que ellos tenían una aventura fueron difundidos por los oponentes de Roosevelt como parte de una campaña de difamación que formaba parte de teoría de la conspiración”, escribió el historiador noruego Trond Norén Isaksen en el diario Aftonbladet.

¿Qué tan cierta fue la historia del romance?

El historiador recordó que el periódico Chicago Tribune comenzó a ser fuente de rumores sobre Märtha y Roosevelt, insinuando que existía un romance entre ellos. El corresponsal del periódico en la Casa Blanca, Walter Trohan, bautizó a la princesa heredera Märtha como “la agente número uno de Gran Bretaña” y contó detalles de sus visitas a la casa de campo de Hyde Park, asegurándose de que la primera dama estadounidense Eleanor Roosevelt no estuviera presente.

En la sucursal de la Confederación Noruega de Sindicatos en Chicago, se desesperaron por “la propaganda insidiosa” del periódico por “dirigirse tan brutalmente” contra Märtha. Cuando un amigo cercano le preguntó directamente sobre los rumores de que estaba «interesado» en Märtha, Roosevelt respondió que era una tontería.

QUIÉN FUE MÄRTHA DE NORUEGA. Nacida como princesa de Suecia en Estocolmo el 28 de marzo de 1901, Märtha Sofia Lovisa Dagmar Thyra era la hija del príncipe Carlos de Suecia, duque de Västergötland, y la princesa Ingeborg de Dinamarca. Su hermana menor fue Astrid, reina consorte de Bélgica que murió en un accidente automovilístico en 1935. Se comprometió con su primo hermano Olav, príncipe heredero noruego, durante los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928 y se casó con él en la Iglesia de Nuestro Salvador, ahora Catedral de Oslo, el 21 de marzo de 1929. Tuvieron tres hijos: la princesa Ragnhild nació en 1930, la princesa Astrid en 1932 y el rey Harald en 1937. Murió el 5 de abril de 1954 y fue enterrado el 21 de abril en el Mausoleo Real del Castillo de Akershus.

Las primas «imbéciles» de Isabel II «no fueron abandonadas ni olvidadas», afirma la familia

David Bowes-Lyon, primo de la princesa Margarita, dijo que ella “sabía exactamente quiénes eran y qué había sucedido” con Nerissa y Katherine, al contrario de lo que cuenta “The Crown”.

En uno de los capítulos de la temporada 4 de la serie The Crown, la princesa Margarita se horroriza al descubrir, por accidente, la existencia de dos primas internadas en secreto en una institución psiquiátrica.

Ahora, un primo de la fallecida princesa, David Bowes-Lyon, desacreditó la trama la popular serie de Netflix, calificándola de “ficción pretendiendo ser un hecho”, y revelando que fue causa de una gran “frustración” dentro de su familia.

Nerissa y Katherine Bowes-Lyon, que nacieron con graves dificultades de aprendizaje y fueron internadas en un asilo cuando aún eran jóvenes y después de ser inscriptas como muertas. El palacio de Buckingham dijo en los años 80 que la familia real no tenían idea de la existencia de sus primas, creyendo que habían fallecido jóvenes.

El aristócrata de 73 años, cuyo padre fue primo hermano de la reina madre una vez alejado, dijo que la idea era una completa fantasía, y reveló que había hablado con la princesa Margarita sobre Nerissa y Katherine en más de una ocasión.

“Ella sabía quiénes eran en todos los aspectos, como lo haría usted con cualquier primo”, dijo. “Hablamos de ellas cuando hablamos de familiares en general, durante la cena y los almuerzos”, afirmó.

Bowes-Lyon afirmó que la princesa “sabía exactamente quiénes eran y qué había sucedido” con Nerissa y Katherine.

“Es completamente incorrecto decir que fueron olvidadas y certificadas como locas”, afirmó, diciendo que no fueron “abandonadas”, sino visitadas “con frecuencia” en el Hospital Royal Earlswood en Redhill, aunque señaló que tenían demencia y no podían reconocer a las personas.

El noble afirmó que otra prima, la fallecida Lady Elizabeth Shakerley, le había dicho recientemente que sus primas “no fueron abandonadas ni olvidados”, un hecho también confirmado por su propio padre, el mayor general James Bowes-Lyon (primo hermano de la reina madre) antes de morir en 1977.

