Los “Príncipes de la Torre” eran dos adolescentes cuando fueron encarcelados en la Torre de Londres y desaparecieron sin dejar rastro. Un profesor de la Universidad de Huddersfield dice haber encontrado evidencia de el tío de los jóvenes estuvo detrás del asesinato.
El rey Ricardo III de Inglaterra probablemente hizo asesinar a sus jóvenes sobrinos, el rey Eduardo V y el príncipe Ricardo, duque de York, cuando eran apenas niños, según afirma un experto.
«Este ha sido el mayor misterio de asesinato en la historia británica», dice el profesor Tim Thornton de la Universidad de Huddersfield, quien realizó la investigación.
Los príncipes eran los hijos del rey Eduardo IV y cuando su padre murió, su tío, Ricardo III, los encerró en la Torre de Londres mientras él gobernaba como regente. La desaparición y supuesto asesinato de los niños en 1483 condujo al misterio de larga data de los “Príncipes en la Torre”, el mayor caso sin resolver en la historia de Inglaterra, que continúa hasta el día de hoy.
Muchos creen que Ricardo III hizo matar a Eduardo, de 12 años, y a Ricardo, de 9, para tomar el trono y convertirse en uno de los monarcas más polémicos de la historia de Inglaterra. Sin embargo, los expertos han debatido durante mucho tiempo las pruebas que respaldan esta teoría.
Ahora, el profesor Thornton ha publicado un estudio que, según él, podría probar que los dos príncipes fueron asesinados por el rey Ricardo III.
Según su investigación, Sir Thomas More, un cortesano de confianza del rey Enrique VIII a principios del siglo XVI, escribió un libro que detallaba la oscura saga antes de unirse al Consejo Privado del rey Enrique VIII, en 1518.
El suyo es el relato detallado más temprano de las muertes y desenmascara a dos hombres como los asesinos, Miles Forest y John Dighton, que actuaban por orden directa de Ricardo III.
El libro y sus hallazgos fueron tomados con escepticismo por los historiadores debido al hecho de que Sir Thomas tenía cinco años cuando ocurrió el escándalo de los Príncipes en la Torre.
El relato del cortesano Sir Thomas More

Se creía que ese libro y su teoría podrían haber sido propaganda real y publicado como un plan de la casa de Tudor para mancillar el nombre del antiguo rey y aumentar el apoyo público a la nueva familia real.
Sin embargo, Thornton halló pruebas de que el presunto asesino Miles Forest tuvo dos hijos que se convirtieron en cortesanos del rey Enrique VIII y trabajaron junto a Sir Thomas.
En su investigación, el profesor Thornton especula que los dos hijos hablaron con Sir Thomas sobre el papel de su padre en el infame regicidio y le contaron sobre el papel que desempeñó Ricardo III en la masacre de los príncipes.
Estas fuentes internas permitieron a Sir Thomas publicar sus acusaciones contra el rey Ricardo III, quien ha sido retratado durante siglos como un hombre horrible, jorobado y desfigurado, en parte debido a la descripción de William Shakespeare de él como un tirano monstruoso en su obra, que lleva el nombre del gobernante infame.
«Este ha sido el mayor misterio de asesinato en la historia británica, porque realmente no podíamos confiar en More como un relato de lo que sucedió, hasta ahora», dice el profesor Thornton.
“Pero he demostrado que los hijos del presunto asesino principal estaban en la corte en la Inglaterra de Enrique VIII, y que vivían y trabajaban junto a Sir Thomas More”.
“No estaba escribiendo sobre personas imaginarias. Ahora tenemos motivos fundados para creer que el detalle del relato de More sobre un asesinato es creíble”, dice Thornton.
El crimen de los Príncipes de la Torre

El asesinato de los dos niños, uno de los cuales se convirtió en monarca cuando murió su padre, ha cautivado la atención del público durante más de 500 años. Fueron “sofocados con almohadas por orden de su pérfido tío Ricardo el Usurpador”, según la inscripción en la urna en la que se guardan sus supuestos restos.
La muerte de Eduardo V y el duque de York ocupa el primer lugar en la lista de fechorías y escándalos reales debido a los efectos secundarios que tuvo en la familia real. Eduardo IV, el padre de los jóvenes, se convirtió en rey de Inglaterra porque era descendiente directo de Eduardo III, que gobernó entre 1312 y 1377, a través de la herencia de su madre y su padre.
Tras el sangriento período de las dinastía Plantagenet y Lancaster, Eduardo IV se convirtió en el pretendiente de la Casa de York al trono cuando su padre y su hermano murieron en la batalla de Wakefield en 1460. Luego, Eduardo asumió el reclamo contra el titular de Lancaster, Enrique VI, lo que llevó a una deposición exitosa en 1461.
El rey de 19 años gobernó como monarca hasta su repentina muerte en 1483. Tuvo muchos hijos, incluidos Eduardo V; Ricardo, duque de York; e Isabel de York, quien se casaría más tarde con Enrique Tudor y sería la madre de Enrique VIII.
Ricardo III encarceló a sus sobrinos poco después de la muerte de su hermano y se autoproclamó rey. Murió apenas dos años después en la batalla de Bosworth, vencido por Enrique Tudor, el marido de la hermana de los príncipes asesinados. Su muerte puso fin a la Guerra de las Rosas y la disputa de siglos entre Yorkistas y Lancasterianos y marcó el comienzo de la era de la Casa Tudor, dirigida por Enrique VII e Isabel de York.
Un misterio que ha durado 600 años
El misterio que rodeaba a los príncipes se profundizó en la década de 1670 cuando se descubrieron los huesos de dos niños en la Torre de Londres, y nuevamente en la década de 1930 cuando los restos, que habían sido enterrados nuevamente en la Abadía de Westminster, fueron reexaminados científicamente.
Sin embargo, los hallazgos en ese momento no pudieron determinar de manera concluyente el género de los esqueletos, y mucho menos sus credenciales reales. Hubo repetidos llamamientos para utilizar técnicas genéticas y arqueológicas modernas, similares a las empleadas para confirmar los restos de Ricardo III, en estos esqueletos de los dos niños.
Sin embargo, en 2013 se supo que la Iglesia de Inglaterra, respaldada por la reina Isabel II, rechazó durante décadas las solicitudes de los expertos para probar los esqueletos. Su argumento es que podría sentar un precedente para probar cualquier número de teorías históricas vinculadas a las muchas personas famosas enterradas en la iglesia.