“Por su edad e historial médico, son pacientes de alto riesgo”, informó el periodista belga Wim Dehansdchutter en Twitter.
El ex rey, de 86 años, y su esposa, de 83, recibieron la vacuna anti Covid-19 en el centro de vacunación del Heysel, en las cercanías de su residencia en Bruselas.
El ex rey, de 86 años, y su esposa, de 83, recibieron la vacuna anti Covid-19 en el centro de vacunación del Heysel, en las cercanías de su residencia en Bruselas, el Castillo de Belvédère.
Alberto II, quien fue el jefe de Estado belga desde 1993 hasta su abdicación en 2013 y su esposa hicieron fila como cualquiera de los ciudadanos belgas a la espera de su turno, según imágenes publicadas por el periódico belga Nieuwsblad.
Delphine Boel no es la única: desde 1831 se cuentan al menos 8 personas que aseguraron ser hijos de monarcas belgas, nacidos de amores fugaces extramatrimoniales.
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Durante los últimos veinte años años, el rey Alberto II de Bélgica ocupó los titulares de la prensa mundial a causa de la disputa legal que mantuvo contra él una de sus supuestas hijas ilegítimas, la artista y aristócrata Delphine Boël, quien finalmente fue reconocida como tal. Sorprendente, pero no inusual: desde la fundación de la monarquía belga, hace casi 190 años, todos los reyes, excepto Balduino, ocultaron hijos extramatrimoniales alrededor del mundo.
A lo largo de los años, algunos nombres nuevos podrían haberse agregado al árbol genealógico de la dinastía Sajonia-Coburgo-Gotha, o al menos eso sucedería si todas las salvajes historias y los rumores difundidos por la prensa a través de las décadas son ciertas: desde 1831 se cuentan al menos8 personas que aseguraron ser hijos de monarcas belgas, nacidos de amores fugaces extramatrimoniales.
ARCADIE CLARET FUE LA MADRE DE GEORGES Y ARTHUR, PRESUNTOS HIJOS DE LEOPOLDO I.
La larga tradición de reyes adúlteros con hijos ilegítimos hizo necesaria la creación de un fondo especial que, según la historiadora belga Kathy Pauwels, se usa para apoyar monetariamente a los hijos extramatrimoniales de la familia real y “para apaciguar su propia conciencia”. “Es una tradición de larga data, pero que aún existe. Los hijos ilegítimos, por lo tanto, todavía reciben dinero de ellos «, dijo la experta.
El historiador Victor Capron, quien escribió un libro sobre el amor secreto de Leopoldo I, el primer rey de los belgas, confirmó la existencia de esa ayuda económica. Según él, el fondo existe desde mediados del siglo XIX y fue utilizado por primera vez, en el mayor secreto, por Leopoldo I, quien depositó unos 2,4 millones de francos en la cuenta en ese momento una cantidad inmensa, para sus hijos bastardos.
BLANCHE DELACROIX Y SUS HIJOS, LUCIEN Y PHILIPPE DURRIEUX.
El primer rey belga, Leopoldo I, fue el primero en dar el mal ejemplo. El tío amado de la reina Victoria de Inglaterra engendró dos hijos con su amante, la joven Arcadie Claret, de 36 años, hija de un soldado. Una aventura que comenzó cuando aún era menor de edad.
Los hijos Georges y Arthur recibieron el nombre de “von Eppinghoven” en el momento de su nacimiento, y también fueron elevados a su nobleza por decisión del rey. Los dos vivieron juntos con su madre, que ocultó su relación con Leopoldo I, en una mansión especial cerca del palacio real. Sin embargo, algunos creen que Arcadie vivió vivió allí poco tiempo, porque Leopoldo habría necesitado el lugar para instalar a nuevas amantes.
Ennoblecidos por la dinastía Sajonia-Coburgo, Georg y Arthur von Eppinghoven mantuvieron buenas relaciones con la familia real belga.
Leopoldo II siguió el ejemplo de su predecesor. De todos los reyes, sus aventuras sexuales son, sin duda, las más difundidas. Entre otras cosas, tuvo un romance con Blanche Delacroix, una prostituta que tenía apenas 16 años cuando comenzó a compartir las sábanas con el viejo rey de 66 años, según relata el periodista Eigen Berichtgeving, del diario belga Het Laatste Nieuws.
Los dos se habrían conocido en la Exposición Universal de 1900 en París, tras lo cual Delacroix tuvo dos hijos de Leopoldo II: Lucien y Philippe Durrieux, llamados así por el proxeneta y el marido oficial de su madre. Al igual que su padre, Leopoldo II también cuidó de su familia extramatrimonial: sus hijos pronto fueron elevados a Duque de Tervuren y al Conde de Ravenstein, respectivamente, y su madre fue obsequiada con un castillo en el sur de Francia.
ALBERTO I Y SU ESPOSA, ISABEL DE BAVIERA.
El historiador Bram Bombeek también mencionó en el pasado las aventuras parisinas de Leopoldo II, donde habría corrido detrás de conocidas damas de nobleza belga. Su presunta aventura con la bailarina y aristócrata Cléo de Merode le valió el apodo de «Rey Cléopold». Y también en Londres se difundieron rumores sobre sus aventuras escandalosas: Leopoldo II aparece mencionado en el «escándalo de Jefferson», en el que una prostituta de Londres lo habría ayudado con prostitutas menores de edad.
Alberto I, sobrino y sucesor de Leopoldo II, fue apodado “Rey Caballero” a causa de su valeroso papel contra los alemanes en la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, en su libro ‘The Fall of Albert‘, el autor Jacques Noterman escribe que tuvo entre cinco y seis hijos ilegítimos, uno de los cuales luego se convertiría en secretario del palacio real.
LA PATINADORA LISELOTTE LANDBECK HABRIA SIDO MADRE DE UNA HIJA DE LEOPOLDO III.
Los rumores nunca fueron probados, pero el rey Alberto, en cualquier caso, mantuvo una vida amorosa llena de acontecimientos. Cuando se estrelló en Marche-les-Dames, surgieron todo tipo de teorías: el monarca no me había caído de las rocas, sino que fue asesinado por una amante o incluso por su esposa, la reina Isabel, que estaba cansada de su infidelidad.
Leopoldo III, al contrario de su padre, fue el rey belga más impopular a causa de su actitud pasiva sostenida ante la invasión nazi, que fue catalogada de colaboracionismo, lo cual le costó el trono en 1951. Padre de ocho hijos, Leopoldo III fue, en cualquier caso, el más fértil de los reyes belgas.
EL CONDE MICHEL DISISHEIM, PRESUNTO HIJO DEL REY LEOPOLDO III.
Leopoldo III sería en padre de una hija de la campeona de patinaje Liselotte Landbeck, llamado Ingeborg Verdun. O al menos eso dijo la mujer que murió en 2013. En una revista belga, Ingeborg aseguró que cuando tenía cincuenta años supo que era hija de un rey belga.
Según Leo Van Audenhaeghe, quien escribió el libro «De Küssnacht a Argenteuil» sobre los dramas en la casa real belga, Leopoldo III también tuvo un hijo ilegítimo: el conde Michel Didisheim (actualmente de 88 años), quien fue durante un cuarto de siglo el secretario privado de Alberto II. El conde habría recibido el apellido del esposo de su madre, pero en realidad sería un hijo de Leopoldo III.
La reunión tuvo lugar en el Castillo de Belvédère. En un comunicado conjunto, padre e hija dijeron que quieren transitar un camino de “paz mental, comprensión y esperanza”.
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El rey «demostró que no está de acuerdo con las decisiones de su padre» y «que realmente ve a la nueva princesa como un familiar», dijo Mario Danneels, el periodista que descubrió el caso Boel.
