Astrid de Bélgica, una inesperada reina «de repuesto» para el trono de España

Como descendiente del rey Fernando VII, su esposo está bien ubicado en la extensa línea sucesoria española.

La princesa Astrid de Bélgica, se ha caracterizado toda su vida por ser uno de los personajes más populares, discretos y trabajadores de la familia real: mientras muchos belgas cuestionaron al actual rey, Felipe, en su juventud por ser demasiado tímido y mostrarse desinteresado en la tarea real, Astrid era soñada como la reina ideal.

Madre de cinco y abuela de dos, la princesa Astrid sigue ocupando un papel secundario pero importante en la monarquía desde que su padre abdicó al trono. Actualmente, ocupa el puesto 6° lugar en la sucesión al trono belga.

Sin embargo, la princesa de 58 años tiene algunas chances de convertirse en Reina de España si algún hecho de enorme magnitud, inesperado y desgraciado, impidiera a la actual familia seguir reinando en el país. Al igual que el trono británico, el español tiene una enorme lista de herederos “de repuesto” que descienden de reyes y reinas anteriores.

Astrid (58 años) es la segunda hija de los reyes Alberto II y Paola de Bélgica

El esposo de Astrid, el archiduque Lorenz de Austria-Este, de 65 años, tiene derechos sucesorios a la corona española por ser descendiente de la infanta española Luisa Fernanda de Borbón y su nombre aparece en el lugar más inmediato después de los descendientes del rey Juan Carlos I y de los descendientes del fallecido don Carlos de Borbón-Dos Sicilias, duque de Calabria.

Lorenz es hijo de Margarita de Saboya-Aosta (descendiente de los reyes italianos) y del fallecido archiduque Roberto de Austria-Este. Margarita, ahora de 90 años, ocupa un lugar en la sucesión española después de los descendientes de María de las Mercedes, princesa de Asturias, primogénita de Alfonso XII.

Su padre fue el príncipe Amadeo de Aosta, duque de Aosta (1898-1942), que estuvo casado con su prima Ana de Orleáns y murió siendo prisionero en Nairobi, después de haber sido padre de dos princesas.

Astrid está casada desde 1984 con Lorenz de Austria-Este, descendiente de la infanta española Luisa Fernanda de Borbón.

El mencionado duque de Aosta era el hijo primogénito de la princesa francesa Elena de Orléans (1871-1951), consorte del príncipe Emanuele Filiberto de Saboya, duque de Aosta, hijo mayor, a su vez, del rey Amadeo I de España . Elena, quien en su juventud quiso casarse con un nieto de la reina Victoria de Inglaterra, era hija de la infanta de España María Isabel de Borbón y Orleáns, condesa de París (1848-1919), hija, a su vez, de la infanta Luisa Fernanda. Luisa Fernanda era la hermana menor de Isabel II e hija menor de Fernando VII.

Como descendientes de Luisa Fernanda de Borbón, los hijos de la princesa Astrid de Bélgica y de Lorenz de Austria-Este también tienen derechos de sucesión al trono español, porque a lo largo de los últimos 170 años sus ancestros directos cumplieron con todas las normas dinásticas vigentes para ser considerados elegibles. Amadeo, Joaquín, María Laura, Luisa María y María Leticia ostentan los títulos de Archiduques de Austria-Este y Príncipes de Bélgica y en sus personas reúnen genes de las dinastías católicas más importantes de Europa.

Cómo reaccionó Astrid de Bélgica tras el reconocimiento de su hermana Delphine

El rey Felipe la recibió en su palacio, el príncipe Laurent le ofreció todo su apoyo y Alberto II y Paola dijeron estar «felices» con eso: pero qué hay de la otra hermana del rey.

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El encuentro del rey Felipe de Bélgica con su media hermana Delphine de Sajonia-Coburgo, una semana después de que la justicia belga la declarara oficialmente hija de Alberto II, marca un antes y un después en la historia de la familia real. Si durante años el rey Alberto se negó a tener una relación con su hija extramatrimonial, su sucesor busca que los errores de las anteriores generaciones no hagan mella en su reinado. De esta forma, abrió las puertas de su residencia, el Castillo de Laeken, para recibir a su nueva hermana y flamante princesa.