Probablemente soy el único miembro de la familia que podría decir públicamente algo sobre esto”, agregó.

“Es más difícil para los miembros de la Familia Real, y la generación más joven no estaba presente. No diría que hay malestar en la familia, pero creo que la gente está frustrada y quisiera que las cosas se aclaren. Los miembros de la realeza son bastante inmunes a las críticas, pero en términos de registro histórico, la gente debería saberlo”.

Nerissa, que murió en 1986, y Katherine, que vivió hasta 2014, eran hijas de John Herbert Bowes-Lyon, el hermano mayor de la reina madre, y su esposa, Fenella. Ambas nacieron con graves discapacidades del desarrollo y ninguna aprendió a hablar.

Su diagnóstico médico reflejaba actitudes hacia tales condiciones en el momento en que, oficialmente, eran “imbéciles”, por lo que fueron enviadas a Earlswood en 1941, cuatro años después de que la abdicación de Eduardo VIII convirtiera a su tía, la duquesa de York, en reina consorte.

En 1963, se registró en el “Burke’s Peerage”, el libro de genealogía de la nobleza y la aristocracia británica, declaró que ambas hijas estaban muertas, lo que Bowes-Lyon dijo que creía que era simplemente un error.

El noble piensa que la serie se “tomó un poco de libertad” con detalles de los que los escritores no estaban seguros. “Aparte de la conexión familiar, es importante asegurarse de que la historia no tome a The Crown como lo que realmente sucedió. No me gustaría ver a nadie en el futuro referirse a esto como la verdad, y algunas personas tienden a pensar eso”, concluyó.

Cómo se llevan la reina Isabel y Camilla, antigua «villana» de la familia real

Con frecuencia la monarca británica y la duquesa de Cornualles han protagonizado rumores sobre su relación. ¿Qué opina realmente Isabel II sobre la mujer acusada de haber roto el matrimonio de Carlos y Diana?

Camilla Parker Bowles, duquesa de Cornualles, ha tenido una larga y controvertida historia con la Familia Real: su relación íntima con el príncipe de Gales la ubicó en el centro de la escena de uno de los períodos más turbulentos y dramáticos que tuvo que atravesar la Casa de Windsor en su historia y la opinión pública tardó años en perdonarla. También surgieron rumores sobre la relación de Camilla con su suegra, la reina Isabel II, lo que provocó preguntas sobre si las dos mujeres se llevan bien.

La reina y su nuera no siempre han tenido la mejor relación. Los rumores ampliamente difundidos indican que Isabel II se negaba a aceptar a Camilla como pareja del príncipe Carlos antes de casarse en 2005, especialmente antes de que Diana y el príncipe de Gales se divorciaran.

Su relación alcanzó un punto más crítico tras la muerte de la princesa de Gales en 1997, cuando la reina habría insistido para que Camilla desapareciera de la vida de Carlos mientras era asediada públicamente por haber contribuido con la infelicidad de Diana.

Se cree que Camilla y el príncipe Carlos se conocieron por primera vez en un partido de polo en Windsor en 1970.

En su libro The Duchess: The Untold Story, la biógrafa real Penny Junor describió cómo la opinión de la monarca sobre la futura duquesa se mantuvo sin cambios después de la traumática muerte de la princesa Diana en 1997, un punto de inflexión importante en el largo reinado de Isabel.

La autora asegura que la actitud de la reina hacia Camilla no se basaba en una aversión personal: “La reina había querido que [Camilla] se fuera antes de la muerte de Diana y no cambió de opinión después de eso”.

“No era nada personal, pero era Camilla quien había sido responsable, conscientemente o no, de todos los desastres que habían sobrevenido”, dijo Junor, quien agregó que fue el príncipe Carlos quien se aseguró de que su familia aceptara a Camilla despueś de que ella se divorció de Andrew.

“El príncipe Carlos dejó perfectamente en claro a cualquiera que quisiera escuchar que Camilla era una parte no negociable de su vida. La postura de la reina era la de monarca, no de madre, y ahí estaba el problema”.

“Su hijo necesitaba urgentemente apoyo y esta mujer se lo había dado. Ella lo había rescatado de las profundidades de la depresión, le había mostrado el amor y el consuelo, la aprobación, la ternura que tan lamentablemente había estado ausente en cualquier otro lugar”.

