Hace 290 años murió Eudoxia de Rusia, la esposa repudiada de Pedro el Grande


El gran zar y reformador ruso Pedro I “el Grande” fue un ferviente admirador de la belleza femenina, pero incluso las mujeres más encantadoras podían arriesgarse a su desaprobación. Se casó con Eudoxia, de 16 años (que nació como Praskovya Lopukhina, pero que fue rebautizda con el nombre más “noble” de Eudoxia después de convertirse en zarina) en Preobrazhenskoe en 1689. Sin embargo, su matrimonio no fue feliz: “Su amor fue considerable, pero duró solo un año”, escribió un personaje de la corte.

Al joven zar le encantaba pasar tiempo bebiendo y festejando con sus amigos y estaba obsesionado con Europa, mientras que Eudoxia, la hija de un alto funcionario de la corte, estaba irremediablemente pasada de moda. “Ella tiene una cara bonita, pero un cerebro mediocre, y una disposición no similar a la de su esposo, por eso ha perdido toda su felicidad y terminó arruinando a toda su familia”, escribió Boris Kurakin, el esposo de su hermana, sobre Eudoxia.

Eudoxia le dio a Pedro tres hijos, pero solo el tercero, el zarévich Alexei Petrovich, sobrevivió. Sin embargo, el zar no dedicó mucho tiempo a criar a su hijo: estaba más preocupado con los asuntos militares y políticos, así como con su nuevo interés amoroso, Anna Mons. Casi se olvida de su esposa, quien, además de todo, comenzó a apoyar a sus oponentes.

En 1698, Pedro ordenó que Eudoxia fuera ordenada monja y enviada de modo perpetuo al convento de Suzdal-Pokrovsky. Sin embargo, allí también, ella continuó llevando la vida de una zarina, recibiendo invitados e incluso amantes. Esto continuó durante nueve años, hasta que el caso de Alexei, el hijo de Pedro que había intentado huir al extranjero, lo obligó a iniciar una investigación a gran escala. Como resultado, que el último amante de la zarina, el mayor Stepan Glebov, fue sometido a una tortura terrible, mientras que ella misma fue azotada.

Eudoxia vivió durante muchos años más, y en 1731, se le permitió regresar a Moscú y reanudar su estilo de vida como zarina, pero ya no desempeñó ningún papel político. Ella murió de causas naturales en su hogar el 7 de septiembre de ese mismo año y sus palabras finales fueron: “Dios me ha dado a conocer el verdadero valor de la grandeza y la felicidad terrenal”.

Monarquias.com / RBTH