El rey emérito, inesperadamente, saludó el acercamiento familiar protagonizado por Delphine y Felipe y agregó que «mi esposa (la reina Paola) y yo estamos muy felices por esto que ha sido realizado por iniciativa del rey», y señaló que es el inicio de «días mejores para todos y en particular para Delphine».

Ese mismo día, el príncipe Laurent, durante muchos años llamado el “enfant terrible” de la monarquía belga y enemistado a sus padres, dijo a la prensa que su hermana puede contar con su apoyo: “Delphine debe saber que puede contar conmigo. Sin duda, ella ya lo sabe. Nos conocemos hace mucho tiempo”, reveló al periódico en holandés Het Nieuwsblad.

Pero hay un miembro de la familia real que guarda silencio, y es la hermana de Delphine, la princesa Astrid (58), única mujer entre los vástagos de Alberto II y Paola.

En entrevista con MONARQUIAS a principios de octubre, el periodista belga y conocedor de los asuntos de la familia real belga Wim Dehanschutter había anticipado: “Delphine sabe que Laurent siente simpatía por ella. Se conocieron una vez en una fiesta y él conversó ostentosamente con ella mientras era filmado por un equipo de televisión. Pero ella no se acerca a él. Creo que a Laurent le gusta Delphine porque ambos tienen una mala relación con su padre, Alberto. Delphine sin embargo no puede contar con el apoyo de la princesa Astrid. La princesa, que a menudo visita a sus padres y también viaja con ellos, está claramente del lado de su padre”.

Unas semanas después, y tras el significativo encuentro del pasado 9 de octubre, las cosas parecen no haber cambiado en este sentido. “Astrid está atrapada entre dos fuegos. Por un lado, es hija de un padre y el contacto con Delphine sería una traición hacia el papá Alberto”, reveló Wim Dehanschutter en Het Nieuwsblad. “Por otro lado, Astrid es leal a su hermano, el rey Felipe. El actual jefe de la monarquía recibió a Delphine con humanidad y gracia a la familia real. El tono del rey Alberto en su nota de prensa deja a Astrid más espacio para seguir el ejemplo de su hermano”.

“Astrid no quiere poner en peligro la cálida relación con sus padres. A diferencia de Felipe y Laurent, ella salió relativamente ilesa de su traumatizante niñez, que estuvo marcada por la falta de calidez y amor paternal. Ella es la única de los tres niños que perdonó a Alberto y Paola por sus errores”, relató.

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Sangre azul: quién es quién en la línea sucesoria al trono de Bélgica

Dieciséis personas, todos ellos descendientes del rey Alberto, ostentan el derecho a reclamar la corona belga.

La confirmación de que la artista belga Delphine Boel es hija del ex rey Alberto II de Bélgica ha traído interrogantes sobre si ella y sus descendientes tienen derechos al trono, es decir, si son “elegibles” en el caso de que la actual familia real se viera incapacitada, imposibilitada o extinguida. En total, 16 personas tienen derecho a ascender al trono belga, todos ellos descendientes del rey Alberto II.

El trono ahora lo ocupa el rey Felipe, sexto monarca de los belgas. De nombre completo Philippe Léopold Louis Marie en el original en francés (Filip Leopold Lodewijk Maria en flamenco), vino al mundo el 15 de abril de 1960 como el primogénito de los entonces príncipes de Lieja, Alberto, hermano menor del rey Balduino, y Paola, noble de origen italiano, los cuales habían contraído matrimonio el año anterior. Al niño, que en el momento de su nacimiento adquirió la condición de príncipe de Bélgica con tratamiento de alteza real, le siguieron dos hermanos, Astrid y Laurent.

El hecho de que los reyes Balduino y Fabiola no tuvieran hijos colocaba a su hermano Alberto, con el título de príncipe de Lieja, al frente de la línea sucesoria, pero sólo sobre el papel. En la década de los 80 la opinión pública se convenció de que Alberto, que ya era cincuentón y había arrastrado una imagen de cierta indolencia mundana o de desapego a las obligaciones institucionales, terminaría renunciando a sus derechos sucesorios, probablemente en favor de su vástago mayor, con el que las relaciones en público, empero, no destacaban por su calidez.

