Amadas, impopulares, despreciadas y desconocidas: cinco reinas de Suecia que hicieron historia

Estas son las historias de Désirée, Josefina, Sofía, Victoria y Luisa, las mujeres que fueron esposas de los reyes de la dinastía Bernadotte.

En los últimos 200 años, desde el nacimiento de la familia Bernadotte como familia real, además de la actual, Silvia, Suecia tuvo cinco reinas consortes que lograron hacerse un lugar en la historia.

La primera de ellas fue la breve y atractiva reina Désirée (1777-1860), la esposa de Carlos XIV. Hija de un rico comerciante de seda de Marsella, François Clary y de su mujer Françoise Somis, y cuñada de José Bonaparte, Désirée se comprometió matrimonialmente con Napoleón Bonaparte, en 1795 pero tras el encuentro y poderoso flechazo de Napoleón con la distinguida Josefina de Beauharnais.

La reina detestaba su reino escandinavo. Una vez que conoció este helado país, volvió a su amada Francia, desde donde solía prometer que pronto volvería.

La reina viuda Hedvig (última de la anterior dinastía) dijo que inmediatamente se dio cuenta de que Désirée nunca sería feliz en Suecia: «Es amable y de buen carácter, pero parece ser una niña mimada. Se aburre en Suecia, donde ni el clima ni la sociedad son de su gusto, donde carece de su entorno anterior y de sus placeres, aunque todo se hace para complacerla. (…) Todo lo que no es francés no le gusta».

El rey Carlos Juan estaba “desesperado” y «realmente merecía un amante, una esposa más comprensiva y representativa», escribió la reina en su diario. Año tras año, Désirée hacía vagas promesas de regresar a Estocolmo, pero siempre hallaba una buena excusa para no hacerlo, y ni siquiera se presentó a su coronación en 1818. Sin embargo, un día volvió, para sorpresa de todos, llamada por los celos: tenía miedo de que su nuera le quitara el protagonismo.

La siguiente reina de los suecos fue, casualmente, Josefina de Leuchtenberg (1807-1876), nieta de aquella Josefina de Beuharnais que le había arrebatado el prometido a Désirée. Se casó con el príncipe heredero Oscar de Suecia y Noruega en Múnich en 1823 y seis días después de su llegada a Suecia tuvo que renunciar a su tercer nombre, Napoléona, debido a que Suecia se había alineado en el bando contrario a Napoleón durante las guerras de éste en Europa.

Entre las actividades de Josefina como reina se encontraban las obras de caridad, el gusto por la pintura y la promoción de las reformas propuestas por su marido. Era católica, y aunque consintió educar a sus hijos en la religión luterana, también luchó por la libertad religiosa, que fue permitida en 1860. En su vida privada, padeció la infidelidad de Óscar, quien encontró una amante en la actriz Emilie Högqvist.

Josefina de Leuchtenberg, esposa de Oscar I.

La reina que admiraba a Alemania

Sofía de Nassau (1836-1913), descendiente de grandes monarcas de otros tiempos, provenía de la antiquísima casa ducal de Nassau, de 900 años de historia, que había brindado regentes a Holanda, Inglaterra y Luxemburgo. Delicadamente educada, se casó en 1857 con el futuro Carlos XV de Suecia.

A la llegada de Sofía a la corte, la familia real sueca pasaba por un momento difícil: el rey Oscar I se encontraba muy enfermo y el gobierno era encabezado por el príncipe heredero Carlos. Sofía hizo amistad con su cuñada, la princesa Luisa, y fue su apoyo tras el fallecimiento de su único hijo varón en 1854 y la imposibilidad de tener más hijos.

Sofía de Nassau, consorte de Carlos XV.

