Delphine de Bélgica se unió a la familia real en un homenaje a sus antepasados reales

La princesa Delphine de Sajonia-Coburgo, recientemente reconocida como hija del ex rey Alberto II de Bélgica, participó junto a su esposo de un sentido homenaje a los miembros fallecidos de la familia real en la Cripta Real de la Iglesia de Nuestra Señora de Laeken.

Después del encuentro con su hermano el rey Felipe, en el Castillo de Laeken, y con el rey Alberto II y la reina Paola en el Castillo de Belvédère, este es el tercer encuentro privado que se hace público desde el reconocimiento oficial de la artista Delphine Boël como Princesa de Bélgica.

Desde el 1 de octubre, fecha en la que el Tribunal de Apelación de Bruselas dictó sentencia, Delphine Boël es considerada hija legítima del rey Alberto II.

La fecha para la reunión familiar, que contó además con la presencia de la princesa Astrid (hermana de Delphine) no fue elegida al azar. El 17 de febrero de 1935 se celebró en Laeken una misa en conmemoración de la muerte del rey Alberto I, quien había muerto accidentalmente en un accidente de montañismo Marche-les-Dames exactamente un año antes.

Tras la trágica muerte de la reina Astrid (madre de Alberto II) el 29 de agosto de 1935, se decidió conmemorar cada 17 de febrero a todos los miembros fallecidos de la familia real.

Se trata de la tercera vez que Delphine se reúne con miembros de la familia real desde que la Justicia le reconoció su derecho a titularse princesa, poniendo punto final a la disputa que comenzó en 2013.

Desde entonces, cada año se celebra una misa en esta fecha en la iglesia de Laeken, a las afueras de Bruselas. Si bien este año no se pudo celebrar misa por las medidas sanitarias, los miembros de la familia real, incluidos la princesa Delphine y su esposo Jim O’Hare, se turnaron para rezar en la cripta.

Esta es la primera vez que la familia real invita a Delphine de Sajonia-Coburgo a esta ceremonia, en un nuevo intento por mostrar una familia unida y reconciliada con el pasado. “La princesa Delphine fue invitada como sus hermanos y hermanas y respondió positivamente”, dijo el director de comunicación del Palacio, Francis Sobry.

Experto real: “El encuentro de Felipe y Delphine da a Alberto II una lección de humanidad y humildad”

El encuentro del rey con la princesa Delphine es un «gesto histórico, con el que le da a Alberto una lección de humanidad y humildad”, dijo el periodista belga y experto en asuntos reales Wim Dehandschutter a MONARQUIAS.COM.

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La visita de la princesa Delphine al Castillo de Laeken para reunirse con su hermano, el rey Felipe I de Bélgica, es vista como un acto simbólico de reconciliación con el pasado. Los expertos belgas creen que tanto la artista, ahora Delphine de Sajonia-Coburgo, como el monarca belga tienen un vínculo especial debido a la que ambos “sufrieron la carencia de afecto paternal” durante toda su infancia y remarcan que la reunión es un ejemplo para las generaciones anteriores.

“Primero el Congo, ahora Delphine: el rey Felipe ha curado dos heridas supurantes del pasado real en menos de cuatro meses. Felipe abraza públicamente a su media hermana apenas una semana después de su reconocimiento por parte de la corte de Bruselas. Un gesto histórico, con el que le da a Alberto una lección de humanidad y humildad”, dijo el periodista belga y experto en asuntos monárquicos Wim Dehandschutter a MONARQUIAS.

El rey de los belgas, Felipe, se reunió con la princesa Delphine de Sajonia-Coburgo, que ya forma parte de la familia real luego de que la justicia la reconoció como hija del exmonarca Alberto II, informó el jueves al palacio real. De acuerdo con un comunicado del palacio, el encuentro tuvo lugar el 9 de octubre y fue el inicio de un “largo y rico intercambio” entre ambos. La nota, firmada por ambos, agrega que la relación entre el rey y su media hermana “se va a desarrollar en un marco familiar”.

Dehandschutter opina que “al firmar el comunicado de prensa con sus nombres de pila, en lugar de sus títulos de rey y princesa, Felipe y Delphine indican claramente que se ven como familia, unidos por su falta de amor paterno”. Dejando en claro que el rey y la princesa quieren desarrollar un vínculo familiar, el periodista no descarta que “la próxima vez la reina Mathilde y los niños se unirán al grupo, al igual que el compañero de vida de Delphine, Jim, y su descendencia” el príncipe Oscar y la princesa Joséphine.

