A pocos meses de que el príncipe Felipe de Inglaterra, duque de Edimburgo, cumpla 100 años de edad, una nueva biografía del autor británico Ian Lloyd ofrece una visión fascinante de su larga e intensa vida.
El duque de Edimburgo siempre ha afirmado tener poco interés en su legado. Pero a medida que se acerca a su cumpleaños número 100, será consciente de que la privacidad pacífica que ha cultivado durante su jubilación probablemente se rompa, ya que el centro de atención recae sobre él una vez más.
Lloyd, autor de una nueva biografía The Duke: 100 Chapters In The Life Of Prince Philip cree al príncipe, esposo de la reina Isabel II, no le gustará ser el centro de atención durante su centenario y que, en última instancia, preferirá ser recordado no por sus errores sino por su servicio.
“Creo que le molesta”, dijo Lloyd a The Telegraph. “Michael Parker, el secretario privado del duque, dijo que su razón de ser es apoyar a la reina, en primer lugar, en segundo lugar y en tercer lugar”.
El autor asegura que el príncipe Felipe podría sentirse identificado con su hijo, Harry, y la esposa Meghan Markle, que decidieron dejar el palacio para llevar vidas independientes.

“El príncipe Felipe… tuvo que forjarse su propio papel”, dice Lloyd.
“Si Meghan le hubiera consultado sobre los problemas que tenía para adaptarse, no tengo ninguna duda de que él le habría contado los suyos”, dice. “Él la habría aconsejado. Pero también habría dicho ‘Baja la cabeza y sigue adelante’”
El duque de Edimburgo, agrega Lloyd, prefiere canalizar sus energías para hacer lo mejor de las cosas: “Felipe siempre tuvo un profundo respeto por la familia real. El deber lo era todo. No pensó: ‘¿Es esto apropiado para mí?’ No analizó demasiado”, dice.
“Esta idea de que tú también deberías tener realización personal no era algo que él hubiera considerado. Es una generación diferente”, agrega el autor.
Sin embargo, el duque siempre ha estado cerca de Harry: “Lo adora y ve mucho de sí mismo en él. El hecho de que Meghan sea la esposa de Harry no habrá ayudado. Definitivamente verá su decisión de mudarse al extranjero como un incumplimiento del deber”, dice Lloyd.
“El príncipe Felipe se habrá sentido muy decepcionado [con la partida de los Sussex] porque su enfoque en la vida es apoyar a la monarquía”, dice Lloyd.

“No le gusta la pompa de la realeza, los paseos, era algo que consideraba una pérdida de tiempo”, dice Lloyd.
“Le habría entristecido mucho que la realeza más joven no lo vea de esa manera. Harry tal vez pensó: ‘Bueno, nunca voy a ser rey, es solo un papel de paso’, pero eso es exactamente lo que Felipe tenía. Nunca ha sido el jefe de su propia familia y nunca ha tenido un papel protagónico. Creo que le resultó difícil, pero intentó adaptarse”.
En el palacio de Buckingham “realmente lo odiaban”

Felipe, nacido como un príncipe de Grecia en 1921, “viene de un entorno completamente diferente al de muchas de las personas que se han unido a la familia real”, dice el autor. “Él mismo es de la realeza … pero vino de esta infancia muy extraña con mucha adversidad”.
“Desde los nueve años, quedó prácticamente huérfano sin hogar permanente. Debe haber tenido un efecto tremendo en él”, dice Lloyd.
Al igual que con Meghan, la nacionalidad del duque afectó la forma en que fue recibido en el Reino Unido. “Había un elemento de xenofobia en algunas de las críticas [de Meghan]”, dice Lloyd. “Eso fue igual para Felipe. A pesar de que había servido en la Royal Navy, se le consideraba un extranjero y muchos no lo consideraban adecuado para una princesa británica”.
“El príncipe Felipe se habrá sentido muy decepcionado [con la partida de los Sussex] porque su enfoque en la vida es apoyar a la monarquía”, dice Lloyd.
El duque de Edimburgo resistió sus propios problemas al unirse a la familia real, aunque su caso apenas fue ayudado por los amigos aristocráticos del rey Jorge VI y la reina Isabel, quienes lo detestaban intensamente y se burlaban a sus espaldas.
Felipe “no les agradaba, no confiaban en él y se notaba”, dice Lloyd. “Era mucho más pobre que ellos y lo pasaron muy mal encajando. Realmente lo odiaban. Fue visto con gran sospecha, no solo por los cortesanos, sino también por los amigos del rey y al reina, que lo despreciaban”.
Cuando un ayuda de cámara abrió la maleta de Felipe en su primera visita a Sandringham House, se sintió “mortificado” al ver sus trajes remendados y sus calcetines zurcidos. El rey Jorge tuvo que prestarle ropa para la cena.
Y lo hizo, escribiendo a sus organizaciones benéficas para dejar en claro que no tenía ninguna intención de ser “un inquilino permanente” o simplemente un encabezado en el papel.