El comité de expertos comenzó a buscar una solución para la sucesión imperial de Japón

El comité asesor del gobierno de Japón, encargado de asegurar una sucesión imperial estable, celebró su primera reunión el martes, y las discusiones durante los próximos meses se centrarán en si el país debe romper con la tradición y permitir que las mujeres miembros de la familia del emperador asciendan al trono.

El panel se estableció en respuesta a una resolución no vinculante del parlamento en 2017 que pedía al gobierno que intensificara el debate después de que el entonces emperador Akihito expresó su deseo de abdicar debido a la vejez”, informó Japan Times.

El panel de seis miembros escuchará a expertos en varios campos y tiene como objetivo llegar a una conclusión para los próximos meses, momento en el que presentará sus hallazgos a la Dieta.

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El tema que están discutiendo es un asunto importante en relación con la base de la nación”, dijo el primer ministro Yoshihide Suga al comienzo de la reunión. “Espero que escuche una variedad de opiniones y las ordene de una manera que sea fácil de entender”.

El comité de expertos se formó en medio de una creciente preocupación por el número cada vez menor de miembros de la familia imperial y lo que eso significa para el futuro del Trono del Crisantemo. Estará formado por el ex presidente de la Universidad de Keio, Atsushi Seike, Tetsuro Tomita, presidente de East Japan Railway Co., y Mayumi Ohashi, profesora de derecho en la Universidad de Sophia, entre otros.

Según un funcionario del gobierno nipón, citado por Japan Times, el comité consultará a un total de unos 20 expertos para que den su opinión sobre el tema.

El preocupante asunto de la sucesión al trono

Bajo la sucesión imperial patrilineal de Japón, solo masculina, el emperador Naruhito, de 61 años, solo tiene tres herederos: su hermano, el príncipe heredero Akishino, de 55, su sobrino, el príncipe Hisahito, de 14, y su tío, el príncipe Hitachi, de 85. El emperador y la emperatriz Masako tiene una hija, la princesa Aiko, de 19 años.

El panel acordó preguntar a los expertos sobre 10 puntos clave, incluida su posición sobre la inclusión de miembros imperiales femeninos o matrilineales en la línea de sucesión, la regla actual que exige que las mujeres que se casan con plebeyos abandonen su estatus imperial y la adopción de herederos varones de antiguas ramas de la familia imperial.

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El público japonés está cada vez más a favor de permitir que una mujer ascienda al trono, y el 85% de los encuestados en una encuesta de Kyodo News realizada la primavera pasada apoya la medida. Pero los conservadores del gobernante Partido Liberal Democrático son reacios a realizar cambios significativos en las reglas sobre la sucesión imperial.

El sistema imperial de Japón se remonta al siglo V y ha habido ocho mujeres monarcas entre los siglos VI y XVIII. Pero ninguno de ellos era de ascendencia femenina. La ley actual entró en vigor en 1947.

El premier japonés quiere una sucesión masculina pese al «peligro de extinción» imperial

Las reglas sucesorias vigentes en la monarquía japonesa, que solo permiten a los hombres ascender al Trono del Crisantemo, debe ser una “prioridad” en las discusiones sobre cómo lograr una sucesión imperial estable, manifestó el primer ministro Yoshihide Suga.

“En las circunstancias actuales, se debe dar prioridad a la sucesión sólo masculina”, dijo Suga en un programa de radio transmitido por Nippon Broadcasting System, refiriéndose a la larga tradición de sucesión masculina.

A los largo de 2.600 años, Japón tuvo 126 emperadores, salvo las excepciones de siete mujeres que gobernaron como regentes de familiares cercanos que estaban incapacitados para reinar. Ley de la Casa Imperial de 1947 establece que solo los varones en línea paterna pueden ascender al Trono del Crisantemo.

Actualmente, solo tres hombres están habilitados para remplazar al emperador Naruhito, de 60 años, quien solo tiene una hija mujer. El príncipe heredero es el hermano menor del emperador, el príncipe Akishino, de 55 años, y la línea sucesoria se completa con su hijo Hisahito, de 14, y el tío del emperador, el príncipe Hitachi, de 85 años.

