Hospitalizado a los 99 años, el príncipe Felipe no ha mostrado mucho interés en los preparativos que la corte ya elaboró para su entierro.
El conde mariscal del reino, figura ceremonia importantísima de la corte británica, ha sido el encargado de organizar en los últimos años los funerales del príncipeFelipe, el esposo de la reina Isabel II de Inglaterra.
El consorte, sin embargo, no le ha mostrado mayor interés a su entierro, prefiriendo un funeral militar simple y sin las grandes pompas que corresponden a los consortes de los monarcas británicos:“No estoy realmente interesado en lo que diga mi lápida”, dijo una vez según el biógrafo Ian Lloyd.
La casa real, sin embargo, tienen ya los planes escritos para el desenlace final del duque de Edimburgo, en un procedimiento titulado“Forth Bridge” que detalla absolutamente todos los arreglos sobre el último adiós.
Este protocolo se encuentra en poder del duque de Norfolk y no será revelado hasta el momento en que el gobierno británico anuncie que el duque ha fallecido.
Según los informes, rechazó la oferta de un funeral de Estado, prefiriendo en cambio un servicio privado al estilo de un funeral militar.
El 18º duque de Norfolk, Eddie Fitzalan-Howard, pertenece a un extenso linaje que, durante generaciones desde el siglo XII, se ha encargado de la organización de las ceremonias más grandes de la monarquía británica, entre bodas reales, coronaciones, funerales y la Apertura Estatal del Parlamento.
Su cargo es el Earl Marshal (Gran Chambelán o Mariscal de la Casa Real) y sus títulos, recopilados por antepasados desde el siglo XII, son: Conde de Arundel; Barón Beaumont; Baron Maltravers; Conde de Surrey; Baron FitzAlan, Clun y Oswaldestre; Conde de Norfolk; Barón Howard de Glossop; Conde Mariscal y Mariscal Hereditario y Mayordomo Principal de Inglaterra.
El príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II, fue hospitalizado el 17 de febrero de manera preventiva en Londres tras haber sufrido un malestar.
Se cree que el duque de Norfolk ha organizado, siguiendo los deseos expresos de Felipe, un funeral idéntico al del príncipe consorte Alberto, esposo de la reina Victoria, quien falleció en 1861. El servicio fúnebre de Alberto se celebró en la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, donde fue sepultado, y posteriormente sus restos fueron trasladados al Mausoleo Real de Frogmore, en las cercanías del castillo.
Según se sospecha, el príncipe Felipe manifestó su negativa a recibir un funeral oficial o de Estado y a ser velado en el Westminster Hall del Parlamento, un imponente salón construido en el reinado de Guillermo II en 1097, en Londres donde se instalan las capillas ardientes de los monarcas ingleses.
Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor.
Felipe habría elegido algo menos ostentoso: la Capilla de la Reina del Palacio de St. James, donde fueron velados los restos de las princesas Diana (1997) y Margarita (2002), y la reina madre (2002).
Según ha trascendido en la prensa británica en años recientes, el príncipe Felipe, poco amante de las pompas reales, aprobó un servicio fúnebre austero, que incluiría sus himnos navales favoritos, en la Capilla de San jorge, Castillo de Windsor, a 40 kms de Londres.
La Capilla de San Jorge albergó los últimos funerales de miembros principales de la familia real, incluidos el duque de Gloucester (1974), del duque de Windsor (1972), la duquesa de Windsor (1986), la princesa Margarita (2002) y la duquesa de Gloucester (2004).
En pleno confinamiento, el heredero al trono realizó un viaje de 3 horas para visitar al príncipe Felipe en el hospital donde está internado.
El príncipe Carlos de Inglaterra visitó en el hospital a su padre, el duque de Edimburgo, en un movimiento que despertó cierta preocupación sobre el estado de salud del consorte real.
“Existe una creciente preocupación por la salud del duque de Edimburgo después de que el príncipe de Gales hiciera un viaje de tres horas desde Gloucestershire al centro de Londres para visitar a su padre”, dijo el periodista Charlie Proctor, editor del sitio Royal Central.
El hospital ha prohibido las visitas a sus pacientes debido a la crisis sanitaria del coronavirus y solo permite visitas de una persona en “circunstancias excepcionales”.
Si bien el Reino Unido se encuentra bajo confinamiento al atravesar la segunda ola de la pandemia de Covid, el Gobierno autoriza visitar a un familiar enfermo en un hospital si existe un “motivo razonable”.
Felipe, duque de Edimburgo, de 99 años, permanece en el Hospital King Edward VII en Londres después de que fue admitido el martes por la noche como medida de precaución, informó el palacio.
El duque de Edimburgo, que cumplirá 100 años el 10 de junio, se encuentra en el hospital desde el martes 16 de febrero por una razón no revelada, aunque no está relacionada con el coronavirus, agregó la información oficial.
El viernes 19, fuentes del palacio dijeron a la agencia de noticias PA: “Después de la consulta con su médico, es probable que el duque de Edimburgo permanezca en el hospital para observación y descanso durante el fin de semana y hasta la próxima semana.
“Como hemos dicho anteriormente, el médico está actuando con mucha precaución. El duque permanece de buen ánimo”, afirmaron.
Su propio hijo, el príncipe Carlos, reconoció la última vez que su padre estuvo en el hospital: “Cuando llegas a esa edad, las cosas no funcionan tan bien”. El esposo de la reina Isabel II ha pasado un año de confinamiento estricto, con contadas apariciones públicas.
El duque de Edimburgo dejó de fumar a los 26 años y probó remedios homeopáticos para aliviar algunas deolencias. También fue toda su vida un defensor de una alimentación saludable combinada con ejercicio. Una vez dijo que seguía más o menos la dieta Atkins y bebía sólo moderadamente.
Cuando llegó a la séptima década de su vida, uno de los ex médicos reales lo describió como “asombrosamente óptimo para un hombre de su edad”. Continuó haciendo ejercicio mientras tenía 80 años, nadaba regularmente y participaba en competencias de conducción de carruajes de ritmo rápido, que requerían resistencia y fuerza.
Cuando cumplió 82 años, Felipe decidió por primera vez no cabalgar su caballo en el desfile real Trooping the Colour, y viajó desde entoncesen un carruaje con la reina Isabel. Se dijo entonces que las ceremonias anteriores le parecieron tan dolorosas que tuvo que tumbarse en el suelo para recuperarse.
En 2005, se lo vio con gafas oscuras y un ojo izquierdo muy magullado después de resbalarse en la bañera y golpearse el costado del ojo con el pulgar. En mayo de 2006, el príncipe se retiró de un compromiso real después de sufrir un nervio atrapado en el cuello, pero se recuperó rápidamente.
Una infección en el pecho lo afectó durante varios días en abril de 2008 y finalmente fue internado en el hospital para recibir tratamiento para salir tres días después recuperado por completo. Meses después, el Palacio de Buckingham tomó la inusual medida de hablar para negar un informe de que el duque había sido diagnosticado con cáncer de próstata.
En enero de 2009, el príncipe Felipe, entonces de 87 años, se perdió una serie de compromisos después de sufrir un problema de espalda cuando conducía un carruaje de caballos como ejercicio. Despertó preocupación el hecho de que la reina cancelara una visita de Estado, pero el palacio aclaró que esto no se debía a la salud del duque de Edimburgo.
Felipe, duque de Edimburgo, nació el 10 de junio de 1921 en Corfú (Grecia).
En junio de 2010, Felipe se sometió a una cirugía menor en la mano izquierda justo antes de cumplir 89 años para curar el síndrome del túnel carpiano, una afección común que causa dolor, entumecimiento y una sensación de ardor en la mano y los dedos. La operación lo obligó a cancelar un viaje oficial con Isabel II.
El primer reconocimiento público de que los años comenzaban a afectar al príncipe se produjo cuando se preparaba para cumplir los 90: el Palacio anunció que Felipe planeaba dimitir como presidente o patrocinador de más de una docena de organizaciones antes de su importante cumpleaños. Una portavoz dijo: “Él siente que debería relajar sus compromisos”.