Pese a la constante presencia de la señora Parker Bowles en la vida del príncipe Carlos, ella e Isabel II solo se conocieron en junio de 2000, durante la fiesta del cumpleaños 60 del ex rey de Grecia, Constantino II, a la que fue invitada toda la familia real.

La reina informada de que Camilla asistiría como acompañante de Carlos, y decidió llegar a la fiesta junto a los príncipes Guillermo y Harry. Un diario de la época calificó el evento como “un deshielo significativo en la actitud de la reina hacia su hijo y la relación del heredero con la mujer divorciada”.

La bisabuela de Camilla, Alice Keppel, fue la última amante y gran amor del rey Eduardo VII, bisabuelo de Isabel II.

Desde entonces, la relación de la reina con la duquesa de Cornualles ha mejorado. Isabel II les concedió el permiso para casarse en 2005, aunque no asistió a la ceremonia civil en Windsor y pidió que la boda religiosa fuera, en realidad, una ceremonia en la que los novios pidieran perdón por sus pecados. En 2012, cuando la opinión pública hacia Camilla había cambiado por su discreción y su devoción a las tareas oficiales, Isabel II le pidió que se sentara junto a ella en la procesión de carruajes del Jubileo de Diamante le concedió los honores de la Orden de la Familia Real y la Gran Cruz de la Orden Victoriana.

En lo que no se han hecho concesiones fue en el rango de Camilla, que no es princesa de Gales y se espera que no sea llamada reina, sino Princesa Consorte, cuando Carlos llegue al trono. Se asegura que la adopción de estos títulos fue decisión de la propia duquesa, pero muchos creen que fue una condición para llevar a cabo la boda. Gestos que ponen de manifiesto que, a nivel general, su infame protagonismo en la crisis familiar está lejos de ser perdonado.

CAMILLA Y ANDREW PARKER BOWLES se conocieron por primera vez a fines de la década de 1960, y después de salir de forma intermitente durante un tiempo, la pareja se casó el 4 de julio de 1973. La Reina Madre, la princesa Ana y la princesa Margarita asistieron a la gran celebración. Tuvieron dos hijos juntos, Laura y Tom, y se divorciaron en enero de 1995: “Nos hemos distanciado hasta tal punto que, con la excepción de nuestros hijos y una amistad duradera, hay poco interés común entre nosotros, por lo que hemos decidido divorciarnos”, dijeron. Andrew se casó en 1996 con Rosemary Pitman, quien murió de cáncer en 2010. Se cree que Camilla y el príncipe Carlos se conocieron en un partido de polo en Windsor en 1970, y posteriormente la pareja salió por un tiempo. Se dice que cuando conocieron a Camilla bromeó sobre su historia compartida, diciéndole a Carlos: “Mi bisabuela era la amante de tu tatarabuelo. Siento que tenemos algo en común”. Carlos fue a servir en la Marina durante varios meses, y durante este tiempo Camilla se comprometió con Andrew Parker Bowles.

Diana y Margarita: ¿cuándo se rompió el vínculo entre las «princesas rebeldes»?

La princesa de Gales arruinó su alguna vez “estrecha” relación con la hermana de la reina Isabel II cuando participó en el polémico reportaje de 1995, afirmó su biógrafo Andrew Morton.

Hace 25 años, la princesa Diana sorprendió al mundo al participar en una entrevista reveladora con Martin Bashir de la BBC. En ella, contó a millones de espectadores sobre la infidelidad de su esposo, el príncipe Carlos de Inglaterra, y afirmó que era un “matrimonio de tres”.

La entrevista fue un movimiento tan impactante por parte de un miembro de la realeza que la reina Isabel II inmediatamente exigió que Diana y Carlos se divorciaran, para evitar que volvieran a ventilar sus asuntos privados en público. Sin embargo, hubo otra relación dañada por la entrevista: la conexión de Diana con la hermana de la reina, la fallecida princesa Margarita.

La temporada 4 de The Crown de Netflix juega con la potencial afinidad entre las dos mujeres, y el personaje de Margarita fue uno de los primeros en notar la infelicidad de Diana en el período previo a su boda. La serie muestra a Margarita intentando advertir a su familia que Diana “se romperá” si siguen tratando de obligarla a amoldarse a las exigencias de la familia, después de que ella pasara muchos años luchando por encontrar un lugar en la monarquía.

