El expresidente de EEUU Donald Trump se jactó de que la reina Isabel II de Inglaterra «nunca la había pasado tan bien» como cuando estaba sentado a su lado en un banquete de estado en el Palacio de Buckingham
Trump dijo que la reina Isabel, de 96 años, estuvo «riendo y sonriendo» a su lado durante el banquete en el Palacio de Buckingham en junio de 2019, al que asistió con su esposa, Melania, y sus hijos mayores.
El expresidente republicano dijo esto en una entrevista con el periodista Piers Morgan para el lanzamiento de su programa en el nuevo canal británico Talk TV este 25 de abril.
“Y me senté a su lado y hablamos toda la noche. Y alguien dijo, nunca la habíamos visto sonreír tanto. Nos lo pasamos muy bien. Ella estaba riendo y sonriendo”, dijo Trump.
“Dijeron que nunca la habían visto pasar un buen rato en una cena de estado. Ya sabes, normalmente son un poco aburridos. Está bien, esto no fue aburrido”, confesó el magnate.
Los conocedores de la realeza británica, sin embargo, piensan que Trump estaba «viviendo en un mundo de fantasía».
El comentarista real Richard Fitzwilliams le dijo a MailOnline que Trump había malinterpretado el comportamiento externo de la reina, que se ha perfeccionado durante décadas, como una representación de sus sentimientos genuinos hacia él.
La experta en lenguaje corporal Judi James, por su parte, describió a la reina Isabel como «una enmascaradora profesional del lenguaje corporal» cuya sonrisa era una «respuesta social entrenada».
Y destacó que la expresión de la monarca «cambió dramáticamente» cuando, en un momento del banquete real, apartó la mirada de Trump, con «sus hombros levantados insinuando impaciencia».
«Ha estado claro durante mucho tiempo que Donald Trump vive, al menos en parte, en un mundo de fantasía», opino Fitzwilliams.
“La reina siempre cumple con sus deberes como jefa de Estado a la perfección. Cuando Trump era presidente, era importante que las relaciones con Gran Bretaña fueran lo más cordiales posible”, remarcó.
El experto dijo que la tarea de la reina “era hacer que Trump se sintiera a gusto y obviamente lo hizo. Disfrutó de ambas visitas, lo cual fue importante para Gran Bretaña”.
“Esto se debió en gran parte a la forma en que la reina manejó las cosas, sería fascinante saber qué pensaba de él, pero nunca lo sabremos”, concluyó.
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