En diciembre de 2011, a la edad de 90 años, Felipe fue trasladado de urgencia al hospital en helicóptero desde Sandringham House mientras la familia real se preparaba para la Navidad, después de sufrir dolores en el pecho. Fue tratado por una arteria coronaria bloqueada en el Hospital Papworth en Cambridgeshire y se sometió a un procedimiento mínimamente invasivo de colocación de un stent coronario.
En esa ocasión, el príncipe Felipe pasó la Navidad en el hospital. Unos días después de recibir el alta médico, se lo vio de buena salud mientras asistía al servicio religioso anual del Día de Año Nuevo en Sandringham, haciendo el viaje de 400 metros desde la casa principal a pie con otros miembros de la familia real.
A medida que avanzó su edad, la preocupación por su bienestar aumentó a medida que las cancelaciones de compromisos y las estadías en el hospital se hicieron más frecuentes.
En junio de 2012, durante el Jubileo de Diamante de Isabel II, participó en el desfile por el río Támesis bajo condiciones extremadamente húmedas y ventosas. Al día siguiente, fue internado en un hospital de Londres por una infección en la vejiga y estuvo ausente del concierto del Jubileo y del servicio de Acción de Gracias en la Catedral de San Pablo. El duque fue dado de alta del hospital el día antes de cumplir 91 años y cuando se le preguntó si se sentía mejor cuando se iba, bromeó: “Bueno, no saldría si no fuera así”.
En agosto de 2012, el duque pasó cinco noches en el hospital Aberdeen Royal Infirmary, nuevamente por una infección de vejiga. Más tarde fue trasladado de urgencia al hospital durante las vacaciones de verano de la familia real en Balmoral en Aberdeenshire (Escocia) y no asistió a la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos en Londres.
En junio de 2013, en vísperas de un servicio para conmemorar el 60 aniversario de la Coronación de la reina, el príncipe se retiró de una recepción de gala después de sentirse mal. Se supo que se había perdido un compromiso en Windsor unos días antes, pero que había estado lo suficientemente bien como para ir con la reina a las carreras de Epsom Derby al día siguiente.
En mayo de 2013, Felipe asistió junto a la reina a la Abadía de Westminster para la conmemoración de los 60 años de la coronación y unos días después fue ingresado en el hospital para una operación exploratoria en el abdomen. Fue operado con anestesia general al día siguiente y pasó su cumpleaños 92 en el hospital. Permaneció internado durante 11 días.
En mayo de 2014, el duque se sometió a un «procedimiento menor» en su mano derecha en el Palacio de Buckingham y fue visto con un vendaje para protegerlo. Sus compromisos continuaron según lo planeado. En el otoño de ese año fue visto usando audífonos por primera vez en una recepción en el Palacio de Buckingham, cuando tenía 93 años.
En en junio de 2016, antes de cumplir 95 años, se retiró de los eventos del aniversario de la Batalla de Jutlandia siguiendo el consejo médico, y su yerno, el vicealmirante Sir Tim Laurence, dijo que tenía una “dolencia menor”. Días después, reapareció en el desfile por el cumpleaños de Isabel II en Londres.
En mayo de 2017, cuando el duque tenía 95 años, el Palacio de Buckingham anunció que Felipe había decidido retirarse de sus funciones públicas, pero no fue su salud el motivo de su decisión, sino su deseo de disfrutar de más tiempo libre, según explicó la casa real. El 20 de junio de ese año, fue internado en el hospital londinense como medida de precaución, para el tratamiento de una infección derivada de una afección preexistente.
Tras ausentarse de la Apertura Estatal del Parlamento, el 2 de agosto de 2017 se retiró de sus funciones públicas en un homenaje de los Royal Marines en el palacio de Buckingham y bajo una lluvia torrencial. Ese año, durante el homenaje a los caídos en las guerras de Gran Bretaña, hubo preocupación por su salud cuando pareció apoyarse en una pared.
El marzo de 2018, Felipe se retiró de un compromiso oficial con la reina y más tarde canceló otros debido a un problema con su cadera y no asistió a la iglesia el domingo de Pascua el 1 de abril. El 3 de abril, el duque fue ingresado en el hospital King Edward VII para una operación planificada en su cadera que fue considerada como “exitosa”.
El 17 de enero de 2019, Felipe estuvo involucrado en un accidente automovilístico cuando el Land Rover Freelander que conducía fue chocado por otro automóvil cuando salía de un camino de entrada cerca de Queen’s Sandringham Estate en Norfolk en una concurrida carretera. El duque de 97 años quedó atrapado inicialmente y tuvo que ser ayudado a salir por el techo corredizo o el parabrisas por un automovilista que pasaba después de que su auto volcó.
Felipe, que fue hospitalizado por precaución, quedó “shockeado” por el accidente que dejó a dos pasajeras en el otro vehículo que requirieron atención hospitalaria, dijo el palacio. Un bebé de nueve meses que viajaba en el otro automóvil resultó ileso. A finales de ese año, pasó la Navidad internado para recibir tratamiento relacionado con una “condición preexistente”.
Desde entonces rara vez se ha visto al duque de Edimburgo, quien cumplió 99 años el 10 de junio de 2020 en pleno confinamiento por la pandemia de coronavirus en el castillo de Windsor. La longeva pareja real pasó una Navidad tranquila en la residencia de Berkshire después de decidir renunciar a la tradicional reunión de la familia real en Sandringham, y en enero fueron vacunados contra el Covid.
El 17 de febrero de 2021, Felipe fue hospitalizado de manera preventiva en Londres tras haber sufrido un malestar, pero su ingreso al Hospital King Edward VII no está relacionado con el covid-19, según dijeron fuentes del palacio de Buckingham. Su ingreso fue “una medida de precaución, siguiendo la orientación del médico de su alteza real, después de su indisposición”, se anunció.
El príncipe Felipe de Inglaterra, esposo de la reina Isabel II, permanecerá en el hospital durante todo el fin de semana para “observación y descanso” por recomendación médica.
El palacio de Buckingham confirmó este viernes 19 de febrero que el duque de Edimburgo, de 99 años, se encuentra de buen ánimo después de su cuarto día de hospitalización.
El príncipe Felipe se encuentra desde el martes 16 ingresado en el hospital King Edward VII de Londres, aunque según el Palacio de Buckingham se trata de una medida de «precaución» después de que el Duque de Edimburgo «se sintiese mal» en el Castillo de Windsor.
El príncipe, que cumplirá 100 años el próximo 10 de junio, fue internado por recomendación de su médico personal y al principio se dijo que permaneceríabajo observación médica durante «unos días».
El duque de Edimburgo anunció su retirada de la vida pública en 2017 y está considerado el consorte en activo más longevo de la historia de la familia real británica. En enero fue vacunado contra el coronavirus, al igual que Isabel II.
El esposo de la reina Isabel II pasó su primera noche en el Hospital King Edward VII. Los asistentes reales dijeron que su ingreso se realizó con “abundancia” de precauciones.
El príncipe Felipe de Inglaterra, de 99 años, luchó contra la enfermedad durante varios días sin querer causar un revuelo mediático, hasta que los médicos finalmente lo persuadieron de ir al hospital, revelaron fuentes del palacio a la prensa.
“Todos somos conscientes del carácter del duque y él querrá que se haga el mínimo de alboroto, especialmente cuando los médicos y enfermeras están trabajando tan duro durante la pandemia”, dijo una persona del palacio al diario The Mirror.
Los médicos “le han dicho que descanse”
Una fuente real dijo a Sky News que el príncipe Felipe fue al hospital en coche y que no se trataba de una admisión de emergencia.
El duque de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II, ingresó al Hospital King Edward VII, Londres, este 17 de febrero y pasará “unos días descansando, mientras está bajo observación”. “Estaba feliz de entrar por precaución y está de buen humor. Le han dicho que descanse y se quedará unos días haciéndolo”, dijo la misma fuente.
Felipe, que se ha estado quedando con la reina principalmente en el castillo de Windsor durante la crisis del coronavirus, se había sentido mal durante un corto período antes de que llamaran a un médico real. “Después de aceptar el consejo del médico, el duque acordó viajar al hospital en automóvil y «no se consideró una admisión de emergencia”, dijo la fuente.
No recibirá la visita de la reina Isabel II
El príncipe Felipe se retiró en la actividad pública en agosto de 2017, después de haber participado en más de 22.000 compromisos oficiales desde que su esposa accediera al trono en 1952.
