Hace 137 años nació Alicia de Battenberg, la princesa que salvó a una familia judía del Holocausto

Mujer profundamente religiosa, la madre del fallecido duque de Edimburgo sería reconocida formalmente por el Estado de Israel por su valentía al albergar a una madre judía y algunos de sus hijos en la II Guerra Mundial. Nació el 25 de febrero de 1885, hace 137 años.

«Durante mucho tiempo me inspiré en las acciones desinteresadas de mi querida abuela, la princesa Alicia de Grecia, quien en 1943 en la Atenas ocupada por los nazis, salvó a una familia judía llevándolas a su casa y escondiéndolas”, dijo el príncipe Carlos de Inglaterra en el 5ª Foro Mundial del Holocausto celebrado en el centro conmemorativo del Holocausto Yad Vashem de la ciudad de Jerusalén.

A cientos de metros de ese sitio, se encuentra la tumba de su abuela, en el Monte de los Olivos: “Ella tiene un árbol plantado a su nombre aquí en Yad Vashem y se cuenta como uno de los Justos entre las Naciones, un hecho que nos da a mí y a mi familia un orgullo inmenso”, aseguró el príncipe de Gales en la semana en que se cumplen 75 años desde la liberación del mayor campo de concentración del nazismo, el de Auschwitz-Birkenau.

La princesa Alicia de Battenberg nació en el seno de la realeza y murió pobre. Nacida en 1887, fue una de las bisnietas alemanas de la reina Victoria de Inglaterra.

Sorda desde su nacimiento y muy hermosa en su juventud, Alicia se casó con el príncipe Andrés de Grecia en 1903 y tuvo cinco hijos, cuatro princesas (Margarita, Cecilia, Sofía y Teodora) y el príncipe Felipe, el futuro duque de Edimburgo y consorte de la reina Isabel II.

La familia fue llevada al exilio en dos ocasiones en una Grecia que no lograba estabilizarse políticamente, y se vio obligada a pedir asistencia económica a sus parientes europeos debido a la crisis que atravesaban.

Tras ser abandonada por su marido, Alicia fue diagnosticada con esquizofrenia paranoide y pasó un tiempo en un sanatorio después de sufrir una crisis nerviosa. Sigmund Freud fue consultado sobre la salud mental de las princesas, y concluyó que sus delirios fueron el resultado de «frustración sexual». En su libro de memorias «Bubbikins» (el apodo de su hijo), la princesa hace referencia al psicólogo, diciendo: «No era un hombre amable. Estuve allí por poco más de dos años y logré escapar».

Su gran secreto

Después de escapar del asilo, la princesa llevó una existencia nómada y monástica, dejando de tener contacto con su familia durante años. En 1928 se convirtió después en una monja ortodoxa griega mientras vivía en Francia, y regresó a Atenas sola en 1940, viviendo en la residencia de tres pisos de su cuñado.

Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó con la Cruz Roja de Suecia y Suiza para ayudar a los necesitados. Más tarde fundó una orden de monjas conocidas como la Hermandad Cristiana de María y Marta. Gran parte de su dedicación a la fe nació después del gravísimo accidente de avión que le costó la vida a su hija Cecilia, en 1937.

Cuando los nazis entraron en Atenas en 1943, la Hermana Alicia albergó a tres miembros de la familia Cohen. El padre de la familia, el ex parlamentario Haim Cohen, había estado cerca de la familia real hasta que falleció ese año. La princesa Alice no conocía a la esposa de Cohen, Rachel, ni a su hija, Tilde, pero de todos modos los escondió en su residencia ateniense, y más tarde también albergó al hijo de Rachel, Michael.

Yad Vashem dice que la princesa visitaba regularmente a la familia y quería aprender más sobre su fe judía. Muchas veces Alicia no comía los alimentos que el régimen daba a cuentagotas para poder alimentar a los Cohen. En un momento, cuando oficiales de la Gestapo llegaron a la casa para interrogarla, la princesa usó su sordera para evitar responder a sus preguntas.

La propia familia de la princesa Alicia luchó en ambos lados de la Segunda Guerra Mundial. Mientras el joven príncipe Felipe sirvió en la Marina Real Británica, sus tres yernos reales alemanes fueron partidarios de Adolfo Hitler y ocuparon puestos en la jerarquía nazi, que mató a seis millones de judíos. Muchos años después, el príncipe Felipe dijo que no había sabido de la existencia de la familia Cohen sino hasta mucho tiempo después del fallecimiento de su madre.