El autor de la biografía ‘Diana: Her True Story‘, Andrew Morton, explicó que la princesa de Gales había hablado una vez de Margarita con afecto. En las sinceras cintas grabadas en secreto para su biografía de 1992, Diana dijo: “Siempre he adorado a Margo, como la llamo. La amo mucho y ha sido maravillosa conmigo desde el primer día”.

Morton también especuló que cuando, en 1993, Margarita destruyó todas las privadas entre Diana y la Reina Madre, pudo haber intentado proteger a la joven princesa de Gales así como a su propia madre. “Ella podría, en ese momento, haber sido consciente de la futura vergüenza de Diana. Después de todo, se esperaba que sobreviviera a todos ellos”, dijo Morton.

A las dos princesas se las vio asistir juntas al teatro y, a veces, compartían un automóvil de camino a los compromisos reales. Margarita incluso observaba a su vecina mientras pasaba de contrabando a sus varios amigos varones a su apartamento del Palacio de Kensington, según el biógrafo.

El vínculo había comenzado a enfriarse después de la publicación de ‘Diana: Her True Story‘, pero como muchos miembros de la familia real, Margarita hizo la vista gorda ante las afirmaciones de que la Princesa de Gales había contribuido a la escandalosa biografía Sin embargo, en el momento del funeral de Diana en 1997, muchos observadores vieron a la hermana de la reina negándose a inclinar la cabeza en señal de respeto frente al ataúd de la difunta princesa de Gales cuando pasó por el palacio de Buckingham.

Morton comentó en The Telegraph: “Fue un momento que de alguna manera simbolizó no solo el distanciamiento entre dos antiguos vecinos reales, sino la distancia genuina que existía entre Diana y la Familia Real”. Explicó además que la entrevista de 1995 fue el punto de inflexión en su relación: “El hielo sólo entró realmente en su alma después de que Diana hizo su infame aparición en el programa insignia de la BBC, Panorama”.

Escribiendo en 2009, el biógrafo dijo: “A partir de ese día, la princesa Margarita no quiso tener nada más que ver con ella, y le envió a Diana lo que luego describió como una carta ‘hiriente y repugnante’ sobre su comportamiento”. Aunque la propia Margarita había soportado la infidelidad y el colapso de un matrimonio brutalmente público, Diana había traspasado la tradición real al aceptar hablar de su vida privada en público. Eso fue visto como “impactante e imperdonable”, según Morton.

En los años siguientes, Margarita evitó cuando pudo a la princesa Diana, especialmente en los actos públicos. Su biógrafo, Craig Brown, contó que ella le dijo a sus amigos: “La pobre Lilibet (apodo familia para Isabel II) y Carlos han hecho todo lo posible para deshacerse de la miserable niña, pero ella simplemente no se irá”. Margarita supuestamente argumentó que la princesa de Gales no debería haber tenido un funeral real o que fuera velada en la capilla real, lo que demuestra cómo su relación había cambiado completamente al final de la vida de Diana.

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The Crown, temporada 4: 7 escenas que no pasaron en la vida real, según el historiador Hugo Vickers

La última temporada sigue la tensa relación entre la reina Isabel II y la recién elegida Primera Ministra Margaret Thatcher, y el triángulo amoroso entre el príncipe Carlos, la princesa Diana y Camilla Parker-Bowles. Sin embargo, Hugo Vickers, historiador real y autor de «The Crown Dissected«, quien cree que la forma en que se describieron estas relaciones no reflejan exactamente la realidad.

Vickers señaló 7 momentos en la cuarta temporada que en realidad no sucedieron:

1. La reina y Thatcher no eran rivales

La relación entre la ex primera ministra británica Margaret Thatcher (interpretada Gillian Anderson) y la reina Isabel II (Olivia Colman) es un punto importante de la trama de la cuarta temporada del programa. Eran la primera vez en la historia que el Reino Unido tuvo una soberana y una primera ministra simultáneamente cuando Thatcher fue elegida en 1979, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar el cargo.