Apenas unas semanas después de que el príncipe Felipe recibiera su primera vacuna contra el covid-19, el Palacio de Buckingham confirmó que la enfermedad del duque “no está relacionada con el covid”. No se sabe si su estadía en el hospital está relacionada con una afección preexistente.
Los asistentes del príncipe no esperan que reciba visitas durante su internación, de acuerdo con los procedimientos anti Covid de los hospitales británicos. Tampoco se espera una visita de la reina Isabel II, quien continúa desempeñando deberes oficiales en el Castillo de Windsor, a 35 kms de Londres.
El grupo anti-monarquía «Republic» publicó con un video que desató la furia de los británicos mientras el príncipe consorte de 99 años está en el hospital.
El grupo británico “Republic”, que aboga contra la monarquía, fue criticado por publicar un video de “mal gusto” bajo el título “It’s time” (Esta es la hora) el mismo día en que el mundo se enteró de que el príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II, fue hospitalizado.
El grupo, que pide la abolición de la monarquía del Reino Unido y su reemplazo por un jefe de estado electo, dio a conocer un video de un minuto en su canal de YouTube el miércoles y muestra imágenes de la familia real con la leyenda: “En un país donde reinan los Reales, un grupo desafiará las probabilidades para abolir la monarquía. Una campaña se convertirá en movimiento. Esta es la hora”.
Paralelamente con su publicación, el Palacio de Buckingham anunció que el duque de Edimburgo, de 99 años, fue ingresado en un hospital de Londres como “medida de precaución”. La noticia llegó pocas semanas después de que la realeza, que está a punto de cumplir 100 años en junio, fuera vacunada contra el covid.
“Con el príncipe Felipe en el hospital, también es mal momento”
Si bien el video no menciona al duque de Edimburgo, su admisión en el King Edward VII Hospital puede contarse como una coincidencia, pero el comentarista real Richard Fitzwilliams le dijo al periódico MailOnline que realmente no era el mejor momento para que se publicara el video publicado.
“El nuevo video publicitario de Republic ‘It’s Time’ es divertidísimo”, dijo el experto. “Es como un tráiler de una comedia extremadamente mala, ya que vemos clips pero solo escuchamos música ensordecedora. Mal material y malas ideas. Con el príncipe Felipe en el hospital hoy, también es un mal momento”.
El biógrafo real Tom Bower, por su parte, calificó el clip no solo de “insípido y contraproducente” sino también de “repugnante”. Después de que el video recibió una cobertura más amplia con el artículo del Daily Mail, algunos británicos comentaron que estaban indignados por su contenido.
Hospital King Edward VII, que se describe a sí mismo como “el principal hospital privado de Londres”.
“No tuvo nada que ver”, dice Republic
El director de Republic, Graham Smith, dijo en Twitter que el video publicado fue solo el resultado de su coqueteo con la “función de avance de iMovie”, que sacó en diez minutos “para ver lo que pensaban nuestros seguidores”. “No tuvo nada que ver con nada, pero el Mail lo convirtió en una historia de ‘furia’”, escribió.
El príncipe Felipe, figura altamente respetada por los británicos por su servicio público de más de 70 años, fue internado una “medida de precaución” a instancias de su médico después de “sentirse mal” durante días. Se espera que el consorte real más longevo de la historia británica celebre su centenario en junio.
El duque de Edimburgo, esposo de Isabel II, sufrió una “indisposición” en el Castillo de Windsor, tras lo cual fue internado por consejo médico en Londres.
Dicho ingreso en el Hospital King Edward VIIno está relacionada con el covid-19, dijo una fuente del palacio de Buckingham a la Agence France Presse. Otra persona dijo a Reuters «no fue una admisión de emergencia» y que se había estado «sintiendo mal» durante un breve período antes de su admisión.
Felipe de Inglaterra, de 99 años, cumpliría 100 años el 10 de junio de 2021.
El duque de Edimburgo, de 99 años, «fue internado en el hospital King Edward VII el martes por la noche. Su hospitaliación es una medida de precaución, siguiendo la orientación del médico de su alteza real, después de su indisposición», dijo el palacio en un comunicado, explicando que el príncipe permanecerá internado «algunos días».
Se sabe que el nuevo coronavirus afecta más a los inmunodeprimidos y los ancianos. Como medida de precaución, Felipe y su esposa de 94 años, la reina Isabel II, fueron vacunados a principios de enero y recibieron sus vacunas en el Castillo de Windsor al oeste de Londres, donde permanecieron durante los confinamientos.
Durante muchos años, el King Edward VII Hospital, de Marylebone, ha cuidado de la salud de un grupo muy selecto de pacientes: la familia real.
Ubicado en una calle discreta de Marylebone, Londres, hay un hospital cuyo edificio exuda una sutil grandeza, pero no lo suficiente como para llamar la atención. Sin embargo, este no es un hospital cualquiera: se trata del Hospital King Edward VII, que se describe a sí mismo como “el principal hospital privado de Londres” y durante décadas ha atendido a los miembros de la familia real beiránica.
El duque de Edimburgo, de 99 años, «fue internado en el hospital King Edward VII el martes por la noche», dijo el palacio.
Es allí donde el príncipe Felipe, duque de Edimburgo y esposo de la reina Isabel II, se encuentra internado tras sufrir un malestar en el Castillo de Windsor. Allí también la monarca se sometió a una cirugía de rodilla, al príncipe Carlos le extirparon una hernia y es el hospital donde la duquesa de Cambridge fue tratada por náuseas matutinas durante sus embarazos. La princesa Margarita también murió en este edificio.
El hospital se estableció en 1899 para tratar a los soldados heridos que luchan en la Segunda Guerra Bóer. Más de un siglo después, todavía está abierto al personal del ejército británico que recibe un 20% de descuento en tratamientos o puede solicitar subvenciones para cubrir el costo total. Compuesto por sólo 56 camas y con más de cuatro enfermeras para cada paciente, el Hospital King Edward VII promete “atención dedicada e individualizada”.
¿Qué hace al Hospital King Edward VII tan especial?
La recepción es apropiadamente elegante. Las vidrieras y una chimenea ofrecen el telón de fondo, mientras que una recepcionista vestida con chaleco y corbata admite pacientes y visitantes.
Posee una biblioteca bien surtida, que se vería más apropiada en un club de miembros privado que en un hospital. En 1963, la sala fue el lugar de la renuncia del primer ministro Harold MacMillan a la reina Isabel II.
El centro de fisioterapia ofrece pilates, acupuntura, masajes deportivos y mucho más. La piscina de hidroterapia especialmente diseñada por el rey Eduardo VII es una de las pocas en Londres: se calienta a unos cómodos 34 grados centígrados.
El hospital cuenta con una proporción de enfermeras por paciente de 1: 4,5, por lo que los pacientes reciben “atención dedicada e individualizada”. Todas las habitaciones tienen aire acondicionado, ducha a ras de suelo, TV de pared y servicio de habitaciones.
El menú del restaurante puede incluir pescado sostenible y capturado de forma ética, procedente de Devon y Cornwall, así como salmón ahumado Argyle, mariscos y langostinos de lujo del oeste de Escocia. A los huéspedes incluso se les sirve el té de la tarde a las 15.15 hs y una bebida a las 20.15 hs.
Según el Financial Times, el hospital recibe unos ingresos de 347.000 libras esterlinas (casi 500.000 dólares) por cama cada año, lo que significa un ingreso total de casi 27 millones de dólares al año, sin incluir la unidad de cuidados críticos de cuatro camas.
A pocos meses de que el príncipe Felipe de Inglaterra, duque de Edimburgo, cumpla 100 años de edad, una nueva biografía del autor británico Ian Lloyd ofrece una visión fascinante de su larga e intensa vida.
El duque de Edimburgo siempre ha afirmado tener poco interés en su legado. Pero a medida que se acerca a su cumpleaños número 100, será consciente de que la privacidad pacífica que ha cultivado durante su jubilación probablemente se rompa, ya que el centro de atención recae sobre él una vez más.
Lloyd, autor de una nueva biografía The Duke: 100 Chapters In The Life Of Prince Philip cree al príncipe, esposo de la reina Isabel II, no le gustará ser el centro de atención durante su centenario y que, en última instancia, preferirá ser recordado no por sus errores sino por su servicio.
