“Lo único que me aburre de la Familia Real es que todos contarán chistes que han escuchado en la radio», escribió la amiga de la infancia de Isabel II.
En los recientemente publicados diarios íntimos de la aristócrata Alathea Fitzalan Howard, varios pasajes reflejan la vida familiar y los “gustos simples” y “nada intelectuales” del rey Jorge VI (1895-1952) y la reina Isabel (1900-2002), padres de Isabel II.
“Me sentí dichosamente feliz sentada aquí bajo la sombra de los árboles con esta familia tan feliz”, escribió; “Son cuatro personas que significan todo el uno para el otro, cuyas vidas forman un todo espiritual, independientemente de la ayuda de todos los extraños, o incluso parientes”.
Alathea era una niña cuando fue enviada a vivir con su abuelo, el vizconde Fitzalan de Derwent, en Cumberland Lodge, cerca del Castillo de Windsor, durante la Segunda Guerra Mundial después de que sus padres se separaron. Durante esos tormentosos años se hizo amiga cercana de la princesa Isabel y su hermana Margarita, visitándolas con frecuencia en el Castillo de Windsor y disfrutando de fiestas, bailes, picnics y celebraciones con la Familia Real y otros miembros de la Corte.

Durante los años de la guerra, Alathea fue uno de los pocos contactos que las dos princesas mantuvieron con el mundo exterior. A su muerte, en 2001, Alathea dejó a su sobrina Isabella Naylor Leyland un total de 64 tomos de sus diarios, en los cuales se vuelcan todos los detalles de su vida durante la guerra cerca de las princesas “Lilibet” y Margarita. Un año antes, había dicho: “Mis diarios deben conservarse y publicarse”.
En sus páginas, Alathea Fitzalan cuenta detalles de su vida junto a las princesas “Lilibet” y Margarita entrelazados con sus impresiones sobre la madre de sus amigas, a la que describe como hermosa, charlatana y amable, y sobre el núcleo familiar, bastante cerrado, en el que vivían. “Lo único que me aburre de la Familia Real es que todos contarán chistes que han escuchado en la radio, etc. Nadie más que conozco está interesado en lo más mínimo en ese tipo de bromas tontas, pero la Reina, el Rey y las princesas son muy simples”, relató.

En cuanto a esto, abundó en otra de sus páginas:“Nada [una amiga] considera una gran lástima que a la princesa Isabel no se le anime a leer libros más cultos y que toda su conversación gire en torno a los perros y el último chiste radial. Estoy de acuerdo, pero por mucho que los amo, no son una familia intelectual de ninguna manera”. Respeto a Lilibet, a Alathea le preocupaba verla tan sola y se preguntaba por qué prefería la pequeña compañía de su familia antes que rodearse de personas de su edad: “¿Nunca quiere hablar o caminar sola con un amigo?
“Por mucho que amo a Margarita, desearía que Lilibet no tuviera una hermana menor, ya que entonces buscaría más la compañía de personas de su edad. Ella no sabe lo que es un verdadero amigo, ya que nunca habla confidencialmente con uno y es la persona más desagradable que conozco”, escribió sobre la actual reina.
“Plácida y sin emociones, nunca desea lo que no se le presenta; siempre feliz en su propia familia, nunca necesita la compañía de extraños (…) Si tan solo pudiera sacarla de su caparazón, ella que tiene tanto a sus pies, que puede ser tan alegre y divertida. Margarita es más del tipo que me gustaría para la futura reina: tiene esa frivolidad e irresponsabilidad de la que carece Lilibet, aunque no se podría llamar aburridas a ninguna de las dos”, agregó Alathea.
Hija de una familia rota, Alathea afirma en numerosas ocasiones que se sentía realmente feliz cuando pasaba días enteros con los reyes y sus hijas: “Regresé a casa bastante sola; les tengo más cariño que a mi propia familia, pero están más felices a solas con sus padres que con cualquier otra persona en la tierra”, escribió en una ocasión. “En ese Castillo, con sus habitaciones doradas y pasillos rojos, hay una atmósfera de vida familiar feliz que yo mismo nunca he conocido”. Se sentía tan feliz de ser parte de ellos que en un momento de sinceridad concluyó: “Con mucho gusto moriría por esa familia si hubiera una Revolución”.