El actual gobierno dijo que mantendrá un debate sobre cómo asegurar una sucesión imperial “estable” luego de los llamados del Parlamento para abordar el problema. La medida se produce en medio de preocupaciones de que la familia imperial podría quedarse sin herederos: en el futuro, la responsabilidad de perpetuar a la dinastía reposará únicamente en el príncipe Hisahito.

El Parlamento pidió al gobierno crear un comité de expertos para analizar las posibilidades para impedir que la familia imperial se “extinga” en las próximas décadas, pero la administración de Suga está retrasando el debate. En una encuesta de Kyodo News realizada el año pasado, el público japonés mostró su apoyo a que las mujeres asciendan al trono.

Emperador en el 2050: la presión de perpetuar a la monarquía japonesa recae ahora en el príncipe Hisahito

Bajo las actuales reglas de sucesión, el niño asumirá toda la carga de la familia imperial en un par de décadas. La presión que sufriría es demasiado grande para imaginarla.

La proclamación del príncipe Akishino como príncipe heredero a los 54 años de edad dejó a Japón en las puertas de una crisis sucesoria: el emperador Naruhito, que no tiene hijos varones, tendrá que dejar algún día el trono a su hermano, quien a su vez cuenta con solo un heredero, su hijo, Hisahito. El tercero en la línea sucesoria, el príncipe Hitachi, es un hombre en el atardecer de su vida y con grandes problemas de salud.

Debido a las edades del emperador (60 años) y su hermano, es escasamente probable que tengan más hijos varones. También está casi desestimada la posibilidad de un debate público y político que permita, en los próximos años, ampliar los horizontes de la Casa Imperial y permitir que las princesas no solo sean capaces de conservar sus títulos y funciones oficiales una vez que contraen matrimonio, sino también, al menos, transmitir sus derechos sucesorios a sus hijos. Esto ha pasado numerosas veces hasta el siglo XVIII y fue prohibido por ley después de la II Guerra Mundial.

Visto el panorama, el príncipe Hisahito, ahora de 14 años, es la única persona sobre la que recaerá algún día la responsabilidad de conservar a la monarquía y perpetuarla. Dicho sencillamente, deberá casarse y tener hijos, incluso contra su voluntad, si Japón desea conservar el sistema imperial.

Considerando que el actual emperador podría “jubilarse” como hizo su padre a los 85 años, el príncipe Akishino podría protagonizar un reinado muy breve, por lo que Hisahito podría, a su vez, tomar el trono a los 40 años.

“La política de Japón solo para hombres es responsable de la situación actual en la que actualmente solo hay dos herederos viables al trono”, opina el escritor Kenneth Ruoff, director del Centro de Estudios Japoneses de la Universidad Estatal de Portland y autor de La Casa Imperial de Japón en la era de la posguerra, 1945-2019.

«Un problema de derechos humanos»

El experto agregó que, de esta forma, el linaje imperial de Japón, que se jacta de ser el más antiguo del mundo, se encuentra en una situación “potencialmente bastante frágil”.

Los príncipes herederos Akishino y Kiko “están criando al único miembro masculino de la próxima generación de imperiales”, recordó. “No es exagerado decir que el futuro de la línea imperial descansa sobre los hombros del príncipe Hisahito, de 14 años”, afirmó.

“Esto fácilmente podría considerarse un problema de derechos humanos si uno desarrolla algunos escenarios que se avecinan”, escribió Ruoff. “Consideremos, por ejemplo, la presión abrumadora a la que se someterán el príncipe Hisahito y su futura esposa para engendrar un hijo. El nacimiento de un solo hijo significaría que la tremenda fragilidad de la línea imperial continuaría durante otra generación”, agregó.

La crisis no es nueva: en el país con la más baja tasa de natalidad del mundo, en la familia imperial no nació ningún varón durante más de 40 años hasta que llegó al mundo el príncipe Hisahito en 2006. Fue un “milagro”, ya que sus padres tenía más de cuarenta años y ya era seguro que los entonces príncipes herederos, Naruhito y Masako, no tendrían más descendientes después del nacimiento de la princesa Aiko en 2001.

Con el nacimiento de Hisahito, “los conservadores sintieron que la voluntad del cielo había sido revelada”, dijo Hidehiko Kasahara, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Keio. Ahora, algunos expertos y medios de comunicación se preguntan si Hisahito está siendo preparado adecuadamente para el futuro. “Es importante que se dé cuenta de que está en condiciones de heredar el trono cuando interactúa con las personas y de tenerlas en cuenta desde una edad temprana”, dijo Kasahara.