“Creo que le molesta”, dijo Lloyd a The Telegraph. “Michael Parker, el secretario privado del duque, dijo que su razón de ser es apoyar a la reina, en primer lugar, en segundo lugar y en tercer lugar”.
El autor asegura que el príncipe Felipe podría sentirse identificado con su hijo, Harry, y la esposa Meghan Markle, que decidieron dejar el palacio para llevar vidas independientes.
“El príncipe Felipe… tuvo que forjarse su propio papel”, dice Lloyd.
“Si Meghan le hubiera consultado sobre los problemas que tenía para adaptarse, no tengo ninguna duda de que él le habría contado los suyos”, dice. “Él la habría aconsejado. Pero también habría dicho ‘Baja la cabeza y sigue adelante’”
El duque de Edimburgo, agrega Lloyd, prefiere canalizar sus energías para hacer lo mejor de las cosas: “Felipe siempre tuvo un profundo respeto por la familia real. El deber lo era todo. No pensó: ‘¿Es esto apropiado para mí?’ No analizó demasiado”, dice.
“Esta idea de que tú también deberías tener realización personal no era algo que él hubiera considerado. Es una generación diferente”, agrega el autor.
Sin embargo, el duque siempre ha estado cerca de Harry: “Lo adora y ve mucho de sí mismo en él. El hecho de que Meghan sea la esposa de Harry no habrá ayudado. Definitivamente verá su decisión de mudarse al extranjero como un incumplimiento del deber”, dice Lloyd.
“El príncipe Felipe se habrá sentido muy decepcionado [con la partida de los Sussex] porque su enfoque en la vida es apoyar a la monarquía”, dice Lloyd.
“No le gusta la pompa de la realeza, los paseos, era algo que consideraba una pérdida de tiempo”, dice Lloyd.
“Le habría entristecido mucho que la realeza más joven no lo vea de esa manera. Harry tal vez pensó: ‘Bueno, nunca voy a ser rey, es solo un papel de paso’, pero eso es exactamente lo que Felipe tenía. Nunca ha sido el jefe de su propia familia y nunca ha tenido un papel protagónico. Creo que le resultó difícil, pero intentó adaptarse”.
En el palacio de Buckingham “realmente lo odiaban”
Felipe, nacido como un príncipe de Grecia en 1921, “viene de un entorno completamente diferente al de muchas de las personas que se han unido a la familia real”, dice el autor. “Él mismo es de la realeza … pero vino de esta infancia muy extraña con mucha adversidad”.
“Desde los nueve años, quedó prácticamente huérfano sin hogar permanente. Debe haber tenido un efecto tremendo en él”, dice Lloyd.
Al igual que con Meghan, la nacionalidad del duque afectó la forma en que fue recibido en el Reino Unido. “Había un elemento de xenofobia en algunas de las críticas [de Meghan]”, dice Lloyd. “Eso fue igual para Felipe. A pesar de que había servido en la Royal Navy, se le consideraba un extranjero y muchos no lo consideraban adecuado para una princesa británica”.
“El príncipe Felipe se habrá sentido muy decepcionado [con la partida de los Sussex] porque su enfoque en la vida es apoyar a la monarquía”, dice Lloyd.
El duque de Edimburgo resistió sus propios problemas al unirse a la familia real, aunque su caso apenas fue ayudado por los amigos aristocráticos del rey Jorge VI y la reina Isabel, quienes lo detestaban intensamente y se burlaban a sus espaldas.
Felipe “no les agradaba, no confiaban en él y se notaba”, dice Lloyd. “Era mucho más pobre que ellos y lo pasaron muy mal encajando. Realmente lo odiaban. Fue visto con gran sospecha, no solo por los cortesanos, sino también por los amigos del rey y al reina, que lo despreciaban”.
Cuando un ayuda de cámara abrió la maleta de Felipe en su primera visita a Sandringham House, se sintió “mortificado” al ver sus trajes remendados y sus calcetines zurcidos. El rey Jorge tuvo que prestarle ropa para la cena.
Y lo hizo, escribiendo a sus organizaciones benéficas para dejar en claro que no tenía ninguna intención de ser “un inquilino permanente” o simplemente un encabezado en el papel.
Si bien “realmente disfrutaron ese tiempo juntos”, el final del encierro podría hacer que la pareja, de 73 años de matrimonio, vuelva a vivir separada.
La reina Isabel II de Gran Bretaña y el príncipe Felipe, que han vivido juntos en el castillo de Windsor durante la mayor parte de la pandemia podrían volver a vivir separados si la monarca decide retomar su actividad en Londres a mediados de año.
Isabel II, de 94 años, y el príncipe Felipe, de 99, llevan casados más de 73 años. Durante la pandemia ambos han sido una fuente de apoyo para el otro y lograron “redescubrir la felicidad”, según personas del entorno. Sin embargo, las cosas pronto podrían volver a la vieja normalidad.
Felipe regresaría a Wood Farm tras el confinamiento
El longevo príncipe Felipe no asistió a este desfile desde su jubilación en 2017 y es poco probable que lo haga este año. En lugar de volver a Londres con la reina, todo apunta a que regresará tranquilamente a su base de retiro en la granja Wood Farm después de su centenario.
Si el duque de Edimburgo abandona el castillo de Windsor, es probable que se reúna con la reina más tarde en el castillo de Balmoral, para las vacaciones de verano, apuntan los expertos.
Si bien es cierto que durante la crisis sanitaria Isabel II y Felipe buscaron consuelo en la compañía del otro, están acostumbrados a vivir por separado y ahora los conocedores del palacio afirman que la reina está «ansiosa» por volver a Londres.
«Se cree que Felipe ha disfrutado de tiempo de paz viviendo lejos de la burbuja real y se alega que la Reina ha aprobado el movimiento que permitiría a su marido [tener] un merecido descanso de su servicio a la Corona», destaca el medio británico.
“Recuerdo haber hablado con una fuente muy bien ubicada en ese momento que dijo que mientras la reina, como el resto del país, estaba muy deprimida por la pandemia y no podía trabajar y estaba encerrada, lo mejor para ella fue el tiempo que pudo pasar con Felipe”, aseguró Nicholl.
Katie Nicholl agregó: “Si bien algunas parejas pueden haber encontrado la intensidad de estar juntos, claramente ellos se llevaban muy bien… realmente disfrutaron ese tiempo juntos”.
La pareja más longeva de la monarquía británica no había pasado tanto tiempo bajo el mismo techo desde los primeros tiempos de su vida matrimonial en Malta, donde vivieron simplemente en una villa de 1949 a 1951, el único período en el que la reina dijo que vivía “normalmente”.
Felipe sigue siendo el hombre de confianza más cercano de la reina con quien habla por teléfono todos los días cuando no viven juntos. Previamente la reina había calificado al duque de Edimburgo como su “roca de fortaleza” y su duradero matrimonio de 73 años se convirtió en un símbolo de estabilidad para la monarquía.
Un documental de 1969 sobre la familia real que no era visto desde los años setenta, porque se consideró demasiado intrusivo, finalmente apareció durante algunas horas en YouTube antes de volver a ser bloqueado. El programa, creado por la BBC y titulado Royal Family, ofreció una vista de la reina Isabel II y su familia como ninguna otra que estamos acostumbrados a ver.
La película incluye imágenes de la reina preocupada por el hecho de que el príncipe Eduardo de cuatro años ensucie su coche, la princesa Ana adolescente preparando una barbacoa familiar en Balmoral, el duque de Edimburgo bromeando sobre los “hábitos estraños” de su suegro Jorge VI, y, en una escena, la reina describe indiscretamente a un visitante oficial como «un gorila» y trata de no reírse.
Cuando el documental fue filmado, Isabel II tenía 46 años y llevaba menos de veinte años de reinado. Producido conjuntamente por las cadenas ITV y BBC, fue encargado por la casa real con motivo de la investidura del Príncipe de Gales y se rodó a lo largo de todo un año en la vida de la familia.
