Wood Farm, la modesta casa de campo llena de recuerdos en la que Isabel II pasa sus días


Con una sala de estar amueblada con sencillez y una cocina donde con frecuencia se la puede ver lavando los platos, la pequeña cabaña de Wood Farm, ubicada en los terrenos de la finca campestre de Sandringham, es el refugio privado donde la reina Isabel II decidió pasar las siguientes dos semanas, tras haber abandonado el Castillo de Windsor.

La modesta Wood Farm, una pequeña casa ubicada dentro del Sandringham Estate, la propiedad privada de la familia real en Norfolk, a 155 kms. de Londres. Allí, durante dos semanas, hasta que regrese al castillo antes del Jubileo de Platino, la monarca de 95 años se hospedará en soledad y trata de llevar una vida lo más corriente posible.

En comparación con la vida real normal en el Palacio de Buckingham, Balmoral y Sandringham, la vida en Wood Farm es simple”, explicó Harry Mount, autor de How England Made the English. Allí,explicó, “el personal no usa librea real, la reina conoce bien la cocina de Wood Farm” y “es hábil en las tareas domésticas”.

«Una vez… al final del almuerzo, escuché a alguien decir: ‘Yo lavaré los platos’. Me di la vuelta y allí estaba la reina con sus guantes amarillos para lavar la vajilla», recordó un antiguo empleado de la casa real. Se dice que la antigua primera ministra Margaret Thatcher, invitada a comer en Wood Farm, quedó atónita al ver a la reina lavando sus propios platos.

A su regreso a Londres, Thatcher decidió enviar a la reina un muy adecuado para agradecerle su estadía en Balmoral, como explica la biógrafa real Lady Colin Campbell: «Una vez, cuando la Sra. Thatcher estaba en Balmoral, notó que la reina estaba lavando los platos sin guantes. Entonces, Thatcher fue y le compró unos guantes de goma y se los envió, lo cual fue un gesto bastante dulce».

En la granja, la reina sigue inspeccionando las cajas rojas que contienen documentos confidenciales del Gobierno, como lo ha hecho desde que llegó al trono en 1952. Además, se la mantiene en contacto con los asuntos políticos a través de su secretario privado, Sir Edward Young, y seguirá teniendo sus audiencias semanales con el primer ministro Boris Johnson de manera telefónica. Si no fuera por todo esto, su estadía en Wood Farm estaría muy lejos de su frenética vida normal en el palacio.

Wood Farm es una granja de tamaño decente, pero diminuta comparada con la enorme grandeza de la vecina Sandringham House, residencia que fue comprada por el Príncipe de Gales (más tarde Eduardo VII, bisabuelo de Isabel II) en 1862 y fue reconstruida en 1870 con salones destinados a la entretención de la familia real y sus invitados.

A varios kilómetros, cerca del pueblo de Wolverton y del mar, se encuentra Wood Farm, construida en ladrillos marrones y tejas beige. “Está justo en la costa, bastante remoto, muy poco grande”, explicó Hugo Vickers, biógrafo de la duquesa de Windsor y la reina María, que ha visitado la casa.

Wood Farm ha sido parte de las propiedades reales desde que el Príncipe de Gales compró la casa en 1862. El príncipe John (1905-19), el hijo menor de Jorge V y la reina María, vivió en Wood Farm durante toda su existencia hasta su muerte prematura por epilepsia a la edad de 13 años y allí fue enterrado.

A menudo, el príncipe John era trasladado de Wood Farm a Sandringham para visitar a su abuela, la reina Alejandra. Wood Farm fue una granja de arrendatarios hasta hace 50 años y allí vivían cocineros, valets y mucamas que prestaban servicios en Sandringham. Felipe decidió entonces hacerse cargo de Wood Farm y la adoptó como su casa de campo preferida.

Cada vez que entra por la puerta principal de Wood Farm, se dice que siente como si estuviera regresando a casa”, escribió el corresponsal real Richard Kay. Ha sido así desde finales de la década de 1960, cuando ella y el príncipe Felipe tuvieron la idea de convertir lo que había sido el hogar del médico residente de Sandringham en un refugio de fin de semana para el príncipe Carlos mientras estudiaba en la Universidad de Cambridge”.

Sandringham House siguió utilizándose en Navidad y para grandes fiestas privadas de la familia y partidas de caza pero cuando solo estaban la reina y el príncipe Felipe, les resultaba más económico quedarse en Wood Farm. “Es mucho más modesto, una vida mucho más normal, en Wood Farm”, relató Vickers. “El mobiliario es modesto, lo que les gusta a ellos”.

Durante los últimos años de vida del príncipe Felipe -fallecido en abril de 2021- Wood Farm constituía “un regreso a lo que ambos consideran uno de los momentos más felices y normales de sus vidas, desde 1949 hasta 1951, que pasaron en Malta”, relató Mount.

Wood Farm es “el lugar donde podían escapar de las presiones de la monarquía y el centro de atención incesante para llevar una vida que no parecería muy diferente a la que disfrutaban la mayoría de los súbditos de la reina”, escribió Richard Kay, quien explica que ahora “hay algo especialmente conmovedor en la decisión de la reina de regresar a la casa”.

Está lleno de algunos de sus recuerdos más felices. Todos los años, a ella y a Felipe les gustaba pasar una semana allí cerca de Halloween, a veces con amigos, pero a menudo eran solo ellos dos”, agrega.

Isabel y Felipe, que estuvieron casados por más de 73 años, “adoraban la sencillez de lo que representaba Wood Farm”, dijo un cortesano. “Para el duque, fue la luz lo que pensó que era perfecto para pintar, y la proximidad al mar a solo un par de millas de distancia. A la reina le gusta la tranquilidad, la sensación de alejarse de todo y poder salir a pasear con los perros cuando quiera”.

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