Según revela el experto, el rey Felipe informó “discretamente” a su padre que se reuniría con Delphine, con quien el exrey mantuvo una relación más que tensa y angustiante desde que ella comenzó a reclamar el reconocimiento de paternidad.

“Que quede claro: el rey Felipe está rompiendo con el pasado. Cree que el futuro de la monarquía es más importante que su relación con el papá Alberto. No es que esta relación fuera buena, para usar un eufemismo. Pero la última oportunidad de reconciliación en Laeken parece haberse perdido”.

Dehandschutter destaca que la importancia que el rey Felipe da a la reconciliación con el pasado quedó demostrada el pasado mes de junio, cuando expresó su “más profundo pesar” por las atrocidades cometidas por los belgas, con el rey Leopoldo II (1865-1909) al mando, en el Congo. “Al corregir él mismo los errores de sus predecesores, trabaja en la credibilidad de la monarquía”, opina.

El comunicado del rey Alberto II y su esposa, la reina Paola, en reacción al encuentro entre el rey y Delphine, este viernes, fue “una sorpresa”, afirma Dehandschutter a MONARQUIAS. El texto “involucra enfáticamente a ‘mi esposa’, la reina Paola”, en un mensaje mensaje en el que ambos manifestaron su felicidad por el encuentro en Laeken. “Paola siempre fue vista como la razón principal por la que Alberto guardó silencio sobre Delphine durante años y se negó a reconocerla”, agrega.

En la nota, Alberto II dijo que él y la reina Paola están “muy felices por esto que ha sido realizado por iniciativa del rey”, y señaló que es el inicio de “días mejores para todos y en particular para Delphine”. El anciano monarca, de 86 años, ahora “parece estar aludiendo a un nuevo comienzo, sea lo que sea que eso signifique”, finalizó Dehandschutter.

Alberto II, quien abdicó en 2013 en parte debido a las batallas legales sobre las reclamaciones de paternidad hechas por Boël, se vio obligado a reconocer que ella era su hija en enero después de que un tribunal ordenó una prueba de ADN. Boël fue el resultado de una relación extramarital entre el entonces príncipe de Lieja y la baronesa Sybille de Selys Longchamps en los ños 60, cuando su matrimonio con Paola estaba prácticamente roto. Boël pasó mucho tiempo con Alberto cuando era niña, llamándolo «Papillon», pero nunca obtuvo un reconocimiento tácito. Finalmente lanzó una batalla legal para demostrar la paternidad en junio de 2013, luego de que la mayor de sus dos hijos, Joséphine, ingresara en el hospital con neumonía y sintiera la ausencia de su padre biológico.

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Los diarios belgas destacan como «momento histórico» el encuentro de Delphine y el rey Felipe

Het Laaste Nieuws titula que los expertos creen que Felipe y la princesa Delphine tienen un vínculo especial porque “ambos carecieron de amor paternal”.

La foto del rey Felipe I de Bélgica con su hermana, la recientemente reconocida princesa Delphine, ocupa las portadas de todos los diarios de su país, que califican el encuentro como reconciliador. De acuerdo con un comunicado del palacio, el encuentro tuvo lugar el 9 de octubre y fue el inicio de un «largo y rico intercambio» entre ambos.

El diario Het Nieuwesblad dijo que se trató de un encuentro “sereno y emotivo” en el palacio real de Laeken, residencia de los reyes de los Belgas. “La reunión duró tres horas”, indica el periódico. “Felipe y Delphine almorzaron juntos. Los dos solos. Felipe invitó deliberadamente a Delphine al castillo de Laken, donde vive, porque era una reunión privada. El palacio real de Bruselas como lugar, su entorno de trabajo, casi lo convertiría en una audiencia oficial”.

“Felipe no estaba en el cargo de rey, sino como un hermano que quería conocer a su ‘nueva’ hermana. Los íntimos hablan de un encuentro entre dos personas que descubrieron que son parientes y sentían mucha curiosidad el uno por el otro”, dijo el Nieuwesblad, que destaca que “Felipe ha curado dos heridas supurantes del pasado real en menos de cuatro meses”, recordando que pidió perdón por las atrocidades cometidas por Leopoldo II en el Congo y la bienvenida a Delphine. Además, cita al príncipe Laurent, hermano menor, quien dijo: “Delphine necesita saber que puede contar conmigo. Pero sin duda ella lo sabe”.