“Un evento único en la historia de la familia real belga”. Así es como el periodista belga Mario Danneels se refirió al encuentro entre el rey Felipe y la más reciente incorporación de la casa real, la princesa Delphine de Sajonia-Coburgo: “Ambos han carecido de amor paternal. Así que deben haber tenido suficiente material para charlar”, dijo Danneels, quien tenía 18 años cuando publicó un explosivo libro sobre la relación entre el rey Alberto II y la reina Paola y mencionó por primera vez el nombre de Delphine Boël.
Pero aunque conoce bien la historia, Danneels dice que le sorprendió mucho la reunión en el Castillo de Laeken. “No podía creer lo que veía cuando vi el comunicado de prensa sobre la reunión entre Delphine y nuestro rey”, dice. “Había escuchado que había tenido lugar un evento importante, pero nunca pensé que se trataría de esto. Ésta es una señal muy positiva”, opinó en el diario belga Het Laaste Nieuws.
“El comunicado también contrastaba con los anuncios habituales del palacio real. Por ejemplo, el mensaje fue firmado con ‘Felipe y Delphine‘ sin mencionar sus títulos. Esto demuestra que realmente ven a la nueva princesa como una familia. Que ella pertenece y que su contacto es muy casual. Es un gesto muy lindo. Por supuesto, esto es importante para Delphine, aunque ella misma no habrá presionado para este anuncio público”, dijo el periodista.
Para Danneels, el rey Felipe merece respeto el gesto con su hermana. “Porque, por supuesto, esto es difícil para sus padres. Sus palabras y hechos contrastan marcadamente con los de Alberto en ese momento”, explicó. El exmonarca, quien abdicó en 2013, “seguía insistiendo en que nunca había tenido una conexión emocional con Delphine y que no estaba involucrado en su educación. Esas fueron mentiras descaradas y, además, fue un balde de agua fría para Boël”.
Danneels recuerda que “sorprendentemente” el comunicado posterior a la reunión afirma que el vínculo continuará desarrollándose dentro de la familia. “Por tanto, los contactos permanecerán. Eso abre la puerta a las reuniones con la reina Mathilde y sus hijos. Ahora todo es posible. También estoy seguro de que Felipe y Delphine tenían mucho de qué hablar. Ambos han experimentado una falta de amor paterno. Eso crea un vínculo”.
El rey Felipe, opina el periodista, “demuestra que no está de acuerdo con las decisiones de su padre”. Para los reyes Alberto II y Paola el asunto sería “una píldora amarga de tragar de todos modos”, y que “lucharon durante 21 años contra el reconocimiento de Delphine y utilizaron todos los procesos legales para arrastrar todo”. “Dado que la salud de Paola se había deteriorado, después de su fractura de cadera y un derrame cerebral, hubo más contacto entre Felipe y su madre, pero esta decisión nuevamente no habrá ayudado a su vínculo. Esto habrá sido difícil para Paola en particular”, opinó.
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El encuentro del rey con la princesa Delphine es un «gesto histórico, con el que le da a Alberto una lección de humanidad y humildad”, dijo el periodista belga y experto en asuntos reales Wim Dehandschutter a MONARQUIAS.COM.
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La visita de la princesa Delphine al Castillo de Laeken para reunirse con su hermano, el rey Felipe I de Bélgica, es vista como un acto simbólico de reconciliación con el pasado. Los expertos belgas creen que tanto la artista, ahora Delphine de Sajonia-Coburgo, como el monarca belga tienen un vínculo especial debido a la que ambos “sufrieron la carencia de afecto paternal” durante toda su infancia y remarcan que la reunión es un ejemplo para las generaciones anteriores.
“Primero el Congo, ahora Delphine: el rey Felipe ha curado dos heridas supurantes del pasado real en menos de cuatro meses. Felipe abraza públicamente a su media hermana apenas una semana después de su reconocimiento por parte de la corte de Bruselas. Un gesto histórico, con el que le da a Alberto una lección de humanidad y humildad”, dijo el periodista belga y experto en asuntos monárquicos Wim Dehandschutter a MONARQUIAS.
El rey de los belgas, Felipe, se reunió con la princesa Delphine de Sajonia-Coburgo, que ya forma parte de la familia real luego de que la justicia la reconoció como hija del exmonarca Alberto II, informó el jueves al palacio real. De acuerdo con un comunicado del palacio, el encuentro tuvo lugar el 9 de octubre y fue el inicio de un “largo y rico intercambio” entre ambos. La nota, firmada por ambos, agrega que la relación entre el rey y su media hermana “se va a desarrollar en un marco familiar”.
Dehandschutter opina que “al firmar el comunicado de prensa con sus nombres de pila, en lugar de sus títulos de rey y princesa, Felipe y Delphine indican claramente que se ven como familia, unidos por su falta de amor paterno”. Dejando en claro que el rey y la princesa quieren desarrollar un vínculo familiar, el periodista no descarta que “la próxima vez la reina Mathilde y los niños se unirán al grupo, al igual que el compañero de vida de Delphine, Jim, y su descendencia” el príncipe Oscar y la princesa Joséphine.
Según revela el experto, el rey Felipe informó “discretamente” a su padre que se reuniría con Delphine, con quien el exrey mantuvo una relación más que tensa y angustiante desde que ella comenzó a reclamar el reconocimiento de paternidad.
“Que quede claro: el rey Felipe está rompiendo con el pasado. Cree que el futuro de la monarquía es más importante que su relación con el papá Alberto. No es que esta relación fuera buena, para usar un eufemismo. Pero la última oportunidad de reconciliación en Laeken parece haberse perdido”.
Dehandschutter destaca que la importancia que el rey Felipe da a la reconciliación con el pasado quedó demostrada el pasado mes de junio, cuando expresó su “más profundo pesar” por las atrocidades cometidas por los belgas, con el rey Leopoldo II (1865-1909) al mando, en el Congo. “Al corregir él mismo los errores de sus predecesores, trabaja en la credibilidad de la monarquía”, opina.
En la nota, Alberto II dijo que él y la reina Paola están “muy felices por esto que ha sido realizado por iniciativa del rey”, y señaló que es el inicio de “días mejores para todos y en particular para Delphine”. El anciano monarca, de 86 años, ahora “parece estar aludiendo a un nuevo comienzo, sea lo que sea que eso signifique”, finalizó Dehandschutter.
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En entrevista con el diario ‘Le Soir’, dijo que el proceso judicial contra Alberto II que determinó su identidad fue “la forma más civilizada” que halló.
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La princesa Delphine de Sajonia-Coburgo, reconocida como hija del rey Alberto II de Bélgica, dijo que el proceso judicial que determinó su identidad fue “la forma más civilizada” que halló y que, a partir de ahora, no pedirá más nada a la familia real belga: “Ya no espero para nada y no pido nada”, dijo en una entrevista con el diario Le Soir.
“Llevaba una carga sobre mis hombros y, por primera vez desde los 17 años, me quito esa carga y encuentro la ligereza”, dijo Delphine. Consultada sobre en qué momento tomó la decisión de recurrir a la Justicia, la princesa de 52 años contó: “No hubo otra opción: era eso o podía haber caído muy bajo. No tenía depresión, pero podría haber sucedido. Y no debemos olvidar que intenté durante años hacerlo discretamente”.
“Pero como Alberto está muy rodeado, de asesores, guardaespaldas…, fue muy difícil llegar hasta él”, relató. “Así que durante un tiempo, en lugar de gritar «ayuda» en la prensa, pensé que la forma más civilizada de hacerlo era que la ley se ocupara de ello. Que la ley diga si tenía razón o no. Y cuando digo que me hubiera gustado llegar a un acuerdo con él, quiero que me entiendan: no se trata de dinero ni de otra cosa; solo quería que me explicara por qué me dijo que no era mi padre. Realmente fue eso”.