En efecto, el discreto príncipe Felipe, cuya personalidad era descrita como introvertida y lacónica, quizá insegura, muy diferente al carácter de su padre cuando tenía su edad, venía recibiendo una instrucción tal que sugería su preparación para convertirse en el sucesor directo de su tío cuando llegara el momento. Pero también podría estar pensándose en su hermana Astrid, más popular entre los belgas, tal como sugirió el cambio de reglas del juego sucesorio realizado por Balduino.

En 1991, en sus últimos años de reinado, Balduino impulsó que el derecho al trono se adquiera por primogenitura absoluta entre todos los descendientes del entonces príncipe Alberto. Pero los descendientes de monarcas y príncipes de generaciones anteriores solo tienen derecho al trono si son descendientes del rey Leopoldo I en línea masculina, lo que significa que los descendientes de todas las princesas belgas no descendientes de Alberto II están excluidos del trono.

Aquel cambio se vio apoyado por la preocupación sobre la soltería del príncipe Felipe, quien era entonces el segundo en la línea sucesoria y, a los 31 años, aún no había contraído matrimonio. La opinión pública belga se mostró favorable a que la ley sálica (que niega a las mujeres el derecho de sucesión) fuera abolida para ubicar a la princesa Astrid en el tercer lugar, desplazando al cuarto puesto al príncipe Laurent. Astrid, más popular que Felipe, era considerada una princesa ejemplar y tenía una nutrida descendencia de su matrimonio con un miembro de la Casa de Habsburgo.

El rey Balduino murió en 1993 y fue sucedido por su hermano menor, Alberto II. Nacido en 1934 y titulado príncipe de Lieja contrajo matrimonio en 1959 con Donna Paola Ruffo di Calabria (n. 1937), hija de Fulco Ruffo di Calabria, VI Duque de Guardia Lombarda, y la Condesa Luisa Gazelli di Rossana e di San Sebastiano. En 2013, Alberto II abdicó al trono. Fue sucedido por su hijo, el actual rey Felipe I, casado desde 1999 con la condesa Mathilde d’Udekem d’Acoz (n. 1973), hija del Conde Patrick d’Udekem d’Acoz y la condesa Anna Maria Komorowska.

Según lo dispuesto, los padres del nuevo monarca conservaron la condición real, lo que convirtió a Bélgica en una insólita monarquía parlamentaria con dos reyes, Felipe –el único reinante- y Alberto II, y tres reinas, Mathilde, Paola y Fabiola, los cinco con tratamiento de majestades. Mathilde se convirtió en la primera reina de origen belga en la historia del país, después de una francesa, una austríaca, una alemana, una sueca, una española y una italiana, las esposas respectivamente de Leopoldo I, Leopoldo II, Alberto I, Leopoldo III, Balduino y Alberto II.

Esta es la línea sucesoria al trono belga:

1) Princesa Isabel (nacida en 2001): es la heredera natural del trono, por lo tanto llamada a ser la primera Reina de los Belgas después de su padre, Felipe I. Ostenta el título de Duquesa de Brabante, tradicionalmente otorgado al heredero del trono (anteriormente lo llevaron antes de ascender al trono Leopoldo II, Leopoldo II, Balduino y Felipe).

2) Príncipe Gabriel (n. 2003), segundo hijo de los reyes Felipe y Mathilde.

3) Príncipe Emmanuel (n. 2005), tercer hijo de los reyes Felipe y Mathilde.

4) Princesa Eléonore (n. 2008), cuarta hija de los reyes Felipe y Mathilde.

5) Princesa Astrid (n. 1962); segunda hija de los reyes Alberto II y Paola; contrajo matrimonio en 1984 con el archiduque Lorenz de Austria-Este, creado Príncipe de Bélgica en 1995 (n. 1955), hijo del archiduque Robert de Austria-Este y la princesa Margherita de Saboya-Aosta. Astrid se convirtió en la primera mujer ubicada en la sucesión al trono tras la abolición de la Ley Sálica en 1991.