Pero a pesar de que las mujeres tienen una edad similar y se enfrentan a problemas similares, equilibrando posiciones de liderazgo con la maternidad y la vida matrimonial, el programa retrata su relación como tensa. En el segundo episodio, Thatcher se siente tan mal recibida por la familia real cuando visita su casa de vacaciones, el castillo de Balmoral, que se va temprano.

Hugo Vickers dijo que el programa malinterpreta la relación entre la reina y Thatcher: «En lo que respecta a la reina y Thatcher, puedo asegurarles que la reina hace todo lo posible para llevarse bien con todos sus primeros ministros electos», dijo Vickers en declaraciones a Insider. «Quizás no eran las amigas más cercanos, pero tenían una estrecha relación de trabajo».

2. No existe tal cosa como «La prueba de Balmoral»

El segundo episodio de la cuarta temporada, titulado «La prueba de Balmoral«, se basa en la idea de que los miembros de la familia real colocan trampas sociales para sus invitados en el castillo de Balmoral para ver si se los considera dignos de formar parte del grupo: una prueba que, según Vickers, es pura ficción.

«Si miras el episodio de Balmoral, donde invitan a Thatcher y la persiguen absolutamente, de ninguna manera habría sucedido. Fue un episodio vergonzoso y equivocado en todos los detalles de principio a fin», dijo Vickers. «Por supuesto que la prueba de Balmoral no existe», agregó. «La familia real es muy consciente de que los invitados se pondrán nerviosos en su presencia y harán todo lo posible para darles la bienvenida».

3. El príncipe Carlos conoció a Lady Diana Spencer mucho antes de lo que indica The Crown

En la serie, Lady Diana, hija del conde Spencer, y el príncipe Carlos, se conocen durante una cita del príncipe de Gales con la hermana mayor de los Spencer, Sarah. Sin embargo, la familia Spencer y la familia Windsor mantenían una relación de amistad desde hacía muchas décadas. La reina Isabel II asistió al casamiento de los padres de Diana y es la madrina del hijo, Charles Spencer. «Diana se crió en Sandringham en Park House, por lo que estaban muy cerca. Él habría sabido quién era», dijo explicó el historiador.

4. La serie se equivoca en la etiqueta real, según Vickers

Vickers dijo que cuando el verdadero príncipe Carlos se encuentra con la reina, la besa en ambas mejillas y luego le besa la mano. En la serie, sin embargo, «se aparta y hace una pequeña inclinación de cabeza», dijo Vickers.

El tercer episodio muestra a Diana teniendo problemas con la etiqueta real cuando llega al Palacio de Buckingham. En particular, se esfuerza por recordar el orden correcto en el que hacer una reverencia a los miembros de la familia real y cómo dirigirse formalmente a ellos. Vickers agregó que es difícil creer que Diana hubiera luchado con él, considerando el hecho de que fue criada en círculos reales.

5. Thatcher nunca pidió a la reina que disolviera el parlamento

El historiador cree que la “sugerencia del programa de que Margaret Thatcher quiere pedirle a la reina que disuelva el parlamento para salvar su pellejo” es falsa. “La reina dice que no”, dijo Vickers, “sobre la base de que no hay poder sin autoridad: ‘El país está en tu contra’. ¿Por qué inventan semejantes tonterías? El país no estaba en contra de ella, aunque sus ministros sí”.

6. El triángulo amoroso de Carlos, Diana y Camilla se retrata desde una perspectiva «unilateral»

Vickers dijo que la serie intenta retratar a la princesa Diana como una víctima, y ​​solo muestra a Carlos desde una perspectiva negativa mientras se muestra a la audiencia su romance con Camilla Parker-Bowels. «La forma en que esta serie retrata su relación, tiene a Carlos como una especie de cobarde, malvado y desagradable, gritándole a su esposa y cosas así. Es completamente unilateral”, dijo. “Carlos realmente hizo un gran esfuerzo en los primeros días para adaptarse a ella”, recordó el historiador.

7. Una escena entre la princesa Diana y la princesa Felipe en el final de temporada alude a la teoría de la conspiración de que la realeza la hizo matar, según Vickers

Hay una escena hacia el final del episodio, donde el príncipe Felipe visita a Diana en su habitación en Sandringham y la insta a no romper su matrimonio, sugiriendo que esto le acarrearía consecuencias negativas.