“Cuando empecé, estaba totalmente desesperada. Nunca creí que llegaría tan lejos. Más bien pensé que, por un momento, habría un gesto de Alberto, que diría que podría ser una buena idea comunicarnos, para ver cómo podíamos trabajar”, reflexionó. “Cuando todo salió a la luz y me preguntaba cómo se podía tratar así a una hija”.
Delphine afirma haberse sentido durante todo el proceso “el trapo sucio” de la familia real, pero afirmó que su objetivo no era causar problemas: “Mi objetivo no era dañar a Alberto”, dijo, recordando que el exmonarca había señalado que el caso había sido muy “doloroso”. “Gracias al sistema legal que me dio la razón, que confirmó que era lo correcto, es como si ahora pudiera vivir de verdad. Existo. Y sobre todo tengo derecho a existir”, zanjó.
El Tribunal de Apelación de Bruselas reconoció jueves el título de princesa a Delphine Boël, hija ilegítima del rey emérito Alberto II de los Belgas, según han informado medios locales que citan a los abogados de la artista, poniendo fin así a una larga batalla judicial que se remonta a 2013. Las pruebas de ADN a las que se sometió el rey emérito confirmaron en enero de este año que es el padre biológico de Boël, quien a partir de este jueves será considerada como princesa de Bélgica y podrá utilizar, al igual que sus hijos, el apellido de la familia real: Sajonia-Coburgo Gotha.
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“Antes podíamos asesorar a los hijos ilegítimos con bastante facilidad: no empieces a litigar, no tienes ninguna posibilidad. Ahora tenemos que decir: inténtalo de todos modos, todo es posible. Al parecer, Delphine tampoco tuvo ninguna posibilidad. Se opuso a todas las disposiciones legales, pero finalmente ganó”, dijo el profesor y abogado Frederik Swennen de la Universidad de Amberes, citado por el periódico.
El Tribunal de Apelación de Bruselas reconoció el pasado jueves el título de princesa a Delphine por ser hija biológica del rey de los Belgas y su antigua amante, la baronesa Sibile de Selys-Longchampsponiendo fin así a una larga batalla judicial que se remonta a 2013. Las pruebas de ADN a las que se sometió el rey confirmaron que es el padre biológico de la artista, quien a partir de ahora será considerada Princesa de Bélgica y podrá utilizar, al igual que sus hijos, el apellido de la familia real: Sajonia-Coburgo Gotha.
“Sus otras demandas para que sea tratada igual que sus hermanos y su hermana también han sido satisfechas”, dijeron sus abogados. La princesa “celebra esta decisión de justicia que pone fin a un largo procedimiento particularmente doloroso para ella y su familia. Una victoria judicial nunca remplazará el amor de un padre pero ofrece un sentimiento de justicia, reforzado todavía más por el hecho de que muchos niños que han pasado por las mismas dificultades puedan encontrar la fuerza para afrontarlas”, dijeron.
Según el periodista belga Wim Dehandschutter, del Het Nieuwsblad, el caso de Delphine sienta un precedente importante ya que pudo eliminar todos los obstáculos paso a paso, como el período dentro del cual se puede disputar la paternidad y el hecho de que, según la ley belga, ya tenía un padre legítimo, el acaudalado empresario Jacques Boël. “Al desafiar con éxito eso, hasta el Tribunal Constitucional, abrió las puertas a sus compañeros de sufrimiento”, dijo Swennen.
La cantidad de demandas presentadas contra padres de renombre es enorme, dijo la abogada Elfri De Neve, quien describió esto como un cambio histórico. “Se está desarrollando una jurisprudencia completamente nueva en torno a estos temas”, dijo. “La legislación surgió en la época de Napoleón. El padre era el hombre que se casaba con la madre y no se hacían preguntas. Las pruebas de ADN no existían. Una vez que una familia formó una unidad legal, nada cambió. Pero ahora eso ha cambiado. La verdad de la sangre prevalece sobre la seguridad jurídica de una familia: una niña tiene el derecho fundamental a conocer a su padre”, afirmó.
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Para muchos, hizo un “mal negocio” porque la fortuna de la familia Boël es mucho mayor que la de la Familia Real belga.
La batalla legal que comenzó en 2013 terminó este 1 de octubre después de que la Justicia belga reconociera a la artista Delphine Boël, hija del rey Alberto II, como Su Alteza Real Delphine de Sajonia-Coburgo, princesa de Bélgica. A partir de ahora, aunque no tendrá derechos de sucesión al trono, Delphine Boël sí tendrá derecho a parte del legado personal de su padre. Sin embargo, para muchos en Bélgica ella está haciendo un “mal negocio” porque la fortuna de la familia Boël, en la que fue inscripta cuando nació, es mucho mayor que la de la familia real belga, según reveló el periodista financiero Ludwig Verduyn.
“Los activos de la familia Boël ascienden a 1.600 millones de euros”, dijo Verduyn al ser entrevistado en la televisión belga. “Con eso se ubica en el puesto 16 en la lista de los belgas más ricos, justo después de Christian Van Thillo de DPG Media y antes de Fernand Huts de Katoen Natie”. “La historia de la familia Boël comienza en 1880. En ese momento, Gustave Boël es el tenedor de libros de Ernest Boucquéau, dueño de una acería y sin hijos. Cuando muere, le deja todo a Boël”, relató el periodista.
En 1997, según Verduyn, “la familia Boël vendió la compañía por 125 millones de euros”. “Esa era la base de sus activos familiares. Fueron muy inteligentes al respecto. Lo invirtieron en otras compañías, incluido el grupo de distribución Colruyt”, agregó. “Hoy su dinero también está en compañías digitales como Zalando y Amazon. Esto les ha permitido elevar sus activos a 1.600 millones de euros. Otro punto notable: la familia siempre ha celebrado matrimonios razonables con personas ricas y poderosas”.
¿Cuánto dinero tiene el rey?
En cuanto a la fortuna del padre biológico de Delphine, las estimaciones son muy variadas. Según las informaciones oficiales, Alberto II, de 85 años y rey de Bélgica de 1993 a 2013, puede presumir de activos de no más de 12,5 millones de euros. “Estimaciones históricas anteriores dan como resultado activos entre 300 y 600 millones de euros”, agrega Verduyn. “La bifurcación es muy amplia y tiene mucho que ver con el rey Balduino. Estableció su legado en los Estados Unidos en ese momento, fuera de la legislación de sucesión en Bélgica. Cuando Rik Van Cauwelaert era editor en jefe de Knack, afirmó que esto había sido la evasión de impuestos”.
Un libro revelaría más tarde que la fortuna de Balduino había sido transferida al extranjero en 1982, año en que se produjo una devaluación del franco belga. “Balduino lo sabía y pudo evitar esta depreciación del dinero. Realmente no sabemos cuánto de ese dinero terminó con Alberto II”, acota el periodista.
¿Puede seguir contando con una herencia de la familia Boël?
La posibilidad de que la princesa Delphine algún día herede de su padre legal Jacques Boël es pequeña, porque ella renunció formalmente a ello, un paso que era necesario para permitir que se la reconociera como hija de Alberto II. Lo llamativo, apunta Verduyn, es que aunque el caso nunca había salido a la luz y todo hubiera permanecido igual, Delphine unca habría tenido que contar con el legado de Jacques Boël. “La familia Boël siempre ha mantenido buenos contactos con la familia real como puerta de entrada al éxito empresarial”, reveló.
