Quién es quién en la realeza: Astrid de Bélgica, la soñada “reina” de los belgas, cumple 60 años

Trabajadora incansable por causas justas, la hija de Alberto II y Paola sonó como posible sucesora del rey Balduino cuando la popularidad de su hermano Felipe estaba por los suelos.

La princesa Astrid es uno de los miembros más populares y respetados de la familia real de Bélgica, sobre todo por su labor en el marco económico y cultura del país. Al igual que sus hermanos, realiza giras internacionales presidiendo comitivas económicas belgas para establecer relaciones comerciales con países en vía de desarrollo y muchos años atrás estuvo en la mira de la opinión pública al ser la favorita de los belgas para ocupar el trono y convertirse en la primera reina de Bélgica por derecho propio, después de su tío Balduino I.

De nombre completo Astrid Joséphine-Charlotte Fabrizia Elisabeth Paola Marie, vino al mundo el el 5 de junio de 1962 como la segunda hija de los entonces príncipes de Lieja, Alberto, hermano menor del rey Balduino, y Paola, noble de origen italiano, los cuales habían contraído matrimonio el año anterior. Antes que ella, que en el momento de su nacimiento adquirió la condición de Princesa de Bélgica con tratamiento de alteza real, nació el príncipe Felipe -actual rey- en 1960, y un año después que Astrid nació el príncipe Laurent.

De los tres, la primero en casarse, antes de que los padres cambiaran la condición principesca por la real, fue Astrid. Su boda el 22 de septiembre de 1984 con el archiduque Lorenz d’Aviano, cabeza de la Casa Archiducal de Austria-Este, reunió a un sinfín de príncipes y princesas euroepas en Bruselas y la convirtió en Archiduquesa de esta casa de Habsburgo con los tratamientos de Alteza Imperial y Real.

Astrid y Lorenz dieron a Alberto y Paola sus primeros nietos: Amadeo (1986), María Laura (1988), Joaquín (1991) y Luisa María (1995), a los que posteriormente iba a sumarse Leticia María (2003). Todos ellos son Archiduques de Austria-Este y Príncipes de Bélgica y ocupan un puesto en la sucesión al trono. Astrid tiene, además, dos nietos.

El hecho de que los reyes Balduino y Fabiola no tuvieran hijos colocó al padre de Astrid al frente de la línea sucesoria, pero sólo sobre el papel. En la década de los ochenta la opinión pública se convenció de que Alberto, que ya era cincuentón y había arrastrado una imagen de cierta indolencia mundana o de desapego a las obligaciones institucionales, terminaría renunciando a sus derechos sucesorios, probablemente en favor de su vástago mayor, con el que las relaciones en público, empero, no destacaban por su calidez.

En efecto, el discreto príncipe Felipe, cuya personalidad era descrita como introvertida y lacónica, quizá insegura, muy diferente al carácter de su padre cuando tenía su edad, venía recibiendo una instrucción tal que sugería su preparación para convertirse en el sucesor directo de su tío cuando llegara el momento. Pero también podría estar pensándose en su hermana Astrid, tal como sugirió la abolición de la ley sálica en 1991. Esta nueva regla modificó el orden sucesorio, ubicando a Astrid por delante de su hermano menor y después de Felipe, lo que aumentó las chances -y las esperanzas de muchos belgas- de convertirse en la primera mujer que ocupa el trono de los Sajonia-Coburgo.

Cuando el rey Balduino murió en 1993 hubo un momento de confusión cuando los diarios comenzaron a mencionar a Astrid como la posible nueva heredera del trono en detrimento de Felipe, pues al fin y al cabo era la favorita de Alberto (el nuevo rey) y la más popular de la familia real. Los belgas sabían que sería muy difícil sustituir a Balduino, un hombre que había llegado a una profesionalidad y a un rigor en el ejercicio de su trabajo de difícil parangón entre sus pares. Paralelamente, Felipe a los 33 años aún no estaba casado y al parecer no se había mostrado interesado en asumir su destino real.

La princesa Astrid siempre demostró especial preocupación por aquellos en la sociedad que corren el riesgo de caer a través de redes de abuso, violencia y trata de personas, y apoya iniciativas que ayudan a las personas desfavorecidas, en particular a las madres solteras y a las personas que carecen de educación y habilidades. Su amplio currículum incluye la membresía honoraria del Comité Paralímpico Internacional (IPC), presidenta honoraria de la organización benéfica Action Damien / Damiaanactie, cargo en el que sucedió a la reina Fabiola, Presidenta Honoraria de la Fundación Médica Reina Elisabeth y de los Fondos Científicos y Médicos de la Fundación Rey Balduino, estas dos destinadas a apoyar la investigación médica fundamental.

Astrid también está involucrada en la lucha contra las epidemias y pandemias, como Representante Especial de la Alianza Roll Back Malaria (RBM), y enfocó sus esfuerzos por combatir las minas antipersonal como Enviada Especial de la Convención de Prohibición de Minas Antipersonal de Ottawa, liderando un grupo de trabajo encargado de promover el tratado a nivel diplomático en los estados que aún no lo habían hecho. Unido. La princesa Astrid se incorporó a las Fuerzas Armadas belgas el 22 de mayo de 1997 y es coronel de la Unidad Médica.

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Una reina, la primera mujer que entró en la tumba de Tutankamón, hace 99 años

A la reina Isabel, esposa de Alberto I de Bélgica, le apasionaba todo: las ciencias, las artes, las religiones, las culturas… La pasión por el conocimiento y la investigación la heredó de su padre, el duque Carlos Teodoro, quien fue el primer médico oftalmólogo de Baviera y prefería asistir a los enfermos de su país antes que participar en las ceremonias cortesanas.

Isabel -bisabuela del actual rey de Bélgica- era una mujer de mente tan curiosa que llegó a ser una las primeras mujeres europeas en entrar en la tumba del faraón Tutankamón en el Valle de los Reyes en Egipto en 1923. Jean Capart (1877-1947), padre de la egiptología belga y miembro del Museo de Bruselas, fue su guía personal en la expedición que la llevó a penetrar uno de los monumentos funerarios más apasionantes de la historia.

Tutankamón fue el rey que regresó al culto de Amón, dios de Tebas, y restableció la residencia real allí, después de que su suegro, Akhenaton o Amenophis IV rompiera espectacularmente con el poderoso sacerdocio, mudara su capital a Tell-el-Amarna y declarara el monoteísmo. En agradecimiento por este regreso, Tutankamón fue enviado a su viaje a través del inframundo equipado naves funerarias e implementos mortuorios como nunca antes se habían visto.

“El 22 de noviembre de 1922, Lord Carnarvon y Howard Carter encontraron una tumba en el Valle de los Reyes“, escribe el arqueólogo e historiador Patrick Weber. “Cuando oyó la noticia, Isabel se emocionó. La pared que separaba la antecámara de la bóveda debía ser abierta y la reina deseaba presenciar el acontecimiento (…) Telegrafió a Lord Carnavon para ver si se le permitiría unirse a él y obviamente se le da la autorización”.

Dos meses más tarde, de “riguroso incógnito” según informó la prensa, la reina de los belgas ya estaba en el sitio donde estuvo la ciudad real de Tebas, en el desierto egipcio y bajo altísimas temperaturas, porque quería presenciar con sus propios ojos la apertura de la tumba del faraón más misterioso de la historia.

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“Esta mañana muy temprano, el silencio de la necrópolis real tebana fue turbado por los preparativos que hubieron de preceder a la apertura de la tumba de Tutankamon”, relataba la prensa en febrero de 1923. “La ceremonia tuvo lugar en presencia de la reina de Bélgica y de su hijo, el príncipe heredero Leopoldo”.

“El grupo oficial se trasladó a pie al lugar donde se encuentra el mausoleo del faraón. Los subterráneos oscuros estaban iluminados por un arco voltaico de más de mil bujías. Prescindiendo de la etiqueta, el alto comisionado británico, Lord Carnarvon y los arqueólogos, con el beneplácito de la soberana, pusiéronse en mangas de camisa, toda vez que en el interior dela tumba el calor era aún más que a pleno sol.

La reina descendió primero sin desprenderse de su hermosa piel. Los despachos recibidos de Luxor relatan muy someramente la ceremonia allí realizada. Sólo dicen que en el interior de la tumba se hallaban dispuestas una veintena de sillas, donde tomaron asiento los invitados oficiales, y agregan que la reina no pudo ocultar por un momento la profunda impresión que el acto le producía. Carter, iluminándose con una lámpara portátil, invitó a la reina Isabel a descender por la estrecha abertura practicada en el muro de la cueva. Lord Allemby (mariscal de campo británico), que como es sabido, es corpulento, logró con grandes esfuerzos seguir a la reina de Bélgica.

“Cuando media hora más tarde la comitiva descendía a la superficie, el alto comisario, cubierto de polvo, dijo a la reina enjugándose el sudor de su frente: ‘Este pasadizo es demasiado estrecho, señora, gran superioridad sobre mi corpulencia’. La soberana, que se abanicaba, se contentó con sonreír y se apresuró a tomar el vaso de agua que le ofrecía un criado local. Cuando se hubo repuesto, se le oyó decir a sus compañeros de expedición, ¡Es maravilloso!”

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Cuestionan a los reyes de Bélgica por ampliación de su casa de vacaciones en Francia

Los residentes de la isla de Île d’Yeu cuestionan el permiso de construcción concedido a ‘Philippe Legrand’, el seudónimo utilizado el rey Felipe.

Los residentes de la isla francesa de Île d’Yeu, frente a la costa de Vendée, comenzaron a cuestionar el permiso de construcción obtenido por“Monsieur Philippe Legrand”, el seudónimo que rey Felipe de Bélgica utiliza cuando se va de vacaciones con su familia.

Autoridades cuestionan la ampliación de su casa y alegan que contradice las leyes de 1985 que regulan la construcción en áreas boscosas.

El rey Felipe, la reina Mathilde de Bélgica han estado pasando sus vacaciones en la isla durante varios años y suelen recibidos con los brazos abiertos.