Los hijos de la princesa Astrid ostentan los títulos de Príncipes de Bélgica y Archiduques de Austria-Este, aunque no transmitirán los títulos de Príncipes de Bélgica a sus descendientes, desde 2015 derecho solo otorgado a los hijos del monarca y los hijos del heredero al trono. (Debido a que son descendientes de la infanta Luisa Fernanda de Borbón, el archiduque Lorenz y sus hijos tienen además derecho a sucesión en el trono de España).

6) Príncipe Amedeo de Bélgica (n. 1986); primogénito de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz; contrajo matrimonio en 2014 con Elisabetta Rosboch von Wolkenstein (n. 1987).

7) Archiduquesa Anna Astrid de Austria-Este (n. 2016), primera hija del príncipe Amedeo y la princesa Elisabetta.

8) Archiduque Maximiliano de Austria-Este (n. 2019), segundo hijo del príncipe Amedeo y la princesa Elisabetta.

9) Princesa Maria Laura de Bélgica, archiduquesa de Austria-Este (n. 1988), segunda hija de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz.

10) Príncipe Joachim de Bélgica, archiduque de Austria-Este (n. 1991), tercer hijo de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz.

11) Princesa Luisa Maria de Bélgica, archiduquesa de Austria-Este (n. 1995), cuarta hija de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz.

12) Princesa Laetitia Maria de Bélgica, archiduquesa de Austria-Este (n. 2003), quinta hija de la princesa Astrid y el archiduque Lorenz.

13) Príncipe Laurent de Bélgica (n. 1963); tercer hijo del matrimonio formado por el rey Alberto II y la reina Paola; contrajo matrimonio en 2003 con la británica Claire Coombs (n. 1974), quien recibió el título de Princesa de Bélgica por matrimonio.

Sus hijos ostentan los títulos de Príncipes de Bélgica:

14) Princesa Louise de Bélgica (n. 2004), primogénita del príncipe Laurent y la princesa Claire.

15) Príncipe Nicolas de Bélgica (n. 2005), segundo hijo del príncipe Laurent y la princesa Claire

16) Príncipe Aymeric de Bélgica (n. 2005), tercer hijo del príncipe Laurent y la princesa Claire.

La descendencia de la princesa Josefina-Carlota (1927-2005), hermana mayor del rey Alberto II y consorte del fallecido gran duque Juan de Luxemburgo, se encuentra fuera de la línea sucesoria belga, al igual que la descendencia de la princesa María José de Bélgica (1906-2000), hermana menor del rey Leopoldo III y consorte del último rey de Italia, Umberto II. Ninguna persona nacida fuera de Bélgica puede ser llamada a reinar.

Wim Dehandschutter: «Astrid cambió la imagen de la monarquía belga; fue la cuarta reina, pero la primera que fue tan popular»

El 85 aniversario del fallecimiento de la reina Astrid de Bélgica es el motivo por el cual entrevisté a Wim Dehandschutter, periodista belga del diario Het Nieuwsblad y un gran especialista en asuntos de la monarquía de su país. Astrid, abuela del actual rey Felipe, tenía 29 años cuando un accidente automovilístico le quitó la vida, una muerte que trastornó a la familia real belga y conmocionó a la sociedad.

Joven hermosa, princesa aplicada y madree cariñosa, Astrid fue «extremadamente popular entre los belgas» ya que combinó la estética de una estrella de cine con la de una apariencia real tradicional» y, además, «era de mente abierta», explica el especialista. Dehandschutter además explica que parte de la leyenda de Astrid fue alimentada por una campaña de relaciones públicas que ella mismo puso en marcha en cuanto llegó a Bélgica desde su natal Suecia: «Estableció una verdadera campaña de relaciones públicas con su esposo para aparecer como una familia muy común cuando la crisis económica condujo al desempleo en todas partes». «Creo que ella cambió especialmente la imagen de la monarquía belga. Ella fue la cuarta reina en la historia, pero la primera que fue tan popular», opina.

Lea a continuación esta imperdible entrevista:

P: Hace 85 años, la Reina Astrid murió en un tremendo accidente y la conmoción fue mundial: ¿Quién fue Astrid y por qué su muerte fue tan impactante para Bélgica?