Sofía cobró popularidad cuando decidió educar a sus hijos en una escuela privada, junto con niños hijos de ciudadanos comunes. Se mudó de Estocolmo ante los rumores de la infidelidad de Óscar. La duquesa padecía de una salud bastante débil, que fue empeorando con los años. Tenía anemia, padecía de constantes calambres, malestares óseos y coronarios. Murió en Estocolmo en 1913

Sofía de Nassau no se mostró muy de acuerdo cuando se eligió a Victoria de Baden como la prometida de su hijo mayor, el heredero Gustavo (Futuro Gustavo V), y, tras la boda y la llegada de Victoria a palacio, las relaciones entre Sofía y la nueva princesa nunca fueron buenas. Y es que Victoria de Baden, su sucesora como reina, esposa de Gustavo V, no era una mujer fácil de tratar. Victoria descendía de Gustavo Vasa, lo que aportó una buena dosis de sangre real sueca y legitimidad a la dinastía francesa de los Bernadotte.

Victoria de Baden, esposa de Gustavo V.

Victoria llegó a Estocolmo a finales de septiembre de 1881 como princesa heredera de Suecia y Noruega. Era orgullosa de su origen alemán y de su educación prusiana; poseía un fuerte temperamento. No faltaron algunas tensiones entre la nueva princesa y la familia real sueca. En la coyuntura donde la monarquía sueca perdía poder político y su cuñado renunciaba a sus derechos dinásticos por casarse con una plebeya, Victoria opinaba que la dignidad real era otorgada por Dios y ningún poder mundano podía arrebatarla o renunciar a ella.

La reina Victoria fue impopular entre un importante sector del los suecos, por su abierta política a favor de Alemania, sobre todo durante la Primera Guerra Mundial. Se habló de que la reina ejercía una fuerte influencia en la política exterior de su marido, y que sus pretensiones eran promover una eventual alianza militar entre Suecia y Alemania. Realizó viajes a su tierra natal en plena guerra, lo que fue criticado por la prensa de Suecia, argumentando que la soberana se sentía más alemana que sueca. Tras la revolución de 1918, Victoria abandonó Alemania.

La primera esposa de Gustavo VI, Margarita de Inglaterra, murió antes de ser reina.

Sin embargo, se le reconoce la fortaleza de su personalidad, que le permitió soportar las más adversas situaciones. Su salud se hallaba quebrantada desde su juventud y sus embarazos fueron de alto riesgo. Durante ellos fue sometida a tratamientos con medicamentos bastante perniciosos, como el mercurio. Su hijo menor, el príncipe Erik, sufrió una débil salud durante toda su vida, quizás debido al tratamiento que su madre recibió durante el embarazo, y falleció de gripe española en edad temprana en 1918.

Mujer con un gran talento artístico, aficionada a la pintura, a la fotografía y al piano, Victoria produjo una extensa obra pictórica y fotográfica. Su trabajo fotográfico fue de gran calidad, y experimentó todas las técnicas de su tiempo.Desde su infancia tuvo una excelente educación musical, y fue una gran pianista; interpretaba completa El Anillo del Nibelungo de Richard Wagner sin necesidad de leer las notas. También dedicó una parte de su vida a obras de beneficencia en Suecia, Alemania e Italia. Además de Roma, vivió en Baden-Baden y Mainau.

Lady Louise Mountbatten, segunda esposa de Gustavo VI Adolfo, la última británica que fue reina de un país europeo.

A finales de la década de 1920 su salud empeoró y tuvo que permanecer en Italia todo el tiempo. La última vez que estuvo en Suecia fue con motivo del 70 aniversario de su esposo en 1928, y murió dos años después, en Villa Svezia (Villa Suecia), su hogar en Roma.

Las británicas, las mejores reinas

La princesa germanobritánica Sibilla de Sajonia-Coburgo no fue reina a causa de la muerte trágica de su esposo.

Durante dos décadas, Suecia no tuvo una reina. Hasta que murió Gustavo V los Suecos no vieron ninguna mujer al lado del monarca, pero esa suerte se rompió cuando Gustavo VI Adolfo subió al trono acompañado por la reina Luisa. Los suecos supieron con el tiempo que las británicas suelen ser las mejores reinas.

