No solo Meghan Markle y la princesa Diana se encontraron con dificultades al momento de ingresar en la familia real británica. Hace más de 70 años, cuando Felipe Mountbatten, ex príncipe de Grecia y actual duque de Edimburgo, cortejaba a la princesa Isabel en los años cuarenta, la familia real, los funcionarios del palacio, el gobierno y la opinión pública no estaba muy entusiasmados con el futuro yerno real.
Dentro del palacio, la reina Isabel, madre de la princesa, no aprobaba al príncipe Felipe como pareja de su hija porque lo veía como un hombre “peligrosamente progresista”, según reveló recientemente el documental La vida privada de los Windsor (The Private Lives of the Windsors). El rey Jorge VI, por su parte, también sentía cierto desprecio por Felipe y su personalidad. Le preocupaba cómo percibiría el público británico a Felipe que era griego y de orígenes rusos, alemanes y daneses.


Esto era especialmente importante para él dado el entorno geopolítico de la época —apenas unos años después de la Segunda Guerra Mundial—, ya que Grecia había sido ocupada por la Alemania nazi. Además, antes de la guerra, dos de sus hermanas se habían casado con miembros de la nobleza alemana que luego pasaron a formar parte de las filas nazis. Felipe tendría que renunciar a sus títulos extranjeros y a su religión para casarse con la futura reina de Inglaterra.
La personalidad de Felipe también parecía desanimar a los padres de la princesa Isabel. “No fue la herencia familiar de Felipe lo que afectó la opinión del rey: la risa voluminosa de Felipe y sus maneras salvajes también habrían molestado al rey”, dice un experto en el documental, que también afirma que la reina percibía a Felipe como el enemigo una vez unido a la familia, ya que no le gustaba competir con él por la atención de su hija. Felipe «desafiaba su autoridad como matriarca de la familia«, según el documental.


Las cosas no cambiaron mucho cuando Jorge VI murió en 1952, su hija se convirtió en la reina Isabel II y su viuda, en la reina madre. La historiadora y biógrafa, la profesora Jane Ridley, dice: “La reina madre lo veía más bien como un enemigo y, de hecho, uno vería esos primeros años como un tira y afloja y una pelea por la atención de la reina”.
El biógrafo real Christopher Warwick también explica en el programa: “Con la muerte del rey Jorge, tenemos que recordar lo jóvenes que eran. El rey tenía 56 años, la reina madre 51. Así que sintió que los habían cortado en su mejor momento, le encantaba la posición de reina y, de repente, todo eso le fue quitado. A la reina madre le importaba mucho ser Reina Madre, y estaba celosa de que su hija se hubiera convertido en reina”.
A pesar de los recelos de la familia, Felipe e Isabel se casaron el 20 de noviembre de 1947, después de que el rey Jorge y la reina Isabel hubieran impuesto a su hija una separación de Felipe por si cambiaba de parecer. Ahora, tras más de 70 años de matrimonio, su vida profesional les llevó a pasar largas temporadas separados, pero durante la pandemia de coronavirus, han pasado juntos más tiempo de lo habitual. El próximo noviembre, cuando Felipe tenga 100 años e Isabel II tenga 95, celebrarían su 74º aniversario de bodas.