“Si esta familia no puede darme el amor y la seguridad que siento que merezco, entonces siento que no tengo más opción que separarme oficialmente y encontrarlo yo misma”, le dice Diana a su suegro. “Yo no haría eso si fuera tú”, responde el esposo de la reina. Cuando Diana le pregunta por qué no, él dice: “Digamos que no veo que termine bien para ti”. “Espero que eso no sea una amenaza, señor”, dice la princesa.

Vickers cree que esta escena está destinada a aludir a la teoría de la conspiración de que la familia real estuvo involucrada de alguna manera en la muerte de Diana en 1997. “Me imagino que vamos a tener un episodio en el que se lo ve conspirando para que la maten en el túnel”, dijo Vickers.

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The Crown: «Balmoral Test», el duro desafío que enfrentan invitados de Isabel II en Escocia

La prueba a la que se someten los invitados de la reina en Escocia existe: se espera que los invitados de la familia real se unan a las actividades al aire libre (principalmente deportes de campo) con entusiasmo, se cambien de ropa hasta cinco veces al día y participen de todos los juegos, comidas y fiestas, todo ello sin olvidar el protocolo real.

Uno de los primeros capítulos de de la temporada 4 de The Crown se titula “The Balmoral Test”. En él se ve a la primera ministra Margaret Thatcher y su esposo Denis viajar a Escocia para las “vacaciones” que todos los jefes de gobierno del Reino Unido están obligados a realizar junto a la reina Isabel II cuando ascienden al poder.

El episodio se llama The Balmoral Test en honor al complicado y tácito código de conducta para todos los visitantes del castillo escocés, propiedad de la familia real británica durante cuatro generaciones. En el episodio, Thatcher fracasa en la prueba, bajando vestida de gala a las seis de la tarde. Lady Diana Spencer, novia del príncipe Carlos, pasa la prueba con gran éxito.

En la vida real las cosas no son tan distintas. Se espera que los invitados de la familia real se unan a las actividades al aire libre (principalmente deportes de campo) con entusiasmo, se cambien de ropa hasta cinco veces al día y participen de todos los juegos, comidas y fiestas, todo ello sin olvidar el protocolo real.

“Aquellos que superan con éxito en este campo minado social conocido popularmente como la ‘Prueba Balmoral’ son aceptados por la familia real. Aquellos que fracasan se desvanecen del favor real tan rápido como las brumas entran y salen de las tierras altas”, escribió el biógrafo real Andrew Morton. “Las peculiaridades y las oscuras tradiciones familiares pueden intimidar a los recién llegados”, aseguró.

The Balmoral Test se remonta más atrás de lo que imagina; de hecho, el príncipe Felipe (esposo de Isabel II) y Lady Elizabeth Bowes-Lyons (esposa de Jorge VI) aparentemente fueron sometidos a ella cuando daban sus primeros pasos en la familia real. Según el biógrafo real Michael Patterson dice que Felipe pasó la prueba basándose en que había estado en el internado Gordonstoun en Escocia y amaba todas las actividades al aire libre.

La madre de la reina, Lady Elizabeth, complació a todos, y Wallis Simpson falló rápidamente al señalar que las alfombras de tartán «tendrían que desaparecer» cuando su novio Eduardo VIII ascendiera al trono. Para Diana Spencer, si bien fue fácil al principio, en los años posteriores se sentiría “infeliz y aburrida” en Balmoral, según Andrew Morton: “En lugar de tener unas vacaciones, es la época más estresante del año”, le dijo la princesa.

Kate Middleton, novia del príncipe Guillermo, hizo su primera visita a Balmoral en 2009. Según su biógrafa, Katie Nicholls, durante esta visita, la reina Isabel II aparentemente le dijo a Middleton que podía tomar fotografías en la finca, algo que generalmente está prohibido, lo que sugiere que fue aceptada con sinceridad. Sus padres, que fueron invitados a Balmoral por la reina en 2010, aparentemente pasaron la prueba porque fueron invitados a regresar años más tarde.

Hubo interminables especulaciones antes del primer viaje de Meghan Markle, la novia estadounidense del príncipe Harry, a Balmoral. Se rumorea que la actriz visitó a la reina en 2017, en los primeros días de su relación con el príncipe, pero que la primera invitación “oficial” se produjo un par de meses después de casarse. Si bien se sabe poco sobre qué tan bien pasó Markle la prueba, es famosa su oposición a la caza y los deportes de campo en general, que son de los principales pasatiempos en Balmoral.