Según el periódico francés Ouest-France, la familia real es propietaria de una casa en una zona boscosa, pero un permiso de construcción otorgado en agosto pasado para la extensión del edificio contradice la ley de 1985 que prohíbe edificios de más de 30 metros cuadrados en áreas boscosas de las regiones costeras francesas.

“El rey Felipe, la reina Mathilde y sus 4 hijos pasaban (una parte de) sus vacaciones de verano en Île d’Yeu, una isla de Francia. La primera vez fue en 2009. En 2013, después de su ascenso al trono, Felipe invitó a un fotógrafo y a un equipo de video a capturar algunas fotos de las vacaciones allí”, relató a MONARQUIAS.COM el periodista belga Wim Dehandschutter.

Felipe y Mathilde alquilaron una casa de vacaciones a una familia belga. Lo que no sabíamos: en 2019, compraron una casa en Île d’Yeu, usando su seudónimo Monsieur et Madamme Legrand”, agregó el experto.

Se trata de una casa de 200 metros cuadrados en una propiedad de 28 mil hectáreas, en el extremo noroeste de la isla. “Está en ruinas e inhabitable. La compra data de 2019, pero la noticia recién ahora se reveló. “Eso tiene sus razones”, dice Dehandschutter.

El rey y la reina quieren renovar su nueva propiedad y ampliarla con un edificio adicional. Las autoridades aprobaron ambos permisos de construcción, pero el líder de la oposición plantea objeciones en el último ayuntamiento”.

Está planeado que el edificio adicional de 40 metros cuadrados se construya en una reserva natural, lo que está estrictamente prohibido por el plan de desarrollo urbano local de Île d’Yeu. La actividad ilegal es sobre la superficie: la dependencia puede tener un máximo de 30 metros cuadrados según las reglas.

“En la práctica, es por tanto 10 metros cuadrados más grande de lo permitido”, explicó el experto.

Se trata de ‘bien público’ porque el edificio es para albergar a los guardaespaldas de la familia real. La prefectura local habría dado luz verde para esto. Esto no altera el hecho de que algunos isleños hablan de ‘un privilegio’”, explicó Ouest-France.

El Palacio Real de Bruselas ha confirmado la compra de la casa vacacional. Está planeado que la dependencia se utilice como alojamiento para los guardaespaldas, que vigilan a la familia real día y noche.

“El Palacio niega que se haya cometido una infracción de construcción. El plan de desarrollo urbano local permite la construcción de ‘equipamientos colectivos de interés general’ en un área protegida”, explicó Dehandschutter. “Las razones de seguridad se encuentran entre las excepciones. Y el rey es un jefe de estado”, remarcó.

Los hijos ilegítimos del rey Leopoldo I de Bélgica: quiénes fueron y cómo vivieron

Ennoblecidos por la dinastía Sajonia-Coburgo, Georg y Arthur von Eppinghoven mantuvieron buenas relaciones con la familia real belga.

Ya no es un secreto que algunos reyes belgas fueron infieles a sus reinas: de hecho, desde Leopoldo I (1790-1865), el primer rey de los belgas, varios de sus descendientes no solo vivieron notorias relaciones extramatrimoniales, sino que además tuvieron hijos con mujeres que no eran sus esposas.

El último ejemplo es Alberto II, quien abdicó en 2013 y este año finalmente reconoció que la artista Delphine Boel es su hija. Su ancestro, Leopoldo de Sajonia-Coburgo, mantuvo una efímera amistad con la actriz y cantante de ópera alemana Caroline Bauer (1807-1877) y una apasionada relación durante más de veinte años con su amante Arcadie Clairet (1826-1897) con quien tuvo dos hijos ilegítimos.

ARCADIE CLARET

A principios de 1844, Leopoldo I conoció a Arcadie, entonces una adolescente de apenas dieciocho años, con quien casi de inmediato inició un romance. El rey, de 54 años, le compró un lujoso edificio en el municipio de Sint-Joost-ten-Node, cerca de Bruselas, pero no pudo lograr que su relación pasara mucho tiempo desapercibida y fue ampliamente comentada en la prensa. Para poner fin a las críticas, el rey organizó un matrimonio de conveniencia entre su amante y su caballerizo Ferdinand Meyer.

En noviembre de 1849, oculta en un monasterio de Lieja, Arcadie dio a luz a Georg, el hijo de Leopoldo (quien ya tenía tres hijos con la reina María Luisa). Cuando al año siguiente, en octubre de 1850, la reina Luisa María murió repentinamente por los efectos de la tuberculosis, el rey poco no tardó mucho en instalarse junto a Arcadie en el Castillo de Stuyvenberg, que estaba a solo unos pasos del palacio real de Laeken. Fue allí Stuyvenberg donde nació el segundo hijo de ese amor, Arthur.

La gran frustración de Leopoldo

Aunque ambos niños fueron anotados en el registro civil con el apellido Meyer, Leopoldo I se aseguró de que recibieran una educación principesca en el castillo. Lo único que les faltaba era un título nobiliario belga y, pesar de la reiterada insistencia de la corte, el entonces ministro del Interior, Alphonse Vandenpeereboom, se negó a darles un título los bastardo. Leopoldo logró entonces que su sobrino Ernesto II, duque de Sajonia-Coburgo y Gotha, les otorgara los títulos de hereditarios de barones von Eppinghoven.

Arcadie también fue ennoblecida y en adelante podría llamarse baronesa von Eppinghoven por gracia del duque de Sajonia-Coburgo. Vandenpeereboom confrontó con el rey recordándole que un Real Decreto anterior estipulaba que los títulos nobiliarios extranjeros no estaban reconocidos por la ley belgay, por lo tanto, no ni los hijos ni Arcadie podrían formar parte de la nobleza belga.

Georg von Eppinghoven (1849-1904)

Georg Friedrich Ferdinand Meyer von Eppinghoven, como era su nombre estaba completo, pasó algún tiempo en la Corte Ducal de los Coburgo tras la muerte de su padre, en 1865, y posteriormente se unió al ejército prusiano como oficial. Permaneció soltero durante mucho tiempo, pero finalmente se enamoró de Anna Maria Brust, la camarera de su madre, muchos años más joven, que desaprobaba la relación. Georg, que tuvo tres hijos con Anna, esperó hasta después de la muerte de Arcadie para casarse. En 1901, la pareja se instaló en una finca en Langenfeld, Alemania, donde Georg murió a la edad de apenas cincuenta y cuatro años.

Barón Arthur von Eppinghoven (1852-1940)

Christian Friedrich Arthur Meyer von Eppinghoven logró construir una carrera exitosa. Se convirtió en Gran Mariscal de la Corte de Coburgo y ayudante del zar búlgaro Fernando I, también descendiente de la Casa de Sajonia-Coburgo y, por lo tanto, primo suyo. En 1887 se casó con Anna Harris, hija de un cónsul británico, con quien tuvo una hija en 1894, Louise-Marie, que lleva el nombre de su madrina bautismal, la princesa Luisa María de Bélgica, la hija mayor de su medio hermano, Leopoldo II.

Después de la derrota alemana en 1918, la situación cambió para la familia. Arthur perdió su puesto en la Corte de Coburgo y con el zar de los búlgaros. Sin ingresos, la familia pronto se encontró con serias dificultades financieras. A principios de los años 20, se vio forzado a regresar a Bélgica y pedir ayuda monetaria a su sobrino, el rey Alberto I. Ennoblecido y favorecidos por reyes, a partir de entonces tuvo que llevar una vida modesta con un suma anual todavía más modesta.

Arthur murió enfermo y solo en noviembre de 1940. Se le dio su lugar de descanso final en el cementerio de Laeken, en una tumba bastante simple que, irónicamente, está a solo veinte metros del imponente mausoleo que se erigió en la cripta real para su padre Leopoldo I. Después de su muerte, el príncipe regente Carlos de Bélgica (hermano de Leopoldo III) se aseguró de que su viuda y su hija continuaran recibiendo el apoyo financiero y material de la corona.

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La suerte de Delphine: qué sucedió con los hijos ilegítimos de los anteriores reyes de Bélgica

Delphine Boel no es la única: desde 1831 se cuentan al menos 8 personas que aseguraron ser hijos de monarcas belgas, nacidos de amores fugaces extramatrimoniales.

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Durante los últimos veinte años años, el rey Alberto II de Bélgica ocupó los titulares de la prensa mundial a causa de la disputa legal que mantuvo contra él una de sus supuestas hijas ilegítimas, la artista y aristócrata Delphine Boël, quien finalmente fue reconocida como tal. Sorprendente, pero no inusual: desde la fundación de la monarquía belga, hace casi 190 años, todos los reyes, excepto Balduino, ocultaron hijos extramatrimoniales alrededor del mundo.

A lo largo de los años, algunos nombres nuevos podrían haberse agregado al árbol genealógico de la dinastía Sajonia-Coburgo-Gotha, o al menos eso sucedería si todas las salvajes historias y los rumores difundidos por la prensa a través de las décadas son ciertas: desde 1831 se cuentan al menos 8 personas que aseguraron ser hijos de monarcas belgas, nacidos de amores fugaces extramatrimoniales.

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ARCADIE CLARET FUE LA MADRE DE GEORGES Y ARTHUR, PRESUNTOS HIJOS DE LEOPOLDO I.

La larga tradición de reyes adúlteros con hijos ilegítimos hizo necesaria la creación de un fondo especial que, según la historiadora belga Kathy Pauwels, se usa para apoyar monetariamente a los hijos extramatrimoniales de la familia real y “para apaciguar su propia conciencia”. “Es una tradición de larga data, pero que aún existe. Los hijos ilegítimos, por lo tanto, todavía reciben dinero de ellos «, dijo la experta.

El historiador Victor Capron, quien escribió un libro sobre el amor secreto de Leopoldo I, el primer rey de los belgas, confirmó la existencia de esa ayuda económica. Según él, el fondo existe desde mediados del siglo XIX y fue utilizado por primera vez, en el mayor secreto, por Leopoldo I, quien depositó unos 2,4 millones de francos en la cuenta en ese momento una cantidad inmensa, para sus hijos bastardos.