Sepultada en Jerusalén

“Era casi sorda de piedra y, por lo tanto, algo remota, bastante franca y bastante austera”, dijo el historiador británico Hugo Vickers, autor de una biografía de Alicia.“Fue una santa y, de hecho, era una filántropa. Ella fundó una hermandad de enfermería, escondió a una familia judía durante la guerra y regaló todo lo que poseía”.

“El príncipe Felipe lo adoraba, y él era bueno con ella”, relató Vickers. “A diferencia de lo que dice la serie The Crown, él había estado tratando de que ella viniera a vivir con ellos en Londres durante años. Solo cuando su hija Sofía le dijo que la invitación venía de parte de la reina, ella accedió de inmediato a venir”.

En 1967, después del golpe militar que destronó a la monarquía en Grecia, Alicia voló a Londres por pedido de su nuera, Isabel II, quien la alojó en el Palacio de Buckingham, donde se recluyó. Hugo Vicker recuerda: “Al final de su vida, el público en general apenas recordaba que estaba viva y desconocía en gran medida que estaba en el Palacio de Buckingham”.

Dos años después murió allí y, siguiendo su deseo, su cuerpo fue llevado a la Iglesia ortodoxa rusa de Santa María Magdalena, cuyas cúpulas de cebolla dorada se elevan desde el Monte de los Olivos, a las afueras de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Cerca suyo están las tumba de su tía, la gran duquesa Elisabeth de Rusia, quien también había dedicado su vida a la caridad, fue ejecutada por los bolcheviques en 1918 y fue canonizada como una santa ortodoxa rusa.

Sangre azul: en busca de las raíces rusas de Felipe de Inglaterra

Tanto por parte materna como paterna, la familia del consorte más longevo del Reino Unido está unida a Rusia y su antigua familia imperial.

Por GUEORGUI MANÁIEV / RBTH

El príncipe Felipe, duque de Edimburgo (nacido príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca), esposo de la reina Isabel II de Gran Bretaña desde hace 73 años, desciende por parte materna, de una pareja germano-polaca, que se conoció mientras prestaban servicio a la familia imperial rusa.

Su madre, la princesa Alicia de Battenberg (1885-1969), era sobrina de la emperatriz Alejandra Feodorovna de Rusia y prima segunda del zar Nicolás II. Por parte de su padre, el príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca (1882-1944), es descendiente de los Romanov; Nicolás I de Rusia fue abuelo de la abuela de Felipe.

Ascendencia materna: la familia Battenberg (Mountbatten)

Julia Hauke (1825-1895)

Las raíces maternas del príncipe Felipe se encuentran en la familia Battenberg, que se formó cuando un príncipe alemán que servía en el ejército imperial ruso se enamoró de la dama de compañía de su hermana.

Julia Hauke (1825-1895) era la hija del conde Johann Moritz von Hauke, un general polaco de ascendencia alemana y su esposa Sophie (de soltera Lafontaine). Su padre era un general famoso en el ejército polaco y después del Congreso, Polonia pasó a formar parte de Rusia en 1815 y se incorporó a las filas del ejército ruso. Por sus buenos servicios, el emperador Nicolás I lo nombró Viceministro de Guerra del Congreso de Polonia y lo hizo conde hereditario en 1829.

Sin embargo, los dos padres de Julia fueron asesinados durante la sublevación polaca de 1830-1831 contra el dominio ruso y Julia y sus hermanos se convirtieron en pupilos de la familia del zar ruso. Julia recibió una excelente educación en San Petersburgo y finalmente se convirtió en dama de honor de María Alejandrovna, nacida como princesa María de Hesse (1824-1880), y la esposa del zarevich Alejandro Nikoláievich, el futuro emperador Alejandro II (1818-1881). Así fue como Julia conoció a su futuro marido.

María Alejandrovna, nacida como princesa María de Hesse (1824-1880)

El príncipe Alejandro de Hesse (1823-1888) era el hermano de María Alejandrovna y amigo del joven zarevich Alejandro. A su llegada a Rusia en 1840, se unió a las filas del ejército ruso como coronel. Los contemporáneos veían que el príncipe Alejandro era “todo un caballero, lo que no es común en los príncipes alemanes”. En 1843 se convirtió en general de división.