“Delphine nació del romance entre Sybille de Selys Longchamps, la esposa de Jacques Boël y Alberto II”, dijo Verduyn en una conversación con VRT NWS. “Para no poner en peligro sus contactos comerciales, Jacques Boël cubrió esto con la capa de amor al reconocer a Delphine como su hija”. Aunque para el riquísimo empresario Delphine no era una Boël “auténtica”, habría hecho cualquier cosa para garantizar que la fortuna familiar nunca fluyera a Delphine, afirma Verduyn.
¿Cuánto le corresponde de la fortuna de Alberto II?
“Si tenemos en cuenta la cantidad mínima de 12,5 millones de euros que corresponde a la fortuna de Alberto II, entonces Delphine tiene derecho legal a una cuarta parte de la mitad de esta cantidad”, dice Verduyn. “Esa mitad, ese es el llamado legado reservado. Los hijos de Alberto II tienen derecho a eso, lo que él decida”.
“Un cuarto de la mitad es un octavo, y un octavo de 12,5 millones de euros, lo que equivale a 1.5 millones de euros. Si Delphine Boël continúa con todos los procedimientos legales y si Alberto II no muere durante esos procedimientos, entonces ella puede reclamar esta parte de la herencia”, afirmó.
Según el diario belga de lengua flamenca De Tijd, Alberto II y la reina Paola revisaron recientemente su contrato de matrimonio, firmado hace más de 60 años, y eso aún puede estropear la situación de la princesa Delphine. Cuando Alberto II fallezca, según el periódico, la mayor parte de su fortuna iría a manos de la reina Paola y ella, en el momento de su muerte, dejaría este patrimonio a sus hijos: el rey Felipe, la princesa Astrid y el príncipe Laurent.
La artista belga Delphine Boel, reconocida recientemente como la cuarta hija del ex rey Alberto II tras un examen de ADN, tiene derecho al título de princesa. Esta victoria ante la corte de apelaciones de Bruselas, última etapa de un combate de siete años, fue confirmada el jueves por el abogado de Boel, Marc Uyttendaele, por lo cual la escultora, de 52 años, podrá ostentar el patronímico “Saxe-Coburg”, que es el de la familia real. Pero, ¿por qué? Para entenderlo, hay que remontarse a los orígenes de la dinastía que reina en Bélgica desde 1815 y a la cual ahora pertenece Delphine.
“La familia real belga se llamó Sajonia-Coburgo hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Posteriormente, decidieron cambiarlo por la Familia de Bélgica para romper con los alemanes. Solo en los últimos años las cosas han cambiado, los lazos entre la familia real belga y el linaje de las raíces alemanas se estrechan, recordemos que el rey Felipe y la reina Mathilde fueron a Alemania en el verano de 2019: visitaron la ciudad de Gotha y el Castillo Friedenstein y allí conocieron a su ‘familia’ alemana”, explicó a SECRETOS CORTESANOS el periodista belga experto en asuntos de la monarquía Wim Dehandschutter.
Leopoldo I, el primer rey de los Belgas, era el príncipe Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Saafeld, de la Casa de los Wettin, antes de ser entronizado en Bruselas. Las raíces de la Casa de Wettin se remontan a la Alta Edad Media. Esta dinastía se elevó a la investidura del Ducado de Sajonia, uno de los feudos más grandes y prestigiosos del Sacro Imperio Romano Germánico, que tenía un asiento en el colegio de príncipes electores encargados de elegir al Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y ocupar el cargo hereditario de Archmarshall del Sacro Imperio Romano Germánico.
El primer antepasado conocido es Dedi, conde en Hassegau (Turingia), citado como tal en una carta de Otto I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, en 949. Thimo, primer conde de Wettin (fallecido en 1118), adquirió la fortaleza de Wettin con vistas al Saale mientras su hijo, Conrad, se convirtió en margrave de Misnia, cerca de Dresde. El nieto de Conrad, Thierry, fortaleció su posición considerablemente al casarse con la heredera del Landgraviate de Turingia (1249). Federico III el Fuerte († 1381) se casó con la heredera de Coburgo.
El surgimiento de la Casa de Wettin continuó en el siglo XV. En 1423, el emperador Sigismond confirió el ducado electoral de Sajonia a Federico I el Guerrero, Margrave de Misnia y Landgrave de Turingia. A partir de ese momento, él y sus descendientes llevarían el título de duque de Sajonia. Tras la muerte del Príncipe Elector Federico II el Bueno, las posesiones dinásticas se dividieron en 1485 (Tratado de Leipzig) entre sus hijos Ernesto y Alberto, dando lugar a las líneas Ernestina y Albertina.
La línea mayor, o Ernestina, retuvo el ducado electoral de Sajonia hasta la guerra entre el emperador Carlos V y la Liga Esmalcalda, una alianza de ciudades y príncipes protestantes en el Sacro Imperio Romano Germánico. Encabezada por el duque de Sajonia, Juan Federico I el Magnánimo, la Liga fue derrotada en Mühlberg y tras la firma de la Capitulación de Wittenberg en 1547, la dignidad del Príncipe Elector y muchas posesiones de Johan Friedrich pasaron a la línea Albertina. Este último produciría reyes de Polonia y Grandes Duques de Lituania y obtendría el título de Rey de Sajonia en 1806.
LEOPOLDO I Y SU FAMILIA
La línea ernestina se dividió gradualmente en muchos estados, los “ducados sajones”: Sajonia-Coburgo, Sajonia-Gotha, Sajonia-Weimar, Sajonia-Altenburgo, Sajonia-Eisenach, Sajonia-Meiningen, Sajonia-Saalfeld, etc., que se unieron a través de legados y tratados. Una de estas reorganizaciones se produjo tras la muerte del último duque de Sajonia-Gotha en 1826. Ernesto III, duque de Sajonia-Coburgo-Saalfeld, hermano mayor del futuro rey Leopoldo I, intercambió la región de Saalfeld por el ducado de Gotha y se convirtió en duque de Sajonia-Coburgo y Gotha bajo el nombre de Ernesto I.
En el siglo XIX, la rama de los Sajonia-Coburgo-Gotha adquirió una verdadera dimensión europea. Los descendientes del duque Francisco de Sajonia-Coburgo-Saalfeld (padre del rey Leopoldo I, fallecido en 1806), ascendieron a los tronos de Bélgica, Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Portugal y Bulgaria. Gracias a sus lazos familiares (fue en particular el tío y mentor de la reina Victoria de Gran Bretaña), y como Jefe de Estado de un país neutral, el rey Leopoldo I ejerció una gran influencia en la diplomacia en Europa de 1831 a 1865. de los estadistas más respetados de su época, conocido como el “Néstor de Europa“.
Durante la Primera Guerra Mundial, el nieto de Leopoldo I, el rey Alberto I, se convirtió en el héroe de los belgas por su actuación en la batalla y se ganó el apodo de “Rey Caballero”. Su esposa, también alemana, Isabel de Baviera, adquirió el cariño popular por la misma razón y sus intervenciones solidarias le granjearon el mote de la “Reina Enfermera”. La guerra causó una gran división entre el rey Alberto y sus familiares de Sajonia-Coburgo, alineados al káiser, con lo cual la familia real belga, deseosa de enraizarse aún más en su reino, comenzó a dejar de usar el apellido dinástico.
A partir de 1920, los príncipes belgas dejaron de ser también “duques de Sajonia” en el momento en que nacían y el rey Alberto cambió el apellido dinástico a Van België, De Belgique o Von Belgien (“de Bélgica”) en los tres idiomas oficiales del país como respuesta al feroz sentimiento anti-alemán. El ejército alemán había matado a más de 6.000 ciudadanos belgas durante su invasión y ocupación en 1914, en lo que se conoció como la ” viola de la Belgique” , o violación de Bélgica. Y además de librar a la monarquía belga de su nombre alemán, al igual que la familia real británica en 1917, que reemplazó a Sajonia-Coburgo-Gotha con Windsor en 1917, Alberto I eliminó el escudo de su ascendencia alemana del escudo de armas real.
