En abril de 2019, la cripta de la Catedral de Notre Dame de Luxemburgo, donde tradicionalmente se celebran funerales, bodas reales y otras ceremonias religiosas relacionadas con la dinastía Nassau, se abrió por última vez para recibir los restos mortales del gran duque Juan, padre del actual soberano.
En ese mismo templo, el fallecido soberano se casó con la princesa Josefina Carlota, hija de los reyes de Bélgica, en 1953, y también allí se casaron los actuales grandes duques, Enrique y María Teresa, y los herederos al trono, el príncipe Guillermo y la princesa Estefanía, treinta años después.
El cuerpo del exmonarca, quien reinó entre los años 1964 y 2000, tendrá su lugar en la cripta de la iglesia del siglo XVII junto a las tumbas de su esposa, la princesa Josefina Carlota de Bélgica y de sus padres, la gran duquesa Carlota (gobernante entre 1919 y 1964) y el príncipe Félix de Borbón-Parma.
En la cripta de la catedral se encuentran, además, las tumbas del gran duque Guillermo IV y su esposa, María Ana de Braganza, de la gran duquesa María Adelaida (monarca entre 1912 y 1919) y de las princesas Antonia y Adelaida, hermanas de Juan. Otras muchas placas se encuentran todavía sin leyenda, a la espera de los futuros ocupantes de la cripta.
En la inscripción sobre el lugar se lee la frase en latín «Per me reges regnant», que se traduce como “Por mí reinan los reyes» (Libro de Proverbios 8:15). Además de los monarcas de la modernidad, la cripta también contiene un rey medieval, el rey Juan de Bohemia, más conocido en Luxemburgo como «Jang de Blannen» (1296-1346).
La historia de la catedral, en el centro de la capital gran ducal, está vinculada a la de la Compañía de Jesús. En 1594, los jesuitas se establecieron en la ciudad que entonces formaba parte de los Países Bajos españoles, donde abrieron una universidad en 1603. Una década más tarde se inició la construcción de templo, que se extendió entre 1613 y 1621.
En 1778, años después de que la Compañía de Jesús fuera suprimida por el Papa Clemente XIV, el templo se convirtió parroquial, bajo el nombre de Saint-Nicolas-et-Sainte-Thérèse. En 1794, acogió la estatua milagrosa de Notre-Dame, edredón de los afligidos, que antiguamente se encontraba en una capilla fuera de las murallas de la ciudad, y en cuyo honor se rebautizó la catedral en el siglo XIX.
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El reinado de la gran duquesa Adelaida arruinó la reputación de la monarquía y la Casa de Nassau. Pero su hermana recuperó el prestigio por su valiente actitud en la guerra y su carácter democrático. Ella nació el 8 de julio de 1896, hace 125 años, una ocasión que aprovechamos para hacer un repaso de su interesante vida.
La derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial provocó la caída en efecto dominó de todos los tronos existentes en ese Imperio, en 1918. Uno tras uno fueron perdiendo sus coronas reyes, príncipes soberanos, duques, grandes duques hasta llegar al mismísimo káiser, Guillermo II. Muchos pudieron llevar desde entonces una vida tranquila en sus propios palacios, otros tuvieron que emprender camino del exilio y algunos nunca superaron la tragedia, como el gran duque de Mecklemburg, que se suicidó.
Pero el tsunami
revolucionario de posguerra no tocó solamente suelo alemán: provocó
la caída de los poderosos imperios de Turquía, Rusia y Austria y
estuvo a punto de acabar con una monarquía impensable, la del gran
ducado de Luxemburgo, un país pequeño que parecía un grano de
arena en la inmensidad del mar que era Europa. Pero Luxemburgo no era
Rusia ni Austria, por lo que la caída de su monarquía, regida por
la dinastía Nassau, hubiera pasado desapercibida. Los periódicos
apenas dedicaron algún rincón para publicar un cable sobre lo
sucedido en ese desconocido país.
Sucedió hace 100 años, en enero de 1919. El pequeño gran ducado que estuvo durante siglos ligado a Bélgica y Holanda ahora era gobernado por la dinastía Nassau, que había tomado las riendas del país apenas unos 30 años antes. En el momento de la Guerra, reinaba la gran duquesa María Adelaida, una mujer ultracatólica, devota pero autoritaria, que era la mayor y la más hermosa de las seis hijas del gran duque Guillermo IV y la gran duquesa María Ana.
Adelaida estuvo profundamente involucrada en la política de su país y desempeñó un papel clave en la gobernabilidad. Sin embargo, sus puntos de vista religiosos y conservadores la hicieron impopular con muchas personas debido a su influencia en su toma de decisiones políticas. Una vez que estalló la guerra en 1914, el reinado de Adelaida comenzó a desmoronarse, ya que los políticos la pusieron entre dos opciones: expulsar a los alemanes que entonces ocupaban su país y romper el estatus neutral de Luxemburgo o permitirles quedarse.
Cualquiera de las dos decisiones dejaría en ruinas la popularidad de la gran duquesa. Finalmente, decidió permitir que la ocupación alemana continuara y se volvió más bien amiga de los alemanes, lo que hizo que el pueblo luxemburgués se volviera contra ella. Algunos acusaron a Adelaida de haberle abierto las puertas a las tropas del káiser y de no haber hecho nada para salvaguardar la soberanía luxemburguesa, lo que dio lugar, una vez terminada la guerra, a intrigas políticas, luchas por el poder y violentas manifestaciones.
Para enero de 1919, no había manera de salvar el reinado de Adelaida, acusada de ser progermana, y los miembros del parlamento comenzaron a empujarla a que renunciara. La gota que rebalsó el vaso fue cuando un grupo de políticos liberales y socialistas declararon al país como una República, lo que llevó a un malestar generalizado. El 14 de enero, Adelaida abdicó, manifestando el deseo de retirarse de la vida pública para recluirse en un monasterio.
Le correspondió entonces reinar a su hermana, la princesa Carlota, pero la monarquía estaba tan golpeada que los políticos se opusieron a una sucesión inmediata y propusieron que fuera la ciudadanía quien decidiera si querían seguir siendo gobernados por la dinastía Nassau o declararse una república. Los políticos deseaban un presidente, pero lo veían difícil ante la personalidad nueva gran duquesa, que entonces tenía 23 años. Hermosa, cálida, sencilla y majestuosa, los luxemburgueses la querían mucho y su porte contrastaba con la arruinada Adelaida.
El
resultado de la votación, celebrada el 28 de septiembre, fue de
66.811 votos a favor de la monarquía (casi 80 por ciento) frente a
16.885 partidarios de la opción republicana. Desde entonces, se dice
en Luxemburgo que la monarquía se salvó gracias a Carlota. María
Adelaida marchó al exilio a recluirse en un monasterio italiano,
donde adoptó el nombre de Sor María de los Pobres y donde murió de
gripe en 1924.
El apoyo refrendado por las urnas y su propia acción política a partir de ese momento consolidaron la posición de Carlota, quien reinó durante los siguientes 46 años. En la Segunda Guerra Mundial, se erigió como un faro de esperanza para su pueblo a través de sus transmisiones radiales que hacía desde Inglaterra y en tiempos de paz, respetó a rajatabla el constitucionalismo de un país considerado demócrata.
La inteligencia, el encanto y la dedicación de la gran duquesa a sus deberes reales la convirtieron en un símbolo de un país ampliamente admirado por su prosperidad, alto nivel de vida y legislación social con visión de futuro. El primer ministro Jacques Santer dijo que Carlota fue “una gran dama que entró en la historia por preservar, liderar, fortalecer e inspirar a nuestro país”, mientras uno de sus antecesores dijo fue “la madre de todos nosotros». En 1964, a sus 70 años, cedió el trono a su hijo, el gran duque Juan y murió en 1985 en el castillo de Fischbach, a unos 24 kilómetros de la capital de esta nación. Hoy, su nieto, el gran duque Enrique, reina en Luxemburgo.
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La vida dentro de la realeza es “exigente” y no todo lo que reluce es oro, admitió la gran duquesa María Teresa de Luxemburgo en una entrevista para el programa “Good Morning America” de la cadena estadounidense ABC.
Entrevistada en el Castillo de Berg, la esposa del gran duque Enrique habló sobre la “responsabilidad particular” de pertenecer a una familia real, y agregó: “Es una vida de renunciar a su libertad, es una vida de compromiso con tu país, y especialmente de servicio”.