Lady Luisa Mountbatten (1889-1965), bisnieta de la reina Victoria de Inglaterra, fue la segunda esposa de Gustavo VI Adolfo, viudo de otra princesa británica, Margarita de Connaught.

La princesa Ingrid de Suecia fue reina consorte de Dinamarca y una de las reinas más populares de ese país.

Su padre, el príncipe Luis de Battenberg, sirvió a Inglaterra en su Armada Real, pero su nombre y apellido eran alemanes, había nacido en la enemiga Alemania, hablaba con acento alemán, empleaba sirvientes alemanes y tenía vastas propiedades en el imperio alemán, por lo cual, con el paso del tiempo, se convirtió en una persona no grata en suelo británico. El rey Jorge V de Inglaterra convirtió a los padres de Luisa, Luis de Battenberg y  Victoria de Hesse, en Lord y Lady Mountbatten, Marqueses de Milford Haven.

Gustavo Adolfo y Luisa no tuvieron hijos, pero ella fue muy cariñosa con los nietos de su esposo, cuya madre murió cuando eran muy pequeños. Como reina, Luisa fue muy popular entre los ciudadanos suecos por su carácter sencillo y su sentido del humor. Tenía ciertas costumbres excéntricas, como llevar a sus muchos perros (a quienes nombró, por ejemplo, “Conde de Gripsholm” o “Señor Olsson”) escondidos en su ropa cuando viajaba al extranjero, lo que provocaba tediosos problemas en las aduanas. Era muy nerviosa, y atravesaba las calles con tal descuido, que una vez estuvo apunto de ser atropellada por un autobús en Londres.

Ella misma decía que guardaba en su bolso de mano una tarjeta con la leyenda “Soy la reina de Suecia”, para que en el caso de tener un accidente supieran quién era. Cuando su hermano, Louis Mountbatten, le preguntó por qué tenía aquella tarjeta en su bolso, ella dijo: “Bueno, si yo soy atropellada en una calle, nadie sabría quien soy, así que si buscan en mi bolso, la encontrarán”.

Al igual que su marido, la reina pasaba por las calles de Estocolmo y realizaba compras repentinas en el barrio antiguo de la ciudad, tratando con los ciudadanos. Ella y el rey salían del Palacio Real a recorrer las calles, sin la presencia de ningún guardaespaldas o alguna persona de la guardia real.Murió en 1965, ocho años antes que su esposa, y fue la última reina de sangre real que tuvo Suecia.

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Silvia de Suecia, 45 años como reina

Silvia Renata Sommerlath, quien se convirtió en reina consorte de Suecia hace 45 años, el 19 de junio de 1976, nació en Heildelberg, Alemania en 1943 en plena Segunda Guerra Mundial. De padre alemán y madre brasileña, su familia optó por emigrar a Brasil en 1945 e instalarse en Sao Paulo, donde permaneció hasta 1957.

De regreso en Alemania Occidental, Silvia inició sus estudios de idiomas en Dusseldorf cuando tenía quince años hasta graduarse con una especialización en español con tan sólo 20 años.

Dado su notable talento para los idiomas (además del alemán y el portugués, habla sueco, inglés, español y lenguaje de señas) ocupó puestos importantes en torno a las relaciones internacionales. A principios de los 70, ocupó un cargo en el Consulado argentino de Munich y de ahí pasó al comité de organización de los juegos olímpicos de verano en esa ciudad en 1972.

En 1973 asumió como suplente en la Jefatura de Protocolo de la Comisión para los Juegos Olímpicos de Invierno a realizarse en 1976 en Innsbruck, Austria. Como su cargo en los JJOO de Munich la vinculaba al cuerpo de azafatas protocolares, le tocó estar cerca de los visitantes más ilustres en los Juegos. Uno de esos visitantes extraordinarios, fue el por entonces príncipe Carlos Gustavo de Suecia. El joven rubio, esbelto y de ojos azules, tenía fama de enamoradizo y mujeriego, pero al ver a Silvia por primera vez se deslumbró -él siempre dijo que al verla, hizo un «click»- y ese mismo día la invitó a cenar.

