La muerte del príncipe don Luis de Orleáns-Braganza, a la edad de 84 años, convirtió a su hermano menor, el príncipe Bertrand, en el nuevo pretendiente al título de Emperador de Brasil, un hombre que tiene claro que el caos político país del país sudamericano solo tiene una solución: el retorno de la monarquía.
«Si la monarquía volviera, sería un alivio. Los brasileños lo celebrarían con una gran fiesta nacional, porque están hartos de la República», dijo una vez, en una entrevista, el tataranieto de Don Pedro II, el último emperador de Brasil.
Don Bertrand, titulado Príncipe Imperial, y el fallecido Don Luis (ambos solteros) vivían juntos en un apartamento en el lujoso barrio de Higienópolis, en San Pablo. Ahora, el menor, de 84 años, llevará el liderazgo de la dinastía Orleáns-Braganza, que reinó hasta que una revolución derrocó a don Pedro II.
Pero aunque el Imperio brasileño terminó oficialmente en 1889 con la proclamación de la República, los herederos de la dinastía imperial siguen reclamando su papel en un encuentro monárquico anual en Rio de Janeiro. Y si bien la mayoría de brasileños apenas saben de su existencia, sus seguidores son fieles.
Aunque solo un 13% de los brasileños se pronunciaron por la restauración de la monarquía en una consulta popular en 1993, Para Bertrand, la casa imperial corrió con una clara desventaja en aquella campaña, pues toda la prensa estaba en su contra.
El príncipe cree que la república “deformó” la historia, intentando vincular a la monarquía con la tiranía o incluso con el regreso de la esclavitud. «Si se volviera a hacer ese referéndum el apoyo hoy en día sería mucho mayor», asegura el príncipe, y cita algunas encuestas que apuntan apoyos de entre 40 y 60% de la población.
La propuesta que hace la Casa Imperial de Brasil es implantar una monarquía parlamentaria que dé «estabilidad» y «unión» al país, explicó en una entrevista. «La monarquía tiene cierto ‘charm’ que la República no tiene«, defendía. En cuestiones de sociedad, se declara contrario al matrimonio gay y cree que el racismo no existe en Brasil.
Un ferviente opositor al gobierno del socialista Luiz Inácio Lula da Silva (2002-2011), don Bertrand arremete también contra los programas sociales que sacaron a más de 30 millones de personas de la miseria y lograron que Brasil saliese del mapa del hambre de las Naciones Unidas.
Desde que cumplió 80 años, el príncipe don Luis dejó de participar en actos públicos por motivos de salud y los ojos de los monárquicos se posaron en don Bertrand, cuyo mayor sueño es tomar la corona de sus ancestros: “Esto es un fruto que está madurando. Nadie sabe cuándo se concretará, pero yo estoy seguro que veré el regreso de la monarquía con mis ojos”, vaticinó.
Don Bertrand, quien se dedica a viajar por el país para encontrarse con personas que anhelan el regreso de la monarquía y convencer a los descreídos que la corona es la solución a los males de la república, propone que Brasil estaría “mucho mejor” con una monarquía que aportara unidad, estabilidad y continuidad con un “papel moderador” como el de las casas reales europeas.
El nuevo jefe de la dinastía Orleáns-Braganza (llamada así desde la boda de la hija de Pedro II, la princesa Isabel de Braganza, con el príncipe francés Gastón de Orleáns) nació el 2 de febrero de 1941 en Mandelieu-la-Napoule, balneario del sur de Francia, siendo el tercero de los doce hijos del príncipe dom Pedro Henrique, entonces Jefe de la Casa Imperial de Brasil. Su madre fue la princesa María Elisabeth de Baviera.
Con el final de la Segunda Guerra Mundial en Europa, en mayo de 1945, la Familia Imperial Brasileña finalmente pudo regresar a su patria, viviendo desde entonces en Río de Janeiro, Petrópolis, Jacarezinho, y Jundiaí do Sul. En 1964, completó la carrera de derecho en la Universidad de São Paulo, donde se destacó como líder estudiantil anticomunista.
El 5 de julio de 1981, tras la muerte de su padre y la posterior ascensión de su hermano a la Jefatura de la Casa Imperial, Bertrand se convirtió, en Príncipe Imperial de Brasil. Y ahora, ya que no tiene hijos, su hermano menor don Antonio es el nuevo presunto heredero de la dinastía.
La familia imperial brasileña, radicalmente en contra del aborto o del matrimonio homosexual, tiene fuertes vínculos con la organización ultraderechista Tradición, Familia y Propiedad y, según sus informaciones, vive de las conferencias y charlas que sus miembros realizan por el país, así como de donativos que realizan individuos monárquicos.
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