Consultada sobre la renuncia del príncipe Harry y la duquesa de Sussex a la familia real británica, María Teresa no dudó en hacer saber sus pensamientos: “Tienen que entender lo que tienes que renunciar y lo que tienes que ofrecer. Uno podría estar tentado a pensar que ser parte de una familia real se reduce a alfombras rojas, tiaras y cosas hermosas. Pero puedo decirte eso cuando usar una tiara durante cinco horas en una cena de estado, te da un gran dolor de cabeza. Ese es el otro lado de la realidad”.
La existencia de los miembros de la realeza “es una vida exigente, que requiere más dedicación y hacer las cosas sin quejarse”, reflexionó la gran duquesa. “Eres un símbolo. Estás ahí para todos. Estás siempre al servicio de todos y disponible para todos”, recordó la sobernaa.
María Teresa Mestre, de 65 años, nació en La Habana, hija de banqueros cubanos que tuvieron que exiliarse al inicio de la revolución castrista. En 1980 se comprometió con el príncipe Enrique, al que había conocido en la Universidad de Ginebra, y con quien tuvo cinco hijos. En 2000, ambos se convirtieron en los monarcas.
Durante la entrevista, la gran duquesa también habló de que su familia cubana era su “columna vertebral” y recordó su primer encuentro con Enrique: “Me dije a mí misma, lo peor que puedes hacer es enamorarte de un príncipe heredero. Es un problema”, dijo riendo.
“En el momento en que lo vi, eso fue todo”, agregó María Teresa, quien admitió que fue un desafío enorme pasar de “una persona privada a convertirse en una persona pública. Cuando ingresas a una familia real, también te casas con la institución y te casas con el país”, reconoció.
La familia real de Luxemburgo anunció este martes el compromiso matrimonial del príncipe Luis, tercer hijo de los grandes duques, con la abogada parisina Scarlett-Lauren Sirgue.
La cuenta oficial de Instagram de la Familia Real compartió tres nuevas fotografías de la pareja en compañía de los padres del príncipe, el gran duque Enrique y la gran duquesa María Teresa.
En un comunicado publicado por la corte gran ducal, los monarcas dieron: “Nos complace anunciar el compromiso de nuestro hijo, el príncipe Luis, con la señorita Scarlett-Lauren Sirgue”.
“Los príncipes Gabriel y Noah se unen a nosotros para rodear a la nueva pareja con todo nuestro afecto. Les deseamos una inmensa felicidad”, agregaba el comunicado de los grandes duques.
Nacida en Burdeos el 8 de agosto de 1991, Scarlett-Lauren es la hija menor de los abogados Pierre Sirgue y Scarlett Sigrue. Al comienzo de su carrera, trabajó junto a su madre en Derecho de Familia, antes de decidirse a centrarse más específicamente en Derecho de Víctimas.
Scarlett-Lauren trabaja para la empresa fundada por sus padres, «Sibe Avocats», donde el príncipe Luis trabaja como mediador. Si el matrimonio recibe el consentimiento real del gran duque, la abogada será titulada Princesa de Luxemburgo mientras sus hijos serán Príncipes de Nassau.
Su familia sólo se enteró de su historia de amor cuando Tessy quedó embarazada y dio a luz a los 19 años, y se casó, en septiembre de 2005, proporcionando al gran duque Enrique su primer nieto. Lo ocurrido enfureció a la familia real, conocida por su conservadurismo, y el príncipe debió renunciar a su derecho al trono para sí mismo y sus hijos.
Cuando Tessy se casó con el príncipe Luis en septiembre de 2006, seis meses después de dar a luz, el gran duque la despojó de cualquier derecho a reclamar su título, pero años después se revocó esta decisión, que reconoció tanto a la madre como a sus hijos con títulos principescos. El matrimonio se rompió en 2016 y se les concedió un decreto nisi en febrero del año pasado.
Días después de haber cumplido 40 años de matrimonio, los grandes duques Enrique y María Teresa de Luxemburgo señalaron que la suya es “una alianza de fuego y hielo” y que su matrimonio es un “verdadero éxito” y un ejemplo para los jóvenes: “A pesar de las dificultades encontradas, el amor sigue siendo el más fuerte”, reconoció la soberana.
Enrique, de 65 años, reconoció que “hay tanta cercanía, tanta complicidad entre nosotros que nos hemos vuelto indispensables el uno para el otro, aunque seamos muy diferentes”. “Esta una especie de alianza de fuego y hielo, pero al mismo tiempo somos bastante fusionables. Y, francamente, diría que este matrimonio es un verdadero éxito”.
“Tenemos la suerte de tener cinco hijos maravillosos y juntos estamos al servicio de Luxemburgo, para representarlo. Nuestra familia encarna la continuidad histórica y la independencia del país. En una era en la que los puntos de referencia están desapareciendo, este poder simbólico, que une, federa más allá de las divisiones, es, creo, fundamental”, dijo el gran duque.
“Estos cuarenta años han pasado a una velocidad extraordinaria. No puedo creer que hemos estado casados durante tantos años. Por supuesto, siempre ha habido altibajos, como en toda pareja, pero nuestro matrimonio me hizo muy feliz”, dijo Enrique en la entrevista.
“Si hay un mensaje fundamental que transmitir es que se necesita perseverancia”, aconsejó el gran duque. “Ante los obstáculos, no debemos resignarnos sino al contrario actuar, sin escatimar esfuerzos, para seguir avanzando juntos, para decirnos que el amor siempre vencerá”.
Enrique recordó que cuando conoció a María Teresa, a finales de los años 70, “era muy bonita, llena de encanto, chispeante de inteligencia. Con mucho humor, y esa alegría latina que poco probé en Luxemburgo y que enseguida me conquistó”.
La gran duquesa María Teresa dijo que los jóvenes pueden ver en su matrimonio de 40 años “un mensaje positivo: a pesar de las dificultades encontradas, el amor sigue siendo el más fuerte”.
Dirigéndose a su esposo, le dijo: “Lo que me gustó de ti fue, ante todo, tu impresionante belleza. Y especialmente la bondad en tus ojos, tu actitud. Esta profunda benevolencia hacia todos, tan firmemente anclada en ti, todavía me impresiona”.
“Una de las cosas que más admiro de mi esposo es esta capacidad de ser positivo, de ver siempre lo bello, lo bueno. Admito que no tengo la misma facultad”, dijo María Teresa en la entrevista.
“La comunicación también es fundamental. Teniendo más facilidades en esta área, nunca dudé en hablar libremente sobre lo que me dolía o parecía insuperable. Frente a un nórdico bastante silencioso, a veces fue un desafío. Afortunadamente, estamos unidos por un amor inquebrantable. Y cuando uno sufre, el otro experimenta un sufrimiento similar”.
Un año después de la publicación del polémico Informe Waringo sobre la conducción de la corte de Luxemburgo, los políticos oficialistas hoy celebran que se hayan implementado grandes cambios en palacio y que el gran duque Enrique haya dado muestras de “transparencia” sobre el uso que la monarquía hace del dinero público.
En su informe de 44 páginas, publicado en enero de 2020, el exfuncionario del palacio Jeannot Waringo concluyó que existía una atmósfera general de “miedo” entre los empleados del palacio, y que 51 de un total de 110 funcionarios renunciaron o fueron despedidos en el período entre 2014 y 2019.
Waringo señaló que el personal de la Corte estaba bajo presión, que a menudo sufría de estrés y que muchas personas tenían miedo de perder sus trabajos. Señaló que la gran duquesa María Teresa había tomado la iniciativa en la gestión de personal.
La modernización de la corte de Luxemburgo
Como resultado del informe, se creó un diagrama de flujo organizativo para aumentar la transparencia y aclarar roles y responsabilidades, y se eliminó la influencia de la soberana, detalló Yuriko Backes, la maréchale de la cour, quien asumió el cargo en julio pasado.
La Maison du Grand-Duc es una nueva estructura organizativa, destinada a separar mejor la vida pública y privada de la familia real, establecida en octubre de 2020. Se ocupa exclusivamente de las funciones oficiales de la familia real, la gestión del presupuesto público, las relaciones con el gobierno, las comunicaciones oficiales de la casa y el personal del palacio, que se prevé que aumente a unos 140 empleados de los 110 actuales.
El papel de la gran duquesa, cuestionado
Enrique y María Teresa de Luxemburgo.
Pero los partidos de oposición siguen expresando sus críticas. Los diputados de izquierda exigen ahora más mejoras y modernización de la Corte, especialmente en lo que respecta a la contratación de nuevos empleados al servicio de la monarquía, según reporta RTL. Durante años, la gran duquesa María Teresa ocupó un sitio preponderante en la entrada y salida de empleados, dice el informe.
