Egiptóloga, artista y comunista: hace 145 años nació Isabel de Baviera, la «reina roja» de Bélgica

La duquesa Isabel de Baviera llegó a ser la tercera reina consorte de Bélgica. Los ciudadanos belgas la admiraron mucho pero nunca se sintieron identificados con esa naturaleza libre y caprichosa, ese espíritu no convencional y hasta excéntrico. Aunque mientras vivió su esposo, el rey Alberto I, fue una «prisionera del protocolo», al enviudar, su carácter se tornó volatil, autoritario y plenamente artístico.

Isabel (1876-1965) pertenecía una de las dinastías más excéntricas que ha conocido Europa, los Wittlesbach, era sobrina del «rey loco» Luis II, el megalómano de los castillos de cuentos, y ahijada de «Sissi», la depresiva y vanidosa emperatriz Isabel de Austria. Su padre, el duque Carlos Teodoro, fue considerado el padre de la medicina alemana y abandonaba sus castillos o regimientos para seguir estudios de medicina y cuidar de los desamparados que vivían en la pobreza. Isabel heredó también su compasión.

LA REINA ENFERMERA

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En 1900 se casó con el príncipe Alberto de Bélgica, sobrino del rey Leopoldo II, al que había conocido en un funeral, el de la duquesa de Alencón, tía de Isabel, fallecida durante un incendio en París. Al llegar a Bélgica, Isabel sorprendió a los burgueses flamencos y valones con sus opiniones políticas, que eran mucho más izquierdistas que las del propio partido socialista belga.

El matrimonio tuvo tres hijos: el mayor sería el futuro y polémico rey Leopoldo III; el segundo fue el príncipe Carlos, encargado de la regencia belga durante el exilio de su hermano tras la Segunda Guerra, y la menor fue María José, la última reina de Italia.

Alberto e Isabel se convirtieron en los reyes de los belgas en 1909. La residencia de la reina era un centro de la cultura belga: pintores, músicos, escultores, escritores y pensadores se reunían en torno a la reina. Al estallar la guerra, cinco años después, los monarcas se consagraron como los héroes nacionales.

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Como Bélgica se enfrentó a Alemania, el país natal de Isabel, ella con toda la astucia, renegó de su patria y se reconoció absolutamente belga: «Una cortina de hierro ha caído entre mi familia y yo«. Enfermera diplomada, Isabel organizó hospitales, entrenó enfermeras y recibió, y atendió personalmente, a los heridos de los ataques alemanes.

El reinado de Alberto (el «Rey Caballero») e Isabel (la «Reina Enfermera») fue un verdadero éxito y duró hasta que la tragedia golpeó a las puertas del palacio. En 1934, Alberto sufrió una caída durante una excursión de alpinismo y murió con el cráneo reventado contra una roca.

El hijo mayor se convirtió en el rey Leopoldo III. Un año más tarde, la nueva reina, Astrid de Suecia, falleció en un accidente automovilístico y el luto envolvió a la familia real. Durante los siguientes veinticinco años, hasta la llegada de Fabiola, Isabel fue la única mujer de la casa.

MÚSICA CON EINSTEIN

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Por sobre todas las cosas, Isabel fue una mujer apasionada por la música. Su vida estaba sumergida en la música, y sin duda hubiera sido una gran intérprete de piano y también de violín. Más Wittlesbach que ninguno, la reina llenaba su casa de artistas, pintores y músicos y dedicaba días enteros a tocar el violín.

Cierto día, los cortesanos la descubrieron a las 6 de la mañana en un parque, en el interior del cráter de una bomba, tocando el violín. Ante el estupor de sus sirvientes, Isabel explicó: «La noche estaba maravillosa, toda estrellada. Esta mañana es espléndida. Además, la acústica de esta cavidad es mejor que la de cualquier otra sala«.

En otra oportunidad, sus damas la sorprendieron a las seis de la mañana tocando el violín con otros tres músicos. Al preguntarle «¿Ya están tocando?», la reina, imperturbable, respondió: «¿Qué quieren decir con ‘ya’? ¡No hemos parado desde ayer a la noche!» Y siguió tocando…

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En los bosque del palacio real de Laeken, la reina Isabel tenía grandes amigos: los pájaros, a quien consideraba músicos por naturaleza. Los escuchaba silbar durante horas y plasmaba sus temas musicales en libros de pentagramas para después interpretarlos en su violín. Otro de sus grandes amigos fue Albert Einstein, junto al cual pasó muchas horas interpretando clásicos, él con el piano y ella con su violín.