El emperador Nicolás consideraba al príncipe como un posible esposo de una princesa de la familia real rusa, pero Alejandro se enamoró de la dama de honor de su hermana. Como era un caballero, el príncipe anunció que se casaba con Julia, lo que enfureció al emperador Nicolás, quien prohibió el matrimonio. Sin embargo, Alejandro se atrevió a desobedecer al zar, lo que hizo que tuviera que dejar las filas del ejército imperial ruso por insubordinación. Esto supuso un gran inconveniente, porque la carrera de Alejandro en Rusia iba muy bien. Pero el amor era más fuerte. Alejandro y Julia se casaron en Breslau, Prusia, en 1851.

El príncipe Alejandro de Hesse, ancestro de la Casa de Battenberg.

La conexión con el Reino Unido

Luis III, Gran Duque de Hesse (1806-1877), hermano mayor de Alejandro, tampoco estaba contento con el título de Julia, ya que “solo” era una condesa y su rango era insuficiente comparado con el del príncipe Alejandro. Así que en 1858 Luis III elevó su rango a princesa de Battenberg. Los hijos de Julia y Alejandro nacieron entonces con el rango de príncipes. Así, Battenberg se convirtió en el nombre de una rama morganática de la familia del Gran Ducado de Hesse.

El hijo mayor de este matrimonio, el príncipe Luis de Battenberg (1854-1921), se convirtió en súbdito británico naturalizado y se incorporó a la Marina Real en 1868 con solo 14 años. El príncipe Luis estaba influido por su primo, el príncipe Luis de Hesse (1837-1892) y su esposa, la princesa Alicia (1843-1878), hija de la reina Victoria, padres de Alix de Hesse (1872-1918), que se convertiría en la emperatriz Alejandra Feodorovna de Rusia.

Luis III, Gran Duque de Hesse, tatarabuelo del duque de Edimburgo

Luis de Battenberg se casó con la hija de su primo y la hermana mayor de Alix, la princesa Victoria de Hesse y del Rin (1863-1950). Su hija, la princesa Alicia de Battenberg (1885-1969), fue la madre del príncipe Felipe. También es importante señalar que durante la Primera Guerra Mundial, los miembros de la familia Battenberg que residían en el Reino Unido adoptaron el nombre de Mountbatten (una traducción de Battenberg del alemán), debido al creciente sentimiento antialemán entre el público británico.

Antes del compromiso oficial del príncipe Felipe con la entonces princesa Isabel en 1947, el príncipe Felipe abandonó sus títulos griego y danés, se convirtió en un súbdito británico naturalizado y adoptó el apellido de sus abuelos maternos, Mountbatten.

Ascendencia paterna: la Casa de Glücksburg

Los padres de Felipe: Alicia de Battenbetg y Andrés de Grecia

Por su ascendencia paterna, el príncipe Felipe también está conectado de alguna manera con Rusia. Su bisabuelo fue Christian IX (1818-1906), era príncipe de la Casa de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg, una rama menor de la Casa de Oldenburg que gobernó Dinamarca desde 1448. Christian IX fue padre de dos emperatrices. Una de las hijas de Christian fue la reina consorte de Inglaterra, Alejandra de Dinamarca (1844-1925), esposa de Eduardo VII (1841-1910), hijo de la reina Victoria.

La otra de las hijas de Christian IX, Dagmar de Dinamarca (1847-1928), se convirtió en la emperatriz rusa María Feodorovna, esposa de Alejandro III de Rusia (1845-1894) y madre de Nicolás II (1868-1918).

Jorge I de Grecia y su esposa, Olga de Rusia, los abuelos paternos de Felipe.

El hijo de Christian IX, Jorge I de Grecia (1845-1913), abuelo del príncipe Felipe, se casó con Olga Constantinovna de Rusia (1851-1926), nieta de Nicolás I, por lo que por este lado de la familia, la ascendencia rusa del príncipe Felipe es aún más cercana.

El cuarto hijo de Jorge I de Grecia y Olga Constantinovna, el príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca (1882-1944), se casó con la princesa Alicia de Battenberg. El príncipe Felipe nació en este matrimonio hace 99 años.

Por cierto, la casa de Windsor también tiene mucho en común con la familia imperial rusa.

Hija de sobreviviente del Holocausto rescata la valentía de Alicia de Grecia por salvar a su familia

Nació sorda, fue abandonada por su marido y diagnosticada de esquizofrenia, pero superó los desafíos personales más extraordinarios para ayudar a aquellos que consideraba más necesitados.