Todo parecía en orden: Silvia era culta, hermosa, de mirada dulce y eterna sonrisa. El pequeño detalle es que, el por entonces rey Gustavo VI, no estaba convencido de que su nieto y heredero, Carlos Gustavo, se casara con una plebeya que además era tres años mayor que él. Recordemos que Carlos Gustavo perdió a su padre en un accidente de avión cuando sólo tenía un año, de modo que a la muerte de su abuelo, indefectiblemente se convertiría en rey.

Los enamorados continuaron viéndose en secreto hasta el fallecimiento del anciano rey, cuando Carlos Gustavo se comprometió siendo ya rey de los suecos y contrajo matrimonio pocos meses después, el 19 de junio de 1976 con Silvia.

La joven nunca fue princesa ya que desde el mismo momento de su boda fue reina de Suecia y ese día de verano llevó un vestido de corte sencillo de la Casa Cristian Dior, bien de los años setenta, que dejaba todo el protagonismo a la enorme tiara que llevaba en su cabeza, rodeada de camafeos y que había pertenecido a Josefina, la esposa de Napoleón.

En la gran fiesta con más de mil invitados, el grupo sueco Abba -como no podía ser de otro modo- estrenó en vivo el tema Dancing Queen, dedicado especialmente a la nueva reina (ver video). Como en toda familia real, pronto llegaron los hijos: la princesa Victoria (1977), quien fue nombrada heredera cuando los médicos dijeron que la reina no podría tener más hijos; el príncipe Carlos Felipe, quien constituyó una sorpresa para la familia (1979) y la princesa Magdalena (1982). Actualmente los reyes tienen siete nietos.

Silvia es hoy abuela de siete nietos y preside numerosas asociaciones benéficas, como por ejemplo La Casa Silvia dedicada al cuidado e investigación de la demencia y de los adultos mayores; el Fondo del Matrimonio de la Pareja Real que apoya la investigación deportiva para jóvenes discapacitados; la Fundación Mundial de la Infancia (tarea que comparte con su hija Magdalena) y colabora, patrocina o preside otras treinta organizaciones, por lo cual ya ha recibido varios Doctorados Honoris Causa.

Pero si algo caracteriza a Silvia es justamente su discreción, que junto a su sonrisa, se mantienen intactas en el tiempo pese a las acusaciones de simpatías hacia el nazismo por parte de su padre o las infidelidades del pasado de su esposo. Silvia perdona siempre, y siempre sonríe.

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La reina Silvia de Suecia, hospitalizada tras sufrir una caída y fracturas en una mano

La esposa del rey Carlos Gustavo, de 77 años, recibió atención médica en un hospital, informó la corte real en un comunicado de prensa este lunes.

La reina Silvia de Suecia sufrió un accidente hogareño en el que se fracturó la muñeca derecha. Según la información dada por la corte real, la esposa del rey Carlos XVI Gustavo se cayó en su residencia del Castillo de Drottningholm, a las afueras de Estocolmo.

La reina Silvia, de 77 años, cayó “con la mano derecha y se lesionó la muñeca”, informó la vocera de la corte real Margareta Thorgren este lunes citada por el diario Aftenposten.

“La reina fue trasladada en ambulancia al hospital de Danderyds, donde se estableció que la reina había recibido varias fracturas en la muñeca”, aclaró Thorgren.

“Ahora la reina está enyesada y de regreso a casa en el castillo de Drottningholm. Ella está bien dadas las circunstancias. Toda la familia real fue notificada temprano esta mañana”, dijo Thorgren.

La prensa sueca dijo que aún no está claro si las fracturas sufridas por la soberana afectaránsu agenda oficial. “Es demasiado pronto para decirlo”, dijo la vocera real.