Het Laaste Nieuws titula que los expertos creen que Felipe y la princesa Delphine tienen un vínculo especial porque “ambos carecieron de amor paternal”. El diario define el encuentro como un “momento histórico” para una familia real atormentada por muchos años de escándalos. “El 1 de octubre, el rey Felipe no solo pudo inaugurar un nuevo gobierno después de 494 días, horas después, la familia real ganó repentinamente tres nuevos miembros: la princesa Delphine, la princesa Josephine y el príncipe Oscar, los hijos de la artista y su esposo texano Jim O’Hare”.

El diario Het Beland van Limburg destaca que la foto del monarca y la princesa es “para los libros de historia real”. “Fue una conversación a veces emotiva sobre el doloroso pasado. Pero también miraron hacia el futuro: se acordó mantenerse en contacto y verse más a menudo en el futuro”, informaron. De Standaard afirma que el rey Felipe “abrazó Delphine como un verdadero miembro de la familia”, mientras De Morgen destaca que “el rey Felipe se reconoce e la princesa Delphine: en realidad, ambos son víctimas de la relación entre Alberto II y Sybille [madre de Delphine]”.

El 1 de octubre, la justicia belga decidió que la escultora Delphine Boel, de 52 años e hija extramatrimonial del que fue rey Alberto II, tenía derecho al título de princesa. Alberto II reinó entre 1993 y 2013, antes de abdicar en favor de su hijo Felipe. El rumor de que Boel era hija del monarca empezó a circular ya en 1997, pero la escultora tuvo que esperar hasta el año pasado, cuando un tribunal obligó al monarca a someterse a la prueba de ADN, que en enero de este año confirmó el parentesco.

Delphine nació en febrero de 1968 de la larga relación (1966-1984) que mantuvo su madre, la baronesa Sibylle de Sélys Longchamps, con Alberto. Este último era por entonces príncipe heredero, casado desde 1959 con la futura reina Paola. Alberto y su esposa, respectivamente con 86 y 83 años, tuvieron tres hijos: Felipe, nacido en 1960, que subió al trono en 2013, la princesa Astrid (nacida en 1962) y el príncipe Laurent (1963).

Delphine vio todos sus reclamos aceptados por la justicia, que dictaminó que tenía derecho a llamarse a partir de ahora «Su Alteza Real Delphine de Sajonia-Coburgo». Pero la larga batalla de siete años con su padre la hirió profundamente, según explicó a la prensa, ante la cual manifestó el 5 de octubre que no esperaba nada de su progenitor. En cuanto a su hermano Felipe, la ahora princesa se manifestó en el mismo sentido: «Ya no pido nada más, no voy a arrodillarme para pedir un gesto. Sucederá o no sucederá, no lo sé».

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Felipe de Bélgica busca superar el pasado y se reunió con la princesa Delphine

La que fuera hija ilegítima del rey Alberto II de los Belgas hasta que los tribunales reconocieron el parentesco este año, Delphine Boël, fue recibida la semana pasada en el palacio por su hermano y actual monarca de Bélgica, el rey Felipe, según reveló la Casa Real este jueves. El gesto es visto como un acto de reparación del pasado, después de muchos años en que la existencia y el reclamo de Delphine atormentó a la familia real belga.

Ambos hermanos se encontraron por primera vez de manera oficial en el Castillo Real de Laeken, tradicionalmente residencia de los reyes en Bruselas, días después de que una nueva sentencia diera la razón a Boël en su derecho a recibir el título de princesa y el nombre de Sajonia-Coburgo., informó la prensa belga.

El encuentro lo anunciaron los dos hermanos a través de un mensaje publicado una semana después en la cuenta de Instagram de la Casa Real belga en la que se puede ver una imagen de ambos sonrientes, pero respetando la distancia física que imponen ahora las normas de seguridad por el coronavirus. La prensa dijo que el encuentro fue conocido por el rey Alberto II.

«Fue un encuentro cálido, tuvimos la ocasión de aprender a conocernos durante un largo y emotivo intercambio que nos ha permitido hablar de nuestras respectivas vidas y de centrarnos en el interés común», explica el comunicado emitido en nombre del Rey y de la princesa Delphine. El comunicado concluye señalando que el «vínculo» creado entre los hermanos seguirá «desarrollándose a partir de ahora dentro del marco familiar».

El encuentro «duró tres horas, fue tranquilo, pero emotivo», dijo el periodista belga y conocedor de asuntos reales Wim Dehandschutter, quien reveló que el rey y la princesa «acordaron mantenerse en contacto y verse más a menudo». «El rey Felipe y Delphine han esperado casi una semana para comunicarse con su conocido. Eso indica que la reunión les impactó. Necesitaron un tiempo para que todo se asimilara», dijo el periodista citando a personas familiarizadas con el asunto.