La hija de un sobreviviente del Holocausto salvada de los nazis por la madre del príncipe Felipe de Inglaterra, Alicia de Battenberg, compareció en un documental de televisión en el que expresó su agradecimiento a la fallecida princesa por su valentía.

Evy Cohen reveló cómo su padre Alfred Haimaki Cohen, jefe de una familia poderosa de Atenas con vínculos con la realeza griega, buscó a la princesa Alicia como su única esperanza ante la amenaza de los nazis. En ese momento, la princesa Alicia, que estaba casada con el príncipe Andrés de Grecia, se había establecido en Atenas y había pasado más de dos años siendo tratada en un sanatorio por esquizofrenia.

A principios de 1943, se hizo evidente que las decisiones contra los judíos, de llevarlos a campos de concentración, empezaban a ser obvias, y mi familia tuvo que esconderse”, explica Evy en el documental Princess Alice: The Royals Greatest Secret, de la cadena británica Channel 5.

Por casualidad, Alfred, un miembro prominente de la comunidad de 8.000 judíos en Atenas, se encontró con la dama de honor de Alicia, y la princesa rápidamente le ofreció refugio en el último piso de su casa, a solo unos metros de la sede de la Gestapo en Atenas. “Si no hubiera sido por ella, no estaría viva hoy para decir todo esto. Mis padres no se habrían conocido, y tantas otras cosas”, detalló Evy.

No lo pensó ni por un minuto, solo escuchó que había personas en peligro y pensó que podía hacer algo por ellos”, relató la mujer. “La historia de la princesa Alicia y mi familia es hermosa, y espero que pueda ser un ejemplo para que los jóvenes de hoy sigan haciendo cosas buenas en la vida y sean humanos”.

La princesa Alicia de Battenberg, que nació en el Castillo de Windsor y era bisnieta de la reina Victoria de Inglaterra. Se crió como una princesa inglesa, aunque sus padres eran alemanes. Alicia era congénitamente sorda pero podía hablar con claridad. Las fotografías muestran lo hermosa que era, con su cabello recogido y vestidos de encaje.

Luego, en 1902, en la coronación del rey Eduardo VII, se enamoró perdidamente del príncipe Andrés, un hijo menor del rey de Grecia. Como su sobrina, Lady Pamela Hicks, ha dicho anteriormente, ella estaba absolutamente loca por él. Realmente, profundamente enamorada”.

En 1922, cuando Alicia ya tenía cuatro hijas y un hijo, la familia real griega fue exiliada a causa de la revolución. El futuro duque de Edimburgo, de apenas unos meses de vida, fue metido en un catre improvisado, un cajón de naranjas, mientras la familia escapaba en un barco de guerra británico. Llegaron a París como refugiados, viviendo de las dádivas de sus familiares.

La tensión pasó factura a Alicia, y sus apasionadas creencias religiosas se volvieron cada vez más excéntricas. Para 1930, estaba escuchando voces y creía que estaba teniendo relaciones físicas con Jesús y otras figuras religiosas.

Fue diagnosticada como esquizofrénica, y cuando el tratamiento en una clínica de Berlín falló, por consejo de Sigmund Freud, le hicieron una explosión de rayos X en el útero para curarla de los deseos sexuales frustrados, fue ingresada en un sanatorio suizo mientras su marido se fue a vivir a la Riviera francesa con su amante.

Durante la guerra, y separada de sus hijos, se desempeñó como enfermera militar en el frente y fundó una orden de monjas enfermeras en Grecia, donde superaría los desafíos personales más extraordinarios para ayudar a aquellos que consideraba más necesitados que ella. Su hermano, Lord Mountbatten, le enviaba paquetes de comida que Alicia entregaba a los necesitados.

La princesa Alicia ha sido reconocida formalmente por la valentía y el coraje que demostró al esconder a los miembros de la familia Cohen durante la persecución nazi. “Si ella no lo hubiera hecho, yo no estaría viva hoy para decir todo esto”, dijo Evy.

La doctora Anna Whitelock, historiadora real y experta, explicó que cuando los generales alemanes vinieron a buscar judíos escondidos, Alicia fingió que no podía entenderlos, porque era sorda, y ellos pensaron que era “una anciana tonta y la dejaron en paz”.