Apodada «la Reina Roja», Isabel viajó regularmente a la ex Unión Soviética, un país que la fascinaba. Sin pelos en la lengua, la reina confesaba su admiración por Castro y Lenin, y que el sistema comunista está lejos de ser perfecto, que necesitaría de varias generaciones para alcanzar sus objetivos, pero que es el que más se interesaba por la vida de las personas.

LA MUJER QUE «DESCUBRIÓ» A TUTANKAMON

A Isabel de Bélgica le apasionaba todo: las ciencias, las artes, las religiones, las culturas… Era tan curiosa que llegó a ser una las primeras mujeres europeas en entrar en la tumba del faraón Tutankamón en el Valle de los Reyes en Egipto en 1923. Jean Capart, padre de la egiptología belga, fue su guía en la expedición que llevó a penetrar uno de los monumentos funerarios más apasionantes de la historia. «El 22 de noviembre de 1922, Lord Carnarvon y Howard Carter encontraron una tumba en el Valle de los Reyes«, escribe el arqueólogo e historiador Patrick Weber. «Cuando oyó la noticia, Isabel se emocionó. La pared que separaba la antecámara de la bóveda debía ser abierta y la reina deseaba presenciar el acontecimiento (…) Telegrafió a Lord Carnavon para ver si se le permitiría unirse a él y obviamente se le da la autorización«.

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Artículo publicado originalmente el 8 de marzo de 2020 y actualizado el 23 de noviembre de 2020.

Los reyes de Bélgica y sus hijos publicaron su nuevo retrato con motivo de la Navidad

Los reyes Felipe y Matilde y los cuatro príncipes lanzaron la fotografía con un mensaje de felicitaciones para todos los ciudadanos.

La casa real de Bélgica lanzó este viernes 18 de diciembre un nuevo retrato de la familia real con motivo de la Navidad. En la fotografía aparecen, de izquierda a derecha, el rey de los belgas Felipe I y la reina Mathilde acompañados por sus cuatro hijos adolescentes.

El retrato fue publicado con un mensaje de felicitaciones destinado a todos los belgas: “En vísperas de este período navideño tan especial, les deseamos a todos una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo”.

En la foto los monarcas de los belgas aparecen acompañados por su hija mayor, la princesa heredera Isabel, de 19 años, y los príncipes Gabriel, de 17 años, Emmanuel, de 15, y Éléonore, de 12.

La imagen fue publicada después de que la familia real asistiera al tradicional Concierto de Navidad en el Salón del Trono del Palacio de Bruselas.

En este concierto, que tuvo lugar bajo estrictas medidas de seguridad sanitaria según la cadena RTL, la princesa Éléonore y el príncipe Emmanuel también tocaron el violín y el saxofón respectivamente.

El Concierto de Navidad se grabó en el Palacio Real de Bruselas el 16 de diciembre y se emitirá este domingo 20 de diciembre de 2020 en la televisión belga, informó Histoires Royales

El resto de los miembros de la familia que normalmente asisten al concierto, entre ellos el ex rey Alberto II y la ex reina Paola, no asistieron para evitar peligros de contagio de coronavirus.

Hace 60 años: quiénes asistieron a la boda de Balduino y Fabiola de Bélgica

Como monarca de una de las familias reales mejor emparentadas del mundo, Balduino de Bélgica logró reunir una importante masa de invitados de sangre azul cuando se casó el 15 de diciembre 1960, exactamente hace 60 años, con Fabiola de Mora y Aragón.

El joven monarca, de 30 años, a quien muchos imaginaban soltero de por vida, sorprendió a Europa en septiembre de 1960 al anunciar que se casaría con la aristócrata española. En Madrid, la joven de 33 años, que estaba a punto de convertirse en monja, dejó boquiabierta a toda su familia al anunciarles que tenía novio y que ese joven era un rey.

Catalogada como la boda del año, el romance despertó un frenesí de alegría en Bélgica, que hacía años no celebraba un casamiento real y veía con tristeza cómo la familia real aún no podía recuperarse de los años amargos de las trágicas muertes del rey Alberto I (1934) y la reina Astrid (1935), la guerra y la posguerra.