Thorgren recordó que los próximos compromisos oficiales de la reina Silvia estaban programados de forma virtual debido a la pandemia, “pero aún es algo a lo que tendremos que volver, si hay algún cambio en los programas”, dijo.

Silvia de Suecia reveló que su hermano murió por Alzheimer, una enfermedad “terrible y dolorosa”

Durante sus últimos días de vida, Walther Sommerlath vivió en el castillo de Drottningholm para estar cerca de su hermana.

La reina Silvia de Suecia habló en televisión para revelar que su hermano mayor, Walther, fallecido en octubre, murió a causa del Alzheimer, una forma de demencia que afecta las células nerviosas del cerebro, lo que afecta la memoria y la percepción de la mente, a la que la reina calificó de “terrible”.

Walther Sommerlath, de 86 años, falleció el 23 de octubre en el Hospital Universitario Karolinska en Huddinge. Inicialmente, la familia real sueca decidió no declarar qué enfermedad sufrió y solo reveló su fallecimiento una semana más trde, pero en una entrevista con el canal TV4, la reina contó por primera vez que su hermano sufría de Alzheimer.

Es una enfermedad terrible. Es dolorosa. Gradualmente, de repente te vuelves nada en tu conciencia y no puedes obtener respuestas, no encuentras la correcta. Pero te enfadas, así que fue muy difícil lidiar con eso también. Especialmente los últimos meses”, dijo la reina, cuya madre, Alice Sommerlath, también murió como resultado de la enfermedad de Alzheimer en 1997.

“Durante 25 años, realmente he trabajado con esos temas, pero ha sido una situación completamente nueva. El Alzheimer es realmente algo terrible, debo decir”, dijo la esposa del rey Carlos XVI Gustavo. “No hay un manual que diga lo que me he olvidado, dónde estoy ahora, en qué momento me encuentro ahora. ¿Exijo demasiado o muy poco? ¿Puedo esperar que reaccione de tal manera o de otra?”, agregó.

Cuando se le pregunta cómo superó la reina la muerte de su hermano, ella responde: “Puede que sea demasiado pronto para decir, no sé si lo he superado todavía”.

«Profunda tristeza» de la reina Silvia de Suecia por muerte de su hermano Walther Sommerlath

Nacido en Alemania, vivía desde hace mucho tiempo en las cercanías del Castillo de Drottningholm, residencia de los reyes. Tenía 86 años.

El hermano mayor de la reina Silvia de Suecia, Walther Sommerlath, murió a los 86 años el pasado 23 de octubre. «Walther Sommerlath falleció tranquilamente el viernes por la noche en el Hospital Universitario Karolinska en Huddinge después de un período de enfermedad», escribió la Casa Real, pidiendo «respetar y comprender que esto es una cuestión de familia privada». «Mi familia y yo sentimos una profunda tristeza y una gran nostalgia por mi hermano Walther», dijo la reina.

La reina, esposa del rey Carlos XVI Gustavo, había recibido a su hermano enfermo y lo había instalado en el Castillo de Drottningholm, más precisamente en la antigua casa de la princesa heredera Victoria, Nedre Sjöflygeln, una pequeña casa del siglo XIX ubicada a unos 50 metros del castillo, informó Expressen. “Puedo confirmar que el hermano de la reina ha estado viviendo en Drottningholm durante un tiempo”, le dijo a Svensk Damtidning vocera de la corte, Margareta Thorgren. “Pero por lo demás, estos son asuntos familiares privados y nada sobre lo que el tribunal pueda comentar”, agregó.

De sus tres hermanos Ralf, Walther y Jörg, ya todos fallecidos, fue sin duda Walther el más cercano a Silvia. 