ALBERTO I Y LA REINA ISABEL
Un siglo más tarde, en lo que los comentaristas reales belgas describieron como un “reconocimiento oportuno” de los estrechos vínculos entre Bélgica y Alemania, a través de la OTAN y la UE, el escudo ancestral fue reintroducido por el rey Felipe en 2017 junto a la decisión de que solo las personas más estrechamente relacionadas al rey y cercanas al trono belga tomaran el apellido Van België, en lugar de Sajonia-Coburgo-Gotha, también puede haber sido un factor en el movimiento.
Mark Van den Wijngaert, profesor emérito de historia contemporánea en la Universidad Católica de Bruselas, dijo al periódico De Standaard que la eliminación del nombre alemán era comprensible en ese momento. “Pero mientras tanto estamos 100 años más allá y vivimos en estrecho contacto con Alemania, nos sentamos junto a ellos en la Unión Europea y la OTAN, y así sucesivamente”, dijo. “Y aunque la familia comenzó a llamarse ‘De Bélgica’, su origen es simplemente de Sajonia-Coburgo y Gotha, por lo que ya no es necesario ocultarlo”.
En los últimos años, la artista y su madre, la baronesa de Sélys Longchamps, relataron los pormenores de su relación con «Papillon».
En 1966, el matrimonio de la baronesa Sybille de Sélys con el empresario Jacques Boël se quebraba lentamente. La aristócrata se refugió con su padre, embajador belga en Atenas, donde conoció al príncipe Alberto de Bélgica, cuyo matrimonio con Paola Ruffo di Calabria sufría dificultades. “Vi un rayo en sus ojos. Ciertamente se enamoró a primera vista”, dijo Sybille. Algún tiempo después, ambos comenzaron una relación que duró 18 años. “Era una historia entre un hombre y una mujer, y era amor con una A mayúscula”, relató.
De esta relación nació Delphine, el 22 de febrero de 1968. Sybille de Sélys recordó: “Tuve que dar a luz y mentir sobre la fecha, porque no quería que mi esposo estuviera presente en el parto. Justo antes, lo conté a una buena amiga y le pedí que llamara a Alberto inmediatamente después. Normalmente un parto es un evento feliz, pero para mí fue un desastre”.
Pero este nacimiento no incomodó al príncipe, entonces de 34 años. En ese momento, su matrimonio con Paola Ruffo di Calabria, con la que se había casado a los 25 años, se estaba hundiendo. La pareja vivía separada y tenían planes de divorcio. El rey Balduino, hermano mayor de Alberto, ya no se oponía al divorcio, cansado de lidiar con la joven pareja, en acuerdo con el gobierno. Según contó la baronesa, Alberto incluso trató de reconocer oficialmente a Delphine para asegurarle el bienestar económica, pero finalmente el rey le pidió a su hermano que esperara.
“Venía a nuestra casa casi todos los días”
En ese momento, el príncipe Alberto visitaba a Sybille y a Delphine regularmente. «Iba a nuestra casa casi todos los días”, dijo Delphine hace unos años en una entrevista para un canal de televisión francés. “Él pasaba sus fines de semana con nosotros hasta que yo tenía nueve años”. Para la baronesa, la presión era demasiado fuerte y, ante el temor de verse asediada por la prensa y repudiada por la aristocracia, decidió mudarse a Londres. El príncipe trató de impedirle el exilio, prometiéndole que el proceso de divorcio estaba en marcha.
De acuerdo con el gobierno y el gabinete del rey, los abogados del príncipe Alberto y la princesa Paola negociaban en silencio los términos del divorcio. El príncipe tendría que renunciar a la sucesión al trono y los reyes Balduino y Fabiola serían los responsables de la formación del príncipe Felipe, próximo en la línea sucesoria. En retrospectiva, la madre de Delphine confesó que no estaba dispuesta a ser la “culpable” de este divorcio y se dijo convencida de que Alberto tampoco lo habría apoyado.
En Londres, el príncipe de Lieja continuo visitando a su amante y a su hija durante varios años, pero en 1984, celebró sus 25 años de matrimonio con la princesa Paola. La reconciliación, bajo el liderazgo de la renovación carismática, estaba en marcha y Alberto cortó definitivamente el contacto con Sybille y Delphine. A principios de los años ochenta, el cielo está sereno bajo la pareja que continúan formando Paola y Alberto. Posiblemente han empezado un nuevo capítulo de su vida en común», escribió entonces el diario popular bruselense La Lanterne. Según dijo el periodista belga Wim Dehandschutter a SECRETOS CORTESANOS, la princesa Paola «detuvo» a su marido en su intento de reconocer públicamente la paternidad de la joven.
«Paola es italiana y los valores familiares son importantes para ella. Para ella fue muy difícil descubrir que su marido tenía un hijo secreto. Paola incluso le habría prohibido a Alberto hablar de Delphine en casa y, desde luego, en público. A su edad y en esta (feliz) parte de su matrimonio, Alberto no quiere perturbar la armonía. Entonces él guarda silencio. Aunque esto significa que será mencionado en la historia como “el rey infiel que rechazó a su hija biológica”, explicó el cronista.
“Tuve que esconder a mi hija”
El asunto de Delphine Boël estalló en octubre de 1999, con la publicación de una biografía de Paola por el periodista flamenco Mario Daneels que reveló públicamente la existencia de la hija ilegítima de Alberto, convertido en rey en 1993 al morir inesperadamente el rey Balduino a causa de un ataque cardíaco. “La reacción del Palacio fue completamente negativa. Fue un pánico total. No sabían cómo reaccionar. Tuve que esconder a mi hija, incluso cuando ya tenía más de 30 años… Alberto podría haberme dicho: ‘No te preocupes, haremos algo para mejorarlo’. Pero no hizo nada y sentí un abandono total”, describió Sybille.
«Bélgica conoció a Delphine Boël en 1999. Poco después, en su discurso de Navidad, el rey Alberto se refirió a la crisis matrimonial de treinta años antes. No mencionó a Delphine por su nombre, pero admitió su existencia de manera velada», dijo Dehandschutter. «Desde entonces ha guardado silencio sobre ella en todos los idiomas. Sin embargo, varias personas han intentado hacerle cambiar de opinión. Especialmente en 2005, cuando Delphine concedió cada vez más entrevistas. El ministro que aconsejó al rey que resolviera el problema de Delphine recibió un mensaje claro: “Yo también quiero. Pero cada vez que el nombre Delphine cae en casa, algo me detiene”. Así que otra vez, Paola. Esto sería algo doloroso en cualquier familia. Pero como figura pública, Alberto está completamente acorralado. Supongamos que de repente cedió, algo que rechazó durante veinte años, lo experimentaría como una pérdida de prestigio».
«Las similitudes físicas eran demasiado llamativas para eso: la misma nariz de los Sajonia-Coburgo, la misma frente alta, el mismo mentón», dijo Dehandschutter. «De tal palo tal astilla. Como su abuela, porque Delphine se parece aún más a la reina Astrid, la madre de Alberto. Mira sus ojos. La vida anónima de Delphine terminó definitivamente en 1999, cuando su existencia fue revelada en los medios. Ella tenía 31 años en ese momento y se ganaba la vida como artista en Londres. Su marca registrada: esculturas de colores brillantes en papel maché. Alberto, mientras tanto, rey de los belgas, se negó a admitir públicamente que era su hija y también dejó de enviar entradas. Cuando Delphine lo llamó, él respondió furiosamente: “¡No eres mi hija!” Delphine respondió: “¡Ridículo! Cualquiera puede ver que tengo los ojos de la reina Astrid”. Él de nuevo: “Nunca digas que te pareces a mi madre. ¡Nunca vuelvas a decir eso! ¿Cómo te atreves?” Fue el último contacto entre Alberto y Delphine, quien comenzó a usar su arte como una salida para sus frustraciones».