Muestra a la reina en sus visitas de Estado a Brasil y Chile, y recibiendo en palacio a estadistas extranjeros como la primera ministra de India, Indira Ghandi, y el presidente Richard Nixon. Sin embargo, lo más revelador del documental son los detalles de la vida privada de la familia real. El programa sigue a los Windsor en sus vacaciones de verano en Escocia, en la Navidad en el Castillo de Windsor y en Sandringham para sus vacaciones de invierno.
El documental fue visto por 30 millones de espectadores cuando se emitió por primera vez y se repitió varias veces en los años setenta antes de que se ocultara silenciosamente a la vista. David Attenborough, entonces controlador de BBC Two, pensó que estaba en peligro de “matar a la monarquía” y su huella fue tan pesada que la actual serie “The Crown” presenta la filmación en su temporada 3 como un desastre total.
La cinta puso mucho empeño en demostrar el enorme trabajo que tenía la reina Isabel II: se informa que en su gira por Sudamérica, la reina y el príncipe asistieron a 104 compromisos en 14 días -«recepciones, almuerzos, cenas, banquetes… 23 recepciones, ocho terminados después de la medianoche»- y que dieron la mano a 2.500 personas. También se dan detalles sobre la posición de Felipe, entonces de 47 años, como un “un piloto calificado y activo” que volaba 47 tipos diferentes de aviones.
“La reina se beneficia principalmente de la exposición” del documental, dice un observador de la realeza. “Ella se presenta como una personalidad alegre y vivaz, que realmente parece estar disfrutando en la mayoría de las ocasiones. A veces hay indicios de timidez”. De todos modos, la monarca todavía se rehúsa a exhibir el programa y, por alguna razón no explicada, el video fue eliminado de YouTube.
Royal Family: las mayores revelaciones del documental
-El príncipe Felipe y su hija la princesa Ana son los parrilleros de la familia. Durante un picnic familiar en Escocia, trabajaron juntos cocinando la carne y las salchichas, rechazando todos los intentos de ayuda o consejo de cualquier otra persona. “Te das cuenta de que esto es un fracaso garantizado. Fracaso absoluto garantizado”, se queja la princesa, insinuando que jamás lo había hecho antes. La misma escena muestra a la reina cortando la comida en un Tupperware y al príncipe de Gales preparando la ensalada. “Demasiado aceitoso”, dice Isabel.
-En la escuela, el entrenador de fútbol del príncipe Andrés tenía que llamarlo “Príncipe Andrés”, incluso cuando daba instrucciones en medio de un partido.
-De niño, el príncipe Eduardo era goloso y es visto entrar a una tienda cerca de Balmoral para comprar golosinas. Esta escena hace un buen trabajo al romper el mito de que la soberana no toca el dinero en efectivo, ya que paga de su propio monedero el helado que compró para Eduardo. “Es asqueroso. Solo mira el desorden que habrá en el auto”, se quejó la madre.
-Se ve a Isabel II contando una historia sobre la capacidad de su tatarabuela, la reina Victoria, para controlarse cuando sucedían cosas divertidas, y luego agrega una propia: “A veces es extremadamente difícil mantener la cara seria” dice antes de contar el momento en que el secretario del Interior con la mano sobre la cara entró y dijo “viene un gorila”. “Qué comentario tan extraordinario, muy cruel”, dijo Isabel. “Me paré en el medio de la habitación y presioné el timbre; las puertas se abrieron y había un gorila. Tenía un cuerpo corto, brazos largos… y tuve el problema más espantoso, pero nadie más que yo sabía lo que había dicho”.
-La reina tiene gusto por las joyas llamativas. En el programa se la ve decir a su ayudante que quiere tener un vestido diseñado especialmente para poder usar el fabuloso collar de rubíes Timur regalado a su tatarabuela, la reina Victoria.
-Las comidas de la reina Isabel II tenían que recorrer un largo camino desde las cocinas hasta el comedor. Se ve a un sirviente empujando en un carrito por un pasillo de 200 metros hasta un ascensor para subir dos pisos hacia el apartamento de la reina.
-En una escena se ve al príncipe Carlos y a la princesa Ana siendo “volando” unos 50 metros en una tirolesa suspendida entre el Yate Real Britannia y un buque de guerra en alta mar. Se descubre, además, que a bordo del Britannia la tripulación usaba zapatos suaves y daba órdenes con la mano para preservar la paz y la tranquilidad de los miembros de la realeza.
-El documental revela que en el Palacio de Buckingham hay despensas separadas para platos de oro y plata. Además, se muestra que algunas de las sábanas que todavía se usaban en el Palacio de Buckingham en 1969 habían sido compradas durante el reinado de la reina Victoria y algunas de las mantas pertenecían a Jorge IV, fallecido en 1830.
El documental Royal Family de 1969, que esta semana pudo ser visto durante unas horas en YouTube, fue “una mala idea”, según dijo una de sus protagonistas, la princesa Ana de Inglaterra, quien tenía 19 años cuando fue filmado.
Según el libro “Queen Elizabeth II and the Royal Family”, la princesa Ana dijo: “Nunca me gustó la idea de ‘Royal Family’, pensé que era una idea mala. La atención que se le había prestado a uno desde que era niño, simplemente no necesitaba más”.
La princesa real, hija de la reina Isabel II, siempre tuvo una relación especialmente fría con la prensa, que la acusó de ser “malhumorada” y “de mal genio” cuando era joven. A la princesa tampoco le gustó cómo los periodistas le hacían preguntas personales y cuando la fotografiaban cayendo de su caballo durante sus ejercicios ecuestres.
El documental de las cadenas ITV y BBC, realizado a pedido del príncipe Felipe, fue el primero de su tipo, permitiendo al público dentro de las puertas del palacio ver cómo vivían los miembros de la realeza su vida cotidiana. La idea era modernizar la monarquía y hacerla parecer menos distante, pero algunos temían que fuera en otra dirección.
Existía la preocupación de que si el público sintiera que los miembros de la realeza eran personas comunes, comenzarían a cuestionarse por qué se les coloca en un pedestal así. Incluso Sir David Attenborough advirtió que el documental “mataría a la monarquía”.
Lord Brabourne, el yerno del conde Mountbatten, sugirió la idea de un documental sobre la familia real pensando que la televisión podría usarse para llegar a las masas. El jefe de prensa del palacio, William Heseltine, estaba interesado en la idea, convencido de que ofrecer una visión humanizada de la familia real fortalecería la monarquía. El príncipe Felipe estuvo de acuerdo y la reina dio su consentimiento con cautela, aunque la princesa Ana se mantuvo firme en su contra.
No solo Meghan Markle y la princesa Diana se encontraron con dificultades al momento de ingresar en la familia real británica. Hace más de 70 años, cuando Felipe Mountbatten, ex príncipe de Grecia y actual duque de Edimburgo, cortejaba a la princesa Isabel en los años cuarenta, la familia real, los funcionarios del palacio, el gobierno y la opinión pública no estaba muy entusiasmados con el futuro yerno real.
Dentro del palacio, la reina Isabel, madre de la princesa, no aprobaba al príncipe Felipe como pareja de su hija porque lo veía como un hombre “peligrosamente progresista”, según reveló recientemente el documental La vida privada de los Windsor (The Private Lives of the Windsors). El rey Jorge VI, por su parte, también sentía cierto desprecio por Felipe y su personalidad. Le preocupaba cómo percibiría el público británico a Felipe que era griego y de orígenes rusos, alemanes y daneses.
Esto era especialmente importante para él dado el entorno geopolítico de la época —apenas unos años después de la Segunda Guerra Mundial—, ya que Grecia había sido ocupada por la Alemania nazi. Además, antes de la guerra, dos de sus hermanas se habían casado con miembros de la nobleza alemana que luego pasaron a formar parte de las filas nazis. Felipe tendría que renunciar a sus títulos extranjeros y a su religión para casarse con la futura reina de Inglaterra.
La personalidad de Felipe también parecía desanimar a los padres de la princesa Isabel. “No fue la herencia familiar de Felipe lo que afectó la opinión del rey: la risa voluminosa de Felipe y sus maneras salvajes también habrían molestado al rey”, dice un experto en el documental, que también afirma que la reina percibía a Felipe como el enemigo una vez unido a la familia, ya que no le gustaba competir con él por la atención de su hija. Felipe «desafiaba su autoridad como matriarca de la familia«, según el documental.
