La esperanza de ver a la princesa Aiko convertida en Emperatriz se rompe definitivamente

El futuro de la princesa definitivamente no es ocupar el trono, pero podría ser distinto al de las anteriores princesas.

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Pese a que las encuestas demuestran que la inmensa mayoría (más del 75%) de los japoneses desea ver a la princesa Aiko convertida en emperatriz después de su padre, esta esperanza está definitivamente roto: la única hija de los actuales soberanos nunca podrá reinar en Japón. El ascenso al trono de Naruhito, en mayo de 2019, significó la ‘entronización’ de su hermano menor, el príncipe Akishino, como primero en la línea sucesoria al Trono del Crisantemo y en los próximos meses será investido como tal en ceremonias tradicionales. La confirmación oficial de Akishino enterrará definitivamente la esperanza de ver a la joven princesa convertida en emperatriz.

El gobierno japonés dijo que pronto comenzarán los debates entre políticos, expertos, historiadores, intelectuales y funcionarios de la corte para “solucionar” el tema más preocupante de la monarquía japonesa: la falta de herederos y “mano de obra”. El prohibición de que las mujeres hereden el trono, reinante desde finales de la II Guerra Mundial, agrava la situación: cada vez que una princesa imperial contrae matrimonio, ésta pierde su estatus dentro de la corte, su apellido y su capacidad para llevar a cabo tareas oficiales de representación. Sucedió esto con las hermanas, las primas y la hija del emperador Akihito.

La prohibición, además, significa que solo los varones imperiales pueden reinar: en estos momentos, el emperador Naruhito cuenta con solo tres potenciales herederos. El príncipe Akishino, próximamente entronizado como heredero, será definitivamente el próximo emperador y luego le tocará a su hijo, el joven príncipe Hisahito, de 14 años. Existe un posible heredero, además, en la persona del príncipe Hitachi, tío del emperador, que a sus más de 83 años enfrenta graves problemas de salud. Más allá de estos tres hombres, la familia imperial no tiene más herederos y muchos se preguntan: ¿qué sucederá si el príncipe Hisahito no tiene descendencia?

La solución más próxima para el gobierno de Japón no es permitir que las mujeres como Aiko hereden la corona: la línea sucesoria actual (Akishino, Hisahito y Hitachi) es inamovible, y los expertos deberán encontrar una solución al problema posterior. Una de estas soluciones, la más osada y criticada por los conservadores, sería permitir que las princesas imperiales conserven su estatus dentro de la corte una vez que contraen matrimonio para que continúen apoyando al emperador en sus tareas oficiales.

Qué es el ancestral sistema Miyake que podría salvar a la monarquía japonesa de la desaparición

Una idea conservadora del gobierno pide regresar a la familia a los expríncipes que perdieron títulos y privilegios tras la II Guerra Mundial.

Las princesas, asimismo, podrían legar sus derechos sucesorios a sus hijos, tal como ha sucedido en el pasado: siete mujeres se cuentan entre los 126 emperadores de la línea imperial japonesa, de las cuales muchas traspasaron sus derechos a sus hijos. Pero existe además una idea aún más conservadora: la de devolver a los antiguos príncipes de ramas imperiales secundarias sus títulos y su estatus y de propiciar matrimonios con las princesas imperiales, con el fin de procrear herederos legítimos de sangre puramente imperial.

El futuro de la princesa Aiko definitivamente no es ocupar el trono, de más de 2.600 años de antigüedad, pero en el futuro podría convertirse en la primera mujer de la Familia Imperial que conserva su rango, su estatus y sus deberes reales, lo cual podría ser un apoyo valioso en una dinastía menguada y en peligro de extinción. Lo mismo podría suceder con las hijas del próximo emperador, las princesas Mako y Kako. Aunque será su hermano pequeño quien herede el trono, en el futuro ellas podrían apoyarlo en el desarrollo de la actividad real y (en el caso de que Hisahito no tenga hijos), podrá dejar la corona a los hijos de sus hermanas.

Japón se prepara para proclamar a Akishino como nuevo príncipe heredero en noviembre

La tradicional ceremonia, denominada “Rikkoshi no Rei”, que originalmente estaba programada para abril y se pospuso debido a la pandemia.