El diputado de izquierda Marc Baum cree que las reformas no solucionaron el problema por completo: “También sigue sin resolverse en nuestra Constitución. Es decir, también es difícil, mediante un decreto gran ducal o incluso mediante una ley, definir el papel que no existe en nuestra Constitución en el momento. Si quieres definir a la gran duquesa, tienes que ir mucho más allá y, por supuesto, tienes que cuestionar el papel del gran duque».
El fallecido gran duque Jean ejerció su cargo de jefe de Estado de Luxemburgo con discreción y tacto. Nació el 5 de enero de 1921.
El gran duque Enrique de Luxemburgo conmemoró a su padre en el centenario de su nacimiento con una publicación en la que remarcó el afecto de todo el pueblo luxemburgués por el Gran Duque Juan. El fallecido soberano, quien ejerció su cargo con discreción y tacto durante 45 años, nació el 5 de enero de 1921.
“En este día del 100 aniversario del nacimiento de mi padre, el Gran Duque Jean, me gustaría con la Gran Duquesa, mis hermanos y mis hermanas, y toda nuestra familia, tener un pensamiento conmovedor para quien nos ha dejado hace casi dos años”, dijo Enrique.
El gran duque agregó en su breve mensaje: “Creo que puedo asociar a toda la población con el sentimiento de cariño que tenemos en el corazón por quien tanto nos ha dado a lo largo de nuestra vida”.
De la dinastía Nassau, el gran duque Juan ocupó el trono de Luxemburgo durante 36 años, entre 1964 y 2000, cuando abdicó en favor de su hijo mayor, el gran duque Enrique. Su nacimiento el 5 de enero de 1921 en el castillo de Berg fue fruto de la unión de la gran duquesa Carlota y del príncipe Félix de Borbón de Parma.
La casa gran ducal publicó una serie de fotos del gran duque Juan con su familia con motivo del centenario (Fotos: Colección Fotográfica Granducal)
Héroe de la II Guerra Mundial
Juan cursó sus estudios en Luxemburgo y el Reino Unido y, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, se vio obligado a huir de su país con su familia a raíz de la invasión nazi de Luxemburgo el 10 de mayo de 1940. La familia gran ducal inició entonces una vida nómada y se refugió primero en Francia y, después, en Estados Unidos, Canadá -donde el joven Juan estudió Derecho y Ciencias Políticas- y el Reino Unido.
Ante la ocupación nazi de su país, Juan decidió pasar a la acción y con 21 años, en noviembre de 1942, se alistó como soldado voluntario con la Guardia Irlandesa y siguió una formación militar que le permitió llegar a teniente en julio de 1943. En junio de 1944 participó en un desembarco en la costa francesa, en Bayeux, y, a continuación, en la liberación de la ciudad normanda de Caen, antes de entrar en septiembre en Bruselas.
La casa gran ducal publicó una serie de fotos del gran duque Juan con su familia con motivo del centenario (Fotos: Colección Fotográfica Granducal)
Una semana más tarde, el 10 de septiembre de 1944, formó parte de la liberación de Luxemburgo junto a su padre, el príncipe Félix. Lejos de permanecer en su país, libre ya de los nazis, volvió al combate en Alemania tres días después, hasta el final de la guerra. Su papel en la contienda le valió numerosas condecoraciones castrenses, entre ellas la medalla militar, la más alta distinción luxemburguesa.
Juan fue el gran duque de la relativamente joven dinastía de Luxemburgo que nació en suelo luxemburgués después de muchos años de monarcas nacidos en Alemania. El 9 de abril de 1953 se casó con la princesa Josefina Carlota de Bélgica, quien falleció en 2005, y era la hermana mayor del rey Balduino y el rey Alberto II.
Justo a tiempo para el cumpleaños número 100 del gran duque Juan, el gobierno luxemburgués decidió erigir un monumento en memoria del exjefe de Estado. En colaboración con la ciudad de Luxemburgo y el Ministerio de Cultura, el monumento se erigirá en el Parc Pescatore de la capital, a lo largo de la Côte d’Eich, informó el diario local Wort.
El gran duque recibió críticas al promulgar nuevas restricciones para enfrentar la pandemia de Covid desde su casa en la ciudad francesa de Biarritz.
El gran duque Enrique de Luxemburgo se enfrenta a numerosas críticas después de haber decretado las últimas restricciones sanitarias por la pandemia de coronavirus de Luxemburgo desde su casa de vacaciones en Biarritz, Francia.
La casa granducal defendió la acción del soberano argumentando que la nueva normativa no prohíbe los viajes al exterior siempre que se respeten las medidas existentes en cada país.
Además, la casa gran ducal recordó que aunque el gran duque está en Biarritz de vacaciones con su esposa, la gran duquesa María Teresa, permanece en contacto constante con el gobierno luxemburgués y realiza tareas de Estado.
En una entrevista a la cadena RTL, el primer ministro Xavier Bettel también defendió al gran duque Enrique: “Si el gran duque está en Biarritz solo con su esposa, no veo ningún problema con eso”, argumentó Bettel, quien sugirió que sería más peligroso celebrar pasar las vacaciones en Luxemburgo rodeados de hijos y nietos que con la pareja a solas en Francia.
El período navideño vio una caída en los casos positivos de Covid notificados, pero en general la situación está mejorando poco a poco en Luxemburgo, informó RTL. En la última semana la cantidad total de personas afectadas por la enfermedad llegó al número de los 45.000 en el gran ducado.
La campaña de vacunación contra el coronavirus, con la administración de la vacuna de Pfizer/BioNTech, comenzó en Luxemburgo este lunes 28 de diciembre en cinco centros del país, donde se vacuna durante tres días consecutivos a 1.290 personas (médicos y personal sanitario).
La casa granducal de Luxemburgo compartió estos días estos retratos de los grandes duques herederos con su primer hijo, el príncipe Carlos, en lo que significa la primera Navidad para el bebé.
Puede decirse que el nacimiento de Carlos, el 10 de mayo, fue una de las pocas noticias felices de la realeza europea en este 2020, marcado por la pandemia y una sucesión de problemas que afectaron a casi todas las familias reales.
El niño, hijo del príncipe Guillermo y la princesa Estefanía, sexto nieto de los grandes duques y segundo en la línea sucesoria al trono, nació en la Maternidad Gran Duquesa Charlotte, en la ciudad de Luxemburgo.
El niño, quien nació ocho años después de la boda de sus padres, recibió los nombres de Charles Jean Philippe Joseph Marie Guillaume, con los títulos de Príncipe de Luxemburgo y príncipe de Nassau.
Reglas transparentes y más controles sobre el presupuesto o el modo de funcionamiento: la Casa del Gran Duque mira decididamente hacia el futuro.
La Corte Gran Ducal de Luxemburgo comenzó a implementar reformas en busca de superar los resultados del explosivo Informe Waringo. Publicado a principios de este año y convertido en un dolor de cabeza tanto para los grandes duques Enrique y María Teresa como para el gobierno, el minucioso informe hablaba de las enormes incongruencias existentes en el funcionamiento de la corte y de la presunta extrema influencia de la soberana en las decisiones.
Esta semana se publicó una veintena de anuncios en la web oficial de la monarquía en busca de mejorar el funcionamiento de la Corte, tal como recomienda el informe. La casa real busca colaboradores, un archivero, editores multimedia, valets o funcionarios que tomes los puestos para de director de la oficina del Mariscal de la Corte o director de gestión e infraestructura. Según el diario local WORT, estas candidaturas “tienen como objetivo tanto cubrir puestos vacantes como crear nuevas funciones”.
A principios de octubre, diez meses después de la publicación del informe Waringo, el primer ministro Xavier Bettel anunció que «el Gran Duque dejará de ser el jefe de la administración», en un intento por desaparecer la influencia de la gran duquesa María Teresa, considerada nociva por diversas investigaciones. El rol será ocupado por el Mariscal de la Corte con mayores atribuciones, siguiendo las recomendaciones de la investigación liderada por Jeannot Waringo.
Como parte de estas reformas, el presupuesto dedicado a la Maison du Grand-Duc se ha revisado al alza, ya que el proyecto de presupuesto 2021 prevé una dotación global de 20 millones de euros, frente a 10,6 millones de euros de 2020. La prensa luxemburguesa, sin embargo, cree que hay que tomar estas cifras “con cautela” ya que los presupuestos anteriores de la Corte gran ducal “no tomaban en cuenta el uso de fondos de otros ministerios para asegurar el buen funcionamiento de los servicios dedicados al Jefe de Estado”.
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El gran duque pidió solidaridad a los ciudadanos después de que se confirmara que la segunda ola de la pandemia de Covid ha comenzado en Europa.