Con tantos motivos para celebrar, el gobierno belga ofreció a Balduino la boda real más grande que vivió Bélgica en el siglo XX y, en, respuestas, decenas de miembros de la realeza viajaron hasta Bruselas para presenciar el evento. La relación de la familia real con las cortes de Europa quedó reflejada en la inmensa lista de invitados de sangre azul y casi no hubo ausencias notables.

La reina viuda Isabel de Bélgica con la reina Juliana de Holanda.

La reina abuela viuda de Alberto I, Isabel de Baviera (sobrina de la emperatriz Sissi), no quiso perderse el casamiento de su nieto. Fallecería cinco años más tarde, en 1965, y fue sepultada junto a la tumba de su esposo. Artística, intelectual, la denominada “reina enfermera” había sido muy popular por su labor solidaria en la Primera Guerra Mundial, pero al enviudar se sumergió en un estilo de vida bohemio, cercano al comunismo, que le hizo perder la simpatía de los belgas. Pocos ciudadanos lloraron su muerte.

La presencia del ex rey Leopoldo III y su segunda esposa, Lilian, princesa de Réthy, no despertó una gran emoción entre el público que se congregó en Bruselas. Impopular por su papel y por su segundo matrimonio mantenido en secreto durante la Segunda Guerra Mundial, se había visto obligado a abdicar en Balduino en 1951, retirándose mayomente de la vida público. Su hermano Carlos, conde de Flandes y tío de Balduino, declinó la invitación a la boda porque se encontraba desde hacía años distanciado de la familia.

Leopoldo III con su hijo Alberto y su yerno, Juan de Luxemburgo.

Tres jefes de Estado en la boda real

También asistieron a la boda todos los hermanos de Balduino: la mayor, Josefina-Carlota (1927-2005), estaba casada desde hacía siete años con el gran duque heredero de Luxemburgo, Juan (1921-2019); la pareja asistió a la boda acompañada de sus dos hijos mayores, el príncipe Enrique y la princesa Marie-Astrid. La representación de la familia real luxemburguesa estuvo presidida por la gran duquesa Carlota, por entonces la soberana más antigua de Europa (con 41 años de reinado), quien abdicaría en 1964, y su esposo el príncipe consorte Félix, príncipe de Borbón-Parma.

Josefina-Carlota se convertiría en la gran duquesa consorte de Luxemburgo cuatro años más tarde, en 1964, cuando su suegra abdicó al trono granducal y su esposo, Juan, se convirtió en el nuevo soberano. La gran duquesa, tercera princesa de la historia belga que se convertía en soberana en el extranjero, tuvo una enorme familia (5 hijos y más de 20 nietos) y murió de cáncer en 2005. El gran duque Juan abdicó en 2000 y murió en 2019. Están sepultados en la cripta granducal de la Catedral de Notre-Dame de Luxemburgo.

Josefina Carlota de Luxemburgo junto al ex rey Humberto II de Italia.

Alberto, príncipe de Lieja, y su esposa italiana Paola Ruffo di Calabria, fueron los que se llevaron la mayor cantidad de aplausos del público, admirados por su juventud y su belleza. También asistieron los hermanastros de Balduino (hijos de Lilian), los príncipes Alejandro, María Esmeralda y María Cristina.

El príncipe de Lieja, en tanto, sucedería a Balduino en el trono en 1993 porque, como se sabe, la reina Fabiola no tuvo hijos. Paola de Lieja fue una reina popular, pero una figura ensombrecida por los escándalos protagonizados por su esposo. Pese a la reticencia de Balduino y Fabiola de dejar el trono a la díscola y rebelde pareja, y de preferir en su lugar al príncipe Felipe, el destino siguió su curso. Alberto II abdicó al trono en 2013, tras veinte años de reinado.

Nacida en la familia real belga, como hija de Alberto I e Isabel, asistió a la boda la última reina de Italia, María José (1906-2001). Le acompañaban su esposo, Umberto II (1904-1983), y sus hijas, las princesas María Pía, María Gabriela y María Beatriz. Conocido como el “rey de mayo”, Humberto I había abdicado tras la Segunda Guerra Mundial y la caída del fascismo en 1946. Convertida Italia en una república, las autoridades prohibieron el regreso al país de toda la dinastía con excepción de María José, que no hizo uso de ese privilegio. Separada entonces de su marido y poco relacionada con la familia belga, María José viviría tranquilamente en Suiza hasta su muerte.

