La noche del 9 de julio de 1982, hace 39 años, el británico Michael Fagan, pintor y decorador desempleado, trepó por las rejas y se deslizó por las tuberías de desagüe del Palacio de Buckingham, entró por una ventana abierta y deambuló por los pasillos, encontrándose finalmente cara a cara con la reina Isabel II.
Michael Fagan, que ahora tiene 70 años, vive actualmente en Islington, al norte de Londres y dijo recientemente que no está arrepentido de lo que hizo. “Hay muchas personas que se han arrodillado ante la reina, pero no hay muchas que se hayan sentado en su cama y hayan tenido una charla, ¿verdad?”, dijo.
A pesar de que los informes en ese momento indicaron que Fagan se involucró con la reina en una charla de 10 minutos, en realidad se intercambiaron muy pocas palabras: “Abrí la cortina y ella dijo: ‘¿Qué estás haciendo aquí?’”. Su tono, dijo, no fue tan corto como esperaba. “Habla como tú y yo, normal. Bueno, sueno un poco común, así que tal vez no sea así”.
“No sabía lo que quería preguntarle y cuando llegué allí solo estaba temblando y muy sorprendida. No sabía por qué estaba allí. Ella dijo: ‘Sólo un minuto y conseguiré a alguien‘ y salió corriendo de la habitación”, relató Fagan en una entrevista al Islington Gazette.
“La habitación estaba bien. Era bastante simple, solo las habituales mantas y edredones. Era más pequeño de lo que pensaba. La seguridad debería haber dicho que me encontraron en el palacio y no en el dormitorio, lo que habría ahorrado mucha vergüenza”, relató Fagan.
“Hay 700 habitaciones en el palacio y la primera en la que entré fue su habitación, estaba tan sorprendido como ella”, relató el hombre. “Estuve caminando descalzo por el palacio [había perdido sus zapatos en el techo] y había una mujer haciendo la limpieza. Ella no dijo nada, solo me miró y debió de pensar que era parte del personal del palacio”.
Después de un breve momento en el que Fagan estuvo sentado en la cama, la reina le dijo: “Regresaré en un minuto” y salió rápidamente de la habitación. “Ella salió con sus pequeñas piernas. Entonces entra un lacayo y dice: ‘Parece que necesita un trago, amigo‘”, relató Fagan a The Telegraph.
El lacayo Paul Whybrew llevó al intruso por el pasillo. “Me sirvió un whisky de la despensa. Luego vinieron los policías y estaban por todos lados; no habían arrestado a nadie durante años, estaban en un puesto de retiro, de guardia. Uno de ellos buscaba a tientas su cuaderno”.
“Nunca tuve intenciones maliciosas”
Hasta que la reina se sentó y habló, Fagan confiesa no se había dado cuenta de que era su dormitorio, ya que no le parecía lo suficientemente grande como para pertenecer a un monarca. “Ella no tenía tuvo una cama con dosel. Y tiene una cosita donde hace sus tés y cafés”, recordó. “Tengo mucho respeto por la Reina y la monarquía porque hace dinero para el tesoro nacional. Nunca tuve intenciones maliciosas”, dijo Fagan.
El instruso más famoso del palacio de Buckingham todavía no tiene una explicación de por qué entró al palacio de Buckingham, aunque estaba mal por el desempleo y la ruptura de su matrimonio. Ahora admite que compartía el sentimiento anti-Thatcher. “Mucha gente pensaba así. Hizo mucho daño a los niños. Ella era como Trump”, dijo.
Fagan fue arrestado pero no acusado de intrusión, ya que entonces era un delito civil. Increíblemente, era la segunda vez que irrumpió en el Palacio; en la primera, una doncella lo descubrió y él huyó sin que nadie se percatara de su presencia. Más tarde fue acusado de robar una botella de vino durante esa primera intrusión, pero fue absuelto.
Sobre esa intrución, Fagan contó al Islington Gazette: “Me senté en los tronos como Ricitos de Oro y los tres osos. Entré en la sala de secretarias privadas. Y había una botella de vino para el príncipe Carlos. Tenía sed, así que la bebí y sabía a néctar. Me fui [sin ser detectado] y no podía creer que había estado allí”.
Fagan fue enviado por la justicia a un hospital psiquiátrico durante tres meses antes de regresar a casa. En 1997, fue encarcelado durante cuatro años por delitos relacionados con la heroína y ahora vive con su pareja de 17 años, Rhian, y tiene tres bisnietos. “Me he encontrado con niños en la planta baja que dicen: ‘Estábamos aprendiendo sobre ti en nuestras lecciones’. A los niños se les enseña sobre mí en la escuela, lo juro”, asegura.
La reacción de la reina, según un exmayordomo
Paul Burrell, quien sirvió como lacayo de la reina y más tarde como mayordomo de la princesa Diana durante 10 años, recordó el episodio: “La reina dijo: ‘Estaba profundamente dormida y de repente escuché a alguien entrar en mi habitación. Sentí presión en mi cama, alguien se sentó en la cama’”, relató.
“Ella dijo: ‘Pensé que era Peggy que venía a despertarme, pero Peggy no se sienta en mi cama. Encendí la luz y hay un hombre que está agarrando un cenicero roto y sangraba en mis sábanas’. Estaba más preocupada por que se estropearan las sábanas que por su propia seguridad. Práctica la reina”, relató el exmayordomo.
El exempleado de Buckingham continuó su relato: “Ella dijo: ‘Apreté el botón y, finalmente, vino el policía y se lo llevó’ Yo dije: ‘¿Por qué estaba allí?’ y la reina respondió: ‘Le pregunté eso y me dijo que vendría a hablarme de su esposa’. Ella le dijo: ‘¡No creo que seas la persona con la que deberías hablar eso!’”
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