Inmediatamente la comunicación se cortó y no hubo más contacto. Delphine sabía desde hacía unos pocos años que Alberto era su padre, «Papillon«, como la llamaba cuando era una niña. Un día, en Londres, su madre le dijo: “Sabes, Jacques Boël no es tu padre. Tu padre es Papillon”. “Mucho mejor”, respondió Delphine, “así no tendré su nariz larga”. Unos años más tarde, en 2013, Sybille de Sélys salió del silencio para decir en la TV belga: “El fruto de este amor es Delphine. A través de mi hija y su parecido con su padre, vivo esta relación todavía regularmente. Ella se parece a él en todos los sentidos: se ríe como él, camina como él , tiene el mismo sentido del humor, la misma inteligencia”.
Cuando Delphine contactó a su padre, su reacción fue terrible. “Nunca imaginé que haría eso”, dijo la baronesa. “Me duele mucho. Me puse en contacto con psiquiatras para controlar la reacción de Delphine. Me dijeron: cuando un padre niega a un niño, hay dos situaciones. Donde se derriba, donde reacciona, y eso es lo que hizo Delphine. Ella reaccionó violentamente”. En junio de 2013, Delphine inició un proceso legal para demostrar que era hija de Alberto II, una batalla larga y dolorosa que finalizó este año: el 27 de enero de 2020, Alberto II, ya retirado del trono, reconoció que él era de hecho su padre biológico, a través de una nota de prensa en la que señaló que no intervino en su crianza. Este 1 de octubre, la justicia belga reconoció que Delphine tiene derecho a llevar el título de princesa por ser hija de monarca.
Peter Adriaenssens cree que la existencia de Felipe I fue amargada por sus padres, pero reconoce: «El rey demuestra que la gente puede recuperarse de una infancia traumática, y eso me parece alentador«.
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El psiquiatra infantil belga Peter Adriaenssens cree que la crianza que los reyes Alberto II y Paola de Bélgica impartieron hacia sus tres hijos sería vista como “inaceptable” en nuestros tiempos y muchos de sus elementos serían catalogados en la actualidad como «abuso infantil». “Lo que pasó, hoy sería inaceptable. De hecho, justificaría la intervención de la asistencia social”, afirmó en un documental emitido por la TV belga sobre el rey Felipe I, el hijo mayor de la pareja de exmonarcas.
Alberto de Bélgica, príncipe de Lieja y rey de Bélgica de 1993 a 2013, y su esposa italiana fueron en diversas oportunidades acusados de haber descuidado a sus hijos para desplegar una vida más asociada a las fiestas de la jet-set europea. “Si miras eso a través de los lentes de hoy, es negligencia emocional y afectiva. Sería una forma de abuso infantil en la actualidad”, dijo en el documental ‘Filip van België: el largo camino hacia el trono’.
Alberto y Paola se casaron en 1959 y tuvieron tres hijos (Felipe, Astrid y Laurent) antes de que reconocieran que su amor se había acabado. Dejados en manos de niñeras e institutrices, los niños crecieron lejos de sus padres y protagonizaron muchos de sus enfrentamientos. Paralelamente, mientras se difundían noticias sobre presuntas aventuras románticas de la princesa Paola, Alberto mantenía una nueva familia paralela con la baronesa Sybille de Selys de Longchamps y su hija Delphine Boël.
A su juicio, el rey Felipe fue descuidado emocionalmente en su juventud y, por lo tanto, abusado de niño: “La negligencia emocional es una forma de abuso infantil”, dice Adriaenssens. “También es la forma de abuso infantil más común, pero de la que hablamos menos. Creo que es importante que mencionemos eso, independientemente de la persona, porque explica muchas cosas”. “No quiero evaluar a sus padres y lo que pudo haber sucedido allí. Solo establezco que lo ha pasado”, afirmó.
“Durante los últimos quince años, hemos aprendido mucho sobre el impacto del abandono emocional. Hoy sabemos que las heridas emocionales influyen en el desarrollo de habilidades como atención, concentración, memoria, motricidad, y que un efecto importante es que no aprendes a lidiar con las emociones de niño. Si las personas que necesitas, tus padres, están muy ausentes, entonces no aprendes a hablar de emociones. Aprendes que la vida no es segura”.
La “falta de seguridad” en el hogar se traduce en “niños que piensan mucho, pero no dicen mucho sobre lo que piensan” y “desarrollan un estilo evitativo”. “Has aprendido que las personas que deberían amarte están ausentes, por lo que sospechas”. “La negligencia emocional tiene un impacto grave en su desarrollo. Mucha gente experimenta lo que el rey ha pasado”, dijo Adriaenssens.
Adriaenssens cree que la historia del rey Felipe puede inspirar a otros. “Ha dicho varias veces en los medios en los últimos años que no tuvo una infancia tan linda”, dice el psiquiatra infantil. “Creo que es una función ejemplar importante. El miedo de muchas personas que experimentan algo como esto es: nunca podré hacerlo. ¿Cómo se sale de eso? El rey demuestra que la gente puede recuperarse de una infancia traumática, y eso me parece alentador”.
«Paola es italiana y los valores familiares son importantes para ella. Para ella fue muy difícil descubrir que su marido tenía un hijo secreto», explica el experto belga Wim Dehandschutter a SECRETOS CORTESANOS.
¿Qué sucedió tras las puertas del palacio para que el rey Alberto II retardara tantos años el reconocimiento de que Delphine Boel es su hija? Wim Dehandschutter, periodista belga especializado en asuntos de la monarquía para el diario Het Nieuwsblad explica que existieron cuatro factores importantes en la lucha de la corte contra Delphine, mencionando primero que el rey, quien abdicó en 2013, “no quería recordar el doloroso pasado” de sus años en los que su matrimonio con la princesa Paola estuvo prácticamente roto. Además, reconoce que Alberto “ha sido acorralado como figura pública” para que acepte su responsabilidad pero la reina Paola “lo detuvo en su intento de reconocer a Delphine”. Por otra parte, lo más doloroso para Delphine, fue que Alberto II “no creía que ella fuera su hija” pese al enorme parecido que la artista guarda con otros miembros de su familia como la reina Astrid (su abuela) o la gran duquesa Josefina-Carlota de Luxemburgo (hermana mayor de Alberto). “Nunca digas que te pareces a mi madre. ¡Nunca vuelvas a decir eso!”, habrían sido las últimas palabras que Alberto II le dijo a su hija antes de que el asunto llegara a la Justicia.
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—¿Quién es Delphine Boel y por qué su caso es tan resonante?