El 1 de octubre, la justicia belga decidió que la escultora Delphine Boel, de 52 años e hija extramatrimonial del exrey Alberto II, tenía derecho al título de princesa. Alberto II reinó entre 1993 y 2013, antes de abdicar en favor de su hijo Felipe, actual monarca. El rumor de que Boel era hija del monarca empezó a circular ya en 1997, pero la escultora tuvo que esperar hasta el año pasado, cuando un tribunal obligó al exrey a someterse a la prueba de ADN, que en enero de este año confirmó el parentesco.

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Delphine, decepcionada con Alberto II: «Su comportamiento se sintió como un cuchillo en la espalda»

La hija reconocida dijo a la prensa que sabe si la victoria legal se traducirá en nuevos lazos familiares en el corto plazo. «No espero nada, voy a continuar mi trabajo. «Si muestran una señal de vida, nunca les daría la espalda. Eso es seguro», afirmó.

La artista belga Delphine Boël, convertida ahora la princesa Delphine de Bélgica, afirmó que se siente decepcionada de la forma en que su padre biológico, el ex rey Alberto II de Bélgica, manejó el caso. «Tengo una buena relación con él desde que tenía diecisiete años, así que me sentí como un cuchillo en la espalda», dijo Boël.

«Yo no cambiaré, pero me sentiré mejor en mi interior, más libre, más feliz, por mis hijos también», afirmó en una conferencia de prensa este lunes.

Delphine cree que este caso no ha mejorado la imagen de su padre, quien abdicó en 2013 después de varios años de controversia. Una mejor comunicación entre ellos, pero también del propio rey, podría haber evitado esto, según Boël. «Para que los dos saliéramos ganadores. Con esto no me refiero a acuerdos financieros ni nada, sino que podríamos simplemente discutir la situación entre nosotros».

Lo único que la artista dice que quería es que la equiparan con sus hermanos y hermanas. «Vengo de una familia muy rica (su padre legal, Jacques Boël, es uno de los belgas más ricos), así que habría sido loco si hubiera hecho esto por el dinero». Dijo, además, que si la familia real invitara a Boël a asistir a un evento u otra reunión, podría aceptar la invitación. 

«Pero porque ellos mismos lo quieren, no porque deban hacerlo. Si hay simpatía, entonces acepto con gusto la invitación. Continuaré con mi propio trabajo, pero si aún dan señales de vida, entonces no les daré la espalda», agregó.

La princesa dijo que decidió acudir a la justicia se trataba de obtener el reconocimiento de la familia y el amor de un padre que siempre la había abrumado. «Para mí ir a la corte, especialmente por eso, ser reconocida por mi propia sangre, mi propio padre, se sintió tan antinatural», dijo a los periodistas. «Es una especie de vida antinatural que estaba viviendo que era muy dolorosa», agregó.

El ex rey, cuyo hijo Felipe es el monarca reinante, aún podría presentar una apelación legal definitiva en el Tribunal de Casación, pero la princesa Delphine dijo que era poco probable que el caso llegara tan lejos: «Creo que ya está terminado». Explicó, además, que su trabajo en el mundo artístico será su seguirá definiéndola: «Seguiré siendo Delphine. No voy a estar pasando el rato en las calles diciendo, por favor llámenme princesa», dijo, y agregó que el trabajo de caridad podría ser una excepción.

«Hemos intentado reirnos mucho de mi situación, para llevarlo mejor. Creo que mis hijos están contentos de ver a su madre feliz, de ver a una mamá que no se ha dejado vencer. Espero haber dado un buen ejemplo».

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Delphine de Bélgica, tras su reconocimiento: “Ya no espero nada y no pido nada”

En entrevista con el diario ‘Le Soir’, dijo que el proceso judicial contra Alberto II que determinó su identidad fue “la forma más civilizada” que halló.

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La princesa Delphine de Sajonia-Coburgo, reconocida como hija del rey Alberto II de Bélgica, dijo que el proceso judicial que determinó su identidad fue “la forma más civilizada” que halló y que, a partir de ahora, no pedirá más nada a la familia real belga: “Ya no espero para nada y no pido nada”, dijo en una entrevista con el diario Le Soir.

“Llevaba una carga sobre mis hombros y, por primera vez desde los 17 años, me quito esa carga y encuentro la ligereza”, dijo Delphine. Consultada sobre en qué momento tomó la decisión de recurrir a la Justicia, la princesa de 52 años contó: “No hubo otra opción: era eso o podía haber caído muy bajo. No tenía depresión, pero podría haber sucedido. Y no debemos olvidar que intenté durante años hacerlo discretamente”.

