El funeral del príncipe Felipe de Inglaterra podría ser el primero celebrado con distanciamiento social y máscaras faciales para evitar un brote de COVID-19 entre los asistentes. Además, podría tener que reducirse la cantidad de invitados al servicio religioso y las autoridades deberían pedir a la población que contemplen la ceremonia desde sus casas.
A dos meses de cumplir 100 años, el duque de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II, murió «apaciblemente» en el castillo de Windsor, oeste de Londres, el viernes por la mañana. La monarca manifestó su «profunda tristeza» por la pérdida del que fue su esposo durante más de 70 años y y el padre de sus cuatro hijos (Carlos, Ana, Andrés y Eduardo).

La sociedad real College of Arms, encargada del protocolo, afirmó que no será un funeral de Estado y que el féretro del príncipe Felipe no sería expuesto al público. Sus restos reposarán en el castillo de Windsor hasta los funerales, “conforme a la costumbre y a los deseos de su Alteza Real”, informó la organización heráldica. El palacio de Buckingham declaró, en tanto, que la reina “supervisa” la organización del funeral.

Con el Reino Unido aún bajo confinamiento por la pandemia de coronaviris, a pesar de que algunas reglas se relajaron el lunes, los elementos públicos del funeral no se llevarán a cabo. Las reglas actuales sobre los funerales en Inglaterra indican que solo pueden asistir un máximo de 30 personas a los servicios religiosos y deberían distanciarse socialmente si no viven juntas o comparten una “burbuja”.
Se espera que el sencillo evento se lleve a cabo en la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, y será televisado, pero se dice que los organizadores están desesperados por evitar cualquier cosa que pueda atraer reuniones masivas. La reina Isabel II, sus cuatro hijos, nietos y otros parientes, por lo tanto, podrían tener que cubrirse boca y nariz y permanecer a dos metros de distancia uno del otro si no viven en el mismo hogar.
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