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BLANCHE DELACROIX Y SUS HIJOS, LUCIEN Y PHILIPPE DURRIEUX.

El primer rey belga, Leopoldo I, fue el primero en dar el mal ejemplo. El tío amado de la reina Victoria de Inglaterra engendró dos hijos con su amante, la joven Arcadie Claret, de 36 años, hija de un soldado. Una aventura que comenzó cuando aún era menor de edad.

Los hijos Georges y Arthur recibieron el nombre de “von Eppinghoven” en el momento de su nacimiento, y también fueron elevados a su nobleza por decisión del rey. Los dos vivieron juntos con su madre, que ocultó su relación con Leopoldo I, en una mansión especial cerca del palacio real. Sin embargo, algunos creen que Arcadie vivió vivió allí poco tiempo, porque Leopoldo habría necesitado el lugar para instalar a nuevas amantes.

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Leopoldo II siguió el ejemplo de su predecesor. De todos los reyes, sus aventuras sexuales son, sin duda, las más difundidas. Entre otras cosas, tuvo un romance con Blanche Delacroix, una prostituta que tenía apenas 16 años cuando comenzó a compartir las sábanas con el viejo rey de 66 años, según relata el periodista Eigen Berichtgeving, del diario belga Het Laatste Nieuws.

Los dos se habrían conocido en la Exposición Universal de 1900 en París, tras lo cual Delacroix tuvo dos hijos de Leopoldo II: Lucien y Philippe Durrieux, llamados así por el proxeneta y el marido oficial de su madre. Al igual que su padre, Leopoldo II también cuidó de su familia extramatrimonial: sus hijos pronto fueron elevados a Duque de Tervuren y al Conde de Ravenstein, respectivamente, y su madre fue obsequiada con un castillo en el sur de Francia.

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ALBERTO I Y SU ESPOSA, ISABEL DE BAVIERA.

El historiador Bram Bombeek también mencionó en el pasado las aventuras parisinas de Leopoldo II, donde habría corrido detrás de conocidas damas de nobleza belga. Su presunta aventura con la bailarina y aristócrata Cléo de Merode le valió el apodo de «Rey Cléopold». Y también en Londres se difundieron rumores sobre sus aventuras escandalosas: Leopoldo II aparece mencionado en el «escándalo de Jefferson», en el que una prostituta de Londres lo habría ayudado con prostitutas menores de edad.

Alberto I, sobrino y sucesor de Leopoldo II, fue apodado “Rey Caballero” a causa de su valeroso papel contra los alemanes en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, en su libro ‘The Fall of Albert‘, el autor Jacques Noterman escribe que tuvo entre cinco y seis hijos ilegítimos, uno de los cuales luego se convertiría en secretario del palacio real.

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LA PATINADORA LISELOTTE LANDBECK HABRIA SIDO MADRE DE UNA HIJA DE LEOPOLDO III.

Los rumores nunca fueron probados, pero el rey Alberto, en cualquier caso, mantuvo una vida amorosa llena de acontecimientos. Cuando se estrelló en Marche-les-Dames, surgieron todo tipo de teorías: el monarca no me había caído de las rocas, sino que fue asesinado por una amante o incluso por su esposa, la reina Isabel, que estaba cansada de su infidelidad.

Leopoldo III, al contrario de su padre, fue el rey belga más impopular a causa de su actitud pasiva sostenida ante la invasión nazi, que fue catalogada de colaboracionismo, lo cual le costó el trono en 1951. Padre de ocho hijos, Leopoldo III fue, en cualquier caso, el más fértil de los reyes belgas.

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EL CONDE MICHEL DISISHEIM, PRESUNTO HIJO DEL REY LEOPOLDO III.

Leopoldo III sería en padre de una hija de la campeona de patinaje Liselotte Landbeck, llamado Ingeborg Verdun. O al menos eso dijo la mujer que murió en 2013. En una revista belga, Ingeborg aseguró que cuando tenía cincuenta años supo que era hija de un rey belga.

Según Leo Van Audenhaeghe, quien escribió el libro «De Küssnacht a Argenteuil» sobre los dramas en la casa real belga, Leopoldo III también tuvo un hijo ilegítimo: el conde Michel Didisheim (actualmente de 88 años), quien fue durante un cuarto de siglo el secretario privado de Alberto II. El conde habría recibido el apellido del esposo de su madre, pero en realidad sería un hijo de Leopoldo III.

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«Felipe y Delphine tienen mucho en común porque sufrieron la falta de amor paterno»

El rey «demostró que no está de acuerdo con las decisiones de su padre» y «que realmente ve a la nueva princesa como un familiar», dijo Mario Danneels, el periodista que descubrió el caso Boel.

“Un evento único en la historia de la familia real belga”. Así es como el periodista belga Mario Danneels se refirió al encuentro entre el rey Felipe y la más reciente incorporación de la casa real, la princesa Delphine de Sajonia-Coburgo: “Ambos han carecido de amor paternal. Así que deben haber tenido suficiente material para charlar”, dijo Danneels, quien tenía 18 años cuando publicó un explosivo libro sobre la relación entre el rey Alberto II y la reina Paola y mencionó por primera vez el nombre de Delphine Boël.

Pero aunque conoce bien la historia, Danneels dice que le sorprendió mucho la reunión en el Castillo de Laeken. “No podía creer lo que veía cuando vi el comunicado de prensa sobre la reunión entre Delphine y nuestro rey”, dice. “Había escuchado que había tenido lugar un evento importante, pero nunca pensé que se trataría de esto. Ésta es una señal muy positiva”, opinó en el diario belga Het Laaste Nieuws.

“El comunicado también contrastaba con los anuncios habituales del palacio real. Por ejemplo, el mensaje fue firmado con ‘Felipe y Delphine‘ sin mencionar sus títulos. Esto demuestra que realmente ven a la nueva princesa como una familia. Que ella pertenece y que su contacto es muy casual. Es un gesto muy lindo. Por supuesto, esto es importante para Delphine, aunque ella misma no habrá presionado para este anuncio público”, dijo el periodista.

Para Danneels, el rey Felipe merece respeto el gesto con su hermana. “Porque, por supuesto, esto es difícil para sus padres. Sus palabras y hechos contrastan marcadamente con los de Alberto en ese momento”, explicó. El exmonarca, quien abdicó en 2013, “seguía insistiendo en que nunca había tenido una conexión emocional con Delphine y que no estaba involucrado en su educación. Esas fueron mentiras descaradas y, además, fue un balde de agua fría para Boël”.

Danneels recuerda que “sorprendentemente” el comunicado posterior a la reunión afirma que el vínculo continuará desarrollándose dentro de la familia. “Por tanto, los contactos permanecerán. Eso abre la puerta a las reuniones con la reina Mathilde y sus hijos. Ahora todo es posible. También estoy seguro de que Felipe y Delphine tenían mucho de qué hablar. Ambos han experimentado una falta de amor paterno. Eso crea un vínculo”.

El rey Felipe, opina el periodista, “demuestra que no está de acuerdo con las decisiones de su padre”. Para los reyes Alberto II y Paola el asunto sería “una píldora amarga de tragar de todos modos”, y que “lucharon durante 21 años contra el reconocimiento de Delphine y utilizaron todos los procesos legales para arrastrar todo”. “Dado que la salud de Paola se había deteriorado, después de su fractura de cadera y un derrame cerebral, hubo más contacto entre Felipe y su madre, pero esta decisión nuevamente no habrá ayudado a su vínculo. Esto habrá sido difícil para Paola en particular”, opinó.

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Cómo reaccionó Astrid de Bélgica tras el reconocimiento de su hermana Delphine

El rey Felipe la recibió en su palacio, el príncipe Laurent le ofreció todo su apoyo y Alberto II y Paola dijeron estar «felices» con eso: pero qué hay de la otra hermana del rey.

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El encuentro del rey Felipe de Bélgica con su media hermana Delphine de Sajonia-Coburgo, una semana después de que la justicia belga la declarara oficialmente hija de Alberto II, marca un antes y un después en la historia de la familia real. Si durante años el rey Alberto se negó a tener una relación con su hija extramatrimonial, su sucesor busca que los errores de las anteriores generaciones no hagan mella en su reinado. De esta forma, abrió las puertas de su residencia, el Castillo de Laeken, para recibir a su nueva hermana y flamante princesa.

El rey emérito, inesperadamente, saludó el acercamiento familiar protagonizado por Delphine y Felipe y agregó que «mi esposa (la reina Paola) y yo estamos muy felices por esto que ha sido realizado por iniciativa del rey», y señaló que es el inicio de «días mejores para todos y en particular para Delphine».

Ese mismo día, el príncipe Laurent, durante muchos años llamado el “enfant terrible” de la monarquía belga y enemistado a sus padres, dijo a la prensa que su hermana puede contar con su apoyo: “Delphine debe saber que puede contar conmigo. Sin duda, ella ya lo sabe. Nos conocemos hace mucho tiempo”, reveló al periódico en holandés Het Nieuwsblad.

Pero hay un miembro de la familia real que guarda silencio, y es la hermana de Delphine, la princesa Astrid (58), única mujer entre los vástagos de Alberto II y Paola.

En entrevista con MONARQUIAS a principios de octubre, el periodista belga y conocedor de los asuntos de la familia real belga Wim Dehanschutter había anticipado: “Delphine sabe que Laurent siente simpatía por ella. Se conocieron una vez en una fiesta y él conversó ostentosamente con ella mientras era filmado por un equipo de televisión. Pero ella no se acerca a él. Creo que a Laurent le gusta Delphine porque ambos tienen una mala relación con su padre, Alberto. Delphine sin embargo no puede contar con el apoyo de la princesa Astrid. La princesa, que a menudo visita a sus padres y también viaja con ellos, está claramente del lado de su padre”.