“Pero como Alberto está muy rodeado, de asesores, guardaespaldas…, fue muy difícil llegar hasta él”, relató. “Así que durante un tiempo, en lugar de gritar «ayuda» en la prensa, pensé que la forma más civilizada de hacerlo era que la ley se ocupara de ello. Que la ley diga si tenía razón o no. Y cuando digo que me hubiera gustado llegar a un acuerdo con él, quiero que me entiendan: no se trata de dinero ni de otra cosa; solo quería que me explicara por qué me dijo que no era mi padre. Realmente fue eso”.

“Cuando empecé, estaba totalmente desesperada. Nunca creí que llegaría tan lejos. Más bien pensé que, por un momento, habría un gesto de Alberto, que diría que podría ser una buena idea comunicarnos, para ver cómo podíamos trabajar”, reflexionó. “Cuando todo salió a la luz y me preguntaba cómo se podía tratar así a una hija”.

Delphine afirma haberse sentido durante todo el proceso “el trapo sucio” de la familia real, pero afirmó que su objetivo no era causar problemas: “Mi objetivo no era dañar a Alberto”, dijo, recordando que el exmonarca había señalado que el caso había sido muy “doloroso”. “Gracias al sistema legal que me dio la razón, que confirmó que era lo correcto, es como si ahora pudiera vivir de verdad. Existo. Y sobre todo tengo derecho a existir”, zanjó.

El Tribunal de Apelación de Bruselas reconoció jueves el título de princesa a Delphine Boël, hija ilegítima del rey emérito Alberto II de los Belgas, según han informado medios locales que citan a los abogados de la artista, poniendo fin así a una larga batalla judicial que se remonta a 2013. Las pruebas de ADN a las que se sometió el rey emérito confirmaron en enero de este año que es el padre biológico de Boël, quien a partir de este jueves será considerada como princesa de Bélgica y podrá utilizar, al igual que sus hijos, el apellido de la familia real: Sajonia-Coburgo Gotha.

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“Efecto Delphine”: la nueva princesa podría inspirar a otras personas en la búsqueda de su identidad

La victoria de Delphine Boël en su lucha por el reconocimiento como hija biológica del rey Alberto II de Bélgica podría servir de inspiración a otras personas para iniciar procedimientos similares en busca de su identidad. Según el diario belga Het Nieuwsblad, el cierre exitoso de su batalla judicial comenzó a provocar un “efecto Delphine” en su país.

“Antes podíamos asesorar a los hijos ilegítimos con bastante facilidad: no empieces a litigar, no tienes ninguna posibilidad. Ahora tenemos que decir: inténtalo de todos modos, todo es posible. Al parecer, Delphine tampoco tuvo ninguna posibilidad. Se opuso a todas las disposiciones legales, pero finalmente ganó”, dijo el profesor y abogado Frederik Swennen de la Universidad de Amberes, citado por el periódico.

El Tribunal de Apelación de Bruselas reconoció el pasado jueves el título de princesa a Delphine por ser hija biológica del rey de los Belgas y su antigua amante, la baronesa Sibile de Selys-Longchampsponiendo fin así a una larga batalla judicial que se remonta a 2013. Las pruebas de ADN a las que se sometió el rey confirmaron que es el padre biológico de la artista, quien a partir de ahora será considerada Princesa de Bélgica y podrá utilizar, al igual que sus hijos, el apellido de la familia real: Sajonia-Coburgo Gotha.

“Sus otras demandas para que sea tratada igual que sus hermanos y su hermana también han sido satisfechas”, dijeron sus abogados. La princesa “celebra esta decisión de justicia que pone fin a un largo procedimiento particularmente doloroso para ella y su familia. Una victoria judicial nunca remplazará el amor de un padre pero ofrece un sentimiento de justicia, reforzado todavía más por el hecho de que muchos niños que han pasado por las mismas dificultades puedan encontrar la fuerza para afrontarlas”, dijeron.

Según el periodista belga Wim Dehandschutter, del Het Nieuwsblad, el caso de Delphine sienta un precedente importante ya que pudo eliminar todos los obstáculos paso a paso, como el período dentro del cual se puede disputar la paternidad y el hecho de que, según la ley belga, ya tenía un padre legítimo, el acaudalado empresario Jacques Boël. “Al desafiar con éxito eso, hasta el Tribunal Constitucional, abrió las puertas a sus compañeros de sufrimiento”, dijo Swennen.