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«Tremenda fragilidad»: experto augura un futuro deprimente para la monarquía de Japón

La investidura del príncipe Akishino como heredero pone en evidencia la “la tremenda fragilidad” de una monarquía exclusivamente masculina, afirmó el director del Centro de Estudios Japoneses de la Universidad Estatal de Portland. El príncipe Hisahito sufritá una «presión abrumadora».

Si Japón va a seguir teniendo una casa imperial, debería ser una que defienda el principio de igualdad de género al permitir emperatrices reinantes porque, de otra forma, corre un grave riesgo de supervivencia, aseguró el escritor Kenneth Ruoff, director del Centro de Estudios Japoneses de la Universidad Estatal de Portland y autor de “La Casa Imperial de Japón en la era de la posguerra, 1945-2019” publicado a principios de este año.

“El secreto de la larga supervivencia de la casa imperial de Japón no es una adhesión obstinada a la tradición, sino todo lo contrario, la voluntad de mantenerse en sintonía con las tendencias de la época, deshacerse de tradiciones que ya no se adaptan a las cambiantes normas sociales y adoptar nuevas prácticas”, recordó Kenneth Ruoff en un comentario publicado en el Japan Times con motivo de la proclamación del príncipe Akishino como heredero del trono.

Ruoff asegura que el príncipe Akishino y su esposa, la princesa heredera Kiko, “son personas decentes y sinceras que intentan usar su prestigio imperial para hacer del mundo un lugar mejor” y siguen los pasos de los anteriores emperadores, Akihito y Michiko “al mezclarse regularmente con sus compatriotas”. “Aquellos en Japón que se preocupan profundamente por la casa imperial deberían estar agradecidos por el hecho de que el príncipe heredero Akishino haya aceptado con gracia su puesto secundario”, afirmó el experto.

¿Qué pasaría frente a un «Megxit» japonés?

Comparando la escasez de varones herederos de la monarquía más antigua del mundo con el caso del príncipe Harry y Meghan Markle, el académico cree que “la preocupación en Japón debería ser aún más pronunciada considerando la crisis de los herederos”.

Desde la entronización del emperador Naruhito, en mayo de 2019, solo tres hombres tienen derecho a reinar (los príncipes Akishino, Hisahito y Hitachi) en un país que después de la II Guerra Mundial impuso la prohibición de que las mujeres tengan derechos de sucesión al trono. Paralelamente, Japón abolió todos los títulos de nobleza y las ramas descendientes de la familia imperial pasaron a ser plebeyas, por lo que no existen hombres de linaje imperial que puedan entroncar con las princesas.

“La política de Japón solo para hombres es responsable de la situación actual en la que actualmente solo hay dos herederos viables al trono”, dijo Ruoff, quien acotó que, de esta forma, “la línea imperial de Japón es potencialmente bastante frágil”. Los príncipes herederos Akishino y Kiko “están criando al único miembro masculino de la próxima generación de imperiales”, recordó. “No es exagerado decir que el futuro de la línea imperial descansa sobre los hombros del príncipe Hisahito, de 14 años”.

“Esto fácilmente podría considerarse un problema de derechos humanos si uno desarrolla algunos escenarios que se avecinan”, dice Ruoff. “Consideremos, por ejemplo, la presión abrumadora a la que se someterán el príncipe Hisahito y su futura esposa para engendrar un hijo (y el nacimiento de un solo hijo significaría que la tremenda fragilidad de la línea imperial continuaría durante otra generación)”, agregó.

En este sentido, el experto concluyó que la única forma en que la monarquía japonesa puede sobrevivir será teniendo “una casa imperial que defienda el principio de igualdad de género al permitir emperatrices reinantes”.

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La princesa Aiko no será emperatriz, pero ocho mujeres reinaron antes en Japón

El debate sobre la sucesión al Trono del Crisantemo continúa en la era Reiwa. Aunque hoy solo los varones pueden reinar, en el pasado el país tuvo emperatrices.