El gran duque Enrique de Luxemburgo pidió solidaridad a los ciudadanos después de que se declarar que la segunda ola de la pandemia de Covid ha comenzado en Europa. Lo que más preocupa al gran duque en esta «segunda gran ola» es el número de infecciones en los hospitales, que afectan directamente a quienes cuidan nuestra salud e intervienen a diario. Es en este sentido Enrique I pidió a la población que ayude a contener la propagación del virus destacando destacó la responsabilidad de proteger a los demás es compartida.
“Respetar la normativa es una cuestión de solidaridad y respeto. Se lo debemos a nuestros semejantes, pero también a las enfermeras, los médicos, los asistentes de atención y todo el personal de la salud”, dijo.
“Todos saben que el número de infecciones por coronavirus aumentó considerablemente en los últimos días. Tanto en Europa como en todo el mundo y Luxemburgo no se ha librado de esta segunda gran ola”, comenzó diciendo el soberano, quien agregó que lo que le preocupa ahora “es la noticia de que hubo casos de miembros del personal infectados en los hospitales” y el aumento de infecciones en hogares de ancianos.
“Este fuerte aumento de nuevas infecciones ha tensado la situación en el sector de la salud”, advirtió.
Si bien reconoce el “trabajo extraordinario” del personal de salud por “garantizar que sus pacientes reciban el mejor tratamiento posible”, el gran duque Enrique recordó a sus súbditos que “corresponde a todos y cada uno de nosotros, que residimos, vivimos o trabajamos en Luxemburgo, contribuir una vez más a limitar la propagación del virus”. “Todos tenemos una responsabilidad hacia nuestros semejantes, especialmente hacia las personas mayores y vulnerables”, advirtió.
“Las restricciones que limitan nuestra vida diaria y nuestras libertades son medidas excepcionales y decisiones difíciles. Pero de momento son indispensables y apropiados en la lucha contra la pandemia. Por eso también es importante seguir limitando los contactos sociales y centrarse en lo realmente indispensable. Estos son pequeños gestos que, sin embargo, pueden marcar una gran diferencia”, dijo el gran duque.
La situación recuerda a marzo, cuando el gobierno de Luxemburgo, como muchos otros países del mundo, anunció un confinamiento nacional para evitar lo peor. El soberano habló entonces a los residentes de Luxemburgo diciéndoles que el país se encontraba en una situación excepcional, tanto en términos humanos como sociales, diferente a todo lo anterior. Ocho meses después, la situación es igual de inquietante, aunque sin confinamiento pero con reglas más estrictas para contener la propagación del coronavirus en el Gran Ducado.
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Los grandes duques cumplen 20 años de reinado después de que surgieran informes sobre violencia dentro de la corte. Su reinado estuvo jalonado por varias controversias.
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La publicación a principios de este año del Informe Waringo, que pone de manifiesto la crítica situación que atraviesa el personal de la casa real de Luxemburgo y la “problemática” injerencia de la gran duquesa María Teresa es el más reciente capítulo en un reinado insualmente turbulento. La situación llevó a un período de tensión en el reinado del gran duque Enrique I, que comenzó el 7 de octubre de 2000. Su ascenso al trono anunció un nuevo reinado con un estilo más moderno: una pareja Grand Ducal más accesible, más cercana al público que nunca, pero los problemas comenzaron de inmediato.
La negativa del gran duque a firmar la ley de eutanasia en 2006, que se dice que se debe a creencias personales, llevó a una restricción a los poderes del monarca de esta pequeña nación ubicada en el corazón de Europa. Como resultado, se adaptó un artículo constitucional de 150 años de antigüedad, lo que significaba que el Gran Duque ya no tenía el derecho de sancionar nuevas leyes, simplemente de promulgarlas.
El interés político del Gran Duque se hizo evidente ya en la apertura de la sesión parlamentaria en 2001-2002. Como regla general, el soberano delega el deber de abrir la Cámara al Primer Ministro, pero en esa ocasión, el jefe de estado y su esposa María Teresa asumieron la tarea. Esto se consideró un paso inusual, ya que el jefe de estado generalmente se mantenía alejado de la esfera política y el anterior gran duque, Juan, fue considerado un monarca ejemplarmente respetuoso de la Constitución.
Negocios cuestionados
Otro paso inusual fue, en 2002, la decisión de la gran duquesa María Teresa (nacida en 1956 en La Habana, Cuba) de invitar a 15 editores en jefe a la residencia Colmar-Berg a quienes habló sobre el hostigamiento que había sufrido de parte su suegra, la gran duquesa Josefina Carlota, diciéndole a la prensa que a menudo la soberana se dirigía a ella despectivamente como la “pequeña cubana” y se burlaba de sus raíces no aristocráticas. El Gran Duque le pidió a la prensa que apoyara a su esposa.
En 2006, la venta de las joyas legadas por Josefina Carlota en la casa de subastas Sotheby’s causó mucha controversia, lo que resultó en la retirada de los artículos de la venta. Ocho años después, un artículo de los muebles de la madre del gran duque se vendió en una subasta por alrededor de £ 153.000, engrosando la fortuna familia. Una situación similar surgió un año después con el bosque Grünewald, que es propiedad privada de la familia real, y cuyos planes para venderlo fueron descartados más tarde.
En los últimos años, se conoció una serie de renuncias intempestivas del 30% del personal al servicio de la corte Gran Ducal, lo que llevó al primer ministro Xavier Bettel a instruir a Jeannot Waringo, exfuncionario financiero de palacio, para que investigara y redactara un informe sobre el funcionamiento de la monarquía. Roles como Mariscal de la Corte, Primer Consejero, Secretario General, Jefe del Servicio de Comunicación, etc., habían sido reemplazados a intervalos regulares. Las razones nunca se hicieron públicas, pero los rumores de disputas estuvieron circulando durante muchos años.
Un ex miembro del personal de la corte había dicho que tenía la intención de expresarse públicamente en forma de libro. Después de trabajar durante 14 años como empleada doméstica, el término “insubordinación” se utilizó en su carta de despido. La mujer afirmó que fue sometida a humillación y acoso antes de acudir a la justicia laboral. Otro ex miembro del personal acusó al palacio de intimidación y en una entrevista con la agencia de noticias francesa AFP, María Teresa explicó que no abordarían el asunto en la corte porque sentía que era un mal uso de los fondos públicos y, por lo tanto, no era ético. Cuando se le preguntó sobre su papel, que no está cubierto por la Constitución, María Teresa declaró que la monarquía era una asociación, señalando casos similares en España, Bélgica y Holanda, donde la consorte del monarca contribuye al “brillo de la monarquía”.
En el plano diplomático, María Teresa fue acusada de cometer ciertos pasos en falso cuando se perdió eventos oficiales, como en junio de 2016, cuando no asistió a la recepción del presidente rumano Klaus Iohannis. Se dijo que la consorte estaba enojada porque un miembro del personal que trabajaba cerca suyo se había visto obligado a abandonar la Corte. La mujer en cuestión era Chantal Selva, quien no había revelado que tenía antecedentes penales en Francia. En su ira, la gran duquesa hizo un viaje de último minuto a Suiza, obligando al presidente rumano y su esposa a cambiar su agenda.
En 2017, no viajó a Japón debido a su miedo a volar y en 2019 tampoco asistió a la entronización del emperador Naruhito. Tampoco estuvo presente en el funeral del padre de su nuera, Estefanía, porque prefirió viajar a París para entregar un premio al periodista y amigo Stéphane Bern, quien días atrás la defendió públicamente. A mediados del año pasado, la europarlamentaria Astrid Lulling mantuvo supuestamente una discusión con la gran duquesa en una reunión del Consejo Nacional de Mujeres. Lulling dijo que se ofendió por los comentarios hechos por María Teresa y, como resultado, su federación fue retirada del consejo nacional.
Violencia, terror y silencio
El último “golpe palaciego” lo dio el 17 de enero el periodista Pol Schock, quien publicó un artículo en Lëtzebuerger Land, afirmando tener conocimientos explosivos sobre el personal del Palacio. “Las decisiones se toman arbitrariamente, se ignora la legislación laboral, los empleados son amenazados, humillados o despedidos”, afirmó. “Y para garantizar que nada de esto llegue al público, el tribunal ha construido una cultura de silencio, un sistema de Omertà”. “El papel decisivo es jugado por la Gran Duquesa María Teresa; marca el ritmo, toma todas las decisiones y difunde el miedo y el terror al personal”, sentenció Schock.