La doble boda (civil en el Palacio Real de Bruselas y religiosa en la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula) contó con la presencia del rey Olav V de Noruega (1903-1991), primo hermano de Balduino. Reinante desde hacía tres años, era viudo y se rumoreaba entonces que tenia un romance con la empleada de una tienda de ropa de Oslo pero tuvo que sacrificar la relación por el bien de la corona. Reinaría hasta su muerte en 1991, después de haber sido el segundo rey de la moderna monarquía noruega. A la boda le acompañó su segunda hija, la princesa Astrid, que solía ejercer como primera dama por ausencia de una reina. Tres años después protagonizaría su propia boda con un plebeyo, asistente de un comercio de Oslo.

La reina Juliana de Holanda (1909-2004) y el príncipe consorte Bernardo (1911-2004) se hallaban en el máximo de su popularidad cuando asistieron a la boda de Balduino y Fabiola. Asistieron con su hija mayor, la princesa Beatriz, quien sería reina de los Países Bajos desde 1980, cuando Juliana abdicó.

En los años 70, Bernardo fue acusado de haber recibido sobornos de una fábrica de aviones estadounidenses y perdió no solo su popularidad y su prestigio internacional, sino también sus cargos oficiales. Avergonzada, Juliana abdicó poco después alegando estar (a los 71 años) demasiado mayor para reinar. Juliana y Bernardo murieron en 2004, después de haber alcanzado los 67 años de matrimonio, mientras Beatriz reinó hasta su abdicación en 2013.

Los reyes de Suecia y Dinamarca no asistieron a la boda belga pese a estar ampliamente relacionados con Balduino. El rey sueco Gustavo VI Adolfo envió en su representación a su hijo, el príncipe Bertil, duque de Halland (1912-1997). Soltero a los 48 años, era el único de los cuatro hijos del rey que no había perdido su estatus real ni sus derechos sucesorios a causa de sus matrimonios con plebeyas. El propio Bertil estaba entonces en pareja con la inglesa Lilian Davies, pero no se casó con ella sino hasta 1977 porque antepuso sus deberes reales justo cuando la casa real sueca se encontraba en un grave peligro sucesorios: su sobrino y heredero del trono, Carlos Gustavo, era apenas un adolescente.

Desde la casa real de Dinamarca, viajaron a la boda de los reyes belgas el príncipe Axel, de 72 años, y su esposa Margarita. Hija mayor del fallecido príncipe Carlos de Suecia, duque de Västergötland, Margarita era la única hermana sobreviviente de la fallecida reina Astrid, madre de Balduino. Axel moriría en 1964 y su viuda regresó a su país natal para reintegrarse como miembro de la casa real de Suecia y participó de numerosos actos oficiales hasta su fallecimiento a los 78 años en 1977.

La familia real española, exiliada y sin patria, no podía estar ausente de la boda belga a causa de la estrecha relación que mantenían con la familia de Mora y Aragón. En una presencia censurada en los medios españoles por el régimen franquista -adverso a los Borbones-, viajaron a Bruselas don Juan de Borbón y Battenberg (1913-1993), jefe de la casa real y conde de Barcelona, su esposa doña María de Borbón-Dos Sicilias (1910-2000), su hijo el príncipe don Juan Carlos y la infanta María Cristina, hermana de don Juan.

Pese a haber luchado incansablemente para restituir la monarquía española, don Juan no logró su cometido por oposición del general Francisco Franco, quien “heredó” la corona al príncipe Juan Carlos. Don Juan, después de años de distanciamiento con su hijo a causa de la sucesión, retorno a España donde murió en 1993 y fue sepultado con honores de rey, con el nombre de “Juan III”. Juan Carlos reinaría 39 años, desde la muerte de Franco hasta una abdicación envuelta en escándalos en 2014.

Las familias reales destronadas después de la Segunda Guerra Mundial aistieron en masa a la boda de Balduino y Fabiola. El ex rey Simeón II de Bulgaria, quien había ascendido al trono en 1943, a los 6 años de edad, y abdicado en 1946, encabezaba la lista, seguido por el ex rey Miguel y la reina Ana de Rumania. El heredero del último emperador austrohúngaro, el archiduque Otto de Habsburgo-Lorena y los duques de Braganza, pretendientes del trono de Portugal, completaban la lista de asistentes.