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El gobierno de Japón dijo que está considerando realizar en noviembre las ceremonias de proclamación del príncipe Akishino, hermano del emperador Naruhito, como heredero del trono. La tradicional ceremonia, denominada “Rikkoshi no Rei”, que originalmente estaba programada para abril y se pospuso debido a la pandemia del nuevo coronavirus, está destinada a proclamar el nuevo estatus del príncipe heredero de 54 años, que se convirtió en el primero en la línea sucesoria al Trono del Crisantemo después de que su hermano ascendiera al trono en mayo del año pasado.

Un funcionario dijo al periódico Japan Times que el gobierno tomará una decisión final sobre una posible organización otoñal de las ceremonias después de evaluar la propagación de infecciones tras el reciente fin de semana festivo de cuatro días de este mes. “Si el gobierno concluye que es posible adoptar el nuevo cronograma, convocará a un panel para determinar la fecha específica”, dijo el mencionado periódico. Se espera que los preparativos para las ceremonias de proclamación tomen al menos un mes después de que se confirme la programación, agregó.

La ceremonia Rikkoshi Senmei no Gi, para proclamar el nuevo estatus del Príncipe Heredero, y la ceremonia Choken no Gi, que implica su primera reunión con el emperador y la emperatriz después de la proclamación, estaban programadas para el pasado 19 de abril. Pero después de que el coronavirus comenzara a propagarse en Japón, el gobierno inicialmente planeó reducir el número de invitados a las ceremonias de 350 a aproximadamente 50, y finalmente decidió reprogramarlos. Desde mediados de agosto, el número de nuevos casos de coronavirus ha tenido una tendencia a la baja en Japón y el gobierno relajó gradualmente una serie de restricciones.

“Después de las ceremonias de proclamación, es probable que el gobierno inicie discusiones completas sobre cómo garantizar una sucesión imperial estable”, dijo Japan Times, que recuerda que la familia imperial de Japón ha ido disminuyendo en número de miembros desde que entró en vigor la Ley de la Casa Imperial de 1947, que establece que solo los hombres en la línea paterna pueden ascender al trono del crisantemo. Los emperadores Naruhito y Masako tienen una hija, la princesa Aiko, de 18 años, por lo que el hermano se colocó en el primer puesto en la sucesión, seguido por su único hijo varón, el príncipe Hisahito de Akishino, de 13 años.

La ley actual, además, estipula que las mujeres miembros de la familia imperial deben abandonar su estatus imperial después de casarse con plebeyos, lo que implica una reducción preocupante de personas que cumplen funciones oficiales. El nuevo primer ministro Yoshihide Suga, mientras aún se desempeñaba en su cargo anterior como secretario jefe del gabinete, dijo a un panel parlamentario en febrero que el gobierno planea lanzar un debate completo sobre el asunto después de las ceremonias de proclamación del príncipe.

La familia imperial japonesa se recluye ante la “alerta total” por el coronavirus

La casa imperial suspendió numerosos compromisos y eventos mientraslos trabajadores dejan de presentarse al palacio.

La Agencia de la Casa Imperial de Japón se encuentra bajo «alerta total» y toma precauciones extremas en plena crisis global por el coronavirus COVID-19, para proteger al emperador y a otros miembros de la familia imperial de la infección a medida que aumenta la preocupación por el brote. En Japón se registran a la fecha 500 casos, pero la cifra total mundial superó los 108.000 a medida que la epidemia se expande por más de cincuenta países. La familia imperial ha decidido recluirse en sus palacios y numerosos compromisos y actividades, incluidos los homenajes a las víctimas del Gran Terremoto de 2011, se cancelaron o pospusieron.

«Se supone que es un momento para que la nueva casa imperial se ponga en movimiento después de una serie de ritos de sucesión, por lo que es triste que tengamos que cancelar un evento tras otro», dijo un funcionario de la Kunaicho, la agencia imperial. El Palacio Imperial, ícono turístico de Tokio, fue cerrado al público en el cumpleaños número 60 del emperador el 23 de febrero tras la decisión de la agencia de no hacer que la pareja imperial u otros miembros de la familia aparezcan en público y las restricciones aumentaron. Según la agencia japonesa Kyodo, la apertura anual del camino en los terrenos del palacio que generalmente, que atrae a unas 380.000 personas el año pasado cada primavera, se canceló este año.