Como demuestra la serie, Margaret Thatcher comenzó con el pie izquierdo al llegar sin zapatos de exterior que le permitan lidiar con las actividades al aire libre en el rudo clima escocés, y habría pasado gran parte del viaje trabajando en su habitación, lo que la familia encontró desagradable e inapropiado. El biógrafo John Campbell dice: “La señora Thatcher odiaba ir a Balmoral una vez al año. No le interesaban los caballos, los perros o los deportes rurales, y veía el aire libre (largas caminatas y picnics en cualquier clima) que la familia real disfrutaba en las vacaciones como el ‘purgatorio’”

Según los informes, Cherie, la esposa del exprimer ministro Tony Blair, usó pantalones para almorzar, se negó a hacer una reverencia y no participó de las actividades en el campo durante su visita a Balmoral. Según el biógrafo del político, Paul Scott, la mujer cometió el grave error de no beber demasiado y lo agravó al comentar cuánto bebían los miembros de la familia real. El historiador real Alastair Campbell afirmó en sus diarios que Cherie le preguntó a la reina si era cierto que la reina Victoria tuvo un romance con John Brown.

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The Crown: la verdad sobre el presunto romance de la princesa Ana con su guardaespaldas

La vida personal de la Princesa Real, conocida como una de las personas más discretas de la familia real británica, quedó al descubierto en la temporada 4 de The Crown.

La vida personal de la princesa Ana, conocida como una de las personas más discretas de la familia real británica, quedó al descubierto en la temporada 4 de The Crown. ¿Tuvo la Princesa Real una aventura durante su primer matrimonio con el Capitán Mark Phillips? La princesa Ana ha sido durante mucho tiempo una de las menos escandalosas, al menos en comparación con sus hermanos, por lo que sorprendió al mundo cuando la princesa real dejó su infeliz matrimonio en la década de 1980.

La princesa tenía 23 años cuando se casó con su primer marido, el capitán Mark Phillips, en 1973 en la Abadía de Westminster. La pareja se conoció en un evento social después de los Juegos Olímpicos de 1968 en México, ya que ambos eran jinetes profesionales, habiendo competido en los Juegos Olímpicos y en otras competiciones.

Anne y Mark vivieron juntos en Gatcombe Park después de su boda. Phillips fue nombrado capitán interino a principios de 1974, cuando fue nombrado ayudante de campo personal de la reina y le fue ofrecido un título de conde, pero rechazó la oferta, lo que significa que sus hijos. Peter y Zara, nacieron sin rango real.

La pareja permaneció junta durante varios años, pero, según los informes, comenzaron a separarse después del nacimiento de Zara en 1981. Según la revista People: “Fue entonces cuando la pareja comenzó a pasar más tiempo separados, y las ausencias de Mark en las salidas reales adquirieron un significado adicional”. Se decía que la pareja estaba tan distante que se alojaban en hoteles separados cuando viajaban al extranjero.

En el episodio cuatro de la cuarta temporada de The Crown, la princesa Ana supuestamente tuvo un romance con el sargento Peter Cross, su guardaespaldas policial y miembro del Escuadrón de Protección Real. En la trama, la reina Isabel II le dice a su hija que el asunto debe terminar y que el palacio y Scotland Yard los dividirían. “A la luz de estos rumores, Scotland Yard recomendó su traslado de regreso a las tareas de escritorio en Croydon”, dice la reina, interpretada por Olivia Colleman.

¿Qué sucedió en la vida real? Con su esposo ausente con frecuencia, la princesa se encontraba a menudo sola en casa y se cree que comenzó un romance con Cross. Un informe de The Sun expuso el asunto y Scotland Yard sacó rápidamente a Peter de su puesto, y Peter siguió viendo a la princesa incluso después de que lo enviaron.

El ex reportero real Harry Arnold afirma que dos años después de la publicación de la historia, Peter se acercó a él y le confesó: “Cuando escribiste esa historia, yo todavía estaba casado y no podía admitirlo, pero sí, era verdad. y puedo decirte que era cierto porque ahora estoy divorciado”.