Margarita de Inglaterra, la estrella de la boda

La familia real británica, que durante bastante tiempo había tenido una relación fría con la familia real belga desde 1962, cuando, contra el deseo de su pueblo y los deseos británicos, Balduino se negó a asistir al funeral del rey Jorge VI en 1952. Según el protocolo belga, el monarca solo podía asistir a un funeral de Estado en el extranjero si ya había visitado ese país oficialmente. Como Balduino reinaba desde apenas siete meses antes y aún no había visitado el Reino Unido, rechazó la invitación para asistir al funeral y envió a su hermano Alberto en su representación.

En represalia, los británicos no asistieron a la boda de Alberto y Paola en 1959, en una escalada que continuó en mayo de 1960, cuando Balduino se negó a asistir a la boda de la princesa Margarita de Inglaterra. Al igual que el resto de las casas reales, el rey belga consideraba absolutamente inapropiado que una princesa inglesa se casara con un fotógrafo. En lo que muchos entendieron como una sutil “revancha”, la reina Isabel II aceptó la invitación a la boda de Balduino y Fabiola enviando, en su lugar, a su hermana Margarita y al fotógrafo.

La hermosa princesa Margarita (1930-2002) acaparó la atención de todos los medios de prensa acreditados en Bruselas y fue la que más gritos de admiración cosechó entre las multitudes. Famosa por haber renunciado al amor en 1955 para obedecer los preceptos reales, había logrado su cometido de casarse con Tony Armstrong-Jones, pero el matrimonio no fue feliz. Primera divorciada de la familia real en 400 años, Margarita tuvo un final amargo ensombrecido por diversos problemas de salud. Tony, casado en segundas nupcias con una amante, murió en 2008.

Sangre azul: quién es quién en la línea sucesoria al trono de Bélgica

Dieciséis personas, todos ellos descendientes del rey Alberto, ostentan el derecho a reclamar la corona belga.

La confirmación de que la artista belga Delphine Boel es hija del ex rey Alberto II de Bélgica ha traído interrogantes sobre si ella y sus descendientes tienen derechos al trono, es decir, si son “elegibles” en el caso de que la actual familia real se viera incapacitada, imposibilitada o extinguida. En total, 16 personas tienen derecho a ascender al trono belga, todos ellos descendientes del rey Alberto II.

El trono ahora lo ocupa el rey Felipe, sexto monarca de los belgas. De nombre completo Philippe Léopold Louis Marie en el original en francés (Filip Leopold Lodewijk Maria en flamenco), vino al mundo el 15 de abril de 1960 como el primogénito de los entonces príncipes de Lieja, Alberto, hermano menor del rey Balduino, y Paola, noble de origen italiano, los cuales habían contraído matrimonio el año anterior. Al niño, que en el momento de su nacimiento adquirió la condición de príncipe de Bélgica con tratamiento de alteza real, le siguieron dos hermanos, Astrid y Laurent.

El hecho de que los reyes Balduino y Fabiola no tuvieran hijos colocaba a su hermano Alberto, con el título de príncipe de Lieja, al frente de la línea sucesoria, pero sólo sobre el papel. En la década de los 80 la opinión pública se convenció de que Alberto, que ya era cincuentón y había arrastrado una imagen de cierta indolencia mundana o de desapego a las obligaciones institucionales, terminaría renunciando a sus derechos sucesorios, probablemente en favor de su vástago mayor, con el que las relaciones en público, empero, no destacaban por su calidez.

En efecto, el discreto príncipe Felipe, cuya personalidad era descrita como introvertida y lacónica, quizá insegura, muy diferente al carácter de su padre cuando tenía su edad, venía recibiendo una instrucción tal que sugería su preparación para convertirse en el sucesor directo de su tío cuando llegara el momento. Pero también podría estar pensándose en su hermana Astrid, más popular entre los belgas, tal como sugirió el cambio de reglas del juego sucesorio realizado por Balduino.

En 1991, en sus últimos años de reinado, Balduino impulsó que el derecho al trono se adquiera por primogenitura absoluta entre todos los descendientes del entonces príncipe Alberto. Pero los descendientes de monarcas y príncipes de generaciones anteriores solo tienen derecho al trono si son descendientes del rey Leopoldo I en línea masculina, lo que significa que los descendientes de todas las princesas belgas no descendientes de Alberto II están excluidos del trono.

