En apenas décadas, el Principado de Liechtenstein, en el centro de Europa, pasó de ser un estado agrícola a un lugar industrial y de servicios reconocido internacionalmente. Y sin duda, el príncipe Hans-Adam II, que cumplió 77 años este 14 de febrero, jugó un papel importante en esto.
Desde 1989, el príncipe Hans Adam es el jefe de Estado del único país del mundo que debe su nombre a un apellido familiar y dirige hoy una dinastía con US$4.400 millones en sus arcas según el Índice de Millonarios Bloomberg, es la dinastía reinante más rica de Europa.
El príncipe es dueño de un exclusivo banco privado y posee tierras, castillos, dos palacios en Viena, inversiones desconocidas, una valiosa colección renacentista que incluye obras de Rembrandt y Rubens y, lo más importante, un banco privado cuyos clientes son empresas y billonarios llamado LGT Group.

Hijo mayor de los fallecidos príncipes Francisco José II y Gina (ambos fallecidos con pocos días de diferencia en 1989, tras 50 años de matrimonio), Hans-Adam II vive en un castillo construido en un acantilado aunque sus propiedades inmobiliarias en el extranjero son más vastas que el propio principado.
“Desde que era muy joven estuvo involucrado en la conducción del país y, después de obtener una licenciatura en Economía y Negocios de la Universidad de San Gallen en Suiza, su padre le encomendó que reorganizara el imperio familiar, para mejorar la eficiencia de su gestión”, explicó la BBC.
En 1967, el príncipe se casó con la condesa Marie-Aglaé Kinsky von Wchinitz und Tettau, nacida en Praga en 1940, cuya noble familia fue expulsada cinco años después de lo que entonces era Checoslovaquia y huyera a Alemania.
Como princesa, Marie estuvo, hasta su fallecimiento en 2021, muy comprometida con la promoción de las instituciones sociales. En 2004, Hans Adam delegó la regencia a su hijo mayor, el príncipe heredero Alois, aunque oficialmente es él quien tiene las riendas del poder que le fue confirmado por un referéndum en 2003.

El país se rige como hay una Monarquía Constitucional, donde la soberanía del Estado es compartida entre el príncipe y los ciudadanos, pero en 2003 un 64% de la población votó a favor de darle amplios poderes políticos a Hans-Adam II en un referendo constitucional.
Realmente, esa consulta era importante para la supervivencia de la monarquía, porque Hans Adam II había dijo que, en caso de que se redujera su poder, estaría dispuesto a abandonar el país y venderlo a Bill Gates. Según Business Insider, los ciudadanos del principado no pagan impuestos y Hans Adam II no recibe remuneración como jefe de Estado. “Trabajo como un empresario en la mañana para poder vivir como un príncipe en las tardes”, dijo en una entrevista al Daily Telegraph.