Este 4 de febrero, la fiscalía de Luxemburgo ha iniciado una investigación sobre la cuestión de si hubo o no incidentes violentos contra el personal empleado en los palacios reales. En una entrevista con la cadena RTL, Pol Schock dijo que había escuchado muchos relatos de violencia física sufrida por los miembros del personal, citando lo que llamó historias “creíbles” de personas que habían sido golpeadas en el rostro durante el desempeño de sus labores. Tras ello, la oficina del fiscal confirmó que la policía judicial ya abordó las tareas de investigación y que esperará las conclusiones para decidir las posibles consecuencias.
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Protagonista de un reinado discreto, solo sobresaltado por algunos incidentes familiares, está emparentado con todos los monarcas europeos. Ascendió al trono 7 de octubre de 2000, tras la abdicación de su padre.
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Segundo hijo -el mayor de los varones- del gran duque Juan (1921) y la gran duquesa Josefina Carlota (1927-2005), quien era la hermana de los reyes Balduino I y Alberto II de Bélgica, hermanos suyos son la princesa María Astrid (nacida en 1954), el príncipe Juan, la princesa Margarita (ambos mellizos, nacidos en 1957) y el príncipe Guillermo (1963).
Príncipe de Nassau y Príncipe de Borbón-Parma (título éste último que su padre retiró de las atribuciones nobiliarias de las dinastía Nassau en 1987), como heredero del Gran Ducado recibió su educación secundaria en Luxemburgo y en Francia, donde sacó el bachillerato. En 1975 obtuvo un certificado superior de estudios en la Royal Military Academy de Sandhurst, una de las más prestigiadas escuelas militares de Gran Bretaña, y luego inició la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad de Ginebra, hasta su licenciatura en 1980. Aquel año Enrique accedió al Consejo de Estado de Luxemburgo y el 14 de febrero de 1981 contrajo matrimonio con la cubana María Teresa Mestre y Batista, nacida en La Habana en 1956. Hijos de este matrimonio han sido los príncipes Guillermo (1981) -siguiente en la línea de sucesión y con la subida al trono de su padre en 2000, gran duque heredero-, Félix (1984), Luis (1986), Alejandra (1991) y Sebastián (1992).
Considerado por la prensa especializada un príncipe heredero de conducta irreprochable y un padre de familia ejemplar, Enrique fue preparándose con discreción para el momento en que hubiera de suceder a su padre en la jefatura del pequeño Estado encajonado entre Alemania, Bélgica y Francia. Viajó por diversos países para completar su formación y como presidente honorario del Consejo de Desarrollo Económico de Luxemburgo, órgano establecido en 1977 para atraer las inversiones internacionales en un país que, gracias al secreto bancario y a su condición de sede de diversos organismos internacionales, goza de un extraordinario peso financiero en Europa.
Enrique ascendió hasta el rango de coronel en el Ejército luxemburgués y en 1989 el Ejército británico le nombró comandante honorífico de su Real Regimiento de Paracaidistas. El 4 de marzo de 1998, conforme al artículo 42 de la Constitución, fue nombrado teniente-representante de su padre, una función más o menos equivalente a la de regente que se le otorgó en atención a la elevada edad del monarca y como preámbulo a una sucesión formal en el trono que se suponía cercana.
El acontecimiento, anunciado por Juan el 24 de diciembre de 1999, tuvo lugar el 7 de octubre de 2000; previsto inicialmente para el 28 de septiembre, hubo de posponerse por el grave accidente de circulación que el príncipe Guillermo, el hermano menor de Enrique, sufrió en Francia el 10 de septiembre, tras el que, saliendo de un estado inicial de coma, inició una lenta recuperación. En la ceremonia, a la que asistieron los reyes de Bélgica y Holanda, primero, Juan, tras 36 años al frente del Ducado, formalizó su abdicación en el palacio ducal y, luego, Enrique prestó juramento en la Cámara de Representantes como el sexto gran duque desde que una rama de la familia reinante en Holanda, los Orange-Nassau, iniciara su propia dinastía en Luxemburgo.
El gran duque Enrique posee los doctorados honoríficos en Letras por la Universidad Sacred Heart de Fairfield, Connecticut, Estados Unidos, en Derecho por la Universidad Miami de Oxford, Ohio, Estados Unidos, en Economía por la Universidad Khon Kaen, Tailandia, y en Ciencias Políticas por la Universidad de Trier, Alemania. Desde 1998 es también miembro del Comité Olímpico Internacional y de la Fundación Charles Darwin para la preservación de las islas Galápagos, y últimamente centraba sus actividades en una fundación patrocinada por la Organización Mundial de la Salud y dedicada a la prevención de los abusos de menores.
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En esta nueva de Genealogías daremos un repaso, generación por generación, a los ancestros del actual gran duque de Luxemburgo, Enrique I, comenzando por sus padres y siguiendo por sus abuelos, bisabuelos y tatarabuelos. Segundo hijo -el mayor de los varones- del gran duque Juan (1921-2019) y la gran duquesa Josefina Carlota (1927-2005), quien era la hermana de los reyes Balduino I y Alberto II de Bélgica, Henri Albert Gabriel Félix Marie Guillaume es el sexto soberano de la Casa de Nassau y ascendió al trono en 2000, por lo que el próximo 7 de octubre cumplirá 20 años de reinado. Nacido en el Castillo de Betzdorf el 16 de abril de 1955, Enrique reúne en su árbol genealógico a las más importantes casas reales europeas, siendo nieto de un príncipe de la rama de la Casa de Borbón que reinó que Parma, y de los reyes de los Belgas, descendientes a su vez de la Casa de Borbón de Francia. Enrique está emparentado con todos los monarcas europeos reinantes actualmente al ser descendiente del rey Christian IX de Dinamarca.
Primera generación (padres)
1. Jean, Gran Duque de Luxemburgo (Jean Benoît Guillaume Robert Antoine Louis Marie Adolphe Marc d’Aviano), nacido en el Castillo de Berg el 5 de enero de 1921 y fallecido el 23 de abril de 2019, sepultado en la Catedral de Notre-Dame de Luxemburgo; contrajo matrimonio el 9 de abril de 1953 con:
2. Princesa Josephine Charlotte de Bélgica (Josefina Charlotte Ingeborg Elisabeth Maria Josepha Margarethe Astrid), nacida en Bruselas el 11 de octubre de 1927 y fallecida en el Castillo de Fischbach el 10 de enero de 2005.
Segunda generación (abuelos)
3. Príncipe Felix de Borbón-Parma (Félix Maria Vincenz), nacido en Schwarzau el 28 de septiembre de 1893 y fallecido en Luxemburgo el 8 de abril de 1970; creado Príncipe de Luxemburgo el 5 de noviembre de 1919; contrajo matrimonio el 6 de noviembre de 1919 con:
4. Charlotte, Gran Duquesa de Luxemburgo (Charlotte Aldegonde Élise Marie Wilhelmine), nacida en el Castillo de Berg el 23 de enero de 1896 y fallecida en el Castillo de Fischbach el 9 de julio de 1895; entronizada Gran Duquesa de Luxemburgo al abdicar su hermana mayor, Marie Adelheid, en 1919, hasta su abdicación el 12 de noviembre de 1964.
5. Léopold III, Rey de los Belgas (Léopold Philipp Karl Albert Meinrad Hubertus Maria Miguel), nacido en Bruselas el 3 de noviembre de 1901 y fallecido en Woluwe-Saint-Lambert el 25 de septiembre de 1983, sepultado en la Cripta Real de Nuestra Señora de Laeken. Entronizado rey al morir su padre Alberto I en 1934 hasta su abdicación en 1951; contrajo matrimonio en Bruselas el 25 de noviembre de 1926 con:
6. Princesa Astrid de Suecia (Astrid Sophie Louisa Thyra); nacida en Estocolmo el 17 de noviembre de 1905 y fallecida en accidente automovilístico en Kussnacht, Suiza, el 29 de agosto de 1935.
Tercera generación (bisabuelos)
7. Roberto I, Duque de Parma y Piacenza (Roberto Carlo Luigi Maria de Borbón-Parma); nacido en Florencia el 9 de julio de 1848 y fallecido en Pianore el 16 de noviembre de 1907; contrajo matrimonio en primeras nupcias en Roma el 5 de abril de 1869 con la Princesa Maria Pia de Borbón-Dos Sicilias (1849-1882); contrajo matrimonio en segundas nupcias en el Castillo de Fischborn el 15 de octubre de 1884 con:
8. Infanta Maria Antonia de Portugal (Maria Antónia Adelaide Camila Carolina Eulália Leopoldina Sofia Inès Francisca de Assis e de Paula Micaela Rafaela Gabriela Gonzaga Gregória Bernardina Benedita Andrea); nacida en Bronnbach el 28 de noviembre de 1862 y fallecida en el Castillo de Berg, Luxemburgo, el 14 de mayo de 1959.