Preocupación por los ancianos emperadores

La visita de Estado del presidente chino Xi Jinping al emperador Naruhito se canceló al igual que al menos cinco eventos relacionados con el príncipe heredero Akishino, el hermano menor del emperador, y su familia también sufrieron cambios. Dado que hay muchos miembros mayores en la familia, incluido el ex emperador Akihito, de 86 años, y la emperatriz Michiko, de 85, la corte ha tomado varias medidas para protegerse contra el coronavirus. Según The Japan Times, los funcionarios de palacio evitan los desplazamientos en horas pico y comienzan a trabajar a distancia. Los que necesitan reunirse con miembros de la familia deben utilizar barbijos mientras la casa imperial también dejó de aceptar cientos de limpiadores voluntarios del Palacio Imperial.

La epidemia del nuevo coronavirus contagió ya a más de 100.000 personas en todo el mundo, según la Agence France Presse. La Organización Mundial de la Salud (MS) calificó la propagación del virus como «profundamente preocupante», ya que una oleada de países reportó sus primeros casos de la enfermedad, que ahora mató a casi 3.500 personas e infectado a más de 100.000 en 92 naciones. Corea del Sur, el segundo país más afectado por la enfermedad, protestó contra las medidas que tildó de «irracionales» de cuarentena que impuso Japón a las personas que llegan de ese país.

Qué es el ancestral sistema Miyake que podría salvar a la monarquía japonesa de la desaparición

Una idea conservadora del gobierno pide regresar a la familia a los expríncipes que perdieron títulos y privilegios tras la II Guerra Mundial.

El gobierno de Japón comenzará a debatir muy pronto la restauración del sistema de ramas imperiales colaterales o “Miyake” con el objetivo de ampliar los horizontes sucesorios de una familia imperial reducida. El sistema, que durante muchos siglos estuvo vigente en Japón hasta el fin de la II Guerra Mundial, permitía que los hijos e hijas menores de los emperadores obtuvieran títulos nobles que pudieran heredar sus descendientes. Según la idea actual, la restauración de este sistema permitiría a las princesas japonesas mantener su estatus real después del matrimonio, encabezando sus propias ramas familiares.

Que los antiguos príncipes vuelvan al palacio

Las discusiones planeadas por el gobierno, que incluirán aportes de expertos, comenzarán después de que el príncipe Akishino (hermano del emperador Naruhito) sea investido como Príncipe Heredero. Este debate obedece a una resolución parlamentaria complementaria de la ley especial promulgada en 2017 que permitió que el emperador Akihito abdicara en 2019, donde se le pide al gobierno que considere los desafíos de garantizar una sucesión estable y busque soluciones.

La propuesta, lanzada por un sector conservador del gobierno del Partido Liberal Democrático, dice que se restablezca el estatus imperial de los hombres solteros de las ramas colaterales de la familia imperial que perdieron títulos y honores imperiales y se transformaron en plebeyos tras la II Guerra Mundial. Esta idea es apoyada públicamente por el primer ministro, Abe Shinzo, que aboga por restituir títulos principescos a los ex príncipes Kuni, Kitashirakawa, Kaya, Asaka, Higashikuniy Takeda y otras seis familias descendientes de antiguos emperadores. Algunos conservadores proponen incluso la concertación de matrimonios de las princesas solteras con los hombres de esas familias para volver a asociarlos a la dinastía reinante.

«Cuesta creer que personas que se separaron del linaje hace más de setenta años puedan garantizar la conservación de la cultura tradicional auténtica del imperio», dijo la socióloga japonesa Minashita Kiryū. Argumenta que «el emperador debe conocer una amplia variedad de ritos y los príncipes comienzan su aprendizaje desde la infancia» y que «el pueblo siente un vínculo emocional de cariño y respeto con la pareja imperial». «Me pregunto si los japoneses seguirían reconociendo el simbolismo permanente de la Casa Imperial al incluir en la línea sucesoria a esos nuevos miembros. Es muy probable que cambiase su visión de esos ritos ancestrales que incumben a las esferas nobles y que perviven al paso de los siglos sin guardar relación alguna con el pueblo llano». «El sistema imperial terminaría perdiendo su conexión con la vida cotidiana de la ciudadanía, y creo que eso significaría la banalización del simbolismo del imperio», afirma la experta.