Las cosas no cambiaron mucho cuando Jorge VI murió en 1952, su hija se convirtió en la reina Isabel II y su viuda, en la reina madre. La historiadora y biógrafa, la profesora Jane Ridley, dice: “La reina madre lo veía más bien como un enemigo y, de hecho, uno vería esos primeros años como un tira y afloja y una pelea por la atención de la reina”.
El biógrafo real Christopher Warwick también explica en el programa: “Con la muerte del rey Jorge, tenemos que recordar lo jóvenes que eran. El rey tenía 56 años, la reina madre 51. Así que sintió que los habían cortado en su mejor momento, le encantaba la posición de reina y, de repente, todo eso le fue quitado. A la reina madre le importaba mucho ser Reina Madre, y estaba celosa de que su hija se hubiera convertido en reina”.
A pesar de los recelos de la familia, Felipe e Isabel se casaron el 20 de noviembre de 1947, después de que el rey Jorge y la reina Isabel hubieran impuesto a su hija una separación de Felipe por si cambiaba de parecer. Ahora, tras más de 70 años de matrimonio, su vida profesional les llevó a pasar largas temporadas separados, pero durante la pandemia de coronavirus, han pasado juntos más tiempo de lo habitual. El próximo noviembre, cuando Felipe tenga 100 años e Isabel II tenga 95, celebrarían su 74º aniversario de bodas.
Mis abuelos (la reina Isabel II y su esposo Felipe) se vacunaron y estoy muy orgulloso de que lo hayan hecho», afirmó el príncipe Guillermo de Gran Bretaña en una videollamada con el personal de salud que actúa en la primera línea del programa de vacunación en marcha en el Reino Unido y que ya alcanzó a más de 3,8 millones de personas.
El duque de Cambridge, segundo en la sucesión al trono británico, aprovechó la reunión virtual para elogiar al personal del NHS (sistema de salud británico) y calificó el programa de «extraordinario». «Quiero felicitar al personal involucrado en el programa porque se ve increíble», dijo mientras el personal bromeaba sobre «soñar» con las vacunas día y noche, trabajando los 7 días de la semana.
La reina, de 94 años, y el príncipe Felipe, que cumplirá 100 años en junio, recibieron la vacuna contra el virus de Covid-19 en el Castillo de Windsor el pasado 9 de enero. El príncipe Guillermo expresó su orgullo por la decisión ejemplar de sus abuelos, en medio de una fuerte campaña global contra las vacunas, y remarcó que “es importante que te vacunes cuando te lo pidan”.
La reina Isabel II de Gran Bretaña y su esposo, el príncipe Felipe recibieron las primeras dosis de la vacuna contra el coronavirus, que les fueron aplicadas de un médico de la casa en el Castillo de Windsor, confirmó una fuente a la prensa británica.
La reina, de 94 años, y el duque de Edimburgo, de 99, fueron vacunados este sábado 9 de enero y, como la casa real había anticipado, hicieron pública la noticia. Se entiende que la monarca decidió que la información debería hacerse pública para evitar especulaciones, dijeron las fuentes del palacio.
No se ha confirmado si la pareja recibió la vacuna desarrollada por los laboratorios Pfizer y BioNTech, o la que la Universidad de Oxford elaboró junto a la famacéutica AstraZeneca, ambas utilizadas en el Reino Unido desde diciembre para el personal de salud y personas en edad de riesgo.
La casa real había anticipado en diciembre que Isabel II y el príncipe Felipe tenían prioridad en la campaña de vacunación, pero no por su posición, sino por sus avanzadas edades. Por esta misma razón, la monarca y el consorte se encuentran bajo un estricto aislamiento desde mediados de marzo, tras el inicio de la pandemia.
Enfrentado a otra ola imparable de coronavirus desde el descubrimiento en diciembre de una nueva cepa aparentemente más contagiosa, Reino Unido anunció el viernes 1.325 muertes y 68.053 casos en 24 horas, sus cifras más altas desde el inicio de la pandemia.
Los 56 millones de habitantes de Inglaterra entraron el martes en un tercer confinamiento total previsto legalmente hasta finales de marzo. Escocia, Gales e Irlanda del Norte aplicaron medidas similares con duraciones variadas. En Londres los hospitales corren el riesgo de verse saturados de enfermos y la «propagación del virus está fuera de control», dijo su alcalde, Sadiq Khan.
Las autoridades de cultura de Malta buscan reconstruir como un rompecabezas la historia de Villa Guardamangia, una antigua mansión que alguna vez fue llamada “hogar” por la princesa Isabel de Inglaterra (ahora la reina Isabel II), cuando su esposo, duque de Edimburgo, estuvo destinado en Malta como oficial de la Armada británica entre 1949 y 1951.
Al igual que su condición física actual, la historia de la residencia está en ruinas y los capítulos de esa historia posiblemente estén esparcidos por la isla en documentos que se han guardado de forma segura. Por ello, el gobierno está instando a cualquier persona que tenga información sobre la casa a que se presente y ayude a la agencia a unir las piezas del rompecabezas.
La villa barroca de mediados del siglo XVIII, de gran valor arquitectónico, cultural e histórico para Malta, ha sido confiada al cuidado de Heritage Malta, la agencia maltesa de protección del patrimonio cultural, después de que el gobierno la adquiriera recientemente por 5 millones de euros. Tiene una superficie de 1.560 metros cuadrados e incluye 18 habitaciones, cuarto de servicio, varios baños, establos, un gran jardín, un garaje, un refugio de guerra y probablemente un búnker.
A pesar de su estado ruinoso, las grandes habitaciones de la villa con techos altos, azulejos coloridos estampados, restos de pinturas murales intrigantes, puertas esculpidas y aberturas de madera podrían transportar fácilmente a cualquier visitante a los días en que la pareja real recibía invitados en el salón de arriba, situado entre sus dormitorios separados.
La habitación se encontró vacía, excepto por una gran alfombra de la Royal Air Force que Heritage Malta está restaurando, al igual que las habitaciones de la planta baja donde solían realizarse la mayoría de las tareas domésticas (cocina, lavado y planchado). Una lavadora, una cocina, una estufa y una caldera, que probablemente formaban parte del sistema de calefacción central cuando Isabel y Felipe vivieron allí, fueron los únicos electrodomésticos de la época que se encontraron en los cuartos de servicio.
“Heritage Malta está tratando de armar varias piezas del rompecabezas para obtener una imagen completa de la villa. La historia del edificio es bastante compleja y se remonta al menos a mediados del siglo XVIII, por lo que hay mucho más por descubrir. Hemos logrado encontrar algunos datos interesantes, pero quedan varias lagunas”, dijo el director de operaciones de la agencia, Kenneth Gambin, a Times of Malta.
Un documento de 1814, que nombra a un sacerdote maltés como propietario, se refiere a escrituras del siglo XVIII que aún deben obtenerse y traducirse. Posteriormente, el lugar fue propiedad de las familias Sant Fourniers, Bartolos y Schembris. Se cree que el ex primer ministro Dom Mintoff visitó al diputado laborista Joseph Schembri en la casa, pero no se hallaron fotos de las visitas.
De la información que se tiene hasta el momento, se cree que la villa fue ampliada en los siglos XIX y XX y quedan restos de un sistema mediante el cual los habitantes tocaban una campana para llamar la atención de los sirvientes en las ampliaciones de la planta baja. Según se sabe, en la primera mitad del siglo XX la casa albergaba una mangosta, mantenida como mascota por Lady Pamela Hicks, la hija menor de Louis Mountbatten (tío del príncipe Felipe), cuya familia vivió allí antes que la princesa Isabel.
Heritage Malta está documentando el estado actual de la villa a través de un mapeo 3D , con la esperanza de que el proceso ayude a los investigadores y restauradores en sus esfuerzos por devolver la residencia a su antigua gloria. El modelo 3D se está construyendo mediante escaneo láser y fotogrametría.
“La villa se encuentra actualmente en muy mal estado, por lo que estamos documentando su interior y exterior con gran detalle. Esto ayudará a los conservadores a restaurar áreas en ruinas y eventualmente ayudará a los investigadores a realizar estudios comparativos una vez que se complete la conservación», dijo el director del proyecto de digitalización Tony Cassar.