La cantidad de demandas presentadas contra padres de renombre es enorme, dijo la abogada Elfri De Neve, quien describió esto como un cambio histórico. “Se está desarrollando una jurisprudencia completamente nueva en torno a estos temas”, dijo. “La legislación surgió en la época de Napoleón. El padre era el hombre que se casaba con la madre y no se hacían preguntas. Las pruebas de ADN no existían. Una vez que una familia formó una unidad legal, nada cambió. Pero ahora eso ha cambiado. La verdad de la sangre prevalece sobre la seguridad jurídica de una familia: una niña tiene el derecho fundamental a conocer a su padre”, afirmó.

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La princesa Delphine tiene derecho a una parte de la herencia familiar como hija de Alberto II

Para muchos, hizo un “mal negocio” porque la fortuna de la familia Boël es mucho mayor que la de la Familia Real belga.

La batalla legal que comenzó en 2013 terminó este 1 de octubre después de que la Justicia belga reconociera a la artista Delphine Boël, hija del rey Alberto II, como Su Alteza Real Delphine de Sajonia-Coburgo, princesa de Bélgica. A partir de ahora, aunque no tendrá derechos de sucesión al trono, Delphine Boël sí tendrá derecho a parte del legado personal de su padre. Sin embargo, para muchos en Bélgica ella está haciendo un “mal negocio” porque la fortuna de la familia Boël, en la que fue inscripta cuando nació, es mucho mayor que la de la familia real belga, según reveló el periodista financiero Ludwig Verduyn.

“Los activos de la familia Boël ascienden a 1.600 millones de euros”, dijo Verduyn al ser entrevistado en la televisión belga. “Con eso se ubica en el puesto 16 en la lista de los belgas más ricos, justo después de Christian Van Thillo de DPG Media y antes de Fernand Huts de Katoen Natie”. “La historia de la familia Boël comienza en 1880. En ese momento, Gustave Boël es el tenedor de libros de Ernest Boucquéau, dueño de una acería y sin hijos. Cuando muere, le deja todo a Boël”, relató el periodista.

En 1997, según Verduyn, “la familia Boël vendió la compañía por 125 millones de euros”. “Esa era la base de sus activos familiares. Fueron muy inteligentes al respecto. Lo invirtieron en otras compañías, incluido el grupo de distribución Colruyt”, agregó. “Hoy su dinero también está en compañías digitales como Zalando y Amazon. Esto les ha permitido elevar sus activos a 1.600 millones de euros. Otro punto notable: la familia siempre ha celebrado matrimonios razonables con personas ricas y poderosas”.

¿Cuánto dinero tiene el rey?

En cuanto a la fortuna del padre biológico de Delphine, las estimaciones son muy variadas. Según las informaciones oficiales, Alberto II, de 85 años y rey de Bélgica de 1993 a 2013, puede presumir de activos de no más de 12,5 millones de euros. “Estimaciones históricas anteriores dan como resultado activos entre 300 y 600 millones de euros”, agrega Verduyn. “La bifurcación es muy amplia y tiene mucho que ver con el rey Balduino. Estableció su legado en los Estados Unidos en ese momento, fuera de la legislación de sucesión en Bélgica. Cuando Rik Van Cauwelaert era editor en jefe de Knack, afirmó que esto había sido la evasión de impuestos”.

Un libro revelaría más tarde que la fortuna de Balduino había sido transferida al extranjero en 1982, año en que se produjo una devaluación del franco belga. “Balduino lo sabía y pudo evitar esta depreciación del dinero. Realmente no sabemos cuánto de ese dinero terminó con Alberto II”, acota el periodista.

¿Puede seguir contando con una herencia de la familia Boël?

La posibilidad de que la princesa Delphine algún día herede de su padre legal Jacques Boël es pequeña, porque ella renunció formalmente a ello, un paso que era necesario para permitir que se la reconociera como hija de Alberto II. Lo llamativo, apunta Verduyn, es que aunque el caso nunca había salido a la luz y todo hubiera permanecido igual, Delphine unca habría tenido que contar con el legado de Jacques Boël. “La familia Boël siempre ha mantenido buenos contactos con la familia real como puerta de entrada al éxito empresarial”, reveló.

“Delphine nació del romance entre Sybille de Selys Longchamps, la esposa de Jacques Boël y Alberto II”, dijo Verduyn en una conversación con VRT NWS. “Para no poner en peligro sus contactos comerciales, Jacques Boël cubrió esto con la capa de amor al reconocer a Delphine como su hija”. Aunque para el riquísimo empresario Delphine no era una Boël “auténtica”, habría hecho cualquier cosa para garantizar que la fortuna familiar nunca fluyera a Delphine, afirma Verduyn.