R: Astrid era una princesa sueca, hija del príncipe Carl de Suecia y la princesa Ingeborg de Dinamarca. Leopold conoció a Astrid en 1925, cuando le presentaron a las tres hijas de Carl e Ingeborg durante una estancia en el Alto Norte. El más joven de los tres inmediatamente llamó su atención. Brillantes ojos verdes, cabello castaño y una tez limpia y fresca: Astrid lo tenía todo. «Fue amor a primera vista. Era ella o nadie ”, describió Leopoldo sus sentimientos a su hermana Marie José, quien más tarde se conocería como la Reina de Italia por 33 días. «Pero modesta y un poco tímida como era, Astrid evitaba cada tête-à-tête. Finalmente logré llevarla a caminar. Nunca olvidaré el largo y opresivo silencio de Astrid después de mi primera declaración de amor».

Astrid, de 19 años en ese momento, se sorprendió de que el heredero del trono belga de cuatro años la eligiera a ella por encima de una de sus hermanas mayores. Ella pidió un día para considerar antes de decidir si compartir su vida con él. También lo encontró irresistible, le dijo a su mejor amiga. Pero ella tenía miedo del futuro. «¡Mírame bien! ¿Ya me ves como reina?» Posteriormente, Leopoldo viajaría regularmente a Estocolmo bajo el nombre de la chica de sus sueños. Al anunciar el compromiso, su madre, la reina Isabel, enfatizó: “Es un matrimonio de amor. No hubo negociación. » Aunque era un excedente que Astrid tuviera un impresionante árbol genealógico. Ella era la sobrina de los reyes Gustavo V de Suecia, Christian X de Dinamarca y Haakon VII de Noruega y estaba estrechamente relacionada con la familia real británica.

Leopoldo y Astrid se casaron en Estocolmo el 4 de noviembre de 1926. Astrid llegó a la ciudad de Amberes (mi ciudad natal, por cierto, jajaja) en barco tres días después, para establecerse permanentemente en Bélgica. Leopoldo y miles de belgas entusiastas le dieron la bienvenida. Tan pronto como llegó a tierra, le dio a su nuevo esposo un abrazo tan intenso y romántico que la gente quedó aún más extasiada. La boda por la iglesia en Bruselas fue el 10 de noviembre. La belleza sueca fue extremadamente popular entre los belgas. Fue a mediados de la década de 1920, la era de las primeras estrellas de Hollywood. Astrid combinó la estética de una estrella de cine con la de una apariencia real tradicional. Además, ella era de mente abierta. «Ella no se complicaba la vida y no le importaba el protocolo A veces abrazaba a Leopoldo mientras podían verlos todos los que, como nosotros, no estaban acostumbrados a tales expresiones públicas de amor. Ella se reiría de su desaprobación”, dijo su cuñada Marie José.

Otra razón por la que era tan popular: como madre, Astrid también respiró una bocanada de aire fresco. Fue vista regularmente en los parques y calles de Bruselas con el cochecito de sus hijos. Mientras que en ese momento los hijos de la nobleza aún eran criados por institutrices, la gente creía que la reina Astrid se encargó de la educación de Josefina Carlota (apodada Joe) y Balduino. Pero esto no era 100% correcto, podría ser un poco una «fake news». 

Después de la muerte del rey Alberto I en 1934 – ocurrida mientras escalaba una roca cerca de la ciudad de Namur – su hijo Leopoldo III se convirtió en rey y Astrid en reina de los belgas. Mostró caridad y organizó ayuda alimentaria y de vestimenta para luchar contra la pobreza. «Nuestras vidas han cambiado», le dijo a un amigo. “Nada es lo que era. Pero nuestra vida familiar, la fuente de nuestra felicidad, nadie nos puede quitar eso”. Astrid dio a luz a su tercer hijo, Alberto, que lleva el nombre del desdichado rey, aunque lo llamó cariñosamente «Bébé».

En agosto de 1935, la joven familia celebró unas vacaciones en los Dolomitas. Josefina Carlota y Balduino estaban allí, pero Alberto se quedó en casa con la niñera. Leopoldo III fue a escalar montañas, mientras que la menos deportiva Astrid se quedó en el campamento. «¿Entiendes lo terriblemente asustada que estoy a menudo de que algo le suceda a Leopoldo y que me dejen sola con los niños?», le dijo Astrid a una amiga que había viajado, sabiendo cómo su suegro había muerto. año anterior. «Y Annetje, tampoco tienes idea de cuánto miedo tengo a veces de morir. Eso sería aún peor para los niños y tan terrible para Leopoldo». ¿Quién sabía entonces qué pasaría once días después? Leopoldo y Astrid habían enviado a sus dos hijos mayores a casa en tren. Al final de sus vacaciones se encontrarían con algunos amigos con quienes jugarían al golf. Ese dramático 29 de agosto estaban a solo quince minutos en coche, y las cosas salieron mal en Küssnacht.