Unas semanas después, y tras el significativo encuentro del pasado 9 de octubre, las cosas parecen no haber cambiado en este sentido. “Astrid está atrapada entre dos fuegos. Por un lado, es hija de un padre y el contacto con Delphine sería una traición hacia el papá Alberto”, reveló Wim Dehanschutter en Het Nieuwsblad. “Por otro lado, Astrid es leal a su hermano, el rey Felipe. El actual jefe de la monarquía recibió a Delphine con humanidad y gracia a la familia real. El tono del rey Alberto en su nota de prensa deja a Astrid más espacio para seguir el ejemplo de su hermano”.

“Astrid no quiere poner en peligro la cálida relación con sus padres. A diferencia de Felipe y Laurent, ella salió relativamente ilesa de su traumatizante niñez, que estuvo marcada por la falta de calidez y amor paternal. Ella es la única de los tres niños que perdonó a Alberto y Paola por sus errores”, relató.

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Los diarios belgas destacan como «momento histórico» el encuentro de Delphine y el rey Felipe

Het Laaste Nieuws titula que los expertos creen que Felipe y la princesa Delphine tienen un vínculo especial porque “ambos carecieron de amor paternal”.

La foto del rey Felipe I de Bélgica con su hermana, la recientemente reconocida princesa Delphine, ocupa las portadas de todos los diarios de su país, que califican el encuentro como reconciliador. De acuerdo con un comunicado del palacio, el encuentro tuvo lugar el 9 de octubre y fue el inicio de un «largo y rico intercambio» entre ambos.

El diario Het Nieuwesblad dijo que se trató de un encuentro “sereno y emotivo” en el palacio real de Laeken, residencia de los reyes de los Belgas. “La reunión duró tres horas”, indica el periódico. “Felipe y Delphine almorzaron juntos. Los dos solos. Felipe invitó deliberadamente a Delphine al castillo de Laken, donde vive, porque era una reunión privada. El palacio real de Bruselas como lugar, su entorno de trabajo, casi lo convertiría en una audiencia oficial”.

“Felipe no estaba en el cargo de rey, sino como un hermano que quería conocer a su ‘nueva’ hermana. Los íntimos hablan de un encuentro entre dos personas que descubrieron que son parientes y sentían mucha curiosidad el uno por el otro”, dijo el Nieuwesblad, que destaca que “Felipe ha curado dos heridas supurantes del pasado real en menos de cuatro meses”, recordando que pidió perdón por las atrocidades cometidas por Leopoldo II en el Congo y la bienvenida a Delphine. Además, cita al príncipe Laurent, hermano menor, quien dijo: “Delphine necesita saber que puede contar conmigo. Pero sin duda ella lo sabe”.

Het Laaste Nieuws titula que los expertos creen que Felipe y la princesa Delphine tienen un vínculo especial porque “ambos carecieron de amor paternal”. El diario define el encuentro como un “momento histórico” para una familia real atormentada por muchos años de escándalos. “El 1 de octubre, el rey Felipe no solo pudo inaugurar un nuevo gobierno después de 494 días, horas después, la familia real ganó repentinamente tres nuevos miembros: la princesa Delphine, la princesa Josephine y el príncipe Oscar, los hijos de la artista y su esposo texano Jim O’Hare”.

El diario Het Beland van Limburg destaca que la foto del monarca y la princesa es “para los libros de historia real”. “Fue una conversación a veces emotiva sobre el doloroso pasado. Pero también miraron hacia el futuro: se acordó mantenerse en contacto y verse más a menudo en el futuro”, informaron. De Standaard afirma que el rey Felipe “abrazó Delphine como un verdadero miembro de la familia”, mientras De Morgen destaca que “el rey Felipe se reconoce e la princesa Delphine: en realidad, ambos son víctimas de la relación entre Alberto II y Sybille [madre de Delphine]”.

El 1 de octubre, la justicia belga decidió que la escultora Delphine Boel, de 52 años e hija extramatrimonial del que fue rey Alberto II, tenía derecho al título de princesa. Alberto II reinó entre 1993 y 2013, antes de abdicar en favor de su hijo Felipe. El rumor de que Boel era hija del monarca empezó a circular ya en 1997, pero la escultora tuvo que esperar hasta el año pasado, cuando un tribunal obligó al monarca a someterse a la prueba de ADN, que en enero de este año confirmó el parentesco.

Delphine nació en febrero de 1968 de la larga relación (1966-1984) que mantuvo su madre, la baronesa Sibylle de Sélys Longchamps, con Alberto. Este último era por entonces príncipe heredero, casado desde 1959 con la futura reina Paola. Alberto y su esposa, respectivamente con 86 y 83 años, tuvieron tres hijos: Felipe, nacido en 1960, que subió al trono en 2013, la princesa Astrid (nacida en 1962) y el príncipe Laurent (1963).

Delphine vio todos sus reclamos aceptados por la justicia, que dictaminó que tenía derecho a llamarse a partir de ahora «Su Alteza Real Delphine de Sajonia-Coburgo». Pero la larga batalla de siete años con su padre la hirió profundamente, según explicó a la prensa, ante la cual manifestó el 5 de octubre que no esperaba nada de su progenitor. En cuanto a su hermano Felipe, la ahora princesa se manifestó en el mismo sentido: «Ya no pido nada más, no voy a arrodillarme para pedir un gesto. Sucederá o no sucederá, no lo sé».

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Las inesperadas vidas de Luisa, Estefanía y Clementina, hijas de Leopoldo II de Bélgica

Esposo y amante se batieron a duelo por el amor de una; la otra sufrió el espanto de casarse con el heredero del trono de Austria; la menor no pudo desafiar la autoridad paterna para casarse con el hombre que amaba.

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El rey Leopoldo II de Bélgica no fue conocido por la lealtad al matrimonio. Cuando el monarca murió en 1909, dejó solo tres hijas de su matrimonio con María Enriqueta de Habsburgo y el hecho de que su hijo, Leopoldo (1859-1869) muriera a la edad de menos de diez años desapareciendo con él la esperanza de perpetuar a su familia en el trono, lo atormentó por el resto de su vida. Después de todo, sus tres hijas, las princesas Luisa, Estefanía y Clemntina, no podía reclamar el trono y, por lo tanto, desaparecieron gradualmente del escenario dinástica. Sin embargo, sus historias son bastante interesantes.

Luisa: esposo y amante se batieron a duelo por ella

Luisa nació el 18 de febrero de 1858 en el palacio de Laeken. Leopoldo II esperaba un varón y se mostró decepcionado de que su primogénito fuera una hija. La princesa creció en Laeken y tuvo una infancia infeliz allí. A la edad de diecisiete años se casó con su primo, el príncipe Felipe de Sajonia-Coburgo Gotha (1844-1921) y se mudó con él a la Corte Imperial de Viena, donde nacieron dos hijos: el príncipe Leopoldo y la princesa Dorotea de Sajonia-Coburgo. Sin embargo, el matrimonio estuvo lejos de ser feliz y tanto Felipe como Luisa se entregaron a un reprochable estilo de vida libertino, siguiendo cada uno su propio camino.

A principios de 1887, Luisa inició una relación con el conde Géza von Mattachich, un oficial croata del ejército austrohúngaro. La pareja no ocultó su relación y causó una gran conmoción, al punto de que en 1898 se produjo un duelo entre Felipe y el conde en el que el príncipe resultó gravemente herido. Luego, el emperador Francisco hizo expulsar a Géza de la corte austriaca. Luisa y su amante empezaron a necesitar cada vez más dinero y Felipe no se mostró dispuesto a pagar las deudas de su esposa, negándose a pagarlas.

El matrimonio finalmente se disolvió en 1906. La situación financiera preocupaba hondamente a Luisa una vez que se separó de Felipe. Después de todo, ella creía que cuando su padre muriera, heredaría parte de la riqueza que él había ganado con su colonia privada del Estado Libre del Congo. Resultó, sin embargo, todo lo contrario: el testamento que dejó Leopoldo II mostró que había cedido toda su fortuna a su joven amante Blanche Delacroix (1883-1948), una prostituta parisina con la que se casó en su lecho de muerte. Aunque Luisa y su hermana Estefanía impugnaron el testamento legalmente, el tribunal no estuvo de acuerdo con ambas hermanas.

Luisa recibió una suma considerable de dinero del Estado belga en compensación y con ese dinero se instaló en París, donde escribió sus memorias: “Autour des trônes que j’ai vus tomber” . Aunque el libro fue un éxito relativo, Luisa pronto se quedó sin dinero nuevamente. Se mudó a Wiesbaden, Alemania, donde murió en extrema pobreza el 1 de marzo de 1924. Le dieron su lugar de descanso final en Südfriedhof de la ciudad.

Estefanía, la princesa que no llegó a ser Emperatriz de Austria

Estefanía nació en Laeken el 21 de mayo de 1864. Como su hermana mayor, recibió una educación estricta sin mucho afecto paternal y a los 17 años se casó con el archiduque Rodolfo (1858-1889), el único hijo del emperador Francisco José I y, por tanto, el príncipe heredero de la doble monarquía austrohúngara. El matrimonio se mostró inicialmente muy feliz y se selló en 1883 con el nacimiento de una hija, la archiduquesa Isabel María. Sin embargo, esa felicidad no duraría mucho: debido a la ausencia de un descendiente masculino, la relación se quebró después de un tiempo. Rodolfo contrajo sífilis poco después durante una de sus aventuras extramaritales y cuando también infectó a su esposa con esta enfermedad venérea, ella se volvió estéril.

Rodolfo continuó descaradamente su vida disoluta sin ningún disimulo, y en la estricta corte de los Habsburgo muchos culpaban a Estefanía. Durante una recepción en Viena, el archiduque heredero conoció a la baronesa Marie von Vetsera, de dieciocho años, con quien entabló de inmediato una relación apasionada. Unas semanas más tarde, el 30 de enero de 1889, Rodolfo murió junto con ella en su pabellón de caza Mayerling en un aparente pacto suicida que, sin embargo, nunca pudo ser aclarado del todo. La última emperatriz austrohúngara, Zita de Borbón-Parma, diría un siglo después que estaba absolutamente segura de que aquello fue un asesinato con motivos políticos.