Permitir que las mujeres conserven su título

Frente a esta iniciativa se encuentra el sector progresista del gobierno, que sin embargo contempla una solución parecida: la de permitir que las princesas japonesas solteras mantengan su título una vez que contraen matrimonio y, al mismo tiempo, permitan que sus hijos varones ostenten derechos sucesorios al trono. Esta iniciativa incluiría a la princesa Aiko (hija única de Naruhito) y las princesas Mako y Kako (hijas de los príncipes herederos Akishino y Kiko), entre otras. Esta propuesta se encuentra en sintonía con la realizada en 2005 por un panel de expertos comisionado por el gobierno del entonces primer ministro Junichiro Koizumi.

Según la Ley la Casa Imperial, las mujeres de la familia imperial deben abandonar la familia si se casan con plebeyos y en Japón la nobleza fue abolida después de la guerra. Como la familia actualmente está compuesta principalmente por mujeres, existe preocupación por una fuerte caída en el número de miembros de la familia imperial en el futuro. Por esa razón, algunos en el gobierno están pidiendo que se les permita a las mujeres permanecer en la familia incluso después del matrimonio y educar a sus hijos para reinar. Esto significaría que la princesa Aiko no podría reinar, pero sí su hijo mayor.

La posibilidad de una emperatriz reinante es popular entre el público. Según una encuesta de Kyodo News en 2019, el 81,9 por ciento de los encuestados dijo estar a favor de tener una emperatriz reinante, mientras que el 13,5 por ciento estaba en contra de la idea. Además, el 70 por ciento dijo que apoyaría a un emperador o emperatriz de la línea femenina, lo que significa que la madre del monarca descendería de la familia imperial en lugar de su padre, mientras que el 21,9 por ciento se opuso a la idea. Actualmente solo hay tres posibles herederos al trono. El príncipe Akishino tiene 53 años y es el primero en la línea sucesoria, seguido por su hijo Hisahito, de 14 años, y del príncipe Hitachi, el tío del emperador de 83 años.

Naruhito representa la séptima generación por línea directa masculina del emperador Kokaku, que reinó desde 1780 hasta su abdicación en 1817. Fue sucedido por Ninko (1817-1846), quien no era hijo de la emperatriz, sino de una de las “sokushitsu” o concubina. Lo mismo puede decirse de sus tres siguientes sucesores, los emperadores Komei (1846-1867), Meiji (1867-1912), y Taisho (1912-1926), hijos igualmente de sokushitsu. La esposa principal del emperador Meiji no le dio hijos de ninguno de los dos sexos. Akihito fue el primer emperador en varios siglos que es hijo de la emperatriz y desde entonces la familia imperial se vio sumida en una verdadera crisis hereditaria que incluso logró que algunos vaticinen que se extinguirá con el príncipe Hisahito a mediados del siglo XXI. (S.C.)

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Enfoque: claves para entender el drama de una familia imperial de Japón en “peligro de extinción”

El problema es un asunto «urgente» que debe abordarse sin demora, dijo el Gobierno, que comenzará a estudiar el tema en abril.

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Cronología de la boda pospuesta de la princesa Mako: su impacto en la supervivencia de la familia imperial

El polémico compromiso con Kei Komuro, anunciado en 2017, es una decisión importante para la monarquía japonesa de la Era Reiwa, en vías de extinción si no se toman medidas urgentes.

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Con divisiones, el gobierno de Japón abre el debate sobre el papel de la mujer en la sucesión al trono

La administración del primer ministro Shinzo Abe inició 2020 bajarando ideas para que la monarquía no se quede sin herederos.

