Una reina de España fue el primer royal nacido en Escocia después de 300 años

Fue la nieta menor de la reina Victoria de Inglaterra y ahijada de la emperatriz Eugenia de Francia. Según el autor Gerard Noel, el castillo donde nació se convertiría en su hogar favorito.

Carlos I Estuardo, rey de Escocia y rey de Inglaterra, nació en Escocia en 1600 y desde entonces, durante casi tres siglos, ningún miembro de la monarquía nació allí hasta Victoria Eugenia. Se trata de la nieta más joven de la reina Victoria, Victoria Eugenie Julia Ena de Battenberg, quien nació el 24 de octubre de 1887 y fue bautizada con los nombres de su abuela, Victoria, y de su madrina Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia. Para celebrar su nacimiento, se encendió una gran hoguera en Craig Gown.

El 23 de noviembre de 1887 se celebró el bautizo de la futura reina de España en el salón del castillo de Balmoral, que según el autor Gerard Noel, se convertiría en el hogar favorito de la princesa de Battenberg. A menudo Victoria Eugenia se refería cariñosamente al lugar en cartas a una de sus primas, la princesa María de Teck. A diferencia de otros miembros de la familia Battenberg, a quienes se les otorgó el rango inferior de Alteza Serena, Victoria Eugenia nació con el rango de Alteza debido a una Orden Real emitida en 1886 por la reina Victoria y que muestra el apego que tenía hacia su hija menor, Beatriz, madre de la niña.

Para su familia y el público británico, era conocida por el último de sus nombres, Ena. En 1905 conoció al joven rey Alfonso XIII de España, quien había viajado a Londres con la intención de buscar una esposa británica y estaba interesado en la princesa Patricia de Connaught. Sin embargo, se enamoró de Victoria Eugenia de Battenberg y la convirtió en reina de España en 1906. Se casaron en el Real Monasterio de San Jerónimo en Madrid y en la ceremonia estuvieron presentes la madre y los hermanos de Ena, así como sus primos, el Príncipe y la Princesa de Gales.

Ena se dedicó toda su vida a trabajar para hospitales y servicios para los pobres, así como a la educación, y también participó en la reorganización de la Cruz Roja Española. En 1929, la ciudad de Barcelona erigió una estatua de ella con uniforme de enfermera en honor a su labor de Cruz Roja. Desde entonces, la estatua ha sido destruida, pero varios monumentos españoles llevan el nombre de Victoria Eugenia, incluido el «Puente de la Reina Victoria» de Madrid que cruza el río Manzanares. Murió en Lausana el 15 de abril de 1969, a los 81 años, después de haber presenciado seis reinados británicos y la caída de la monarquía española.

Prohibido estrictamente copiar completa o parcialmente los contenidos de MONARQUIAS.COM sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original. Puede encontrarnos en Facebook o Instagram.

Piezas únicas de Fabergé ilustran los lazos entre la realeza británica y la dinastía Romanov

El palacio de Holyrood en Edimburgo abrió la exposición «Rusia, Realeza y los Romanov», formada por más de 170 cuadros, joyas, fotografías, vestidos, libros y cartas.

Sigue leyendo «Piezas únicas de Fabergé ilustran los lazos entre la realeza británica y la dinastía Romanov»

Revelan una carta que muestra cómo María Estuardo allanó el camino para la Convención de Ginebra

El Royal College of Surgeons de Edimburgo publicó un documento del siglo XVI que muestra cómo la reina escocesa protegió y preservó el estatus de los cirujanos estableciendo por ley que no deben portar armas en la batalla.

Sigue leyendo «Revelan una carta que muestra cómo María Estuardo allanó el camino para la Convención de Ginebra»

Un espía del Papa, intrigas y asesinatos en la corte de Escocia

María Estuardo, reina de Escocia, y su prima Isabel Tudor, reina de Inglaterra, eran primas y rivales. A la poderosa soberana inglesa le interesaba mucho lo que sucedía en la corte escocesa, ya que la monarca Estuardo era una de las pretendientes católicas del reino inglés. Bajo este contexto, se desarrolló una de las historias más intrigantes de la historia británica y, más de 400 años después, muchos de sus capítulos siguen siendo un misterio.

Cuando Isabel, que sentía una profunda aversión por el matrimonio, se enteró de Escocia negociaba la boda de María con el príncipe español y Don Carlos, hijo y heredero del rey católico Felipe II de España, se alarmó profundamente. A Inglaterra no le convenía estar rodeada de dos reinos católicos. Para evitar el desastre, la Reina Virgen puso su mirada en Robert Dudley, un distinguido noble inglés y protestante.

