Días después de haber cumplido 40 años de matrimonio, los grandes duques Enrique y María Teresa de Luxemburgo señalaron que la suya es “una alianza de fuego y hielo” y que su matrimonio es un “verdadero éxito” y un ejemplo para los jóvenes: “A pesar de las dificultades encontradas, el amor sigue siendo el más fuerte”, reconoció la soberana.
En una entrevista concedida a la revista francesa Paris Match, los soberanos luxemburgueses hablaron de su vida como pareja y se refirieron especialmente a la turbulencia vivida en la casa real después del Informe Waringo, que apuntaba a la pesada influencia de María Teresa en la toma de decisiones del palacio.

Enrique, de 65 años, reconoció que “hay tanta cercanía, tanta complicidad entre nosotros que nos hemos vuelto indispensables el uno para el otro, aunque seamos muy diferentes”. “Esta una especie de alianza de fuego y hielo, pero al mismo tiempo somos bastante fusionables. Y, francamente, diría que este matrimonio es un verdadero éxito”.
“Tenemos la suerte de tener cinco hijos maravillosos y juntos estamos al servicio de Luxemburgo, para representarlo. Nuestra familia encarna la continuidad histórica y la independencia del país. En una era en la que los puntos de referencia están desapareciendo, este poder simbólico, que une, federa más allá de las divisiones, es, creo, fundamental”, dijo el gran duque.

El entonces príncipe heredero Enrique se casó el 14 de febrero de 1981 (Día de los enamorados) con la exiliada cubana María Teresa Mestre, hija de banqueros, a quien había conocido en la Universidad de Ginebra.
“Estos cuarenta años han pasado a una velocidad extraordinaria. No puedo creer que hemos estado casados durante tantos años. Por supuesto, siempre ha habido altibajos, como en toda pareja, pero nuestro matrimonio me hizo muy feliz”, dijo Enrique en la entrevista.
“Si hay un mensaje fundamental que transmitir es que se necesita perseverancia”, aconsejó el gran duque. “Ante los obstáculos, no debemos resignarnos sino al contrario actuar, sin escatimar esfuerzos, para seguir avanzando juntos, para decirnos que el amor siempre vencerá”.

Enrique recordó que cuando conoció a María Teresa, a finales de los años 70, “era muy bonita, llena de encanto, chispeante de inteligencia. Con mucho humor, y esa alegría latina que poco probé en Luxemburgo y que enseguida me conquistó”.
La gran duquesa María Teresa dijo que los jóvenes pueden ver en su matrimonio de 40 años “un mensaje positivo: a pesar de las dificultades encontradas, el amor sigue siendo el más fuerte”.
Dirigéndose a su esposo, le dijo: “Lo que me gustó de ti fue, ante todo, tu impresionante belleza. Y especialmente la bondad en tus ojos, tu actitud. Esta profunda benevolencia hacia todos, tan firmemente anclada en ti, todavía me impresiona”.
“Una de las cosas que más admiro de mi esposo es esta capacidad de ser positivo, de ver siempre lo bello, lo bueno. Admito que no tengo la misma facultad”, dijo María Teresa en la entrevista.
“La comunicación también es fundamental. Teniendo más facilidades en esta área, nunca dudé en hablar libremente sobre lo que me dolía o parecía insuperable. Frente a un nórdico bastante silencioso, a veces fue un desafío. Afortunadamente, estamos unidos por un amor inquebrantable. Y cuando uno sufre, el otro experimenta un sufrimiento similar”.