Aquel cambio se vio apoyado por la preocupación sobre la soltería del príncipe Felipe, quien era entonces el segundo en la línea sucesoria y, a los 31 años, aún no había contraído matrimonio. La opinión pública belga se mostró favorable a que la ley sálica (que niega a las mujeres el derecho de sucesión) fuera abolida para ubicar a la princesa Astrid en el tercer lugar, desplazando al cuarto puesto al príncipe Laurent. Astrid, más popular que Felipe, era considerada una princesa ejemplar y tenía una nutrida descendencia de su matrimonio con un miembro de la Casa de Habsburgo.

El rey Balduino murió en 1993 y fue sucedido por su hermano menor, Alberto II. Nacido en 1934 y titulado príncipe de Lieja contrajo matrimonio en 1959 con Donna Paola Ruffo di Calabria (n. 1937), hija de Fulco Ruffo di Calabria, VI Duque de Guardia Lombarda, y la Condesa Luisa Gazelli di Rossana e di San Sebastiano. En 2013, Alberto II abdicó al trono. Fue sucedido por su hijo, el actual rey Felipe I, casado desde 1999 con la condesa Mathilde d’Udekem d’Acoz (n. 1973), hija del Conde Patrick d’Udekem d’Acoz y la condesa Anna Maria Komorowska.

Según lo dispuesto, los padres del nuevo monarca conservaron la condición real, lo que convirtió a Bélgica en una insólita monarquía parlamentaria con dos reyes, Felipe –el único reinante- y Alberto II, y tres reinas, Mathilde, Paola y Fabiola, los cinco con tratamiento de majestades. Mathilde se convirtió en la primera reina de origen belga en la historia del país, después de una francesa, una austríaca, una alemana, una sueca, una española y una italiana, las esposas respectivamente de Leopoldo I, Leopoldo II, Alberto I, Leopoldo III, Balduino y Alberto II.

Esta es la línea sucesoria al trono belga:

1) Princesa Isabel (nacida en 2001): es la heredera natural del trono, por lo tanto llamada a ser la primera Reina de los Belgas después de su padre, Felipe I. Ostenta el título de Duquesa de Brabante, tradicionalmente otorgado al heredero del trono (anteriormente lo llevaron antes de ascender al trono Leopoldo II, Leopoldo II, Balduino y Felipe).

2) Príncipe Gabriel (n. 2003), segundo hijo de los reyes Felipe y Mathilde.

3) Príncipe Emmanuel (n. 2005), tercer hijo de los reyes Felipe y Mathilde.

4) Princesa Eléonore (n. 2008), cuarta hija de los reyes Felipe y Mathilde.

5) Princesa Astrid (n. 1962); segunda hija de los reyes Alberto II y Paola; contrajo matrimonio en 1984 con el archiduque Lorenz de Austria-Este, creado Príncipe de Bélgica en 1995 (n. 1955), hijo del archiduque Robert de Austria-Este y la princesa Margherita de Saboya-Aosta. Astrid se convirtió en la primera mujer ubicada en la sucesión al trono tras la abolición de la Ley Sálica en 1991.

Los hijos de la princesa Astrid ostentan los títulos de Príncipes de Bélgica y Archiduques de Austria-Este, aunque no transmitirán los títulos de Príncipes de Bélgica a sus descendientes, desde 2015 derecho solo otorgado a los hijos del monarca y los hijos del heredero al trono. (Debido a que son descendientes de la infanta Luisa Fernanda de Borbón, el archiduque Lorenz y sus hijos tienen además derecho a sucesión en el trono de España).

6) Príncipe Amedeo de Bélgica (n. 1986); primogénito de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz; contrajo matrimonio en 2014 con Elisabetta Rosboch von Wolkenstein (n. 1987).

7) Archiduquesa Anna Astrid de Austria-Este (n. 2016), primera hija del príncipe Amedeo y la princesa Elisabetta.

8) Archiduque Maximiliano de Austria-Este (n. 2019), segundo hijo del príncipe Amedeo y la princesa Elisabetta.

9) Princesa Maria Laura de Bélgica, archiduquesa de Austria-Este (n. 1988), segunda hija de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz.

10) Príncipe Joachim de Bélgica, archiduque de Austria-Este (n. 1991), tercer hijo de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz.

11) Princesa Luisa Maria de Bélgica, archiduquesa de Austria-Este (n. 1995), cuarta hija de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz.