Después de 85 años, lo que sucedió, por qué el automóvil se estrelló, cómo murió Astrid, son cosas que aún no se han aclarado. Según una versión, Astrid habría señalado el Monte Rigi, lo que habría distraído a Leopoldo. Otro escenario dice que abrió un mapa y sugirió una ruta. Él observó y dejó de prestar atención al camino. Según el informe policial, el rey conducía a 50 kilómetros por hora, pero en realidad habría presionado más el acelerador.

En un tren, que transportaba el ataúd con los restos de Astrid, regresó el luto Leopoldo a Bélgica. En su casa en Laeken, tuvo que llevar las noticias desgarradoras a sus hijos. Pero no pudo soportarlo y le pidió a una dama de honor que se lo dijera. “Tu madre se fue. Durante mucho tiempo, para siempre». Josefina Carlota y Balduino lloraron, pero Alberto era demasiado joven para darse cuenta de lo que estaba pasando. El día del funeral, el viudo Leopoldo III caminó la procesión que iba desde el palacio hasta la catedral de Bruselas. Cabeza inclinada hacia el piso, brazo herido y vendaje en la cara. Unos metros después de él iba el padre de Astrid, el príncipe Carl de Suecia. El dolor de Leopoldo III era insondable y nunca desaparecería. El país también estaba de luto por segunda vez en un año y medio, después de la impactante muerte del rey Alberto I, en febrero de 1934.

P: Se sabe que la figura de Astrid ocupa un lugar importante en la memoria de la familia real, ¿qué huellas dejó su figura en la sociedad belga?

R: La princesa Astrid, la hermana del rey Felipe, nacida en 1962, como la primera (y única) hija del rey Alberto y la reina Paola, lleva el nombre de la reina Astrid. Ese es el primer recuerdo. Su nombre está vinculado a varias calles y bulevares en Bélgica, a hospitales (el Hospital Militar Reina Astrid, por ejemplo), esculturas conmemorativas y monumentos, así que los belgas son recordados varias veces por su cuarta reina. Creo que ella cambió especialmente la imagen de la monarquía belga. Ella fue la cuarta reina en la historia, pero la primera que fue tan popular. Su suegra, la reina Isabel, una alemana casada con el rey Alberto I, fue la primera reina «independiente», que tenía su propia agenda e intereses, por ejemplo, arte y música clásica. El famoso concurso de música Reina Elisabeth, una de las los más importantes del mundo, lleva su nombre. Pero la diferencia con la reina Astrid es: Astrid era la «reina de los corazones». Estaba cerca de la gente «normal». Su fuerza era ciertamente su simple apariencia.

Estableció una verdadera campaña de relaciones públicas con su esposo para aparecer como una familia muy común cuando la crisis económica condujo al desempleo en todas partes. Luego se fotografió con un carruaje de niños en la calle, vestida de la forma más sencilla posible. En realidad no era así. Como reina, no tenía una vida ordinaria en absoluto, con Leopoldo a menudo pasaba meses en el extranjero. Nadie duda de que a Astrid le gustaban sus hijos, pero los historiadores creen que ella misma crió a Josefina-Carlota, Balduino y Alberto por sí misma. Por eso usé la expresión «fake news» en mi primera respuesta. Como todas las familias ricas, ella tenía niñeras, gobernantas e institutrices.

Además, ¿notaste las imágenes del discurso del rey Felipe en el Día Nacional? Fue grabado en su oficina en el palacio real de Bruselas. Y en el fondo, es prominente en la imagen, puedes ver una gran pintura de la reina Astrid. También recuerdo que, en 2015, el rey Felipe y su hijo Gabriël asistieron a una conmemoración de la reina Astrid, en Kussnacht. Colocaron flores en el lugar donde Astrid murió. También se celebró una misa al aire libre en la capilla que se construyó allí en memoria de ella. A orillas del lago de Lucerna, el lugar del accidente todavía está marcado con una cruz en el césped. Un poco más lejos se encuentra una capilla que el rey Leopoldo III había construido en memoria de su primera esposa. El municipio de Küssnacht donó la tierra para esto.