“Se estaba ejecutando gente por cuidar de familias judías, pero Alicia no tenía miedo”, dijo Ingrid Seward, editora de la revista Majesty. “Creo que Alicia estaba enfrentando un riesgo enorme, ya que pudo haber enfrentado un pelotón de fusilamiento porque había albergado a una familia judía», agregó la historiadora Chandrika Kaul, de la Universidad de St Andrews.

En enero de 2020, el príncipe Carlos rindió homenaje a su “querida abuela” en una ceremonia conmemorativa del Holocausto a la que asistieron unos 40 líderes mundiales en Jerusalén: “Durante mucho tiempo me inspiré en las acciones desinteresadas de mi querida abuela, la princesa Alicia de Grecia, quien en 1943, en la Atenas ocupada por los nazis, salvó a una familia judía llevándola a su casa y escondiéndola”.

En 1993, la princesa recibió el mayor honor que Yad Vashem otorga a los no judíos por esconder a la familia Cohen en su casa de Atenas durante la Segunda Guerra Mundial. Su tumba hoy se encuentra en la Iglesia de María Magdalena, el Monte de los Olivos de Jerusalén, y hay un árbol plantado en su nombre en el Yad Vashem.

Qué lugar ocupa el duque de Edimburgo en la sucesión al trono británico

Aunque expatriado y despojado de sus títulos reales de Grecia y Dinamarca, Felipe tiene derecho de sucesión al trono que hoy ocupa su esposa.

Nacido como príncipe de Grecia y Dinamarca hace 99 años, el príncipe Felipe perdió sus títulos, su apellido y hasta su pasaporte cuando la monarquía desapareció en Grecia. Expatriado real a muy corta edad, adoptó el apellido de su familia inglesa -los Mountbatten- para establecerse en el Reino Unido con la idea de conseguir una esposa “conveniente”, siguiendo el consejo de su padre.

Pero aunque había nacido en la cocina de una pobre casa de Corfú y su primera cuna fue un cajón de frutas, el príncipe Felipe tiene más sangre azul que la mayoría de los demás consortes de la realeza europea.

Felipe de Grecia junto a su abuela, la marquesa de Milford-Haven, nieta de la reina Victoria de Inglaterra.

Curiosamente, el príncipe Felipe no es solo el consorte de la reina Isabel II, sino que también tiene derechos personales a la corona británica por ser descendiente de la reina Victoria. Los hereda a través de su madre, la princesa Alicia de Battenberg (1887-1969), nacida en el Castillo de Windsor en 1887. Su bisabuela, la reina Victoria, estuvo presente en su nacimiento y en su bautismo.

Alicia era hija de la princesa Victoria de Hesse (1863-1950), nieta de la reina Victoria, quien después de la Primera Guerra Mundial, cuando su marido el príncipe Luis de Battenberg adoptó el apellido inglés Mountbatten, pasaría a ser conocida como la Marquesa de Milford-Haven. Murió en el Palacio de Kensington, su residencia “de gracia y favor”, a los 97 años.

Felipe en los años ’60 con su madre, Alicia de Grecia.

La madre de la marquesa de Milford-Haven fue la princesa Alicia de Gran Bretaña (1843-1878), quien murió trágicamente durante una epidemia de fiebre tifoidea en Hesse-Darmstadt, donde vivía con su marido e hijos. Alicia era la tercera hija de la reina Victoria y la bisabuela del príncipe Felipe. Otra de sus hijas sería la última zarina de Rusia, Alix de Hesse, rebautizada Alejandra Feodorovna cuando se casó con el zar Nicolás II.

Al ser descendiente de la reina Victoria a través de su madre, Felipe tiene derecho a la corona británica y ocupa un sitio, aunque muy remoto, en la línea sucesoria, después de todos los miembros de la Casa de Windsor y de unos 600 descendientes de la reina Victoria. Se calcula que el príncipe Felipe se ubica alrededor del puesto 670 en la sucesión al trono inglés, inmediatamente después de los descendientes de su tío, Lord Mountbatten.

¿Tiene derecho al trono danés? El príncipe Felipe también es descendiente de Christian IX de Dinamarca (padre de su abuelo, el rey Jorge I de Grecia), por lo que al momento de su nacimiento en 1921 ocupó un puesto en la línea de sucesión danesa. Sin embargo, la Ley de Sucesión de 1953 eliminó los derechos de sucesión de su rama de la familia en Dinamarca, lo que hizo posible que una mujer heredara el trono si ahora tiene hermanos mayores o menores. Esto significó que la princesa Margarita se convirtió en la presunta heredera y se aseguró de que se convirtiera en la reina de Dinamarca. Esa ley también eliminó los derechos de sucesión de los miembros menores de la Casa de Glücksburg, lo que incluye al príncipe Felipe y a todos sus descendientes. Por otra parte, al momento de su renuncia a sus derechos al trono griego, en 1947, ocupaba el sexto lugar en la sucesión.

