Tras ser vacunada, y con entusiasmo renovado, la reina británica está planeando reanudar sus deberes reales, dijo una fuente del palacio a la revista Vanity Fair.
La reina Isabel II de Gran Bretaña se muestra “ansiosa” por retomar sus compromisos oficiales y espera hacerlo tan pronto como el gobierno levante el estricto confinamiento destinado a mitigar la segunda ola de la pandemia de coronavirus.
La reina, de 94 años, desea salir del encierro y reaparecer en público porque entiende la necesidad de que el pueblo vea a la realeza, dijo una fuente del palacio a la revista Vanity Fair. El entusiasmo de la monarca por regresar al trabajo se renovó después de ser vacunada contra el Covid junto a su esposo, el príncipe Felipe, de 99 años.

“Su Majestad tiene mucho interés en volver a hacer lo que mejor sabe hacer, ser visible”, dijo la fuente. “Su creencia siempre ha sido ‘Hay que ser visto para ser creído’ y esa sigue siendo la opinión de Su Majestad. Ha tenido que reinar desde una pantalla durante gran parte del año pasado, todos esperamos que este año sea diferente”.
Según la Circular de la Corte, Isabel II llevó a cabo casi la mitad de sus compromisos de 2020 por teléfono o videollamadas, incluidas ceremonias de acreditación de diplomáticos. Entre los compromisos llevados a cabo en persona se encuentra el nombramiento de caballero del capitán Sir Tom Moore en el castillo de Windsor en julio y una salida conjunta con el príncipe Guillermo para reunirse con expertos en lucha contra el terrorismo en Salisbury en octubre.

La reina y Felipe pasaron la mayor parte del año en el Castillo de Windsor, donde se les unió un reducido grupo de ayudantes en lo que se denominó ‘HMS Bubble’ (la burbuja de Su Majestad). La longeva reina viajó brevemente a su castillo escocés de Balmoral durante el verano y pasó un tiempo con el príncipe Felipe en Sandringham, antes de que ambos volvieran a encerrarse en Windsor.
El Reino Unido se está viendo duramente golpeado por una variante del covid-19 considerada más contagiosa y que ha hecho que se disparen los casos y la mortalidad. El pasado viernes, se registraron 1.325 fallecidos en 24 horas, algo nunca visto desde que empezó la crisis. Esta situación ha colocado a los hospitales bajo una gran presión, tanto a sus unidades de cuidados intensivos como a sus morgues.