Once años después, en marzo de 1900, Estefanía se volvió a casar con el conde húngaro Elmer Lonyay de Nagy (1863-1946), para disgusto de su padre. La pareja se instaló en el castillo de Oroszvar, ahora Rusovce, un suburbio de la capital eslovaca, Bratislava. Allí Estefanía, como su hermana mayor Luisa, escribió sus memorias bajo el título “Je devais être impératrice”. Cuando las tropas soviéticas se acercaron a los terrenos del castillo al final de la Segunda Guerra Mundial , la pareja se refugió en la Abadía Benedictina de Pannonhalma, que estaba bajo la protección de la Cruz Roja Internacional. Estefanía murió allí el 23 de agosto de 1945 a consecuencia de un derrame cerebral. Sus restos fueron enterrados en la cripta de la abadía. Su marido murió al año siguiente y fue enterrado junto a Estefanía.

Clementina: esperando el amor

La princesa Clementina, la hija menor de Leopoldo II y María Enriqueta, nació el 30 de julio de 1872 en el castillo de Laeken y, al igual que sus hermanas, tuvo una infancia solitaria y sin amor. La princesa creció en gran parte sola, y su educación fue supervisada por institutrices y tutores privados porque su padre estaba principalmente preocupado por sus aspiraciones coloniales, mientras María Enriqueta buscaba cada vez más refugio en el balneario de Spa. A medida que Clementina creció, la relación padre-hija se normalizó un poco, y algunas veces acompañó a Leopoldo II en sus viajes al extranjero. Sin embargo, la relación se agrió nuevamente cuando visitó la Exposición Mundial en París en 1900 con su padre, quien cayó entonces bajo el hechizo de Blanche Delacroix, la ex prostituta con la que entabló una relación apasionada y con la que finalmente le otorgó el título de baronesa de Vaughan.

Cuando la madre de Clementina falleció en septiembre de 1902, padre e hija llegaron a una ruptura abierta que jamás se cerró. A finales de ese año, Clementina, muy en contra de los deseos de Leopoldo II, inició un romance con el príncipe Víctor Napoleón Bonaparte (1862-1926), el hijo mayor de José Bonaparte, cuyo padre Jérôme era el hermano menor del emperador Napoleón I. Como Leopoldo II odiaba a los Bonaparte, se negó a consentir el matrimonio y Clementina, que siempre fue una hija obediente, se vio obligada a aceptar la decisión de su padre.

Solo después de la muerte de Leopoldo II y del período de duelo que atravesó la corte, Clementina se abrió camino para un matrimonio. El siguiente problema al que se enfrentó fue que la abuela del príncipe Víctor, Adelaida, archiduquesa de Austria y reina de Cerdeña, era prima hermana de la reina María Enriqueta, por lo que el vínculo sanguíneo de Clementina y su novio era demasiado cercano. Esto requirió una dispensa del Papa Pío X para poder casarlos, lo que llegó finalmente e noviembre de 1910. La ceremonia de la boda tuvo lugar en Moncalieri, una ciudad cercana a Turín en la región italiana de Piemont.

El de Clementina y Víctor fue un matrimonio de amor por el cual esperaron mucho tiempo. La pareja tuvo dos hijos, la princesa Maria Clothilde y el príncipe Lodewijk, pero su felicidad llegó a su fin cuando el príncipe sufrió un derrame cerebral y murió el 3 de mayo de 1926. Sus restos fueron trasladados tras su muerte a la capilla imperial de los Bonapartes en Ajaccio, Córcega. La princesa Clementina murió años después, el 8 de marzo de 1955, en Niza, y su cuerpo fue colocado en la capilla junto al del príncipe Víctor.

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“Efecto Delphine”: la nueva princesa podría inspirar a otras personas en la búsqueda de su identidad

La victoria de Delphine Boël en su lucha por el reconocimiento como hija biológica del rey Alberto II de Bélgica podría servir de inspiración a otras personas para iniciar procedimientos similares en busca de su identidad. Según el diario belga Het Nieuwsblad, el cierre exitoso de su batalla judicial comenzó a provocar un “efecto Delphine” en su país.

“Antes podíamos asesorar a los hijos ilegítimos con bastante facilidad: no empieces a litigar, no tienes ninguna posibilidad. Ahora tenemos que decir: inténtalo de todos modos, todo es posible. Al parecer, Delphine tampoco tuvo ninguna posibilidad. Se opuso a todas las disposiciones legales, pero finalmente ganó”, dijo el profesor y abogado Frederik Swennen de la Universidad de Amberes, citado por el periódico.

El Tribunal de Apelación de Bruselas reconoció el pasado jueves el título de princesa a Delphine por ser hija biológica del rey de los Belgas y su antigua amante, la baronesa Sibile de Selys-Longchampsponiendo fin así a una larga batalla judicial que se remonta a 2013. Las pruebas de ADN a las que se sometió el rey confirmaron que es el padre biológico de la artista, quien a partir de ahora será considerada Princesa de Bélgica y podrá utilizar, al igual que sus hijos, el apellido de la familia real: Sajonia-Coburgo Gotha.

“Sus otras demandas para que sea tratada igual que sus hermanos y su hermana también han sido satisfechas”, dijeron sus abogados. La princesa “celebra esta decisión de justicia que pone fin a un largo procedimiento particularmente doloroso para ella y su familia. Una victoria judicial nunca remplazará el amor de un padre pero ofrece un sentimiento de justicia, reforzado todavía más por el hecho de que muchos niños que han pasado por las mismas dificultades puedan encontrar la fuerza para afrontarlas”, dijeron.

Según el periodista belga Wim Dehandschutter, del Het Nieuwsblad, el caso de Delphine sienta un precedente importante ya que pudo eliminar todos los obstáculos paso a paso, como el período dentro del cual se puede disputar la paternidad y el hecho de que, según la ley belga, ya tenía un padre legítimo, el acaudalado empresario Jacques Boël. “Al desafiar con éxito eso, hasta el Tribunal Constitucional, abrió las puertas a sus compañeros de sufrimiento”, dijo Swennen.

La cantidad de demandas presentadas contra padres de renombre es enorme, dijo la abogada Elfri De Neve, quien describió esto como un cambio histórico. “Se está desarrollando una jurisprudencia completamente nueva en torno a estos temas”, dijo. “La legislación surgió en la época de Napoleón. El padre era el hombre que se casaba con la madre y no se hacían preguntas. Las pruebas de ADN no existían. Una vez que una familia formó una unidad legal, nada cambió. Pero ahora eso ha cambiado. La verdad de la sangre prevalece sobre la seguridad jurídica de una familia: una niña tiene el derecho fundamental a conocer a su padre”, afirmó.

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Sangre azul: quién es quién en la línea sucesoria al trono de Bélgica

Dieciséis personas, todos ellos descendientes del rey Alberto, ostentan el derecho a reclamar la corona belga.

La confirmación de que la artista belga Delphine Boel es hija del ex rey Alberto II de Bélgica ha traído interrogantes sobre si ella y sus descendientes tienen derechos al trono, es decir, si son “elegibles” en el caso de que la actual familia real se viera incapacitada, imposibilitada o extinguida. En total, 16 personas tienen derecho a ascender al trono belga, todos ellos descendientes del rey Alberto II.

El trono ahora lo ocupa el rey Felipe, sexto monarca de los belgas. De nombre completo Philippe Léopold Louis Marie en el original en francés (Filip Leopold Lodewijk Maria en flamenco), vino al mundo el 15 de abril de 1960 como el primogénito de los entonces príncipes de Lieja, Alberto, hermano menor del rey Balduino, y Paola, noble de origen italiano, los cuales habían contraído matrimonio el año anterior. Al niño, que en el momento de su nacimiento adquirió la condición de príncipe de Bélgica con tratamiento de alteza real, le siguieron dos hermanos, Astrid y Laurent.

El hecho de que los reyes Balduino y Fabiola no tuvieran hijos colocaba a su hermano Alberto, con el título de príncipe de Lieja, al frente de la línea sucesoria, pero sólo sobre el papel. En la década de los 80 la opinión pública se convenció de que Alberto, que ya era cincuentón y había arrastrado una imagen de cierta indolencia mundana o de desapego a las obligaciones institucionales, terminaría renunciando a sus derechos sucesorios, probablemente en favor de su vástago mayor, con el que las relaciones en público, empero, no destacaban por su calidez.

En efecto, el discreto príncipe Felipe, cuya personalidad era descrita como introvertida y lacónica, quizá insegura, muy diferente al carácter de su padre cuando tenía su edad, venía recibiendo una instrucción tal que sugería su preparación para convertirse en el sucesor directo de su tío cuando llegara el momento. Pero también podría estar pensándose en su hermana Astrid, más popular entre los belgas, tal como sugirió el cambio de reglas del juego sucesorio realizado por Balduino.

En 1991, en sus últimos años de reinado, Balduino impulsó que el derecho al trono se adquiera por primogenitura absoluta entre todos los descendientes del entonces príncipe Alberto. Pero los descendientes de monarcas y príncipes de generaciones anteriores solo tienen derecho al trono si son descendientes del rey Leopoldo I en línea masculina, lo que significa que los descendientes de todas las princesas belgas no descendientes de Alberto II están excluidos del trono.

Aquel cambio se vio apoyado por la preocupación sobre la soltería del príncipe Felipe, quien era entonces el segundo en la línea sucesoria y, a los 31 años, aún no había contraído matrimonio. La opinión pública belga se mostró favorable a que la ley sálica (que niega a las mujeres el derecho de sucesión) fuera abolida para ubicar a la princesa Astrid en el tercer lugar, desplazando al cuarto puesto al príncipe Laurent. Astrid, más popular que Felipe, era considerada una princesa ejemplar y tenía una nutrida descendencia de su matrimonio con un miembro de la Casa de Habsburgo.