Si se casaba con aquel hombre, le propuso Isabel a María, sus descendientes serían ubicados en el primer lugar en la línea sucesoria al trono inglés. La oferta resultaba muy tentadora, y la historia hubiera sido muy distinta si la reina de Escocia aceptaba. Pero entonces María ya estaba enamorada de otro hombre: Enrique Estuardo, Conde de Darnley (1545-1567), al que sus contemporáneos definían como «el hombre más lujoso y mejor proporcionado del mundo».

darnley
ENRIQUE, CONDE DE DARNLEY

El noble, al que la reina Isabel detestaba, era cuatro años más joven que María, era hermoso, alto, católico y tenía sangre azul inglesa. A mediados de 1565, María y Darnley se casaron. El embajador de Inglaterra, presente en la boda, se lamentaría de que la «pobre reina María, a quien tanto estimaba, que era tan sabia, tan digna en todas sus acciones» se comportara como una adolescente enamorada.

Como súbdito inglés que era, Darnley tenía que solicitar permiso a la reina Isabel antes de casarse, pero no lo hizo. Isabel, loca de furia, desató su venganza en la familia de Darnley que quedó en Inglaterra, encarcelando en la Torre de Londres a la condesa de Lennox (la nueva suegra de María).

En el plano íntimo las cosas tampoco fueron bien para María, que estaba absolutamente encandilada por Darnley. Pero este inglés era un inepto y un mujeriego desvergonzado al que sólo le preocupaba su aspecto físico y su posición en la corte.

Ambicioso, celoso y violento como pocos, Darnley le exigía a diario el título de rey y se encargaba de humillarla en público y hasta agredirla físicamente al punto de que, tras una de sus frecuentes palizas, la reina perdió el hijo que esperaba.

El matrimonio empezaba con el pie izquierdo y el panorama político no parecía muy halagador para María y Enrique. El conde de Moray, hermanastro de María, que no se mostró dispuesto a tolerar la presencia de un inglés católico en el trono y se rebeló, comenzó a instar a los nobles escoceses a levantarse contra la reina.

Los nobles pronto se dieron cuenta de que podían aprovecharse de la debilidad y la naturaleza poco decidida de Darnley para atacar a María, por lo que apelaron a su mayor virtud: su vanidad. Le hicieron creer que lo convertirían en soberano de Escocia si se ponía del lado de la nobleza (al fin y al cabo, era uno de ellos) y Darnley mordió el anzuelo.

Rizzio, el bello ragazzo

rizzio
DAVID RIZZIO (1533-1566)

Un año después de la boda, el 19 de junio de 1566, María fue madre por primera vez, del futuro rey Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra. Para entonces, la relación comenzaba deteriorarse profundamente porque Darnley insistía en reclamar a María la corona de rey. Lord Moray estaba celoso porque la presencia de Darnley lo alejaba de la corona escocesa.

Con la complicidad de los nobles protestantes escoceses, Moray convenció al consorte de que María se acostaba con su secretario, el músico David Rizzio (1533-1566), ultracatólico, miembro de la Santa Alianza, que actuaba como agente secreto del papa Pío IV en la corte escocesa.

Nacido en Turín, hijo de un humilde profesor de música, Rizzio había logrado entrar al servicio del papa Pablo IV realizando “operaciones especiales” para el pontífice en Francia, Alemania e Inglaterra. Fue a finales de 1565 cuando la reina conoció a este joven turinés de treinta y dos años, piel oscura, bonitos ojos verdes y la típica belleza italiana. El hombre, que pintaba, tocaba instrumentos, sabía de arte, componía versos, formaba parte del séquito del embajador de Saboya que visitaba Escocia.

«La reina pidió entonces al embajador que antes de marcharse de Edimburgo le cediese a David Rizzio para su divertimento privado«, escribe Eric Frattini, experto en asuntos vaticanos. «Poco a poco el espía papal fue ascendiendo en el séquito, de simple cantante a, en pocos días, convertirse en ayuda de cámara de la reina. La reina encontró en el italiano lo que no hallaba en su esposo (…)».

«Rizzio tenía las ideas muy claras, poseía una amplia cultura artística; dominaba el latín, el francés y el italiano, los hablaba con fluidés, y el inglés con soltura. A pesar de contar con el apoyo de la reina, el espía seguía comiendo en la mesa de los criados, pero la oportunidad de cambiar esta situación se le presentó cuando la reina cesó a su secretario privado (…). A pesar de ser un fiel defensor de la Contrarreforma e informar obedientemente de cualquier movimiento inglés o escocés al papa Pío V y a su jefe, el cardenal Maffei, se dedicó en cuerpo y alma a servir a la reina María».

Continúe leyendo