En 1984, Peter vendió su historia a News of the World por unas 600.000 libras esterlinas (786.180 dólares estadounidenses), alegando que Ana se ponía en contacto con él bajo el seudónimo de “Mrs. Wallis”, le pedía que viniera y se “acurrucaran juntos frente a la TV”. Estas afirmaciones nunca fueron confirmadas y la historia de Peter fue solo una de las muchas que plagaron el matrimonio de Ana y Mark.

La pareja aparentemente continuó viéndose incluso después de que él fue alejado del palacio. James Whittacker, un ex corresponsal de la realeza del Daily Mirror, dijo en un documental que Scotland Yard se había “asustado” con el asunto. “Cuando esto llegó a los jefes, por supuesto, en Scotland Yard, ellos son las personas que suministran a los oficiales de protección, por supuesto, se asustaron y Peter Cross se mudó muy rápido”, afirmó. Finalmente, la pareja dejó de verse a mediados de los 80.

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The Crown: enojo de Guillermo y Harry por la «grotesca e injusta» temporada 4, afirman expertos

El duque de Sussex se metió en una «trampa de osos» con su lucrativo acuerdo con la plataforma Netflix, que difunde la serie sobre la familia real. Ambos la consideran «profundamente intrusiva», afirmaron comentaristas.

El príncipe Guillermo de Inglaterra y su hermano Harry, duque de Sussex, deplorarán la representación “grotesca y profundamente injusta” que The Crown hace del matrimonio de sus padres, Carlos y Diana. Pero el duque de Sussex ahora se metió en una “trampa para osos” con su lucrativo acuerdo con la plataforma de streaming Netflix, opinaron conocedores de la realeza británica.

Es poco probable que el duque de Sussex vea un choque entre la cuarta temporada de The Crown, que consideran “profundamente intrusivo”, y el trato que hicieron él y su esposa, afirmaron comentaristas a la prensa británica al opinar sobre la serie que retrataba al príncipe Carlos como un hombre “débil” y “brutal” y a Diana como “profundamente estresada”.

El experto real Richard Fitzwilliams dijo que el príncipe Harry podría estar de acuerdo con la “descripción irrisoria de la familia real como una institución bastante siniestra, indiferente y a menudo cruel”, mientras que la biógrafa Penny Junor cree que el príncipe podría encontrarse en una “situación muy incómoda en este momento”.

En septiembre, Harry y su esposa estadounidense, Meghan Markle, firmaron un amplio acuerdo de producción con Netflix Inc., convirtiéndose en las celebridades mundiales que se suman de forma más reciente a la lista del gigante del streaming. La pareja producirá una variedad de proyectos como documentales, series de televisión, largometrajes y programación infantil, anunció la compañía.

Otros comentaristas reales, por otra parte, se alinearon este lunes para criticar la serie de Netflix, incluidos la biógrafa real Ingrid Seward, que lo calificó de “bastante inexacto”, el cronista de la realeza Dickie Arbiter, que dijo que “algunas de las acciones son ficción” y Sally Beddell Smith, que dijo que “el nivel de invención” de The Crown “ha ido creciendo” con el paso de las temporadas.

El historiador de la realeza Tom Quinn dijo que partes del programa son “una tontería total”, aunque el ex mayordomo de los príncipe de Gales Paul Burrell elogió la cuarta temporada de The Crown diciendo que es “una dramatización justa y precisa de lo que sucedió”.

Junor le dijo a MailOnline: “Creo que Harry se encontrará en una situación muy incómoda en este momento. Tal vez sea otro ejemplo más de lo difícil que es mezclar la realeza con el mundo comercial. Hay trampas para osos por todas partes”. La autora supone que Guillermo “está muy enojado por esta última temporada de The Crown” y “profundamente molesto en nombre de su familia, al igual que Harry”.

“Es un retrato grotesco y profundamente injusto de su padre, madre y madrastra, y de la familia en general, incluidos, por supuesto, sus abuelos a quienes aman mucho”, opinó Junor.

“Si bien muchos de los eventos pueden ser reales, gran parte de los detalles y las conversaciones son una fabricación total, y Peter Morgan probablemente no lo negaría; él está creando drama después de todo. Pero corre el peligro de dañar no solo la reputación de las personas que no pueden devolver el golpe, sino también el futuro de la monarquía misma”, opino la experta.

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