Desaire real: por qué las hermanas del príncipe Felipe no fueron invitadas a su boda en 1947

Las conexiones de su familia con el nazismo, apenas dos años después de la Segunda Guerra Mundial, le crearon un enorme problema al consorte.

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Al príncipe Felipe de Inglaterra, duque de Edimburgo, se le negó el permiso para invitar a sus hermanas a asistir a su boda con la entonces princesa Isabel de Inglaterra en 1947. Felipe Mountbatten, nacido príncipe Felipe de Grecia, naturalizado inglés con el apellido Mountbatten y creado duque de Edimburgo solo tuvo a su madre, la princesa Alicia, a su lado cuando llegó al altar de la abadía de Westminster el 20 de noviembre de ese año.

Las hermanas de Felipe, las princesas Margarita, Teodora y Sofía de Grecia, se habían casado con miembros de la nobleza alemana mientras la familia intentaba recuperar las conexiones perdidas después de que su tío, Constantino I de Grecia, fuera derrocado en una revolución en 1922. Las hermanas tuvieron que conformarse con escuchar la ceremonia por la radio. En Westminster, la princesa Alicia ocupó la primera fila junto a sus hermanos, Lord Mountbatten y la princesa heredera Luisa de Suecia.

La cuarta hermana del príncipe, la princesa Cecilia, también se había casado con un duque hereditario alemán, Georg-Donatus de Hesse, pero había muerto con casi toda su familia en un terrible accidente de avión en 1937. El propio Felipe, un adolescente de 16 años, caminó detrás del cortejo fúnebre de su hermana en Darmstadt (Alemania), en una procesión formada por cientos de guardias con cruces esvasticas en sus uniformes y el público haciendo el saludo nazi al paso de los féretros.

El biógrafo real Philip Eade, explicó: «Las hermanas del príncipe Felipe no fueron invitadas a la boda porque estaban casadas con oficiales alemanes de alto rango, uno de ellos miembro de las SS. Su padre había muerto durante la guerra, así que el único miembro de su familia era su madre”. La comentarista real Ingrid Seward dijo por su parte: “Creo Felipe que estaba un poco herido. Pero probablemente fue la decisión correcta porque todavía había un sentimiento anti-alemán muy, muy fuerte en este país”.

Pero años más tarde pudo vengarse de los funcionarios del Palacio de Buckingham que impidieron que las princesas asistieran a la boda, cuando asumió un papel de liderazgo en la planificación de la coronación de su esposa, Isabel II. La narradora del documental ‘Philip: The King Without Crown‘ de Channel 5, Glynis Barber, dijo: «Esta vez, Felipe, como presidente de la Comisión de Coronación, pudo asegurarse de que sus tres hermanas estuvieran en la lista de invitados para presenciar el extraordinario evento».

Las tres hermanas del duque pudieron asistir y presenciar el paso final de su hermano hacia una vida de deber tanto para la reina como para la monarquía, con la coronación de su cuñada Isabel II en la Abadía de Westminster. “El príncipe Felipe tuvo que inclinarse y rendir homenaje a su esposa. Y dijo que era su vasallo”, explicó Seward. “Ese fue un momento simbólico en el que realmente había decidido que su vida iba a estar dedicada a su vida, que estaba dedicada a la monarquía. Básicamente, ambos habían renunciado a todo por el deber porque no tenía sentido que ella lo dejara todo por el deber si él no estaba preparado para hacer lo mismo y apoyarla”.

Durante muchos años, Felipe contó con la desaprobación del enorme aparato cortesano de Buckingham que, como la mayoría de los ingleses, lo despreció por los contactos de su familia con el nazismo. Él, sin embargo, se consideraba inglés: desde muy pequeño había sido educado en Inglaterra al cuidado de sus tíos, el marqués de Milford-Haven y el conde Mountbatten (hermanos de la princesa Alicia). Antes de la boda con Isabel, además, renunció a todos sus títulos extranjeros y adoptó el apellido inglés de su familia.

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