El rey Alberto II, el único sobreviviente de la familia (su hermana y su hermano han muerto), ha conmemorado a su madre varias veces. Astrid está enterrada en una tumba en la cripta real de Laeken junto a su esposo y la segunda esposa de éste, Lilian. Por cierto: ¿notaste el parecido entre la reina Astrid y la princesa heredera Isabel, la hija mayor del rey Felipe y la reina Mathilde? ¿Y entre Astrid y Delphine Boël?

P: ¿Qué me puedes decir sobre el impacto que tuvo su muerte en sus hijos y sobre lo que sucedería más tarde con Leopold III?

R: Los años posteriores a la muerte de la reina Astrid pasaron, y el rey Leopoldo II se sintió constantemente consternado por la muerte de su esposa. Sintió la soledad. «Leopoldo no puede vivir sin una esposa», declaró su madre, la reina viuda Isabel. Entonces, comenzó la Segunda Guerra Mundial. Leopoldo III fue popular porque se quedó en Bélgica. La gente a la que seguía siendo leal, lo amaba. La percepción pública cambió al año siguiente, cuando el cardenal leyó una carta en todas las iglesias y resultó que se había casado en secreto con Lilian Baels, una niñera, que también estaba embarazada. El matrimonio fue un shock. ¿No era Leopoldo el viudo afligido, que todavía estaba procesando la muerte de la reina Astrid? ¿Por qué dejó que su felicidad personal prevaleciera sobre los intereses nacionales? ¿No podría haber mantenido mejor su atención en los asuntos de la guerra? Sin embargo, los hijos de Leopoldo III, Balduino y Alberto, se encariñaron con su madrastra. Alberto declaró hace unos años: «Cuando los niños son muy pequeños, niños pequeños, son muy felices con una mujer en sus vidas». A menudo se sentaba en el regazo de Lilian, recibía abrazos y ella lo consolaba. Balduino también tenía una buena relación con ella, quizás incluso demasiado bien, según ciertas fuentes. Él ciertamente la llamó «la mujer que trajo de vuelta la risa después de la muerte de mi madre».

Durante la Segunda Guerra Mundial, Leopoldo y su familia vivieron en Alemania y Austria. Cuando terminó la guerra, Leopoldo pensó que pronto podría regresar a Bélgica, pero esto fue imposible. Entonces se mudaron a Suiza. En 1950, se organizó un referéndum en Bélgica sobre el regreso del rey Leopoldo y una de las razones fue su controvertido matrimonio con Lilian. El país estaba cerca de una guerra civil. Y al final, Leopoldo decidió abdicar y ceder el poder a su hijo Balduino de 19 años.  Leopoldo III y su segunda esposa, Lilian, tuvieron tres hijos. Los belgas nunca aceptarían completamente a Lilian. Como dijo su hija Esmeralda: “Mamá tuvo la mala suerte de ir tras Astrid, una reina que era adorada por la gente. Siempre ha sido acusada de ocupar el lugar de esa querida princesa, y eso fue muy injusto ”. El rey Alberto también extrañaría a su madre por el resto de su vida. Tanto es así que hizo más difícil su matrimonio con Paola. La italiana, que perdió a su padre cuando era niña, dijo: “Buscaba a alguien que fuera fuerte y que me protegiera. Buscaba una figura materna. Ese fue el problema al comienzo de nuestra relación. Ahora estamos bien juntos». Leopoldo III murió en 1983.

P: Astrid ha sido comparada a menudo con Diana, Princesa de Gales, como un epítome de la elegancia y bondad de su tiempo. ¿Puedes trazar un paralelo, más allá de su trágico final?