El rey Balduino murió en 1993 y fue sucedido por su hermano menor, Alberto II. Nacido en 1934 y titulado príncipe de Lieja contrajo matrimonio en 1959 con Donna Paola Ruffo di Calabria (n. 1937), hija de Fulco Ruffo di Calabria, VI Duque de Guardia Lombarda, y la Condesa Luisa Gazelli di Rossana e di San Sebastiano. En 2013, Alberto II abdicó al trono. Fue sucedido por su hijo, el actual rey Felipe I, casado desde 1999 con la condesa Mathilde d’Udekem d’Acoz (n. 1973), hija del Conde Patrick d’Udekem d’Acoz y la condesa Anna Maria Komorowska.

Según lo dispuesto, los padres del nuevo monarca conservaron la condición real, lo que convirtió a Bélgica en una insólita monarquía parlamentaria con dos reyes, Felipe –el único reinante- y Alberto II, y tres reinas, Mathilde, Paola y Fabiola, los cinco con tratamiento de majestades. Mathilde se convirtió en la primera reina de origen belga en la historia del país, después de una francesa, una austríaca, una alemana, una sueca, una española y una italiana, las esposas respectivamente de Leopoldo I, Leopoldo II, Alberto I, Leopoldo III, Balduino y Alberto II.

Esta es la línea sucesoria al trono belga:

1) Princesa Isabel (nacida en 2001): es la heredera natural del trono, por lo tanto llamada a ser la primera Reina de los Belgas después de su padre, Felipe I. Ostenta el título de Duquesa de Brabante, tradicionalmente otorgado al heredero del trono (anteriormente lo llevaron antes de ascender al trono Leopoldo II, Leopoldo II, Balduino y Felipe).

2) Príncipe Gabriel (n. 2003), segundo hijo de los reyes Felipe y Mathilde.

3) Príncipe Emmanuel (n. 2005), tercer hijo de los reyes Felipe y Mathilde.

4) Princesa Eléonore (n. 2008), cuarta hija de los reyes Felipe y Mathilde.

5) Princesa Astrid (n. 1962); segunda hija de los reyes Alberto II y Paola; contrajo matrimonio en 1984 con el archiduque Lorenz de Austria-Este, creado Príncipe de Bélgica en 1995 (n. 1955), hijo del archiduque Robert de Austria-Este y la princesa Margherita de Saboya-Aosta. Astrid se convirtió en la primera mujer ubicada en la sucesión al trono tras la abolición de la Ley Sálica en 1991.

Los hijos de la princesa Astrid ostentan los títulos de Príncipes de Bélgica y Archiduques de Austria-Este, aunque no transmitirán los títulos de Príncipes de Bélgica a sus descendientes, desde 2015 derecho solo otorgado a los hijos del monarca y los hijos del heredero al trono. (Debido a que son descendientes de la infanta Luisa Fernanda de Borbón, el archiduque Lorenz y sus hijos tienen además derecho a sucesión en el trono de España).

6) Príncipe Amedeo de Bélgica (n. 1986); primogénito de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz; contrajo matrimonio en 2014 con Elisabetta Rosboch von Wolkenstein (n. 1987).

7) Archiduquesa Anna Astrid de Austria-Este (n. 2016), primera hija del príncipe Amedeo y la princesa Elisabetta.

8) Archiduque Maximiliano de Austria-Este (n. 2019), segundo hijo del príncipe Amedeo y la princesa Elisabetta.

9) Princesa Maria Laura de Bélgica, archiduquesa de Austria-Este (n. 1988), segunda hija de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz.

10) Príncipe Joachim de Bélgica, archiduque de Austria-Este (n. 1991), tercer hijo de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz.

11) Princesa Luisa Maria de Bélgica, archiduquesa de Austria-Este (n. 1995), cuarta hija de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz.

12) Princesa Laetitia Maria de Bélgica, archiduquesa de Austria-Este (n. 2003), quinta hija de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz.

13) Príncipe Laurent de Bélgica (n. 1963); tercer hijo del matrimonio formado por el rey Alberto II y la reina Paola; contrajo matrimonio en 2003 con la británica Claire Coombs (n. 1974), quien recibió el título de Princesa de Bélgica por matrimonio.

Sus hijos ostentan los títulos de Príncipes de Bélgica:

14) Princesa Louise de Bélgica (n. 2004), primogénita del príncipe Laurent y la princesa Claire.

15) Príncipe Nicolas de Bélgica (n. 2005), segundo hijo del príncipe Laurent y la princesa Claire

16) Príncipe Aymeric de Bélgica (n. 2005), tercer hijo del príncipe Laurent y la princesa Claire.

La descendencia de la princesa Josefina-Carlota (1927-2005), hermana mayor del rey Alberto II y consorte del fallecido gran duque Juan de Luxemburgo, se encuentra fuera de la línea sucesoria belga, al igual que la descendencia de la princesa María José de Bélgica (1906-2000), hermana menor del rey Leopoldo III y consorte del último rey de Italia, Umberto II. Ninguna persona nacida fuera de Bélgica puede ser llamada a reinar.

Elisabeth Van Belgïe: la futura reina de Bélgica comenzó a recibir entrenamiento militar

La hija mayor de los reyes Felipe y Mathilde está realizando una pasantía en el campo militar de Elsenborn.

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La princesa heredera belga, Isabel, ha comenzado un entrenamiento de iniciación militar en el campamento del ejército belga de Elsenborn en Butgenbach como parte de los preparativos para heredar el trono de su país.

La princesa de 18 años participará en todo tipo de actividades que están en la lista del programa de entrenamiento, incluidas las rutinas de ejercicios matutinos y la práctica del uso de un rifle de asalto. Este año, el curso de entrenamiento militar del campamento se redujo de seis a cuatro semanas en medio de la pandemia de coronavirus en curso.

Capitán Gilles Marx, comandante de la promoción de alumnos de primer año de la Real Academia Militar: «Es un curso de formación común a todo el personal de Defensa. Antes de poder pretender ingresar a una unidad, los candidatos deben pasar la fase iniciación militar. Se convertirán estrictamente en militares, haciendo así la transición del mundo civil al mundo militar».

La princesa aprenderá a disparar, a camuflarse, pulirá su condición física y estudiará algunas tácticas militares, informó RTBF. La mayor Isabelle Vanhavermaet, instructora principal, explicó: «Hay que saber que algún día será comandante de las fuerzas armadas. Por eso es muy importante que sepa lo que es ser soldado». Y no se trata de ser un privilegiado gracias a su estatus. 

La princesa está alojada en el mismo barco que los demás estudiantes, como subraya Vanhavermaet: «Es una estudiante normal, y también es la voluntad del Palacio. Lo respetamos, y es muy bonito. para ver cómo se ha integrado en su grupo. Se llama Van Belgïe, porque está en un pelotón de habla holandesa. Si hace algo que no es correcto, se lo diremos y le ‘llamar por su nombre, Van Belgïe, como llamamos a otra persona por su apellido también. No distinguimos entre los estudiantes porque en este caso, no daría la imagen real de ser militar».

La princesa Isabel nació el 25 de octubre de 2001 y es la hija mayor del rey Felipe I y la reina Mathilde de los belgas. En 2013, su padre prestó juramento como rey y la princesa Isabel se convirtió en la heredera aparente del trono y, como tal, lleva el título de duquesa de Brabante. Su entrenamiento responde a una larga tradición de relación entre la casa real y las fuerzas armadas belgas.

Su padre fue ascendiendo en el escalafón militar en preparación del día en que, como rey, se convirtiera en el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas belgas. En 2001 fue promovido a mayor general del Ejército y de la Fuerza Aérea, y a almirante de división de la Fuerza Naval. En 2010 pasó a ser teniente general del Componente de Tierra (ex Ejército), teniente general del Componente del Aire (ex Fuerza Aérea) y vicealmirante del Componente de Marina (ex Fuerza Naval). En 2004 se sacó la licencia de piloto civil de helicóptero.

(SPUTNIK / RTBF)

La reina Paola de Bélgica detuvo a Alberto II en su intento de reconocer a Delphine Böel

«Paola es italiana y los valores familiares son importantes para ella. Para ella fue muy difícil descubrir que su marido tenía un hijo secreto», explica el experto belga Wim Dehandschutter a SECRETOS CORTESANOS.

¿Qué sucedió tras las puertas del palacio para que el rey Alberto II retardara tantos años el reconocimiento de que Delphine Boel es su hija? Wim Dehandschutter, periodista belga especializado en asuntos de la monarquía para el diario Het Nieuwsblad explica que existieron cuatro factores importantes en la lucha de la corte contra Delphine, mencionando primero que el rey, quien abdicó en 2013, “no quería recordar el doloroso pasado” de sus años en los que su matrimonio con la princesa Paola estuvo prácticamente roto. Además, reconoce que Alberto “ha sido acorralado como figura pública” para que acepte su responsabilidad pero la reina Paola “lo detuvo en su intento de reconocer a Delphine”. Por otra parte, lo más doloroso para Delphine, fue que Alberto II “no creía que ella fuera su hija” pese al enorme parecido que la artista guarda con otros miembros de su familia como la reina Astrid (su abuela) o la gran duquesa Josefina-Carlota de Luxemburgo (hermana mayor de Alberto). “Nunca digas que te pareces a mi madre. ¡Nunca vuelvas a decir eso!”, habrían sido las últimas palabras que Alberto II le dijo a su hija antes de que el asunto llegara a la Justicia.

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¿Quién es Delphine Boel y por qué su caso es tan resonante?