— Las conclusiones científicas muestran que el rey Alberto II es el padre biológico de Delphine Boël, anunció el rey retirado en un seco comunicado de prensa tras recibir los resultados de una prueba de ADN en enero. La comparación de su material genético confirmó su conexión sanguínea. La noticia no fue una sorpresa. Las similitudes físicas eran demasiado llamativas para eso: la misma nariz de los Sajonia-Coburgo, la misma frente alta, el mismo mentón. De tal palo tal astilla. Como su abuela, porque Delphine se parece aún más a la reina Astrid, la madre de Alberto. Mira sus ojos. La vida anónima de Delphine terminó definitivamente en 1999, cuando su existencia fue revelada en los medios. Ella tenía 31 años en ese momento y se ganaba la vida como artista en Londres. Su marca registrada: esculturas de colores brillantes en papel maché. Alberto, mientras tanto, rey de los belgas, se negó a admitir públicamente que era su hija y también dejó de enviar entradas. Cuando Delphine lo llamó, él respondió furiosamente: «¡No eres mi hija!» Delphine respondió: «¡Ridículo! Cualquiera puede ver que tengo los ojos de la reina Astrid». Él de nuevo: «Nunca digas que te pareces a mi madre. ¡Nunca vuelvas a decir eso! ¿Cómo te atreves?» Fue el último contacto entre Alberto y Delphine, quien comenzó a usar su arte como una salida para sus frustraciones. Incorporó coronas, banderas belgas y lenguaje rudo (¡Mierda! ¡Hipócrita!…) en su papel maché y luego en pinturas y esculturas. Era su grito artístico de atención. Su atención. Pero él no quiso escuchar. Los años pasaban en un silencio ensordecedor, y Delphine parecía resignarse gradualmente a su destino.
«Este reconocimiento es una victoria moral para Delphine, pero Alberto no tiene absolutamente ningún sentimiento paternal por ella. Y creo que se da cuenta de que es imposible crear una relación».
WIM DEHANDSCHUTTER
Una cuestión interesante es por qué acudió repentinamente a los tribunales en junio de 2013. Para comprender esa decisión, es necesario saber qué sucedió un mes antes. Su hija Josephine había terminado en el hospital con neumonía. Fueron días difíciles para Delphine, que desde el nacimiento de Josephine en 2003 ha vuelto a vivir en Bélgica con su marido irlandés-estadounidense Jim O’Hare. Sus dos hijos (también tiene un hijo, Oscar, que nació en 2008) habían llegado a una edad en la que preguntaban por sus abuelos. También sobre el hombre que conocieron por los retratos oficiales en la escuela, los discursos navideños en la televisión y su imagen en sellos y monedas de euro. Allí, en el hospital, Delphine cambió de opinión. Si su verdadero padre había roto todo contacto, tendría que hacer un último intento. Decidió exigir su test de ADN. Eso resultó ser una prueba larga y dolorosa. Alberto se negó a cooperar durante años, hasta que se vio obligado a hacerlo, bajo amenaza de una multa.
— El análisis de ADN del rey Alberto II demostró sin duda que es el padre biológico de Delphine, ¿por qué se niega a tener una relación con ella después de reconocerla?
—Este reconocimiento es una victoria moral para Delphine, pero Alberto no tiene absolutamente ningún sentimiento paternal por ella. Y creo que se da cuenta de que es imposible crear una relación. .
— ¿Por qué Alberto escondió la existencia de esa hija y qué papel jugaron el rey Balduino y la reina Fabiola en esa situación?
— En primer lugar, porque no quería recordar el doloroso pasado. Delphine es un recuerdo vivo del período más doloroso del matrimonio del rey, luego el príncipe, Alberto y Paola. Ya no quiere rasgar esas heridas. Alberto conoció a su amante, la baronesa Sybille de Selys Longchamps, en el verano de 1966. Delphine nació en 1968. Alberto y Paola vivían separados el uno del otro. Y cuando ambos estaban en el castillo de Belvédère en Laeken, cerca de Bruselas, cada uno dormía en un ala diferente. Al final, Balduino accedió al divorcio, al igual que el gobierno. Pero fue, según Sybille, quien detuvo el proceso de divorcio. Y entonces sucedió algo maravilloso: a principios de la década de 1980, las tensiones entre Alberto y Paola se habían suavizado. Una versión es que la religiosa princesa Astrid ha vuelto a unir a sus padres a través del Movimiento Carismático.
«Delphine está relacionada con una página muy dolorosa en la historia de la familia real, causó demasiado daño a la imagen. Si Alberto hubiera admitido su existencia desde el principio, se habría ahorrado mucho sufrimiento«
WIM DEHANSCHUTTER
En segundo lugar, porque Paola lo detuvo en su intento de reconocer a Delphine. Paola es italiana y los valores familiares son importantes para ella. Para ella fue muy difícil descubrir que su marido tenía un hijo secreto. Paola incluso le habría prohibido a Alberto hablar de Delphine en casa y, desde luego, en público. A su edad y en esta (feliz) parte de su matrimonio, Alberto no quiere perturbar la armonía. Entonces él guarda silencio. Aunque esto significa que será mencionado en la historia como “el rey infiel que rechazó a su hija biológica”.
En tercer lugar, porque ha sido acorralado como figura pública. Bélgica conoció a Delphine Boël en 1999. Poco después, en su discurso de Navidad, el rey Alberto se refirió a la crisis matrimonial de treinta años antes. No mencionó a Delphine por su nombre, pero admitió su existencia de manera velada. Desde entonces ha guardado silencio sobre ella en todos los idiomas. Sin embargo, varias personas han intentado hacerle cambiar de opinión. Especialmente en 2005, cuando Delphine concedió cada vez más entrevistas. El ministro que aconsejó al rey que resolviera el problema de Delphine recibió un mensaje claro: “Yo también quiero. Pero cada vez que el nombre Delphine cae en casa, algo me detiene». Así que otra vez, Paola. Esto sería algo doloroso en cualquier familia. Pero como figura pública, Alberto está completamente acorralado. Supongamos que de repente cedió, algo que rechazó durante veinte años, lo experimentaría como una pérdida de prestigio.
Y además, porque ya no creía que Delphine sea su hija. Hay fotos de Alberto con la pequeña Delphine. A principios de la década de 1970 vivieron con Sybille de Selys Longchamps y su hija en Knokke, una ciudad elegante y cara en la costa belga, y tendría una presencia destacada durante toda su infancia. Ella le dio el sobrenombre de «Papillon», en francés para mariposa. Sin embargo, Delphine no se enteró de quién era su padre biológico hasta los dieciocho años. Incluso después de la separación con Sybille, Alberto siguió viéndola. Pero en 2001, dos años después de que se filtrara su existencia a los medios, hizo estallar todo contacto.
«Paola es italiana y los valores familiares son importantes para ella. Para ella fue muy difícil descubrir que su marido tenía un hijo secreto».
WIM DEHANDSCHUTTER
—¿Cómo crees que se sienten ahora los otros tres hijos de Alberto?
—Los tres hijos tienen otra actitud hacia Boël. Delphine sabe que Laurent siente simpatía por ella. Se conocieron una vez en una fiesta y él conversó ostentosamente con ella mientras era filmado por un equipo de televisión. Pero ella no se acerca a él. Creo que a Laurent le gusta Delphine porque ambos tienen una mala relación con su padre, Alberto. Delphine sin embargo no puede contar con el apoyo de Astrid. La princesa, que a menudo visita a sus padres y también viaja con ellos, está claramente del lado de su padre. ¿Y Felipe? Siempre afirmó que el caso era un «problema de su padre». Aunque, y esa es mi opinión personal, el reconocimiento oficial de Delphine Boël debe ser una buena noticia para el rey Felipe. La obstinada negativa del rey Alberto repercutió negativamente en la familia real. Y de esa manera al rey Felipe, que ha estado a cargo allí durante siete años. Mientras no hubiera claridad sobre la conexión sanguínea, le resultaría difícil acercarse a ella. Ahora no tiene excusa para ignorarla. No, no tiene que organizar una ceremonia de bienvenida para Delphine en el palacio real ni tiene que enviarle una invitación para la fiesta nacional o el Día del Rey. Tampoco tiene que comprarle un cuadro y colgarlo en el palacio entre el arte de Jan Fabre y Michael Borremans. Puede acercarse a ella como una mujer con el mismo padre que él. Y respetarla. Esa sería la victoria tanto para Felipe como para Delphine.