Pese a que actualmente rige la Ley Sálica, que prohíbe el acceso de las mujeres al trono, Japón tuvo ocho emperatrices a lo largo de su milenaria historia. Suiko, la primera mujer que fue emperatriz, fue coronada en el año 593, pero ninguna de sus sucesoras transmitieron sus derechos al trono a sus hijos. La última emperatriz regente fue Go-Sakuramachi, quien abdicó en 1771 y no dejó la corona a su propia descendencia, sino a su sobrino.

Actualmente, de acuerdo a la ley de la casa imperial de 1947, las hijas, nietas o sobrinas de emperadores pierden su estatus y pasan a ser “plebeyas” cuando contraen matrimonio. Ya tampoco pueden convertirse en emperatrices, lo que significa que la princesa Aiko, hija de los emperadores Naruhito y Masako, jamás podrá sentarse en el Trono del Crisantemo.

Bajo el gobierno de Junichiro Koizumi, en diciembre de 2004, se creó el “Comité de Expertos sobre la Ley de la Casa Imperial” para debatir sobre el futuro de las sucesiones al Trono del Crisantemo. El problema era que ningún varón había nacido en la Familia Imperial desde hacía 40 años, y la siguiente generación del príncipe heredero (el actual emperador Naruhito) no tenía un hijo varón que pudiera ascender al trono.

En el informe final, elaborado en noviembre de 2005 tras casi un año de deliberaciones, el comité propuso una política que permitiera a las mujeres y a sus hijos suceder en el trono. Más tarde, en febrero de 2006, se anunció que la princesa Kiko estaba embarazada, y en septiembre de 2006 nació el príncipe Hisahito, el primer varón de la dinastía después de cuatro décadas. Finalmente, el gobierno archivó la propuesta del comité para enmendar la Ley de la Casa Imperial, pero pasaron 14 años, y la generación que sucederá a Hisahito aún plantea una seria incógnita.

La Ley Especial de la Casa Imperial, que fue promulgada en junio de 2017 con el fin de permitir la abdicación del emperador Akihito, sugiere al Gobierno que considere la “sucesión estable al Trono Imperial” a través de una resolución. La Ley estipula que “el Trono será ocupado por un varón del linaje paterno”, es decir, sólo los varones cuyo padre sea emperador se convertirán en emperadores. Esto significa que solo tres miembros de la actual familia imperial son elegibles para suceder al trono (el Príncipe Heredero Akishino, su hijo Hisahito y su tío, el octogenario príncipe Hitachi), con lo cual el futuro de la monarquía peligra dramáticamente.

Si el sistema actual se mantiene y el príncipe Hisahito asciende al trono en el futuro, llevará la pesada responsabilidad de tener hijos varones que aseguren estabilidad a la sucesión, un dilema en el que es el país con menor tasa de natalidad del planeta. En el pasado no existía la y hubo diez mujeres que ejercieron como emperatrices regentes que gobernaron en nombre de sus padres, hijos o consortes.

Todas ellas fueron descendientes de emperadores y dos de ellas ascendieron al trono en dos ocasiones cada una:

Emperatriz Suiko: Hija del emperador Kinmei y la emperatriz consorte del emperador Bidatsu. Las tensiones políticas se intensificaron después del asesinato del 32.º emperador, Sushun, a manos de un aristócrata de Soga-no-Umako, que ostentaba el poder en la Corte Imperial. Había varios sucesores masculinos potenciales, era difícil organizar la situación teniendo en cuenta también las intenciones del clan Soga. Se cree que el acceso al trono de la emperatriz Suiko, cuya madre era miembro del clan Soga, tenía por objeto mejorar la relación entre la familia imperial y dicho clan para alcanzar la estabilidad política. Fue sucedida por el emperador Jomei.

Emperatriz Kogyoku: Fue bisnieta del emperador Bidatsu y la emperatriz consorte del emperador Jomei. Después de la muerte de su marido, no fue fácil elegir un sucesor de nuevo debido a las intenciones políticas del clan Soga, por lo que Kogyoku ascendió al trono como emperatriz. Fue sucedida por su hermano, Kotoku, pero volvió a ocupar el trono (con el nombre de Saimei) después de la muerte del emperador mientras se solucionaba una rivalidad familiar. Cuando murió, tenía el título de Emperatriz Abuela.

