El príncipe Julian de Suecia es miembro de la Orden de los Serafines (Serafimeorden, en sueco) desde que fuera honrado con esta condecoración por su abuelo, el rey Carlos XVI Gustavo, el día de su bautizo. La ceremonia se celebró el pasado sábado 14 de agosto en la pequeña iglesia del castillo de Drottningholm, en presencia de un reducido grupo de invitados.

Desde 1778 hasta el bautismo del rey Carlos Gustavo, en 1946, todos los príncipes suecos recibieron la insignia de la Orden de los Serafines en sus bautismos. Pero con la Reforma de la Orden en 1975 se eliminó la distribución de órdenes a los ciudadanos suecos. Veinte años después, las reglas fueron reescritas para que los miembros de la familia real pudieran recibir la histórica condecoración y, en el mismo año, la princesa heredera del trono, Victoria, la recibió del rey al alcanzar a su mayoría de edad.

En 2012, la princesa Estelle fue la primera nieta del rey Carlos Gustavo que recibió la Orden el día de su bautizo, que se celebró en la iglesia del Palacio Real de Estocolmo. Desde entonces, todos los nietos del rey sueco recibieron la Orden de los Serafines en la ceremonia de su bautizo: la princesa Leonor (2014), el príncipe Nicolás (2015), el príncipe Oscar (2016), el príncipe Alejandro (2016), el príncipe Gabriel (2017) y la princesa Adrienne (2018).

Durante el bautismo del príncipe Julian –al igual que en las ceremonias de bautismo de sus hermanos y primos– el collar de la Orden de los Serafines reposó sobre un cojín junto al altar de la iglesia. La cadena consta de once cabezas de serafín (cabezas de ángel aladas) en oro, que se alternan con once cruces patriarcales enmarcadas en oro azul conectadas por cadenas de oro. De ella cuelga la ‘Kraschanen’, una cruz de plata de ocho puntas en medio de la cual hay un medallón azul oscuro con el monograma «IHS» (Jesús Hominum Salvator – Jesús el Salvador del Hombre).

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