Tanto por parte materna como paterna, la familia del consorte más longevo del Reino Unido está unida a Rusia y su antigua familia imperial.
Por GUEORGUI MANÁIEV / RBTH
El príncipe Felipe, duque de Edimburgo (nacido príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca), esposo de la reina Isabel II de Gran Bretaña desde hace 73 años, desciende por parte materna, de una pareja germano-polaca, que se conoció mientras prestaban servicio a la familia imperial rusa.
Su madre, la princesa Alicia de Battenberg (1885-1969), era sobrina de la emperatriz Alejandra Feodorovna de Rusia y prima segunda del zar Nicolás II. Por parte de su padre, el príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca (1882-1944), es descendiente de los Romanov; Nicolás I de Rusia fue abuelo de la abuela de Felipe.
Ascendencia materna: la familia Battenberg (Mountbatten)
Julia Hauke (1825-1895)
Las raíces maternas del príncipe Felipe se encuentran en la familia Battenberg, que se formó cuando un príncipe alemán que servía en el ejército imperial ruso se enamoró de la dama de compañía de su hermana.
Julia Hauke (1825-1895) era la hija del conde Johann Moritz von Hauke, un general polaco de ascendencia alemana y su esposa Sophie (de soltera Lafontaine). Su padre era un general famoso en el ejército polaco y después del Congreso, Polonia pasó a formar parte de Rusia en 1815 y se incorporó a las filas del ejército ruso. Por sus buenos servicios, el emperador Nicolás I lo nombró Viceministro de Guerra del Congreso de Polonia y lo hizo conde hereditario en 1829.
Sin embargo, los dos padres de Julia fueron asesinados durante la sublevación polaca de 1830-1831 contra el dominio ruso y Julia y sus hermanos se convirtieron en pupilos de la familia del zar ruso. Julia recibió una excelente educación en San Petersburgo y finalmente se convirtió en dama de honor de María Alejandrovna, nacida como princesa María de Hesse (1824-1880), y la esposa del zarevich Alejandro Nikoláievich, el futuro emperador Alejandro II (1818-1881). Así fue como Julia conoció a su futuro marido.
María Alejandrovna, nacida como princesa María de Hesse (1824-1880)
El príncipe Alejandro de Hesse (1823-1888) era el hermano de María Alejandrovna y amigo del joven zarevich Alejandro. A su llegada a Rusia en 1840, se unió a las filas del ejército ruso como coronel. Los contemporáneos veían que el príncipe Alejandro era “todo un caballero, lo que no es común en los príncipes alemanes”. En 1843 se convirtió en general de división.
El emperador Nicolás consideraba al príncipe como un posible esposo de una princesa de la familia real rusa, pero Alejandro se enamoró de la dama de honor de su hermana. Como era un caballero, el príncipe anunció que se casaba con Julia, lo que enfureció al emperador Nicolás, quien prohibió el matrimonio. Sin embargo, Alejandro se atrevió a desobedecer al zar, lo que hizo que tuviera que dejar las filas del ejército imperial ruso por insubordinación. Esto supuso un gran inconveniente, porque la carrera de Alejandro en Rusia iba muy bien. Pero el amor era más fuerte. Alejandro y Julia se casaron en Breslau, Prusia, en 1851.
El príncipe Alejandro de Hesse, ancestro de la Casa de Battenberg.
La conexión con el Reino Unido
Luis III, Gran Duque de Hesse (1806-1877), hermano mayor de Alejandro, tampoco estaba contento con el título de Julia, ya que “solo” era una condesa y su rango era insuficiente comparado con el del príncipe Alejandro. Así que en 1858 Luis III elevó su rango a princesa de Battenberg. Los hijos de Julia y Alejandro nacieron entonces con el rango de príncipes. Así, Battenberg se convirtió en el nombre de una rama morganática de la familia del Gran Ducado de Hesse.
El hijo mayor de este matrimonio, el príncipe Luis de Battenberg (1854-1921), se convirtió en súbdito británico naturalizado y se incorporó a la Marina Real en 1868 con solo 14 años. El príncipe Luis estaba influido por su primo, el príncipe Luis de Hesse (1837-1892) y su esposa, la princesa Alicia (1843-1878), hija de la reina Victoria, padres de Alix de Hesse (1872-1918), que se convertiría en la emperatriz Alejandra Feodorovna de Rusia.
Luis III, Gran Duque de Hesse, tatarabuelo del duque de Edimburgo
Luis de Battenberg se casó con la hija de su primo y la hermana mayor de Alix, la princesa Victoria de Hesse y del Rin (1863-1950). Su hija, la princesa Alicia de Battenberg (1885-1969), fue la madre del príncipe Felipe. También es importante señalar que durante la Primera Guerra Mundial, los miembros de la familia Battenberg que residían en el Reino Unido adoptaron el nombre de Mountbatten (una traducción de Battenberg del alemán), debido al creciente sentimiento antialemán entre el público británico.
Antes del compromiso oficial del príncipe Felipe con la entonces princesa Isabel en 1947, el príncipe Felipe abandonó sus títulos griego y danés, se convirtió en un súbdito británico naturalizado y adoptó el apellido de sus abuelos maternos, Mountbatten.
Ascendencia paterna: la Casa de Glücksburg
Los padres de Felipe: Alicia de Battenbetg y Andrés de Grecia
Por su ascendencia paterna, el príncipe Felipe también está conectado de alguna manera con Rusia. Su bisabuelo fue Christian IX (1818-1906), era príncipe de la Casa de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg, una rama menor de la Casa de Oldenburg que gobernó Dinamarca desde 1448. Christian IX fue padre de dos emperatrices. Una de las hijas de Christian fue la reina consorte de Inglaterra, Alejandra de Dinamarca (1844-1925), esposa de Eduardo VII (1841-1910), hijo de la reina Victoria.
La otra de las hijas de Christian IX, Dagmar de Dinamarca (1847-1928), se convirtió en la emperatriz rusa María Feodorovna, esposa de Alejandro III de Rusia (1845-1894) y madre de Nicolás II (1868-1918).
Jorge I de Grecia y su esposa, Olga de Rusia, los abuelos paternos de Felipe.
El hijo de Christian IX, Jorge I de Grecia (1845-1913), abuelo del príncipe Felipe, se casó con Olga Constantinovna de Rusia (1851-1926), nieta de Nicolás I, por lo que por este lado de la familia, la ascendencia rusa del príncipe Felipe es aún más cercana.
El cuarto hijo de Jorge I de Grecia y Olga Constantinovna, el príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca (1882-1944), se casó con la princesa Alicia de Battenberg. El príncipe Felipe nació en este matrimonio hace 99 años.
Trabajadora, franca, discreta y activa, la princesa de 70 años siempre fue vista como la preferida entre los hijos del duque de Edimburgo.
La temporada 4 de la exitosa serie de Netflix “The Crown” insinúa en uno de sus capítulos que la princesa Ana es la favorita entre los cuatro hijos de Felipe, el esposo de la reina Isabel II de Gran Bretaña. La serie muestra que mientras la soberana parece tener preferencia por el príncipe Andrés, el duque de Edimburgo prefiere la compañía de su única hija mujer, nacida en 1950.
La experta de la realeza Marlene Koenig dijo en declaraciones al diario británico Express que no peude confirmar si la princesa Ana, ahora de 70 años, es realmente la hija favorita del príncipe Felipe en la vida real, pero sí señaló sorprendentes similitudes entre padre e hija que bien podrían hacerlos compatibles el uno al otro. “Ella comparte su actitud sensata hacia la vida”, dijo la experta.
El duque de Edimburgo, de 99 años, y la princesa Ana comparten el amor por los caballos, los deportes y la vida al aire libre. Ambos son francos, directos, con un sentido del humor picante y ambos odian a la prensa. De todos los hijos de la reina Isabel II, la Princesa Real es vista como la que más duro y discretamente ha trabajado, especialmente en el área de la beneficencia y los deportes.
Marlene Koenig explicó: “Ana fue miembro del equipo ecuestre de Gran Bretaña en 1976 en Montreal. En 1975 ganó dos medallas de plata en el Campeonato de Europa de Concurso en 1975. Cuatro años antes, ganó una medalla de oro en el mismo evento”. Además, es miembro del COI y es la presidenta de la asociación olímpica, agregó.