R: Hasta el día de hoy, la difunta reina Astrid todavía tiene admiradores. Es el trágico destino de una princesa de cuento de hadas y una joven madre que murió en un accidente de tráfico a una edad demasiado joven. Su padre escribiría en sus memorias: «Ella no estaba destinada a quedarse en este mundo por mucho tiempo, era demasiado buena para eso». Las mismas emociones se reflejaron más tarde en Grace Kelly, la princesa Grace de Mónaco y la princesa Diana.

Moniek Bloks: «El mayor paralelismo entre Astrid y Diana es el amor puro que tenían por sus hijos y su naturaleza caritativa»

El 29 de agosto de cumplen 85 años desde la muerte de la reina Astrid de Bélgica. Por este motivo entrevisté a Moniek Bloks, la creadora del blog «History of Royal Women» y autora de libros sobre mujeres de la realeza, como Carolina of Orange-Nassau: Ancestress of the Royal Houses of Europe.

Astrid, princesa de Suecia, contrajo matrimonio con Leopoldo III, convertido en rey belga en 1934. Fue la madre de los reyes Balduino y Alberto, además de la difunta gran duquesa Josefina Carlota de Luxemburgo. La muerte de la reina conmovió profundamente a los belgas, que todavía no se recuperaban del shock que supuso la muerte, también trágica, del rey Alberto I, 18 meses antes. “Su trágica muerte a la edad de 29 años le dio una reputación de santa”. Aunque su boda fue de Estado, la autora destaca que ella y Leopoldo “parece que realmente se amaban, aunque ella se mostraba reacia a convertirse en reina”.

— ¿Cuánto de fantasía hay sobre la historia de amor de Astrid y Leopold?

— Si hay alguna fantasía, probablemente sea el resultado de la impopularidad posterior de Leopoldo con su segundo matrimonio con Mary Lilian Baels (quien se convirtió en Lilian, princesa de Réthy) y la controversia de sus acciones durante la Segunda Guerra Mundial. La trágica muerte de Astrid a la edad de 29 años la ha dejado con una reputación de santa. Sin embargo, parece que realmente se amaban, aunque Astrid se mostraba reacia a convertirse en reina.

—Las biografías ilustran a Astrid como una madre ejemplar, que cuidó con esmero a sus hijos. ¿Qué puedes decirme acerca de eso y cómo reaccionó la corte ante su comportamiento?

Se sabía que Astrid se preocupaba poco por el protocolo de la corte y debido a esto, a menudo chocaba con los funcionarios de la corte. Incluso se sabía que se había reunido con la multitud con su hija mayor para presenciar una procesión en la que se había unido su marido. También salió a pasear con su hija en un cochecito. Sin embargo, ella siempre cumplió con sus deberes oficiales, pero nunca dejó que pasara a su casa.

— Se sabe que la figura de Astrid ocupa un lugar importante en la memoria de la familia real, ¿qué huellas dejó su figura en sus hijos y nietos?

Su nombre ciertamente sigue vivo. Dos de sus nietas llevan su nombre, así como dos bisnietas e incluso una tataranieta. Muchos lugares en Bélgica ahora también llevan su nombre. Evidentemente, su muerte afectó duramente a la familia. Leopoldo, que conducía el coche cuando ocurrió el accidente, se quedó con su ropa manchada de sangre. El padre de Astrid escribió sobre cómo ella nunca estaría destinada a estar en la Tierra mientras fuera demasiado buena para eso. El resto de la familia, incluidos los padres de Astrid, cuidaron mucho de sus tres pequeños hijos, pero los niños se vieron muy afectados por su muerte.

—Astrid ha sido comparada a menudo con Diana, princesa de Gales, como un epítome de la elegancia y bondad de su tiempo. ¿Puedes trazar un paralelo, más allá de su trágico final?

Astrid y Diana vivieron en tiempos diferentes, pero como princesa de Suecia, Astrid probablemente estaba mejor preparada para la tarea que tenía por delante, aunque si temía convertirse en reina debido a su timidez. Quizás el mayor paralelo que se puede establecer es el amor puro que estas mujeres tenían por sus hijos y su naturaleza caritativa.

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El príncipe Laurent de Bélgica volvió a hacer el ridículo durante la Fiesta Nacional

El impopular hermano del rey Felipe ‘colorea fuera de las líneas de lo que prescribe la etiqueta‘, criticó un periodista del Het Nieuwsblad”.

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