El príncipe Laurent de Bélgica se encuentra un poco más cerca de recibir millones de dólares provenientes del gobierno de Libia que reclama desde hace muchos años. El gobierno belga finalmente tomará medidas para garantizar que su fundación obtenga el dinero, que se invirtió en un proyecto de reforestación que el país norteafricano detuvo abruptamente.
La justicia belga ya había dictaminado en 2014 que el Fondo de Desarrollo Sostenible Global del Príncipe Laurent (GSDT) tenía derecho a recibir los US$ 44 millones que se le adeudan, pero no se tomó ninguna medida en Bruselas. El príncipe, hermano menor del rey Felipe, se sintió abandonado por el gobierno mientras otras instituciones recibieron apoyo en sus intentos de recuperar las deudas del régimen libio.
En comunicación con MONARQUIAS.COM el periodista belga Wim Dehandschutter explica que Laurent, de 56 años, inició su movimiento medioambiental en 2006 en Libia por encargo del entonces líder Muammar Ghadaffi, quien le ofreció un presupuesto de 70 millones de euros por una “fallida aventura”.

“Se suponía que debía plantar árboles en el desierto de Libia, pero la aventura árabe resultó ser un fracaso para el príncipe Laurent. No es culpa suya, dijo en una entrevista con el periódico en francés Le Soir. Dice que se opuso”, explicó. El derrocamiento de Ghadaffi, la guerra civil y varios cambios de régimen lo obstaculizaron todo.
Laurent “lo dejó todo porque le gustó mucho este proyecto” y ahora afirma que ha perdido entre 11 y 12 millones de euros debido a sus fallidas aventuras comerciales en Libia”. “Dice que enfrentó años de oposición, por lo que sus proyectos de vida silvestre estaban condenados al fracaso”, explica Dehandschutter.
“A Laurent se le pidió que plantara árboles en el desierto. Además de eso, la intención era establecer un jardín botánico donde científicos de todo el mundo pudieran desarrollar técnicas de plantación”, dice el periodista, quien recordó que el príncipe afirmó que su trabajo funcionaría “al 100 por ciento con energía verde” y que tenía la misión de convertir su emprendimiento en “un escaparate de desarrollo sostenible”.

“Todo muy noble, si vamos a creer a Laurent, pero pronto vio la desventaja. El príncipe ha sido amenazado y enfrentado a la corrupción en varias ocasiones, afirma él. Un miembro del séquito de un ministro de Gadafi una vez puso una pistola de 9 milímetros sobre la mesa frente a él, para intimidarlo”, explicó el periodista del Het Nieuwesblad.
En 2010, Ghadaffi rompió unilateralmente el contrato porque, según se alega, el príncipe Laurent se negó a pagar sobornos a algunas figuras importantes del gobierno, incluido un ministro. La justicia belga dictaminó que Libia le debía 50 millones de euros en daños, pero se negaron a pagarle. Laurent escribió una carta al entonces primer ministro Charles Michel para ayudarlo a recuperar el dinero. “Esa solicitud cayó mal en la política belga”, dice el experto.
Según Dehandschutter, Laurent está cansado de los problemas con Libia. “Esto ya me ha hecho un daño indescriptible. Quiero que la gente sepa que hice esto con mi corazón y mi alma. En ese momento incluso estaba buscando un apartamento en Trípoli. Dejo que mis hijos aprendan árabe”, firmó el príncipe, que calcular que su aventura libia le causa unos 150 mil euros anuales en pérdidas.
Hasta el momento, el gobierno de Bélgica no quiso hacer muchos esfuerzos por cambiar esa situación para que la fundación de Laurent recibiera el dinero que le corresponde. Sin embargo, el ministro de Finanzas, Vincent Van Peteghem, informó a una comisión parlamentaria que retirará sus objeciones después, entre otras cosas, de haber consultado con los patronos de la fundación. Le pidió al ministro de Asuntos Exteriores que notifique a la ONU que el desembolso se puede realizar “descongelando” los fondos.