Las conclusiones científicas muestran que el rey Alberto II es el padre biológico de Delphine Boël, anunció el rey retirado en un seco comunicado de prensa tras recibir los resultados de una prueba de ADN en enero. La comparación de su material genético confirmó su conexión sanguínea. La noticia no fue una sorpresa. Las similitudes físicas eran demasiado llamativas para eso: la misma nariz de los Sajonia-Coburgo, la misma frente alta, el mismo mentón. De tal palo tal astilla. Como su abuela, porque Delphine se parece aún más a la reina Astrid, la madre de Alberto. Mira sus ojos. La vida anónima de Delphine terminó definitivamente en 1999, cuando su existencia fue revelada en los medios. Ella tenía 31 años en ese momento y se ganaba la vida como artista en Londres. Su marca registrada: esculturas de colores brillantes en papel maché. Alberto, mientras tanto, rey de los belgas, se negó a admitir públicamente que era su hija y también dejó de enviar entradas. Cuando Delphine lo llamó, él respondió furiosamente: «¡No eres mi hija!» Delphine respondió: «¡Ridículo! Cualquiera puede ver que tengo los ojos de la reina Astrid». Él de nuevo: «Nunca digas que te pareces a mi madre. ¡Nunca vuelvas a decir eso! ¿Cómo te atreves?» Fue el último contacto entre Alberto y Delphine, quien comenzó a usar su arte como una salida para sus frustraciones. Incorporó coronas, banderas belgas y lenguaje rudo (¡Mierda! ¡Hipócrita!…) en su papel maché y luego en pinturas y esculturas. Era su grito artístico de atención. Su atención. Pero él no quiso escuchar. Los años pasaban en un silencio ensordecedor, y Delphine parecía resignarse gradualmente a su destino.

«Este reconocimiento es una victoria moral para Delphine, pero Alberto no tiene absolutamente ningún sentimiento paternal por ella. Y creo que se da cuenta de que es imposible crear una relación».

WIM DEHANDSCHUTTER

Una cuestión interesante es por qué acudió repentinamente a los tribunales en junio de 2013. Para comprender esa decisión, es necesario saber qué sucedió un mes antes. Su hija Josephine había terminado en el hospital con neumonía. Fueron días difíciles para Delphine, que desde el nacimiento de Josephine en 2003 ha vuelto a vivir en Bélgica con su marido irlandés-estadounidense Jim O’Hare. Sus dos hijos (también tiene un hijo, Oscar, que nació en 2008) habían llegado a una edad en la que preguntaban por sus abuelos. También sobre el hombre que conocieron por los retratos oficiales en la escuela, los discursos navideños en la televisión y su imagen en sellos y monedas de euro. Allí, en el hospital, Delphine cambió de opinión. Si su verdadero padre había roto todo contacto, tendría que hacer un último intento. Decidió exigir su test de ADN. Eso resultó ser una prueba larga y dolorosa. Alberto se negó a cooperar durante años, hasta que se vio obligado a hacerlo, bajo amenaza de una multa.

El análisis de ADN del rey Alberto II demostró sin duda que es el padre biológico de Delphine, ¿por qué se niega a tener una relación con ella después de reconocerla?

—Este reconocimiento es una victoria moral para Delphine, pero Alberto no tiene absolutamente ningún sentimiento paternal por ella. Y creo que se da cuenta de que es imposible crear una relación. .

¿Por qué Alberto escondió la existencia de esa hija y qué papel jugaron el rey Balduino y la reina Fabiola en esa situación?

— En primer lugar, porque no quería recordar el doloroso pasado. Delphine es un recuerdo vivo del período más doloroso del matrimonio del rey, luego el príncipe, Alberto y Paola. Ya no quiere rasgar esas heridas. Alberto conoció a su amante, la baronesa Sybille de Selys Longchamps, en el verano de 1966. Delphine nació en 1968. Alberto y Paola vivían separados el uno del otro. Y cuando ambos estaban en el castillo de Belvédère en Laeken, cerca de Bruselas, cada uno dormía en un ala diferente. Al final, Balduino accedió al divorcio, al igual que el gobierno. Pero fue, según Sybille, quien detuvo el proceso de divorcio. Y entonces sucedió algo maravilloso: a principios de la década de 1980, las tensiones entre Alberto y Paola se habían suavizado. Una versión es que la religiosa princesa Astrid ha vuelto a unir a sus padres a través del Movimiento Carismático.

«Delphine está relacionada con una página muy dolorosa en la historia de la familia real, causó demasiado daño a la imagen. Si Alberto hubiera admitido su existencia desde el principio, se habría ahorrado mucho sufrimiento«

WIM DEHANSCHUTTER

En segundo lugar, porque Paola lo detuvo en su intento de reconocer a Delphine. Paola es italiana y los valores familiares son importantes para ella. Para ella fue muy difícil descubrir que su marido tenía un hijo secreto. Paola incluso le habría prohibido a Alberto hablar de Delphine en casa y, desde luego, en público. A su edad y en esta (feliz) parte de su matrimonio, Alberto no quiere perturbar la armonía. Entonces él guarda silencio. Aunque esto significa que será mencionado en la historia como “el rey infiel que rechazó a su hija biológica”.

En tercer lugar, porque ha sido acorralado como figura pública. Bélgica conoció a Delphine Boël en 1999. Poco después, en su discurso de Navidad, el rey Alberto se refirió a la crisis matrimonial de treinta años antes. No mencionó a Delphine por su nombre, pero admitió su existencia de manera velada. Desde entonces ha guardado silencio sobre ella en todos los idiomas. Sin embargo, varias personas han intentado hacerle cambiar de opinión. Especialmente en 2005, cuando Delphine concedió cada vez más entrevistas. El ministro que aconsejó al rey que resolviera el problema de Delphine recibió un mensaje claro: “Yo también quiero. Pero cada vez que el nombre Delphine cae en casa, algo me detiene». Así que otra vez, Paola. Esto sería algo doloroso en cualquier familia. Pero como figura pública, Alberto está completamente acorralado. Supongamos que de repente cedió, algo que rechazó durante veinte años, lo experimentaría como una pérdida de prestigio.

Y además, porque ya no creía que Delphine sea su hija. Hay fotos de Alberto con la pequeña Delphine. A principios de la década de 1970 vivieron con Sybille de Selys Longchamps y su hija en Knokke, una ciudad elegante y cara en la costa belga, y tendría una presencia destacada durante toda su infancia. Ella le dio el sobrenombre de «Papillon», en francés para mariposa. Sin embargo, Delphine no se enteró de quién era su padre biológico hasta los dieciocho años. Incluso después de la separación con Sybille, Alberto siguió viéndola. Pero en 2001, dos años después de que se filtrara su existencia a los medios, hizo estallar todo contacto.

«Paola es italiana y los valores familiares son importantes para ella. Para ella fue muy difícil descubrir que su marido tenía un hijo secreto».

WIM DEHANDSCHUTTER

¿Cómo crees que se sienten ahora los otros tres hijos de Alberto?

—Los tres hijos tienen otra actitud hacia Boël. Delphine sabe que Laurent siente simpatía por ella. Se conocieron una vez en una fiesta y él conversó ostentosamente con ella mientras era filmado por un equipo de televisión. Pero ella no se acerca a él. Creo que a Laurent le gusta Delphine porque ambos tienen una mala relación con su padre, Alberto. Delphine sin embargo no puede contar con el apoyo de Astrid. La princesa, que a menudo visita a sus padres y también viaja con ellos, está claramente del lado de su padre. ¿Y Felipe? Siempre afirmó que el caso era un «problema de su padre». Aunque, y esa es mi opinión personal, el reconocimiento oficial de Delphine Boël debe ser una buena noticia para el rey Felipe. La obstinada negativa del rey Alberto repercutió negativamente en la familia real. Y de esa manera al rey Felipe, que ha estado a cargo allí durante siete años. Mientras no hubiera claridad sobre la conexión sanguínea, le resultaría difícil acercarse a ella. Ahora no tiene excusa para ignorarla. No, no tiene que organizar una ceremonia de bienvenida para Delphine en el palacio real ni tiene que enviarle una invitación para la fiesta nacional o el Día del Rey. Tampoco tiene que comprarle un cuadro y colgarlo en el palacio entre el arte de Jan Fabre y Michael Borremans. Puede acercarse a ella como una mujer con el mismo padre que él. Y respetarla. Esa sería la victoria tanto para Felipe como para Delphine.

Una corona para Delphine Boël: ¿se convertirá en princesa la hija de Alberto II?

El periodista belga Wim Dehandschutter explica que la artista no buscaba “venganza” sino un reconocimiento amoroso. “El dinero, el prestigio y otros beneficios, ni siquiera lo pensó”, aclara, pero algo la hizo cambiar de opinión.

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Delphine Boël, la artista reconocida como hija del ex rey Alberto II de Bélgica, está dispuesta a ir más lejos después de que el análisis de ADN confirmara sus orígenes reales. En la última audiencia sobre el reclamo de paternidad hecho por la artista contra Alberto II, celebrada este jueves 10 ante el Tribunal de Apelación de Bruselas, Delphine pidió «tener exactamente las mismas prerrogativas, títulos y derechos que sus hermanos y su hermana», según indicó su abogado Marc Uyttendaele. De esta forma, la Justicia belga tiene tiempo hasta el 29 de octubre para decidir si Delphine y sus dos hijos tienen derecho a ostentar el título de Príncipes de Bélgica, de adoptar el apellido dinástico de Sajonia-Coburgo, y de reclamar derecho a la sucesión al trono.

Para arrojar claridad sobre estas posibilidades, entrevisté a Wim Dehandschutter, periodista belga especializado en asuntos de la monarquía para el diario Het Nieuwsblad, quien explica: “Sus abogados suplicaron que la nombraran Princesa de Bélgica. «Para mí, es especial que use las palabras ‘hermanos y hermana’, porque teóricamente Philippe y Laurent son sus hermanastros y Astrid su hermanastra. Y en la vida real, no tienen ningún vínculo emocional, ni siquiera hablaban entre ellos, a pesar de una cita por coincidencia con Delphine y Laurent en una fiesta, en el pasado”. “Pero es simbólico utilizar la frase ‘hermanos y hermana’: Delphine quiere ser tratada de la misma manera y es por eso que su opinión es ‘Merezco convertirme en Princesa de Bélgica’”, reflexiona.

Respecto al apellido que Delphine Boël puede adoptar ahora que las pruebas de ADN comprobaron que pertenece a la familia real belga, Dehandschutter baraja varias posibilidades: “Se rumoreaban algunas opciones en el pasado … Por ejemplo, Delphine de Bélgica, Delphine de Sajonia-Coburgo, Delphine de Sélys Longchamps… En el tribunal, su abogado se declaró en favor de Saxe-Coburg. Por cierto, la familia real belga se llamó Sajonia-Coburgo hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Posteriormente, decidieron arriesgarlo a la Familia de Bélgica para romper con los alemanes”. “Solo en los últimos años las cosas han cambiado, los lazos entre la familia real belga y el linaje de las raíces alemanas se estrechan”, advirtió.