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Akishino de Japón al cumplir 54 años: «La familia imperial debería amoldarse a los tiempos que corren»

Mientras tanto, debe continuar «compartiendo las alegrías y tristezas» de los japoneses, señaló el heredero del trono.

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Con una familia imperial ‘en peligro de extinción’, Japón abre este año el debate sobre la sucesión imperial

A finales de 2019, un comité de intelectuales deberá decidir qué hacer con una dinastía donde solamente tres personas están habilitadas para reinar.

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El prometido de Mako de Japón aclara su situación financiera pero la boda todavía está en duda

Kei Komuro iba a casarse con la nieta de los Emperadores de Japón en 2018, pero un problema financiero, que involucra a su madre, hizo que la casa imperial perdiera su confianza en él. Mientras tanto, la emperatriz Michiko presiona para que nieta suspenda la boda.

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La familia imperial japonesa se sumerge en una guerra interna por la coronación del próximo emperador

El príncipe Akishino de Japón criticó públicamente el proyecto de financiar a través de fondos públicos los ritos religiosos para la entronización de su hermano mayor en 2019, un gesto raro de un miembro de la familia imperial. Durante una conferencia de prensa organizada la semana pasada y cuyo contenido fue desvelado al público el viernes, el príncipe entró en una controversia en curso en Japón sobre si una de las ceremonias de la ascensión del príncipe heredero al trono podría contravenir el principio de separación entre religión y Estado.

Akishino, de 54 años, afirmó que la ceremonia «Daijosai» que se celebrará en noviembre de 2019 es «de una naturaleza muy religiosa». «Me pregunto si es correcto financiar una cosa tan religiosa con dinero público», declaró, agregando que expresó su oposición al jefe de la Agencia de la casa imperial pero que este no le escuchó. Según la prensa japonesa, el jefe de la Agencia, Shinichiro Yamamoto, se disculpó pero también le explicó de manera clara el proceso de decisión.

Los comentarios del príncipe Akishino, que se convertirá en el príncipe heredero («Koshi») cuando su padre abdique el año que viene en favor del primogénito Naruhito, suscitan dudas ya que la Constitución del país prohíbe cualquier intervención imperial en los asuntos políticos.

«Si sus comentarios se consideran como un rechazo al financiamiento público (decidido por el gobierno), podrían ser una violación», de este principio, declaró a la agencia de prensa Kyodo una fuente del despacho del primer ministro. El príncipe expresó sus «puntos de vistas personales» y «no hay problema constitucional porque no tienen ninguna influencia sobre la política del país», declaró sin embargo el portavoz adjunto del gobierno, Yasutoshi Nishimura.

Cómo serán las ceremonias

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Un total de 2.600 invitados asistirán a la ceremonia de proclamación como emperador de Japón del príncipe Naruhito, prevista para el 22 de octubre de 2019, seis meses después de la abdicación de su padre, Akihito. El comité gubernamental encargado de organizar las ceremonias relacionadas con la abdicación y la sucesión imperial, presidido por el primer ministro, Shinzo Abe, dijo que la cifra contempla 800 representantes del interior y exterior del país asiático menos de las que acudieron a la proclamación de Akihito en 1990.

El príncipe heredero Naruhito, de 59 años, ascenderá al Trono del Crisantemo el 1 de mayo, un día después de la renuncia del emperador Akihito (que entonces contará con 85 años), mientras que la ceremonia oficial de entronización será seis meses más tarde. Sin embargo, el Gobierno nipón también decidió reducir de siete a cuatro el número de recepciones que los nuevos emperadores realizaran en relación con su ascensión al trono y que tendrán lugar los días 22, 25, 29 y 31 de octubre, según detalló Abe.

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La ceremonia de proclamación de Akihito como emperador, el 12 de noviembre de 1990, constó de siete banquetes que se repartieron en cuatro días consecutivos y reunió a 3.400 invitados. El Gobierno optó por celebrar menos banquetes en esta ocasión para reducir la carga de trabajo al futuro emperador y al resto de miembros de la familia imperial que participarán en los actos, entre ellos su esposa, la princesa Masako.