Emperatriz Jito: Hija del emperador Tenji consorte del emperador Tenmu. El príncipe Kusakabe, hijo que engendró con su esposo, era un sucesor viable, pero el príncipe Otsu, hijo de otra mujer, también fue considerado un poderoso sucesor. Hubo un conflicto concerniente a los dos en la Corte Imperial, y no fue fácil determinar el sucesor. El fallecimiento de Kusakabe propició la entronización de Jjito para que pudiera suceder al trono su nieto el príncipe Karu, que era un niño pequeño en ese momento.

Emperatriz Genmei: Hija del emperador Tenji y hermanastra de la emperatriz Jito. Cuando murió su hijo el emperador Monmu, el príncipe imperial Obito (más tarde el emperador Shōmu), tenía sólo 7 años. Debido a su edad era difícil que ascendiera al trono rápidamente, de modo que fue entronizada como regente.

Emperatriz Gensho: Hija de la emperatriz Genmei, y hermana del emperador Monmu, sucedió en el trono a su madre y se convirtió en la segunda emperatriz regente sucesiva. Su madre expresó su intención de abdicar por motivos de declive mental y corporal nueve años después de la entronización. Sin embargo, como en ese momento el príncipe heredero Obito tenía solo 15 años y la nobleza resistía la entronización de un niño, Gensho se convirtió en emperatriz regente.

Emperatriz Koken: Hija del emperador Shomu, cuando su hermanastro falleció prematuramente ella se convierte en la primera princesa heredera y más tarde ascendió al trono. Es la única Princesa Heredera en la historia de Japón que ascendió al trono desde esa posición. Cuando su hijo, el emperador Junninm fue destronado, la emperatriz emérita Koken ascendió al trono de nuevo con el nombre de Shotoku.

Emperatriz Meisho: Hija del emperador Go-Mizunoo, quien abdicó el trono debido a las fricciones entre el shogunato Tokugawa y la Corte Imperial. Como todos los hijos del emperador Go-Mizunoo murieron prematuramente, no pudo ser sucedido por un varón de linaje masculino y su hija Meisho ascendió al trono como regente de su hermano, el príncipe Tsuguhito (más tarde, emperador Go-Komyo), nacido posteriormente a la abdicación del padre. Meisho reinó como regente hasta que su hermano pequeño cumplió 11 años.

Emperatriz Go-Sakuramachi: Hija del emperador Sakuramachi. El Príncipe Heredero Hidehito (futuro emperador Go-Momozono) tenía cinco años cuando falleció el emperador Momozono (hermanastro de Go-Sakuramachi). Como era difícil que el príncipe accediese al trono inmediatamente, asumió el trono para darle continuidad. Reinó hasta que Hidehito cumplió 13 años, cuando abdicó el trono. Fue la última mujer que reinó en Japón y murió en 1813.

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Qué es el ancestral sistema Miyake que podría salvar a la monarquía japonesa de la desaparición

Una idea conservadora del gobierno pide regresar a la familia a los expríncipes que perdieron títulos y privilegios tras la II Guerra Mundial.

El gobierno de Japón comenzará a debatir muy pronto la restauración del sistema de ramas imperiales colaterales o “Miyake” con el objetivo de ampliar los horizontes sucesorios de una familia imperial reducida. El sistema, que durante muchos siglos estuvo vigente en Japón hasta el fin de la II Guerra Mundial, permitía que los hijos e hijas menores de los emperadores obtuvieran títulos nobles que pudieran heredar sus descendientes. Según la idea actual, la restauración de este sistema permitiría a las princesas japonesas mantener su estatus real después del matrimonio, encabezando sus propias ramas familiares.

Que los antiguos príncipes vuelvan al palacio

Las discusiones planeadas por el gobierno, que incluirán aportes de expertos, comenzarán después de que el príncipe Akishino (hermano del emperador Naruhito) sea investido como Príncipe Heredero. Este debate obedece a una resolución parlamentaria complementaria de la ley especial promulgada en 2017 que permitió que el emperador Akihito abdicara en 2019, donde se le pide al gobierno que considere los desafíos de garantizar una sucesión estable y busque soluciones.