El periodista belga Wim Dehandschutter explica que la artista no buscaba “venganza” sino un reconocimiento amoroso. “El dinero, el prestigio y otros beneficios, ni siquiera lo pensó”, aclara, pero algo la hizo cambiar de opinión.
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Delphine Boël, la artista reconocida como hija del ex rey Alberto II de Bélgica, está dispuesta a ir más lejos después de que el análisis de ADN confirmara sus orígenes reales. En la última audiencia sobre el reclamo de paternidad hecho por la artista contra Alberto II, celebrada este jueves 10 ante el Tribunal de Apelación de Bruselas, Delphine pidió «tener exactamente las mismas prerrogativas, títulos y derechos que sus hermanos y su hermana», según indicó su abogado Marc Uyttendaele. De esta forma, la Justicia belga tiene tiempo hasta el 29 de octubre para decidir si Delphine y sus dos hijos tienen derecho a ostentar el título de Príncipes de Bélgica, de adoptar el apellido dinástico de Sajonia-Coburgo, y de reclamar derecho a la sucesión al trono.
Para arrojar claridad sobre estas posibilidades, entrevisté a Wim Dehandschutter, periodista belga especializado en asuntos de la monarquía para el diario Het Nieuwsblad, quien explica: “Sus abogados suplicaron que la nombraran Princesa de Bélgica. «Para mí, es especial que use las palabras ‘hermanos y hermana’, porque teóricamente Philippe y Laurent son sus hermanastros y Astrid su hermanastra. Y en la vida real, no tienen ningún vínculo emocional, ni siquiera hablaban entre ellos, a pesar de una cita por coincidencia con Delphine y Laurent en una fiesta, en el pasado”. “Pero es simbólico utilizar la frase ‘hermanos y hermana’: Delphine quiere ser tratada de la misma manera y es por eso que su opinión es ‘Merezco convertirme en Princesa de Bélgica’”, reflexiona.
Respecto al apellido que Delphine Boël puede adoptar ahora que las pruebas de ADN comprobaron que pertenece a la familia real belga, Dehandschutter baraja varias posibilidades: “Se rumoreaban algunas opciones en el pasado … Por ejemplo, Delphine de Bélgica, Delphine de Sajonia-Coburgo, Delphine de Sélys Longchamps… En el tribunal, su abogado se declaró en favor de Saxe-Coburg. Por cierto, la familia real belga se llamó Sajonia-Coburgo hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Posteriormente, decidieron arriesgarlo a la Familia de Bélgica para romper con los alemanes”. “Solo en los últimos años las cosas han cambiado, los lazos entre la familia real belga y el linaje de las raíces alemanas se estrechan”, advirtió.
— Lo más probable es que Delphine sea una nueva heredera del patrimonio privado de Alberto II, pero eso no es lo que está buscando, dijo en entrevistas. ¿Por qué?
—Inicialmente, su único objetivo era obtener su reconocimiento. Pero tomó una decisión: Delphine ahora quiere más. Esto contrasta con la modestia que ha mostrado hasta ahora. Delphine solo quería que Alberto declarara públicamente: soy tu padre. El dinero, el prestigio y otros beneficios, ni siquiera lo pensó, declaró. Pero el rey Alberto la quebró con su reconocimiento a finales de enero. Por supuesto, no admitiendo que él es su padre, eso es exactamente lo que ella quería escuchar de él durante veinte años. Pero a ella le sorprendió su estilo de comunicación. Sin emoción, en nota de prensa. Afirmar que nunca hubo una conexión, mientras que las fotos de su juventud demuestran lo contrario. Incluso con un dedo acusador de haber entrado en este “procedimiento largo y doloroso” (sus palabras). Su comunicación extremadamente fría la sorprendió. Había dejado a Alberto el espacio para comunicar los resultados de la prueba de ADN él mismo, para demostrar que se había arrepentido. Perdió la enésima oportunidad de reconocer su existencia de una manera elegante y humana para admitirlo. Ella no quiere venganza. Pero no ha sentido compasión desde entonces. Así que exige lo que cree que le corresponde. ¿Qué puede esperar ella? Que se deshaga de todas las dificultades. Descrita en los medios de comunicación y en Internet como la «hija ilegal del rey Alberto», ha terminado en una lista negra internacional de figuras sospechosas. Por ejemplo, ella y sus familiares no pudieron abrir cuentas en ciertos bancos. Y en el aeropuerto, a menudo la controlaban más estrictamente en el control fronterizo.
—Un decreto real estipuló que solo los hijos y nietos del rey y los hijos y nietos de la princesa heredera pueden llevar el título principesco, ¿podría Delphine ser una excepción?
—¡No! Según las nuevas reglas, Delphine no puede convertirse en princesa de Bélgica. El rey Felipe modificó la ley en 2015. La casa real se está ampliando gradualmente, pensó. Con tantos príncipes y princesas de Bélgica, el título amenazaba con devaluar. Así que endureció las reglas. En las próximas décadas, solo sus nietos (aún por nacer) recibirán el título de Príncipe y Princesa de Bélgica, y esto comprende a los hijos de Isabel, Gabriel, Emmanuel y Leonor. En la próxima generación, solo los nietos de Isabel recibirán el título de príncipes, pero no los de su hermana y hermanos. Pero Delphine puede convertirse en Princesa de Bélgica si el juez dicta sentencia con carácter retroactivo. Nació en 1968, por lo que se debe aplicar la legislación vigente. Por cierto, la artista inició su demanda en 2013, dos años antes de que se cambiaran las reglas. Si tiene razón en este punto, Delphine llevaría el mismo título que Astrid, la otra hija de Alberto. Por lo tanto, se le podría llamar Su Alteza Real. Lo sabremos a más tardar el 29 de octubre.
—¿Puede Delphine tener derecho a la sucesión al trono belga?
—No. Solo los descendientes directos del rey Alberto II y la reina Paola son elegibles para el trono. E incluso si ella fuera parte de la línea de sucesión al trono, Delphine su coloca al final de la lista: en el puesto 17, después de los hijos del príncipe Laurent.
—¿Y qué pasará con el apellido de Delphine? Cuales son tus alternativas?
—Se rumoreaban algunas opciones en el pasado … Por ejemplo, Delphine de Bélgica, Delphine de Sajonia-Coburgo (refiriéndose a las raíces dinásticas de la familia real belga en Alemania), Delphine de Sélys Longchamps (refiriéndose a ella nombre de la madre)… En el tribunal, su abogado se declaró ayer en favor de Saxe-Coburg. Por cierto, la familia real belga se llamó Sajonia-Coburgo hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Posteriormente, decidieron cambiarlo por la Familia de Bélgica para romper con los alemanes. Solo en los últimos años las cosas han cambiado, los lazos entre la familia real belga y el linaje de las raíces alemanas se estrechan, recordemos que el rey Felipe y la reina Mathilde fueron a Alemania en el verano de 2019: visitaron la ciudad de Gotha y el Castillo Friedenstein y allí conocieron a su «familia» alemana.
Lea la segunda parte de esta entrevista este martes 15 de septiembre
Conocedores explican que la fortuna de la familia Boël es inmensamente mayor de lo que podría heredar del rey Alberto. Ella afirma que no quiere dinero.
Seis décadas después de una boda esplendorosa, los exreyes intentan superar una crisis con el reclamo de la artista Delphine Boel por ser reconocida como hija extramatrimonial de Alberto.
Lo hizo para determinar que si una artista es su hija bajo la condición de que no se conozcan las conclusiones hasta que la Corte Suprema belga dé su veredicto a fin de año.
El pasado persigue al ex monarca, quien se niega a reconocer a la artista Delphine Boel como su hija. «Su salud está lejos de ser buena”, dice su abogado.