Es la sede y el hogar de los monarcas británicos hace 180 años, pero solo un rey nació y falleció en el famoso edificio real de Londres.
Primero conocido como Buckingham House, el palacio fue construido en 1703 para el riquísimo duque de Buckingham. Actualmente, el Palacio es el centro de los eventos estatales y y es la residencia principal de la reina.
El palacio fue adquirido por el rey Jorge III en 1761 para la reina Carlota, y durante su tiempo allí, el palacio fue conocido como la Casa de la Reina. Sin embargo, no fue antes de 1837 que el Palacio de Buckingham se convirtió en la residencia londinense del monarca británico, cuando la joven reina Victoria lo eligió como tal en un intento por olvidar sus amargos días de infancia en el palacio de Kensington.
El Palacio de Buckingham tiene 775 habitaciones y el jardín privado más grande de Londres. Las salas de Estado están abiertas al público todos los años durante la mayor parte de agosto y septiembre y algunos días de invierno y primavera, pero a pesar de su historia y conexión con la realeza británica, solo un monarca nació y falleció en el palacio: Eduardo VII, el bisabuelo de la reina.

Eduardo VII nació a las 10.48 de la mañana del 9 de noviembre de 1841 en el Palacio de Buckingham y fue bautizado en la Capilla de San Jorge, del Castillo de Windsor, el 25 de enero de 1842, recibiendo el nombre de Albert Edward. Al momento de su nacimiento fue automáticamente Duque de Cornualles y Duque de Rothesay, y más tarde fue confirmado como Príncipe de Gales y Conde de Chester, entre otros títulos.
Eduardo VII fue el segundo hijo (primer varón) de la reina Victoria y el príncipe consorte Alberto de Sajonia-Coburgo y Gotha, pero tendría que esperar casi 60 años para ocupar el trono. El momento más esperado de su vida, es decir, convertirse en el rey del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y emperador de la India llegó el 22 de enero de 1901, cuando la reina Victoria murió en la Isla de Wright.
Popularmente llamado «Pacificador», Eduardo VII era al momento de su coronación el monarca más longevo que llegaba al trono pero afrontó con mucha energía sus funciones oficiales. Fomentó las buenas relaciones entre Gran Bretaña y otras naciones europeas y su reinado sería conocido como la Era Eduardiana. El 6 de mayo de 1910, el rey sufrió varios ataques cardíacos en el Palacio de Buckingham, pero se negó a acostarse.
Según los informes, el monarca dijo: «No, no me rendiré; seguiré; trabajaré hasta el final«. Agonizaba cuando su hijo le dijo que su caballo, «Air Witch», había ganado las carreras de Kempton Park esa tarde, a lo que el monarca «Sí, lo he oído. Estoy muy contento». Después recibió la visita de la que había sido su última y más querida amante, Alice Keppel, quienes pudieron despedirse a solas gracias a la reina Alejandra.

Fallecido el rey, la reina Alejandra se negó a permitir que el cuerpo fuera movido durante ocho días después. Eduardo VII también fue el último rey que fue velado en el palacio de Buckingham. En la mañana del 17 de mayo, el ataúd fue colocado en un carruaje de armas y tirado por caballos negros al Westminster Hall del Parlamento, con el nuevo rey, su familia y el perro favorito de Eduardo VII, «Caesar», caminando detrás.
De los sucesores de Eduardo VII, su hijo Jorge V nació en Marlborough House, Londres, y murió en Sandringham, Norfolk. Su nieto Jorge VI nació en York Cottage, una casa ubicada dentro de la vasta propiedad real de Sandringham, donde también murió en 1972. El rey Eduardo VII, quien abdicó en 1936, fallecería en Francia. De las reinas consortes, Alejandra nació en Dinamarca y murió en Sandringham en 1925, mientras María -esposa de Jorge V- nació en el palacio de Kensington y murió en Marlborough House.
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