¿Cuánto le corresponde de la fortuna de Alberto II?

“Si tenemos en cuenta la cantidad mínima de 12,5 millones de euros que corresponde a la fortuna de Alberto II, entonces Delphine tiene derecho legal a una cuarta parte de la mitad de esta cantidad”, dice Verduyn. “Esa mitad, ese es el llamado legado reservado. Los hijos de Alberto II tienen derecho a eso, lo que él decida”.

“Un cuarto de la mitad es un octavo, y un octavo de 12,5 millones de euros, lo que equivale a 1.5 millones de euros. Si Delphine Boël continúa con todos los procedimientos legales y si Alberto II no muere durante esos procedimientos, entonces ella puede reclamar esta parte de la herencia”, afirmó.

Según el diario belga de lengua flamenca De Tijd, Alberto II y la reina Paola revisaron recientemente su contrato de matrimonio, firmado hace más de 60 años, y eso aún puede estropear la situación de la princesa Delphine. Cuando Alberto II fallezca, según el periódico, la mayor parte de su fortuna iría a manos de la reina Paola y ella, en el momento de su muerte, dejaría este patrimonio a sus hijos: el rey Felipe, la princesa Astrid y el príncipe Laurent.

Sangre azul: por qué el apellido de la princesa Delphine de Bélgica es «Sajonia-Coburgo»

La artista belga Delphine Boel, reconocida recientemente como la cuarta hija del ex rey Alberto II tras un examen de ADN, tiene derecho al título de princesa. Esta victoria ante la corte de apelaciones de Bruselas, última etapa de un combate de siete años, fue confirmada el jueves por el abogado de Boel, Marc Uyttendaele, por lo cual la escultora, de 52 años, podrá ostentar el patronímico “Saxe-Coburg”, que es el de la familia real. Pero, ¿por qué? Para entenderlo, hay que remontarse a los orígenes de la dinastía que reina en Bélgica desde 1815 y a la cual ahora pertenece Delphine.

“La familia real belga se llamó Sajonia-Coburgo hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Posteriormente, decidieron cambiarlo por la Familia de Bélgica para romper con los alemanes. Solo en los últimos años las cosas han cambiado, los lazos entre la familia real belga y el linaje de las raíces alemanas se estrechan, recordemos que el rey Felipe y la reina Mathilde fueron a Alemania en el verano de 2019: visitaron la ciudad de Gotha y el Castillo Friedenstein y allí conocieron a su ‘familia’ alemana”, explicó a SECRETOS CORTESANOS el periodista belga experto en asuntos de la monarquía Wim Dehandschutter.

Leopoldo I, el primer rey de los Belgas, era el príncipe Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Saafeld, de la Casa de los Wettin, antes de ser entronizado en Bruselas. Las raíces de la Casa de Wettin se remontan a la Alta Edad Media. Esta dinastía se elevó a la investidura del Ducado de Sajonia, uno de los feudos más grandes y prestigiosos del Sacro Imperio Romano Germánico, que tenía un asiento en el colegio de príncipes electores encargados de elegir al Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y ocupar el cargo hereditario de Archmarshall del Sacro Imperio Romano Germánico.

El primer antepasado conocido es Dedi, conde en Hassegau (Turingia), citado como tal en una carta de Otto I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, en 949. Thimo, primer conde de Wettin (fallecido en 1118), adquirió la fortaleza de Wettin con vistas al Saale mientras su hijo, Conrad, se convirtió en margrave de Misnia, cerca de Dresde. El nieto de Conrad, Thierry, fortaleció su posición considerablemente al casarse con la heredera del Landgraviate de Turingia (1249). Federico III el Fuerte († 1381) se casó con la heredera de Coburgo.

El surgimiento de la Casa de Wettin continuó en el siglo XV. En 1423, el emperador Sigismond confirió el ducado electoral de Sajonia a Federico I el Guerrero, Margrave de Misnia y Landgrave de Turingia. A partir de ese momento, él y sus descendientes llevarían el título de duque de Sajonia. Tras la muerte del Príncipe Elector Federico II el Bueno, las posesiones dinásticas se dividieron en 1485 (Tratado de Leipzig) entre sus hijos Ernesto y Alberto, dando lugar a las líneas Ernestina y Albertina.