El próximo octubre, el Palacio Imperial de Tokio recibirá representantes y dignatarios del país y del resto del mundo en una serie de actos que, entre otros detalles, incluirán un desfile de los emperadores en un descapotable de fabricación japonesa. Cuando en noviembre de 1990 Akihito y la emperatriz Michiko recorrieron el centro de la capital japonesa lo hicieron en un Rolls-Royce cuya restauración costaría 18 millones de yenes (139.714 euros), lo que llevó al Ejecutivo a descartar la opción de reutilizarlo.

SD/DS

La princesa que no se puede casar

La princesa Mako de Japón deberá postergar por segunda vez su boda debido a que su futura suegra y madre de su novio Kei Kimuro está envuelta en un problema financiero que avergüenza a la familia imperial nipona. Así lo reveló esta semana la prensa japonesa pese a que la información aún no es oficial y todo indica que esta historia de amor está lejos de ser un cuento de hadas.

Al parecer la señora habría pedido prestado a su ex compañero 4 millones de yenes (cerca de 30 mil euros) para financiar los estudios de su hijo y nunca los habría devuelto. Los padres de Mako, el príncipe Akishino y la princesa Kiko, dieron un ultimátum a la madre de Kei en varios reuniones cara a cara. O resuelve sus problemas económico o el casamiento será anulado. Fumihito es el segundo hijo del Emperador Akihito de Japón y Príncipe de la familia imperial japonesa. Es el segundo en la línea de sucesión al trono imperial.

KEI KOMURO Y MAKO CUANDO ANUNCIARON SU BODA (JT).

La pareja tenía previsto contraer nupcias el próximo 4 de marzo con una ceremonia tradicional a través del rito «Nosai no Gi» y hacer así formal su compromiso (el equivalente a la pedida de mano al padre de la novia). Hace tres meses que había sido anunciada la fecha, en un principio, para la boda, poco después de que la princesa Mako y Kei Komuro llamasen la atención de los medios haciendo público su compromiso.

En febrero pasado sorpresivamente había sido anunciado la postergación de la boda, prevista para el otoño de 2020. Poco tiempo para los preparativos, había hecho saber la Casa Real. La princesa, según el periódico The Japan Times, «se dio cuenta de que no hay tiempo suficiente para los preparativos». Ella misma señaló que están de acuerdo en haberse «apresurado en varios aspectos».

«Ahora queremos dedicar suficiente tiempo a pensar sobre el matrimonio y a prepararlo», dijo la nieta del emperador Akihito, al tiempo que se disculpó en un comunicado por «la inmadurez demostrada en querer acelerar el matrimonio». Según la princesa Mako, posponer el enlace para el 2020 servirá también para que la familia pueda atender algunas ceremonias cercanas. La abdicación del emperador Akihito, la más importante de ellas, será a finales de abril de 2019.

AKISHINO, PADRE DE MAKO, SERÁ EL PRÓXIMO PRÍNCIPE HEREDERO. (JT)

La princesa Mako y su novio se conocieron en 2012 en la Universidad Internacional de Tokio. Un año después, Komuro pidió matrimonio a la princesa y ella dijo que sí. Casarse con un plebeyo supondría para la nieta del emperador dejar atrás sus derechos como miembro de la familia imperial nipona, renunciando a cualquier tipo de título imperial, Tal como establece el protocolo de la más antigua monarquía del mundo.

De este modo, la boda de la princesa pone de nuevo sobre la mesa la necesidad de estudiar cambios en la normativa de la casa imperial nipona, que no se altera desde 1947. Cuando la princesa Mako se case, la familia imperial al completo contará con 18 miembros, y los únicos que podrán acceder al trono serán 5 varones.

Por otra parte, Mako sabe que una corona no es garantía de felicidad. Su tía es la «princesa triste» Masako, la ex mujer de carrera que quedó encarcelada en las asfixiantes reglas reales. Ironía de la suerte de ella, no obstante, en 2019 se convertirá en emperatriz de Japón después de la abdicación de Akihito, de 84 años, y el ascenso al trono de su esposo Naruhito. Mako, por otro lado, si tiene éxito, podrá vivir feliz para siempre con su abogado y con la buena voluntad de 100 millones de yenes (más de 700 mil euros) que el gobierno de Tokio ya le asignó.