El príncipe Felipe, esposo de la reina Isabel II, fallecido a los 99 años el pasado 9 de abril, llegó a ser el príncipe más longevo de la historia británica. Nació en Corfú (Grecia) el 10 de junio de 1921, siendo el hijo menor de Andrés de Grecia y Alicia de Battenberg, y nieto del rey Jorge I de Grecia.
Era un niño cuando su familia tuvo que huir de Grecia debido a la convulsión política y durante mucho tiempo fue un verdadero «refugiado», a la merced de la hospitalidad y solidaridad de algunos parientes de la realeza europea.

El príncipe Andrés, sus cuatro hijas (Margarita, Cecilia, Teodora y Sofía), Alicia y Felipe soportaron el exilio en las peores condiciones. No tuvieron casa, ni dinero, ni siquiera nacionalidad, porque el nuevo gobierno griego les quitó la nacionalidad. El rey Christian X de Dinamarca recurrió a su prerrogativa para que se les concediera la nacionalidad danesa y, entre penurias y ajustes, la familia logró instalarse en París.
Algunos miembros de la familia los ayudaban económicamente, sobre todo el príncipe Jorge de Grecia. El pequeño Felipe fue enviado al jardín de infantes en Saint-Cloud, Francia, y otra tía, una rica heredera norteamericana, pagaba sus gastos escolares, lo cual no impedía que Felipe encabezara la lista de los alumnos más pobres de la escuela. Otro tío, el príncipe Gustavo Adolfo de Suecia, le enviaba dinero para gastos personales, pero la cantidad era la misma cada año, y además, insignificante: una libra, en Navidad.

En los años 30, cuando los príncipes Andrés y Alicia se separaron, Felipe fue enviado a Londres donde fue recibido por su tío Lord George, marqués de Milford Haven, quien anotó a su sobrino en la más antigua escuela primaria inglesa, Cheam School, fundada por Carlos I en 1665. Se la consideraba la mejor escuela primaria de todo el Reino Unido.
Felipe también pasó su adolescencia en las casas de sus cuatro hermanas, todas casadas con príncipes alemanes. Teodora era la más acaudalada. Como esposa del Margrave de Baden, vivía en el Castillo Salem, que era dos veces más grande y lujoso que el Palacio de Buckingham. Allí Felipe estudió en la severa escuela Salem, que formaba a futuros dirigentes de Alemania.

En 1936 el príncipe Felipe regresó a Grecia, con motivo de la restauración de la Monarquía, y allí asistió a los esponsales de su primo Pablo con Federica de Hannnover. En la ceremonia se reencontró con su padre, quien le dio dos consejos: «Quédate en Inglaterra, es el lugar más seguro para gente como nosotros, y cásate con una mujer acaudalada, porque nunca tendrás un centavo». Y Felipe siguió el consejo…