9. Guillaume IV, Gran Duque de Luxemburgo, Duque de Parma (Guillaume Alexandre); nacido en Biebrich el 22 de abril de 1852 y fallecido en el Castillo de Colmar-Berg el 25 de febrero de 1912; entronizado Gran Duque de Luxemburgo al morir su padre, Adolphe I, en 1905; contrajo matrimonio en el Castillo de Fischhorn el 21 de junio de 1893 con:
10. Infanta Maria Anna de Portugal (Maria Ana do Carmo Henrique Adelaide Joana Carolina Inès Sofia Eulália Leopoldina Isabel Francisca de Assis e de Paula Inácia Gonzaga); nacida en el Castillo de Bronnbach el 13 de julio de 1861 y fallecida en Nueva York, EEUU, el 31 de julio de 1942; sepultada en Nueva York y posteriormente en la Catedral de Notre-Dame de Luxemburgo.
11. Albert I, Rey de los Belgas (Albert Léopold Clemens Marie Meinrad); nacidoen Bruselas el 8 de abril de 1875; Rey de los Belgas desde la muerte de su tío, Léopold II, en 1909; fallecido en accidente de montañismo en Marche -les-Dames, Bélgica, el 17 de febrero de 1934); contrajo matrimonio en Múnich, Reino de Baviera, el 2 octubre de 1900 con:
12. Elisabeth, Duquesa en Baviera (Elisabeth Gabriele Valerie Maria); nacida en Possenhofen el 25 de julio de 1876 y fallecida en Bruselas el 23 de noviembre de 1965.
13. Príncipe Oscar de Suecia, Duque de Södermanland (Oscar Carl Vilhelm Frederik); nacido en Estocolmo el 27 de febrero de 1861 y fallecido en la misma ciudad el 24 de octubre de 1951; contrajo matrimonio en Copenhague el 27 de agosto de 1897 con:
14. Princesa Ingeborg de Dinamarca (Ingeborg Charlotta Carolina Frederikke Louise); nacida en Charlottenlund, Dinamarca, el 2 de agosto de 1878 y fallecida en Estocolmo el 11 de marzo de 1958.
Cuarta generación (tatarabuelos)
15. Carlo III, Duque de Parma y Piacenza (Ferdinando Carlo Giuseppe Maria Vittorio Baldassare de Borbón-Parma); nacido en Lucca el 14 de enero de 1823 y asesinado en Parma el 27 de marzo de 1854; contrajo matrimonio en Frohsdorf el 10 de noviembre de 1845 con:
16. Princesa Louise de Francia (Louise Marie Thérèse); nacida en París el 21 de septiembre de 1819 y fallecida en Venecia el 1 de febrero de 1864; hija de Charles Ferdinand de Francia, Duque de Berry, y la princesa Maria Carolina de Borbón-Dos Sicilias; nieta del rey Charles X de Francia. (Nota: es a través de Louise de Francia que el gran duque Enrique de Luxemburgo desciende de Luis XIV de Francia).
17. Miguel I, Rey de facto de Portugal 1828-1834, Duque de Braganza (Miguel Maria do Patrocinio João Carlos Francisco de Assis Xavier Paula Pedro de Alcántara António Rafael Gabriel Joaquim José Gonzaga Evaristo); nacido en Lisboa el 26 de octubre de 1802 y fallecido en Jagdschloß Karlshöhe bei Bronnbach el 14 de noviembre de 1866; contrajo matrimonio en Kleinheubach el 14 de septiembre de 1851 con:
18. Princesa Adelheid zu Löwenstein-Wertheim-Rosenberg (Adelheid Sophie Amelie Luise Johanna Leopoldine); nacida en Kleinheubach el 3 de abril de 1831 y fallecida en Isla de Wight, Reino Unido, el 16 de diciembre de 1909; hija del príncipe Constantin Erbpr zu Löwenstein-Wertheim-Rosenberg (1802-1838) y la princesa Marie Agnes Henriette zu Hohenlohe-Langenburg (1804-1835).
19. Adolphe I, Gran Duque de Luxemburgo 1890-1905; Duque de Nassau 1839-1866 (Adolf Wilhelm August Karl Friedrich de Nassau); nacido en Biebrich el 24 de julio de 1817 y fallecido en el Castillo Hohenburg el 17 de noviembre de 1905; casado en primeras nupcias con la gran duquesa Elisabeth Mikhailovna de Rusia (1826-1845); contrajo matrimonio en segundas nupcias en Dessau el 23 de abril de 1851 con:
20. Princesa Adehleid Marie von Anhalt; nacida en Dessau el 25 de diciembre de 1833 y fallecida en el Castillo de Königstein el 24 de noviembre de 1916.
21 y 22 (Ver 17 y 18)
23. Príncipe Philippe de Bélgica, Conde de Flandes (Philippe Eugène Ferdinand Marie Clément Baudouin Léopold Georges); renunció a su derecho al trono belga en favor de su hijo, el rey Albert I; nacido en Laeken el 24 de marzo de 1837 y fallecido en Bruselas el 17 de noviembre de 1905; contrajo matrimonio en Berlín el 25 de abril de 1867 con:
24. Princesa Marie von Hohenzollern- Sigmaringen (Marie Luise Alexandra Karoline); nacida en Sigmaringen el 17 de noviembre de 1845 y fallecida en Bruselas el 26 de noviembre de 1912.
25. Duque Karl Theodor de Baviera; nacido en Possenhofen, el 9 de agosto de 1839 y fallecido en Kreuth, el 29 de noviembre de 1909); contrajo matrimonio en primeras nupcias con la Princesa Sophie de Sajonia (1845-1867); contrajo matrimonio en segundas nupcias en Kleinheubach el 29 de abril de 1874 con:
26. Infanta María Josefa de Portugal (Maria José Beatriz Joana Eulália Leopoldina Adelaide Isabel Carolina Micaela Rafaela Gabriela Francisca de Assis e de Paula Inès Sofia Joaquina Teresa Benedita Bernardina de Braganza); nacida en Bronnbach el 19 de marzo de 1857 y fallecida en Viena el 11 de marzo de 1943.
27. Oscar II, Rey de Suecia (1859-1907) y Noruega (1859-1905); nacido en Estocolmo el 21 de enero de 1829 y fallecido en la misma ciudad el 8 de diciembre de 1905; hijo del rey Oscar I de Suecia y la Duquesa Joséphine von Leuchtenberg; contrajo matrimonio en Biebrich el 6 de junio de 1857 con:
28. Princesa Sophie de Nassau (Sophia Wilhelmine Marianne Henriette); nacida en Briebrich el 9 de julio de 1836 y fallecida en Estocolmo el 30 de diciembre de 1913; hija del Duque Wilhelm I de Nassau y la Princesa Pauline de Wurtemberg.
29. Frederik VIII, Rey de Dinamarca (Christian Frederik Wilhelm Carl); nacido en Copenhague el 3 de junio de 1843 y fallecido en Hamburgo el 14 de mayo de 1912; primogénito del rey Christian X de Dinamarca y la Princesa Luise de Hesse-Casell; contrajo matrimonio en Estocolmo el 28 de julio de 1869 con:
30. Princesa Luise de Suecia y Noruega (Louise Josephine Eugenie); nacida en Estocolmo el 31 de octubre de 1851 y fallecida en el Palacio de Amalienborg, Copenhague, el 20 de marzo de 1926; primogénita del rey Carl XV de Suecia y Noruega (1826-1872) y la Princesa Luise de los Países Bajos (1828-1871).
El niño, futuro monarca, será bautizado con los nombres de Carlos Juan Felipe José María Guillermo.
Con el trasfondo trágico de la pandemia del coronavirus, que en Luxemburgo mató a más de un centenar de personas, el país recibió este domingo la feliz noticia del nacimiento de un futuro soberano, el príncipe Carlos Juan Felipe José María Guillermo (Charles Jean Philippe Joseph Marie Guillaume). El niño, primer hijo del gran duque hereditario Guillermo y la gran duquesa hereditaria Estefanía, es el quinto nieto de los actuales soberanos de Luxemburgo, Enrique y María Teresa, y nació por cesárea poco después de las 5 de la mañana de este 10 de mayo en la Maternité Grande-Duchesse Charlotte, de la capital del gran ducado.