— Lo más probable es que Delphine sea una nueva heredera del patrimonio privado de Alberto II, pero eso no es lo que está buscando, dijo en entrevistas. ¿Por qué?

—Inicialmente, su único objetivo era obtener su reconocimiento. Pero tomó una decisión: Delphine ahora quiere más. Esto contrasta con la modestia que ha mostrado hasta ahora. Delphine solo quería que Alberto declarara públicamente: soy tu padre. El dinero, el prestigio y otros beneficios, ni siquiera lo pensó, declaró. Pero el rey Alberto la quebró con su reconocimiento a finales de enero. Por supuesto, no admitiendo que él es su padre, eso es exactamente lo que ella quería escuchar de él durante veinte años. Pero a ella le sorprendió su estilo de comunicación. Sin emoción, en nota de prensa. Afirmar que nunca hubo una conexión, mientras que las fotos de su juventud demuestran lo contrario. Incluso con un dedo acusador de haber entrado en este “procedimiento largo y doloroso” (sus palabras). Su comunicación extremadamente fría la sorprendió. Había dejado a Alberto el espacio para comunicar los resultados de la prueba de ADN él mismo, para demostrar que se había arrepentido. Perdió la enésima oportunidad de reconocer su existencia de una manera elegante y humana para admitirlo. Ella no quiere venganza. Pero no ha sentido compasión desde entonces. Así que exige lo que cree que le corresponde. ¿Qué puede esperar ella? Que se deshaga de todas las dificultades. Descrita en los medios de comunicación y en Internet como la «hija ilegal del rey Alberto», ha terminado en una lista negra internacional de figuras sospechosas. Por ejemplo, ella y sus familiares no pudieron abrir cuentas en ciertos bancos. Y en el aeropuerto, a menudo la controlaban más estrictamente en el control fronterizo.

—Un decreto real estipuló que solo los hijos y nietos del rey y los hijos y nietos de la princesa heredera pueden llevar el título principesco, ¿podría Delphine ser una excepción?

—¡No! Según las nuevas reglas, Delphine no puede convertirse en princesa de Bélgica. El rey Felipe modificó la ley en 2015. La casa real se está ampliando gradualmente, pensó. Con tantos príncipes y princesas de Bélgica, el título amenazaba con devaluar. Así que endureció las reglas. En las próximas décadas, solo sus nietos (aún por nacer) recibirán el título de Príncipe y Princesa de Bélgica, y esto comprende a los hijos de Isabel, Gabriel, Emmanuel y Leonor. En la próxima generación, solo los nietos de Isabel recibirán el título de príncipes, pero no los de su hermana y hermanos. Pero Delphine puede convertirse en Princesa de Bélgica si el juez dicta sentencia con carácter retroactivo. Nació en 1968, por lo que se debe aplicar la legislación vigente. Por cierto, la artista inició su demanda en 2013, dos años antes de que se cambiaran las reglas. Si tiene razón en este punto, Delphine llevaría el mismo título que Astrid, la otra hija de Alberto. Por lo tanto, se le podría llamar Su Alteza Real. Lo sabremos a más tardar el 29 de octubre.

—¿Puede Delphine tener derecho a la sucesión al trono belga?

—No. Solo los descendientes directos del rey Alberto II y la reina Paola son elegibles para el trono. E incluso si ella fuera parte de la línea de sucesión al trono, Delphine su coloca al final de la lista: en el puesto 17, después de los hijos del príncipe Laurent.

—¿Y qué pasará con el apellido de Delphine? Cuales son tus alternativas?

—Se rumoreaban algunas opciones en el pasado … Por ejemplo, Delphine de Bélgica, Delphine de Sajonia-Coburgo (refiriéndose a las raíces dinásticas de la familia real belga en Alemania), Delphine de Sélys Longchamps (refiriéndose a ella nombre de la madre)… En el tribunal, su abogado se declaró ayer en favor de Saxe-Coburg. Por cierto, la familia real belga se llamó Sajonia-Coburgo hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Posteriormente, decidieron cambiarlo por la Familia de Bélgica para romper con los alemanes. Solo en los últimos años las cosas han cambiado, los lazos entre la familia real belga y el linaje de las raíces alemanas se estrechan, recordemos que el rey Felipe y la reina Mathilde fueron a Alemania en el verano de 2019: visitaron la ciudad de Gotha y el Castillo Friedenstein y allí conocieron a su «familia» alemana.

Lea la segunda parte de esta entrevista este martes 15 de septiembre

Un príncipe belga contrajo COVID-19 después de asistir a una fiesta ilegal en España

Se trata de Joachim, sobrino del rey Felipe I, quien viajó a la ciudad de Córdoba para reunirse con amigos sin cumplir las normas de cuarentena vigentes.

El príncipe Joachim, sobrino del rey Felipe de Bélgica, dio positivo por el coronavirus después de asistir a una fiesta en la ciudad española de Córdoba que supuestamente rompió las reglas de cierre, anunciaron la familia real y la policía española. La corte belga confirmó que el príncipe, de 28 años, viajó a bordo de un vuelo comercial el 24 de mayo con permiso para ingresar a España dados sus intereses comerciales en el país. Cerca de 27 mil personas fallecieron por COVID-19 en ese país.

Joachim, hijo de la princesa Astrid (hermana del rey) y del archiduque Lorenzo de Austria, es noveno en la línea del trono belga. Al llegar a España, Joachim sistió a una reunión de cerca de treinta personas sin haber cumplido con el estricto aislamiento social necesario para quienes lleguen a un lugar, y ahora debe someterse a cuarentena después de dar positivo por COVID-19. Los medios belgas dicen que el joven asistió a la fiesta por su relación con la ciudadana española Victoria Ortiz Martínez-Sagrera.

La noticia surgió después de que la policía española dijo que estaban investigando si una fiesta en la ciudad andaluza a la que supuestamente asistía el príncipe belga violó las reglas de confinamiento social. A las 27 personas que asistieron a la fiesta, casi el triple del máximo de 10 personas permitidas por el gobierno de España, se les dijo que cumplieran con cuarentena de dos semanas y podrían enfrentar multas entre 600 y 10.000 euros, de acuerdo con las leyes extraordinarias vigentes en España para enfrentar el brote de COVID-19.

“Hasta la fiesta privada en Córdoba, el príncipe Joaquín se adhirió estrictamente a las reglas de reclusión. Vivía en autoaislamiento en la casa paterna (villa Schonenberg en Laken con sus padres) y domingo pasado viajó a Madrid”, dijo el periodista Wim Dehandschutter, del diario belga Het Nieuwsblad. “El Palacio no pudo decir cómo Joachim podría volar de Bruselas a Madrid, ya que solo son posibles los movimientos esenciales. Según mi información, dio la razón por la que está haciendo una pasantía en Córdoba”, agregó.

Felipe de Bélgica llamó a la responsabilidad ante la pandemia: “La actitud de todos es esencial, podemos salvar vidas”

El rey pidió un «comportamiento responsable» frente a la pandemia del coronavirus para que sigan las indicaciones de las autoridades para tratar de contener el contagio.

El rey Felipe de Bélgica, en una inusual declaración televisiva, reconoció que su país se enfrenta a “una crisis sanitaria mundial sin precedentes” a causa de la pandemia del coronavirus y “se encuentra hoy en una fase crucial para contener la propagación”. Reconoció sin embargo que tiene la esperanza de que “saldremos de esta terrible experiencia”. “Nuestras autoridades han asumido sus responsabilidades mediante la adopción de medidas drásticas que nos obligan a modificar nuestra forma de vida, para nosotros mismos, pero especialmente para los demás y, en particular, para los más vulnerables”, dijo el monarca por televisión.

Bélgica registró este lunes otras cinco muertes de pacientes con coronavirus, lo que eleva el balance de fallecidos a un total de 10, según ha informado uno de los virólogos que integran el centro de crisis del país creado para hacer frente a la pandemia. El rey reconoció él y su esposa, la reina Matilde, piensan en todos los ciudadanos, “sobre todo aquellos que están afectados por la enfermedad”. “Pensamos en ustedes, nuestros mayores, que se sienten aislados, separados de sus seres queridos. A ustedes padres que son guiados a reorganizarlos”. Dijo, además que espera de la gente joven, principal propagadora del virus, un “comportamiento responsable”: “La actitud de todos es esencial, podemos salvar vidas”, afirmó.

El rey agradeció a médicos y enfermeros belgas que brindan atención a los enfermos del coronavirus: “Somos conscientes de los esfuerzos excepcionales que brindan nuestros médicos, enfermeras y todos los profesionales de la salud”. “Esta crisis ha afectado severamente a nuestros negocios, nuestros negocios, muchos trabajadores y trabajadores independientes. La mayoría de los sectores económicos de nuestro país se ven afectados. Toman decisiones valientes para disminuir el impacto”, afirmó. Para finalizar, les recordó a los belgas que la pandemia “nos recuerda nuestra vulnerabilidad, pero también revela nuestra fortaleza” y animó a la sociedad a ttener “gestos espontáneos de generosidad y solidaridad”. “Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar para superar esta crisis. Estoy seguro de que saldremos de esta terrible experiencia”, finalizó.

El Servicio Público de Salud belga tiene registrados 1.085 casos y advirtió que el número de contagios no solo está aumentando considerablemente sino que «se acentuará aún más en los próximos días». Los últimos 172 positivos se han registrado en su mayoría en Flandes (80), seguido de Valonia (68) y Bruselas (17). El Gobierno ha decretado el cierre de bares y restaurantes, cancelado todo acto lúdico -deportivo, cultural o folclórico- y suspendido las clases escolares, aunque no cerrado las guarderías. También pidió a las empresas que faciliten el trabajo a distancia de sus empleados y a los ciudadanos que reduzcan al mínimo indispensable sus desplazamientos, pero no impuso limitaciones a sus movimientos.

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