12) Princesa Laetitia Maria de Bélgica, archiduquesa de Austria-Este (n. 2003), quinta hija de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz.

13) Príncipe Laurent de Bélgica (n. 1963); tercer hijo del matrimonio formado por el rey Alberto II y la reina Paola; contrajo matrimonio en 2003 con la británica Claire Coombs (n. 1974), quien recibió el título de Princesa de Bélgica por matrimonio.

Sus hijos ostentan los títulos de Príncipes de Bélgica:

14) Princesa Louise de Bélgica (n. 2004), primogénita del príncipe Laurent y la princesa Claire.

15) Príncipe Nicolas de Bélgica (n. 2005), segundo hijo del príncipe Laurent y la princesa Claire

16) Príncipe Aymeric de Bélgica (n. 2005), tercer hijo del príncipe Laurent y la princesa Claire.

La descendencia de la princesa Josefina-Carlota (1927-2005), hermana mayor del rey Alberto II y consorte del fallecido gran duque Juan de Luxemburgo, se encuentra fuera de la línea sucesoria belga, al igual que la descendencia de la princesa María José de Bélgica (1906-2000), hermana menor del rey Leopoldo III y consorte del último rey de Italia, Umberto II. Ninguna persona nacida fuera de Bélgica puede ser llamada a reinar.

Elisabeth Van Belgïe: la futura reina de Bélgica comenzó a recibir entrenamiento militar

La hija mayor de los reyes Felipe y Mathilde está realizando una pasantía en el campo militar de Elsenborn.

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La princesa heredera belga, Isabel, ha comenzado un entrenamiento de iniciación militar en el campamento del ejército belga de Elsenborn en Butgenbach como parte de los preparativos para heredar el trono de su país.

La princesa de 18 años participará en todo tipo de actividades que están en la lista del programa de entrenamiento, incluidas las rutinas de ejercicios matutinos y la práctica del uso de un rifle de asalto. Este año, el curso de entrenamiento militar del campamento se redujo de seis a cuatro semanas en medio de la pandemia de coronavirus en curso.

Capitán Gilles Marx, comandante de la promoción de alumnos de primer año de la Real Academia Militar: «Es un curso de formación común a todo el personal de Defensa. Antes de poder pretender ingresar a una unidad, los candidatos deben pasar la fase iniciación militar. Se convertirán estrictamente en militares, haciendo así la transición del mundo civil al mundo militar».

La princesa aprenderá a disparar, a camuflarse, pulirá su condición física y estudiará algunas tácticas militares, informó RTBF. La mayor Isabelle Vanhavermaet, instructora principal, explicó: «Hay que saber que algún día será comandante de las fuerzas armadas. Por eso es muy importante que sepa lo que es ser soldado». Y no se trata de ser un privilegiado gracias a su estatus. 

La princesa está alojada en el mismo barco que los demás estudiantes, como subraya Vanhavermaet: «Es una estudiante normal, y también es la voluntad del Palacio. Lo respetamos, y es muy bonito. para ver cómo se ha integrado en su grupo. Se llama Van Belgïe, porque está en un pelotón de habla holandesa. Si hace algo que no es correcto, se lo diremos y le ‘llamar por su nombre, Van Belgïe, como llamamos a otra persona por su apellido también. No distinguimos entre los estudiantes porque en este caso, no daría la imagen real de ser militar».

La princesa Isabel nació el 25 de octubre de 2001 y es la hija mayor del rey Felipe I y la reina Mathilde de los belgas. En 2013, su padre prestó juramento como rey y la princesa Isabel se convirtió en la heredera aparente del trono y, como tal, lleva el título de duquesa de Brabante. Su entrenamiento responde a una larga tradición de relación entre la casa real y las fuerzas armadas belgas.

Su padre fue ascendiendo en el escalafón militar en preparación del día en que, como rey, se convirtiera en el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas belgas. En 2001 fue promovido a mayor general del Ejército y de la Fuerza Aérea, y a almirante de división de la Fuerza Naval. En 2010 pasó a ser teniente general del Componente de Tierra (ex Ejército), teniente general del Componente del Aire (ex Fuerza Aérea) y vicealmirante del Componente de Marina (ex Fuerza Naval). En 2004 se sacó la licencia de piloto civil de helicóptero.

(SPUTNIK / RTBF)

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