«El gran duque hereditario y la gran duquesa hereditaria se complacen en anunciar el nacimiento de su hijo. Hoy, domingo 10 de mayo de 2020, nació en la Maternité Grande-Duchesse Charlotte a las 5.13 de la mañana. El niño se llama Charles Jean Philippe Joseph Marie Guillaume y nació con un peso de 3,190 kg y un tamaño ajustable a 50 cm. Tanto la madre como el bebé están bien”, dice el comunicado oficial emitido por la Corte Gran Ducal.
«Es un día maravilloso para mi esposa y para mí», declaró el príncipe Guillermo pocas horas después de haberse convertido en padre por primera vez. «Estamos felices de compartirlo con nuestros compatriotas (…) que han estado esperando este momento durante mucho tiempo, como nosotros, especialmente en tiempos que quizás sean más difíciles para nuestro país, nuestra población y las familias que no no se han visto en mucho tiempo». «Tenemos un pensamiento especial para todas estas familias que pronto se reunirán. Les deseo la misma felicidad».
El príncipe Carlos es el quinto nieto de los grandes duques Enrique y María Teresa.
A las 12 del mediodía del domingo, el ejército disparó 21 tiros de saludo sobre la meseta de Rham.
Los grandes duques Enrique y María Teresa, a quienes no se les permitió visitar el hospital en persona debido a las restricciones vigentes por la pandemia, se comunicaron con su hijo a través de una llamada de Skype para saber sobre el estado de la madre y su hijo. El príncipe Carlos (que en Luxemburgo se pronuncia “Charel”) es desde hoy el segundo en la línea sucesoria al trono luxemburgués. Antes que él habrán reinado Adolfo IV (1890-1906), Guillermo IV (1906-1912), María Adelaida (1912-1919), Carlota (1919-1964), Juan (1964-2000), el actual gran duque Enrique (desde 2000) y el futuro gran duque, Guillermo.
Cuando se anunció que su madre estaba embarazada, no se reveló el género del bebé, pero estaba claro que sería el heredero el trono independientemente de su sexo. Esto ocurre gracias través a la ley que entró en vigor en 2011 que indica que el primogénito del monarca es el primero en la línea de sucesión al trono, independientemente del género. En el pasado, solo las mujeres llegaban a la jefatura del estado del Gran Ducado, en la medida en que ningún sucesor masculino directo podría asumir esta tarea. Sucedió en 1912, al morir el gran duque Guillermo IV, quien fue sucedido por la mayor de sus cinco hijas, María Adelaida.
Los grandes duques hereditarios, Guillermo y Estefanía, se casaron en 2012.
El niño, como su padre y abuelo, vivirá en el Castillo Fischbach, el hogar de Guillermo y Estefanía.
Las genealogía del pequeño príncipe, nacido este 10 de mayo, contiene sangre de todas las casas reales católicas de Europa.
Como heredero de su padre y de su abuelo, el recién nacido príncipe Carlos de Luxemburgo será, en el futuro, el séptimo Gran duque de su país. Pertenece a la dinastía de orígenes alemanes de Nassau, emparentada de forma lejana con los reyes de Holanda y su estirpe llegó al gran ducado en 1890, cuando el país se disolvió la unión entre los dos países al morir el rey Guillermo III. El anciano gran duque Adolfo de Nassau-Weilburg fue el primero de su familia en reinar en Luxemburgo y es el antepasado directo de una familia numerosa. A través de su bisabuela, Josefina Carlota de Bélgica, el niño desciende de las casas reales belga, austriaca, sueca, bávara, francesa y española. Su abuela, la gran duquesa consorte, la cubana María Teresa Mestre, es la primera soberana europea nacida en América Latina.
La dinastía reinante en Luxemburgo es relativamente joven, ya que llegó al trono en 1890 después de que, durante 60 años, Holanda y Luxemburgo formaran una sola nación bajo la corona de los reyes holandeses, Guillermo I, Guillermo II y Guillermo III. Pero al morir este último sin dejar descendencia masculina, Luxemburgo se independizó porque el pacto dinástico de la Casa de Nassau del año 1783 prohibía el acceso de una mujer al trono gran ducal. El gran ducado pasó a manos del duque Adolfo de Nassau (1817-1905), mientras que la hija de Guillermo III, Guillermina, fue entronizada reina de Holanda.
DE LAS 6 HIJAS DE GUILLERMO IV, DOS DE ELLAS REINARON.
Adolfo tenía 73 años en el momento de su ascenso al trono gran ducal y desde entonces sus descendientes reinaron en Luxemburgo. Su hijo primogénito, Guillermo IV (1852-1912), sucedió a su padre en 1905 pero pocos años después sus problemas de salud lo obligaron a nombrar regente a su esposa, la infanta portuguesa doña María Ana de Braganza. Muerto en 1912 sin descendencia masculina, se recurrió a un nuevo estatuto familia en virtud del cual se declaraba monarca a su hija mayor, la gran duquesa María Adelaida (1894-1924), la primera soberana nacida en suelo luxemburgués desde Juan el Ciego, en 1296.
En 1914, las tropas
alemanas invadieron el pequeño país, y tanto el Gobierno como María
Adelaida protestan, impotentes, se vieron la violación de la
neutralidad luxemburguesa. Los ocupantes alemanes no intervinieron
excesivamente en la política interior luxemburguesa, pero María
Adelaida decidió participar más directamente en los asuntos
políticos, pero, mal aconsejada, quiso imponer un Gobierno de
derechas minoritario y se enemistó con la oposición, que la acusó
de violar el espíritu de la Constitución. Aunque nunca fue más
allá de sus derechos constitucionales, María Adelaida, se granjeó
en exceso la hostilidad de la izquierda, que pidió al Parlamento su
abdicación, el día siguiente al armisticio, acusándola de haber
adoptado una actitud pro-alemana en 1914, al recibir al káiser
Guillermo II. Tras violentos disturbios antidinásticos, se la
convenció de la necesidad de abdicar.
LA GRAN DUQUESA CARLOTA SE CASÓ EN 1919 CON FÉLIX DE BORBÓN.DIARIO DEL DÍA DEL NACIMIENTO DEL GRAN DUQUE JUAN (1921)
Un plebiscito nacional decidió que la princesa Carlota, hermana de María Adelaida, ascendiera al trono, contra la segunda opción de abolir la monarquía. María Adelaida abandonó Luxemburgo para ingresar en la orden de las Carmelitas en Módena, Italia, con el nombre de “María de los pobres”. Murió, según se dice, de tristeza, en el castillo de Hohenburg, en 1924. El 77,8% de la población votó a favor de la dinastía con la princesa Carlota al frente de la misma. Su boda con el príncipe Félix de Borbón Parma, nacido en Austria en 1893, se celebró en Luxemburgo, en noviembre de 1919 y de este matrimonio nacieron seis hijos: el gran duque Juan, las princesas Elisabeth (1922-2011), María Adelaida (1924-2007), María Gabriela (1925) y Alix (1929-2019) y el príncipe Carlos (1927-1977). De todos ellos solo sobrevive la princesa María Gabriela, condesa viuda de Holstein-Ledreborg, que tiene 93 años.
Félix fue el octavo hijo del riquísimo Roberto I, duque de Parma, de su segunda esposa, María Antonia, infanta de Portugal, hija del rey Miguel de Portugal y de los Algarves. La abuela materna de Juan, María Ana de Braganza, la esposa del gran duque Guillaume IV, fue otra hija del rey Miguel. Roberto I de Parma había tenido en total 11 hijos y 13 hijas, de dos esposas (la primera fue una hija del rey Fernando II de las Dos Sicilias) y, a través de la conexión de Parma, el príncipe Juan estaba vinculado a muchas de las familias reales y principescas de Europa. Una de las hijas del duque Roberto se casó con el zar Fernando I de los búlgaros, otra se casó con Carlos, el último emperador de Austria; además, varios de sus hijos se casaron con hijas del rey Víctor Emanuel II de Italia, el quinto duque de Doudeauville, el príncipe Valdemar de Dinamarca y el príncipe Alejandro de Thurn und Taxis.