Walther Sommerlath nació en Berlín en 1934. Cuando tenía seis años, la familia abandonó la ciudad para escapar de los bombardeos compartiendo un departamento de cinco habitaciones con otra familia. Tras el final de la guerra, la familia se mudó a Brasil, donde el padre dirigió la filiar del afirma sueca Uddeholm hasta 1957, para luego instalarse en Düsseldorf.

Walther Sommerlath fue una persona un tanto errante. Vivió en Italia, y antes de eso durante muchos años en París. Fue en Francia donde conoció a su primera esposa, Michele, con quien tuvo los hijos Sophie y Patrick y de la que se divorció en 1987. Tras esto, Patrick llegó a Suecia y se instaló en Drottningholm por gracia de su cuñado, el rey.

Su, madre, la brasileña Alice de Toledo, también vivió en Drottningholm cuando enfermó de demencia a mediados de los noventa y hasta su muerte en 1997. Allí es donde pasó los últimos tiempos, en compañía de su hijo y sus nietas Anais y Chloé, quienes también viven en Sjöpaviljongen. La otra hija del fallecido, Sophie, de 57 años, actualmente trabaja como maestra en Concord, California. Michele vive en Los Ángeles y vende muebles retro de la tienda Gallerie Sommerlath.

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Silvia de Suecia recordó a su madre, víctima del Alzheimer: “Es importante hablar abiertamente sobre la demencia”

La reina habló este 21 de septiembre sobre el Mal de Alzheizmer en el Día Internacional de la lucha contra esa enfermedad y evocó a su madre, Alice de Toledo, fallecida hace 23 años a causa de la misma.

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“Me di cuenta de que cuando estaba de visita después de la muerte de mi padre, le había pasado algo”, dijo en un podcast publicado por el diario “Dagens Nyheter”. “Estos fueron los primeros síntomas y los primeros interrogantes que me dieron de que todo no estaba como debía ser: no se podía organizar, no podía empacar y cosas por el estilo”, explicó.

Un examen mostró que la madre padecía la enfermedad de Alzheimer. “Había oído hablar de la demencia, pero luego, hace 25 años, se pensaba que ser un poco olvidadizo era natural y no una enfermedad”, reflexionó la esposa del rey Carlos XVI Gustavo. Más tarde, Alice de Toledo se mudó al palacio de Drottningholm, donde la familia real la cuidó. La reina dijo que no fue fácil explicarles a sus hijos por qué su abuela, por ejemplo, dijo que no la habían visitado aunque ya lo habían hecho, varias veces, y que tampoco fue fácil para hacer frente a las preocupaciones, la ansiedad y la confusión creciente de Alice. “Hubo situaciones en las que no entendimos, por ejemplo, podía tener mucho miedo a una alfombra”, recordó la reina.

Al hablar públicamente sobre la enfermedad y sus experiencias, la reina Silva busca aumentar el conocimiento y reducir el estigma que todavía existe en torno a la demencia. En Suecia alrededor de 20.000 suecos son diagnosticados con demencia cada año y la enfermedad de Alzheimer es la forma más común, ya que representa el 70% de los casos. “Creo que es importante hablar abiertamente sobre la demencia. Debe hacer comprender al familiar por qué la persona enferma lo hace de diferentes maneras”, dijo en el podcast.

El compromiso también llevó a la reina a tomar la iniciativa de crear en 1996 la Fundación Silviahemmet, destinado a capacitar al personal sanitario con una certificación y contribuye al desarrollo de conocimientos sobre las enfermedades demenciales y que ha recibido mucha atención, también a nivel internacional. Otro de los proyectos de la Reina fue la construcción de seis apartamentos en la localidad de Ekerö donde las parejas pudieran seguir viviendo juntas cuando una de ellas padeciera demencia. Pero después de que los vecinos apelaron y acertaron, los apartamentos han estado vacíos desde la inauguración en 2017. “Es una pena. Fue un proyecto de corazón muy bien intencionado”, dijo la reina, que no descarta que la acción pueda ser en parte por prejuicios contra la demencia. “No he preguntado porque creo que puede ser lo que hay detrás y creo que es muy doloroso, creo que es realmente cruel de verdad”, dice.