La línea mayor, o Ernestina, retuvo el ducado electoral de Sajonia hasta la guerra entre el emperador Carlos V y la Liga Esmalcalda, una alianza de ciudades y príncipes protestantes en el Sacro Imperio Romano Germánico. Encabezada por el duque de Sajonia, Juan Federico I el Magnánimo, la Liga fue derrotada en Mühlberg y tras la firma de la Capitulación de Wittenberg en 1547, la dignidad del Príncipe Elector y muchas posesiones de Johan Friedrich pasaron a la línea Albertina. Este último produciría reyes de Polonia y Grandes Duques de Lituania y obtendría el título de Rey de Sajonia en 1806.

LEOPOLDO I Y SU FAMILIA

La línea ernestina se dividió gradualmente en muchos estados, los “ducados sajones”: Sajonia-Coburgo, Sajonia-Gotha, Sajonia-Weimar, Sajonia-Altenburgo, Sajonia-Eisenach, Sajonia-Meiningen, Sajonia-Saalfeld, etc., que se unieron a través de legados y tratados. Una de estas reorganizaciones se produjo tras la muerte del último duque de Sajonia-Gotha en 1826. Ernesto III, duque de Sajonia-Coburgo-Saalfeld, hermano mayor del futuro rey Leopoldo I, intercambió la región de Saalfeld por el ducado de Gotha y se convirtió en duque de Sajonia-Coburgo y Gotha bajo el nombre de Ernesto I.

En el siglo XIX, la rama de los Sajonia-Coburgo-Gotha adquirió una verdadera dimensión europea. Los descendientes del duque Francisco de Sajonia-Coburgo-Saalfeld (padre del rey Leopoldo I, fallecido en 1806), ascendieron a los tronos de Bélgica, Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Portugal y Bulgaria. Gracias a sus lazos familiares (fue en particular el tío y mentor de la reina Victoria de Gran Bretaña), y como Jefe de Estado de un país neutral, el rey Leopoldo I ejerció una gran influencia en la diplomacia en Europa de 1831 a 1865. de los estadistas más respetados de su época, conocido como el “Néstor de Europa“.

La Gran Guerra produjo la ruptura

Durante la Primera Guerra Mundial, el nieto de Leopoldo I, el rey Alberto I, se convirtió en el héroe de los belgas por su actuación en la batalla y se ganó el apodo de “Rey Caballero”. Su esposa, también alemana, Isabel de Baviera, adquirió el cariño popular por la misma razón y sus intervenciones solidarias le granjearon el mote de la “Reina Enfermera”. La guerra causó una gran división entre el rey Alberto y sus familiares de Sajonia-Coburgo, alineados al káiser, con lo cual la familia real belga, deseosa de enraizarse aún más en su reino, comenzó a dejar de usar el apellido dinástico.

A partir de 1920, los príncipes belgas dejaron de ser también “duques de Sajonia” en el momento en que nacían y el rey Alberto cambió el apellido dinástico a Van België, De Belgique o Von Belgien (“de Bélgica”) en los tres idiomas oficiales del país como respuesta al feroz sentimiento anti-alemán. El ejército alemán había matado a más de 6.000 ciudadanos belgas durante su invasión y ocupación en 1914, en lo que se conoció como la ” viola de la Belgique” , o violación de Bélgica. Y además de librar a la monarquía belga de su nombre alemán, al igual que la familia real británica en 1917, que reemplazó a Sajonia-Coburgo-Gotha con Windsor en 1917, Alberto I eliminó el escudo de su ascendencia alemana del escudo de armas real.

ALBERTO I Y LA REINA ISABEL

Un siglo más tarde, en lo que los comentaristas reales belgas describieron como un “reconocimiento oportuno” de los estrechos vínculos entre Bélgica y Alemania, a través de la OTAN y la UE, el escudo ancestral fue reintroducido por el rey Felipe en 2017 junto a la decisión de que solo las personas más estrechamente relacionadas al rey y cercanas al trono belga tomaran el apellido Van België, en lugar de Sajonia-Coburgo-Gotha, también puede haber sido un factor en el movimiento.

Mark Van den Wijngaert, profesor emérito de historia contemporánea en la Universidad Católica de Bruselas, dijo al periódico De Standaard que la eliminación del nombre alemán era comprensible en ese momento. “Pero mientras tanto estamos 100 años más allá y vivimos en estrecho contacto con Alemania, nos sentamos junto a ellos en la Unión Europea y la OTAN, y así sucesivamente”, dijo. “Y aunque la familia comenzó a llamarse ‘De Bélgica’, su origen es simplemente de Sajonia-Coburgo y Gotha, por lo que ya no es necesario ocultarlo”.