El gran duque Juan (1921-2019) era el primer hijo de la gran duquesa Carlota, quien reinó en Luxemburgo entre los años 1919 y 1964 y descendía de las casas reales de España, Portugal y Rusia, entre otras. El padre del gran duque Juan fue el príncipe Félix de Borbón-Parma, fallecido en 1977, pertenecía a uno de los linajes más ricos de la Europa del siglo XIX y era descendiente de las dinastías que reinaron en España, Portugal, Francia e Italia. Su lista de ancestros más famosos incluían a Carlos X de Francia, Carlos IV de España y la emperatriz María Teresa de Austria. Los lazos del gran duque Juan con la realeza europea fueron innumerables, empezando por las estrechas relaciones que mantuvo con la familia real británica desde la Segunda Guerra Mundial, cuando fue miembro de la guardia del rey Jorge VI y participó de los combates en el Ejército británico. Su nombre fue mencionado una multitud de veces como un potencial pretendiente de la princesa Isabel, la actual reina, pero tal matrimonio hubiera sido imposible a causa de la religión que el príncipe Juan profesó y a que era heredero del trono.
CARLOTA Y FÈLIX TUVIERON SEIS HIJOS, ENTRE ELLOS AL GRAN DUQUE JUAN.
Más cercanas son las relaciones que el gran duque mantuvo con las demás familias reales de Europa, esencialmente la de Bélgica. El 9 de abril de 1953 contrajo matrimonio con la princesa belga Josefina-Carlota, hija del rey Leopoldo III y ahijada de Carlota de Luxemburgo. Como hija de la princesa Astrid de Suecia, Josefina-Carlota era nieta de un príncipe sueco y una princesa danesa, y descendiente de los monarcas que reinaron en Holanda, Portugal, Francia Baviera, Wurttemberg y otros principados alemanes. Sus hermanos, los sucesivos reyes Balduino I y Alberto II de Bélgica, fueron cuñados del gran duque Juan, lo que significa que los actuales soberanos belga y luxemburgués son primos hermanos.
Juan y Josefina-Carlota (quien falleció en enero de 2005 a los 77 años) tuvieron cinco hijos: la princesa Marie-Astrid, nacida el 17 de febrero de 1954, se casó en 1981 con el archiduque Carl-Christian de Habsburgo, descendiente del último emperador austróhúngaro, Carlos I, y de la emperatriz Zita. Este matrimonio tuvo cuatro hijos. Príncipe de Nassau y príncipe de Borbón-Parma (título éste último que su padre retiró de las atribuciones nobiliarias de la dinastía Nassau en 1987), el segundo hijo de Juan, Enrique, nació el 16 de abril de 1955 en el castillo de Betzdorf y es desde el 7 de octubre de 2000 el quinto soberano luxemburgués.
PORTADA DEL DIARIO «WORT» QUE ANUNCIÓ EL NACIMIENTO DEL GRAN DUQUE ENRIQUE (1955)
EL GRAN DUQUE JUAN EMPARENTÓ CON LA REALEZA BELGA AL CASARSE CON LA PRINCESA JOSEFINA-CARLOTA.
El gran duque Enrique, licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Ginebra, es el primer monarca europeo que se casó con una mujer latinoamericana. En 1981 se celebró su boda con la cubana María Teresa Mestre y Batista, nacida en La Habana en 1956. El matrimonio tuvo cinco hijos: los príncipes Guillermo, el actual heredero del trono (nacido en 1981), el príncipe Félix, segundo en la línea sucesoria (1984), el príncipe Luis (1986), la princesa Alejandra (1991) y el príncipe Sebastián (1992). Los grandes duques Enrique y María Teresa tienen actualmente cuatro nietos: la princesa Amalia y el príncipe Liam de Nassau (hijos de Félix y Claire Lademacher) y los condes Gabriel y Noah de Nassau (hijos de Luis y su exesposa, Tessy Antony).
Nacido el 11 de noviembre de 1981, el príncipe Guillermo -nieto de Juan- es el heredero al trono. Estudión en Suiza y se formó en la Academia Militar de Sandhurst, Gran Bretaña. En 2012 contrajo matrimonio con la condesa Stéphanie de Lannoy, de una de las familias aristocráticas más antiguas de Bélgica, licenciada en Filología germánica por la Universidad de Lovaina y que habla con fluidez francés y alemán, los idiomas del Gran Ducado, así como también inglés y ruso. Tanto Guillermo como Stéphanie son descendientes del caballero Charles-Marie-Raymond de Arenberg (1721-1778), quinto Duque de Arenberg, duque de Aerschot, duque de Croy, conde de Seneghem, Barón Sevenbergen, Grande de España y Caballero de la Orden del Toisón de Oro.
EL DIARIO «WORT» AL ANUNCIAR EN UNA PORTADA DE 1981 EL NACIMIENTO DEL GRAN DUQUE HEREDERO, GUILLERMO
LOS ACTUALES SOBERANOS, ENRIQUE Y MARÍA TERESA, CON SUS HIJOS Y NUERAS.
Los demás hijos de los grandes duques Juan y Josefina-Carlota fueron los gemelos Juan y Margarita (nacidos el 15 de mayo de 1957) y el príncipe Guillermo (nacido el 1 de mayo de 1963). El príncipe Juan contrajo matrimonio en dos ocasiones sin la aprobación de la corona, con lo que perdió su derecho al trono. Tuvo cuatro hijos con su primera esposa y la segunda se llama Diane de Guerre, con quien se casó en 2009. La princesa Margarita contrajo matrimonio en 1984 con Nikolaus, hijo de los príncipes soberanos Franz-Josef y Gina de Liechtenstein y hermano del actual monarca Hans-Adam II. Margarita y Nikolaus, miembro de una de las dinastías más ricas de Europa, tienen cuatro hijos. El menor de los hijos del gran duque Juan, Guillermo, se casó en 1994 con la aristócrata Sibylla Weiller, nieta de la infanta Beatriz de Borbón y bisnieta del rey Alfonso XIII de España. Tuvieron también 4 hijos, que forman parte de los 22 nietos que tuvo el gran duque Juan.
María Teresa de Luxemburgo, esposa del gran duque Enrique, emitió un comunicado en el día de su cumpleaños 64, este 22 de marzo, en el que dejó patente su tristeza por la situación causada por la pandemia del coronavirus: «En este día de mi cumpleaños solo quiero decirte que mi corazón no está feliz. Mi corazón está con ustedes, con todos los que actualmente luchan contra la enfermedad, los que tienen miedo, los que están solos, los que son vulnerables. También pienso en aquellos que viven sus últimos momentos solos, en aquellos a quienes les hubiera gustado acompañar a un ser querido para un último adiós. Con el Gran Duque, nuestros pensamientos están particularmente y con inmensa gratitud hacia el cuerpo médico y paramédico, así como a todos los voluntarios que dan de sí mismos sin contar. Son un regalo para todos nosotros”. Esta semana, el parlamento de Luxemburgo, con el aval del primer ministro Xavier Bettel y del gran duque, declaró el estado de emergencia para evitar la propagación del virus SARS-Cov2. Al 22 de marzo, la enfermedad afectó a más de 800 personas en ese país.
El gran ducado, que cuenta con 140 pacientes de Covid-19, declarará el Estado de emergencia. Reclamó «responsabilidad».
En un breve discurso televisado, el gran duque Enrique de Luxemburgo hizo un llamamiento urgente a la gente del país para la solidaridad nacional. “Uno sabe muy bien sobre el peligro del patógeno para los conciudadanos mayores y vulnerables y, por lo tanto, es importante tomar la situación en serio y respetar las medidas de contención”, afirmó.
“Es importante en este momento que no se infecten demasiadas personas a la vez, y especialmente cuando se trata de prevenir esto, cada individuo tiene una gran responsabilidad”, dijo el gran duque de un país que cuenta con 140 pacientes de Covid-19, la enfermedad provocada por el coronavirus SARS-Cov-2. Con esto en mente, desea que la gente de Luxemburgo se comporte de manera responsable y se adhiera a las medidas de higiene.
El monarca, que este año cumplirá 20 años de reinado, expresó además “un agradecimiento especial al personal de salud y enfermería que actualmente está haciendo un trabajo valioso al servicio de la comunidad en un trabajo incansable”. Enrique, la gran duquesa María Teresa y otros miembros de la familia gran ducal cancelaron diversos compromisos a los que planeaban asistir, entre ellos una reunión con el primer ministro de Andorra, Xavier Espot Zamora, pero la Casa Gran Ducal no anunció medidas de prevención más estrictas.
El primer ministro Xavier Bettel anunció que Luxemburgo imitará a otros países europeos, activando el artículo 32.4 de la Constitución para declarar el “estado de emergencia”. Lo anunció en una inusual sesión parlamentaria del martes, en la que los asistentes se dividieron en dos salas y con dos asientos entre ellas para permitir una distancia suficiente. Bettel comenzó la sesión anunciando la moción sin precedentes de declarar un estado de emergencia, luego de una conversación con el gran duque Enrique y otras instituciones relevantes. El estado de emergencia podría durar hasta tres meses.