Debido a que el Alzheimer es una enfermedad hereditaria, la reina tiene un mayor riesgo de desarrollarla ella misma, y ​aconseja a cualquier persona que no esté segura, se sienta olvidadiza o tenga riesgo de vejez que consulte a un médico. “Creo que todo el mundo puede desarrollar esta enfermedad y si yo mismo la padezco, espero tener el apoyo de una familia que entienda lo que es y pueda manejarlo de forma profesional y que esté a mi lado y me incluya. Es importante que no solo termines en una institución, sino que tengas a tu familia contigo”, reflexionó.

“Nunca me he sentido tan mayor”

En la misma conversación, la reina Silvia se refirió al confinamiento al que ella y el rey Carlos Gustavo, ambos mayores de 75 años, se sometieron en el Castillo de Stenhammar a causa de la pandemia del coronavirus. “Nunca me he sentido tan mayor como ahora”, dijo. “Tanto el rey como yo pertenecemos al grupo de más de 70 años y nunca me he sentido tanto como ahora. Antes de la pandemia, tenía mucho que hacer, organizar, visitar, dar discursos, etc., pero de repente el rey y yo nos encontramos en cuarentena durante varios meses en Stenhammar”.

La reina describe la preocupación de que alguien de la familia se enfermara de covid-19, pero dijo que lo que más tristeza le causó fue ver cómo la gente se convirtió en solo una cifra estadística: “Las iglesias estaban cerradas y la gente estaba sola con su dolor. Fue muy difícil ver y no poder ayudar”, dice. Cuando la Agencia Sueca de Salud Pública ha liberado las restricciones, la reina de 76 años reanudó su trabajo donde la demencia es una parte importante.

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Los reyes de Suecia no estarán presentes en entrega de Premios Nobel, que será virtual

A la importante cita de gala asisten tradicionalmente los miembros de la familia real en Estocolmo.

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Los reyes Carlos XVI Gustavo y Silvia de Suecia, así como la princesa heredera Victoria y otros miembros de la familia real, no estarán en la ceremonia de entrega de los Premios Nobel, el próximo 10 de diciembre en Estocolmo, que fue anulada debido a la pandemia de Covid-19 y será reemplazada por un acto televisado, algo que no ocurría desde la II Guerra Mundial. Los premiados recibirán sus galardones a distancia en esta ceremonia virtual.

«La idea es que las medallas y diplomas sean entregados a los galardonados en forma segura en sus países de residencia, probablemente con el apoyo de las embajadas y universidades de los laureados», explicó la Fundación Nobel, con sede en la capital sueca.

Estaba previsto que el rey Carlos XVI Gustavo entregara en Estocolmo los premios de Medicina, Física, Química, Literatura, a los que se añade el premio de Economía, de creación más reciente. «La última vez que no hubo ceremonia en Estocolmo fue en 1944«, durante la II Guerra Mundial, explicó Gustav Källstrand, historiador de la Fundación Nobel. «De todas maneras, este año habrá una ceremonia digital«, subrayó. En 1940, 1941 y 1942 no se otorgó ningún premio ni hubo ninguna ceremonia, a pesar de que Suecia no participó en el conflicto. Los premios de 1944 fueron entregados retroactivamente en 1945 por el anciano rey Gustavo V, abuelo del actual monarca.

En su discurso de Navidad, el rey de Suecia explicó su decisión de retirar el tratamiento de Alteza a sus nietos

Carlos XVI Gustavo explicó que tal paso «pueda ser útil cuando mis nietos eventualmente se destaquen por su propio futuro».

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La familia real de Suecia protagonizó un soleado Día Nacional (50 fotos)

Los reyes, sus hijos y nietos conmemoraron con fiestas populares la coronación, el 6 de junio de 1523, de Gustavo I, primer monarca de la dinastía Vasa.

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