Al igual que su padre, quien se retiró de la vida pública a los 96 años, la princesa Ana demuestra no querer ceder un ápice de su labor silenciosa como miembro de la familia real y considera que es fundamental para mantener la monarquía a flote. “Mira a los miembros de mi familia que son considerablemente mayores que yo y dime si han dado un ejemplo que sugiera que yo podría dejar todo”, dijo en 2010 al cumplir 60 años.
La experta en lenguaje corporal Judi James explicó cómo sus similitudes pueden haberlos ayudado a mantenerse unidos: “Históricamente, Ana siempre ha sido conocida por ser la más cercana al príncipe Felipe. Como su padre, ella parece ser alguien estoica y confiable, pero también sencilla y optimista como compañera».
La experta revela que padre e hija parecen haber adoptado un enfoque similar sobre cómo trabajaban como parte de la Familia Real.
Su lenguaje corporal arroja muchas más similitudes, lo que sugiere un enfoque de la vida muy similar. “Como su padre, Ana parece hacer reír a la reina”, comentó la experta.
“La mayoría de las poses entre las dos mujeres sugieren un sentido del humor compartido, resaltando un lado de la reina que rara vez podemos vislumbrar. Al igual que Felipe, Ana a menudo parece estar al borde de una sonrisa irónica y un poco cínica. Este enfoque más realista e incluso irreverente debería ser exactamente lo que la reina necesita para mantenerla feliz y con los pies en la tierra”, agregó.
La pareja real recibirá pronto la vacuna Pfizer-BioNTech contra el coronavirus, un fármaco que acaba de recibir luz verde de las autoridades sanitarias británicas.
La reina Isabel II y el príncipe Felipe de Gran Bretañapodrían recibir muy pronto la vacuna contra el coronavirus después de que el gobierno iniciara este 8 de diciembre una histórica campaña de vacunación masiva. La reina y el duque de Edimburgo, quienes ya que tienen más de noventa años de edad, están en el grupo de mayor riesgo y están entre los primeros que recibirán la vacuna de Pfizer-BioNTech. Pero, ¿cuándo ocurrirá esto?
Fuentes del Palacio de Buckingham rechazaron las especulaciones sobre si la reina y el príncipe Felipe podrían recibir la vacuna antes que otros ciudadanos británicos debido a su estatus real. No obstante, explicaron que la pareja real tiene más de 80 años y, por lo tanto, es probable que esté en el primer grupo en recibir la vacuna debido a su edad.
A partir de este martes, decenas de centros hospitalarios del Reino Unido abrirán sus puertas para administrar las primeras dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech a los trabajadores de salud de primera línea.
Reino Unido recibirá aproximadamente 800.000 vacunas, pero reservó 40 millones solo a Pfizer, con la intención de garantizar las primeras dosis y aplicaciones para 20 millones de personas. Una cantidad que debería permitir cubrir la mayoría de las 9 categorías prioritarias incluidas (por edad y vulnerabilidad) en la fase 1 de la campaña, hasta los mayores de 50 años.
Las personas mayores de 80 años y los trabajadores de hogares de cuidados serán los siguientes grupos en recibir la vacunación y esto ocurriría “entre enero, febrero y marzo”, según los cálculos del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS). Quienes vayan a ser vacunados serán contactados en persona y gradualmente por el sistema de salud y citados.
Según el diario Daily Mail, los miembros de la familia real harán pública la vacunación con el fin de “animar al mayor número posible de personas a vacunarse”. Los asistentes reales dijeron, sin embargo, que si la reina recibe la vacuna o no es una “decisión personal” y un “asunto privado”. Sin embargo, una persona cercana a la reina afirmó que Isabel II “lo haría saber” una vez que le hubieran administrado la vacuna contra Covid-19.
Una fuente le dijo al diario Telegraph: “Los miembros de la realeza son miembros de la realeza, pero los asuntos médicos son privados. Si deciden recibir la vacuna, es asunto de ellos. Si deciden hacerlo público, nuevamente esa es su decisión, pero ciertamente no quieren que se les vea saltando la fila, y no lo harán”.
La cuestión de cuándo la reina podría vacunarse también fue discutida por expertos reales. Maggie Rulli dijo: “Algo que será realmente interesante de ver en el futuro es cuándo se vacunarán la reina y Felipe. Entendemos que la primera ronda irá a los ancianos que viven en asilos, pero muy pronto las próximas personas que recibirán esta vacuna serán personas mayores de 80, que obviamente son la reina y Felipe”.
Ella agregó: “Entonces será muy interesante ver cuándo la reciben, cómo lo reciben, si hay una demostración de ello, así que ayuda a alentar a otras personas a salir y recibir la vacuna”. “Definitivamente hay muchas cosas a las que estar atentos en las próximas semanas”, agregó.
El biógrafo real Omid Scobie dijo: “Me gustaría pensar que eso sería algo que el Palacio de Buckingham querría compartir públicamente. Por supuesto, la reina condujo al país en su primer confinamiento y ahora que salimos del segundo, tenemos la noticia de que se están aplicando vacunas sabiendo que ella está en uno de esos primeros grupos en riesgo que puede obtener la vacuna antes”.
“Será muy interesante ver cómo sucede eso”, agregó Scobie. “Por supuesto, mientras tanto, permanecen socialmente distanciados y algo aislados. Me comuniqué con fuentes reales para ver si se vería con algún miembro de la Familia Real durante la Navidad y las fuentes dicen que el príncipe Carlos y Camilla, duquesa de Cornualles, aunque estarán en Highgrove el día de Navidad, planean ver a la reina ya Felipe durante el período navideño, probablemente en el exterior”.
La reina Isabel II, de 94 años, y el duque de Edimburgo, de 99, se instalaron en el Castillo de Windsor durante los dos confinamientos nacionales y la semana pasada se anunció que permanecerán allí durante Navidad. La pareja real es vulnerable al Covid-19 y se decidió que sería más seguro quedarse en casa que viajar a la residencia campestre de Norfolk para su tradicional Navidad real.
El Mail On Sunday dijo que a la reina y al duque de Edimburgo se les dará prioridad por su avanzada edad pero deberán «esperar su turno» como cualquier persona.
La reina Isabel II de Inglaterra recibirá en las próximas semanas la vacuna Pfizer-BioNTech, que acaba de obtener luz verde de las autoridades sanitarias británicas, informó la prensa británica este domingo. La soberana de 94 años y su esposo, el príncipe Felipe, de 99, estarán “entre los primeros en ser vacunados” de acuerdo con el Sunday Times y al Mail on Sunday, destacando este último que se les dará prioridad por su edad y no por un trato preferencial.
Según el periódico, los dos lo revelarán una vez que se les haya administrado la vacuna para «animar al mayor número posible de personas a vacunarse», en medio de temores de que los activistas antivacunas siembren dudas en la población.
El Palacio de Buckhingham declinó hacer cualquier comentario, destacando su portavoz el carácter «personal» de las decisiones médicas. De acuerdo con las fuentes citadas por el Mail on Sunday, la reina y el príncipe no tendrán un tratamiento preferencial, «esperarán su turno», ya que, según el calendario establecido por el Gobierno británico, los mayores de 80 años serán vacunados justo después de los habitantes y trabajadores de residencias de ancianos.
El Reino Unido aprobó la vacuna contra el coronavirus desarrollada por los laboratorios Pfizer y BioNTech. En este contexto, el jefe del Servicio Nacional de Salud de Reino Unido, Chris Hopson, anunció este viernes el comienzo, a partir del martes de la semana próxima, de lo que el primer ministro del país, Boris Johnson, describió como «la mayor campaña de vacunación de la historia de Reino Unido«.
El Gobierno británico compró 40 millones de dosis, con las que podrá vacunar a 20 millones de personas (el tratamiento de Pfizer se compone de dos dosis). Cerca de diez millones de dosis estarán disponibles para Reino Unido en un breve periodo.
Las residencias de ancianos y el personal de estos centros serán los primeros en vacunarse, seguidos por los de 80 años o más y los trabajadores sanitarios y cuidadores en primera línea de la lucha contra el coronavirus. Otras personas de la tercera edad o extremadamente vulnerables a nivel clínico serán los siguientes, y el resto de la población lo hará por edades.