La propuesta, lanzada por un sector conservador del gobierno del Partido Liberal Democrático, dice que se restablezca el estatus imperial de los hombres solteros de las ramas colaterales de la familia imperial que perdieron títulos y honores imperiales y se transformaron en plebeyos tras la II Guerra Mundial. Esta idea es apoyada públicamente por el primer ministro, Abe Shinzo, que aboga por restituir títulos principescos a los ex príncipes Kuni, Kitashirakawa, Kaya, Asaka, Higashikuniy Takeda y otras seis familias descendientes de antiguos emperadores. Algunos conservadores proponen incluso la concertación de matrimonios de las princesas solteras con los hombres de esas familias para volver a asociarlos a la dinastía reinante.

«Cuesta creer que personas que se separaron del linaje hace más de setenta años puedan garantizar la conservación de la cultura tradicional auténtica del imperio», dijo la socióloga japonesa Minashita Kiryū. Argumenta que «el emperador debe conocer una amplia variedad de ritos y los príncipes comienzan su aprendizaje desde la infancia» y que «el pueblo siente un vínculo emocional de cariño y respeto con la pareja imperial». «Me pregunto si los japoneses seguirían reconociendo el simbolismo permanente de la Casa Imperial al incluir en la línea sucesoria a esos nuevos miembros. Es muy probable que cambiase su visión de esos ritos ancestrales que incumben a las esferas nobles y que perviven al paso de los siglos sin guardar relación alguna con el pueblo llano». «El sistema imperial terminaría perdiendo su conexión con la vida cotidiana de la ciudadanía, y creo que eso significaría la banalización del simbolismo del imperio», afirma la experta.

Permitir que las mujeres conserven su título

Frente a esta iniciativa se encuentra el sector progresista del gobierno, que sin embargo contempla una solución parecida: la de permitir que las princesas japonesas solteras mantengan su título una vez que contraen matrimonio y, al mismo tiempo, permitan que sus hijos varones ostenten derechos sucesorios al trono. Esta iniciativa incluiría a la princesa Aiko (hija única de Naruhito) y las princesas Mako y Kako (hijas de los príncipes herederos Akishino y Kiko), entre otras. Esta propuesta se encuentra en sintonía con la realizada en 2005 por un panel de expertos comisionado por el gobierno del entonces primer ministro Junichiro Koizumi.

Según la Ley la Casa Imperial, las mujeres de la familia imperial deben abandonar la familia si se casan con plebeyos y en Japón la nobleza fue abolida después de la guerra. Como la familia actualmente está compuesta principalmente por mujeres, existe preocupación por una fuerte caída en el número de miembros de la familia imperial en el futuro. Por esa razón, algunos en el gobierno están pidiendo que se les permita a las mujeres permanecer en la familia incluso después del matrimonio y educar a sus hijos para reinar. Esto significaría que la princesa Aiko no podría reinar, pero sí su hijo mayor.

La posibilidad de una emperatriz reinante es popular entre el público. Según una encuesta de Kyodo News en 2019, el 81,9 por ciento de los encuestados dijo estar a favor de tener una emperatriz reinante, mientras que el 13,5 por ciento estaba en contra de la idea. Además, el 70 por ciento dijo que apoyaría a un emperador o emperatriz de la línea femenina, lo que significa que la madre del monarca descendería de la familia imperial en lugar de su padre, mientras que el 21,9 por ciento se opuso a la idea. Actualmente solo hay tres posibles herederos al trono. El príncipe Akishino tiene 53 años y es el primero en la línea sucesoria, seguido por su hijo Hisahito, de 14 años, y del príncipe Hitachi, el tío del emperador de 83 años.

Naruhito representa la séptima generación por línea directa masculina del emperador Kokaku, que reinó desde 1780 hasta su abdicación en 1817. Fue sucedido por Ninko (1817-1846), quien no era hijo de la emperatriz, sino de una de las “sokushitsu” o concubina. Lo mismo puede decirse de sus tres siguientes sucesores, los emperadores Komei (1846-1867), Meiji (1867-1912), y Taisho (1912-1926), hijos igualmente de sokushitsu. La esposa principal del emperador Meiji no le dio hijos de ninguno de los dos sexos. Akihito fue el primer emperador en varios siglos que es hijo de la emperatriz y desde entonces la familia imperial se vio sumida en una verdadera crisis hereditaria que incluso logró que algunos vaticinen que se extinguirá con el príncipe Hisahito a mediados del siglo XXI. (S.C.)

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