El rey Felipe I de Bélgica fue nombrado como una de las personalidades del año 2020 de su país su papel en la tarea de reparar los errores del pasado de la familia real belga.
Se trata de la primera vez que el rey de los belgas, de 60 años, aparece en la lista de personas destacadas realizada por el diario Het Nieuwsblad, ya que «completó su año más fuerte en el trono belga» y «volvió a hacer viable la monarquía», según el periódico.
El corresponsal de la realeza Wim Dehandschutter explicó que “la cálida bienvenida de su media hermana Delphine (19.215 días después de su nacimiento), las disculpas a la ex colonia belga Congo y sus exitosos trucos para formar un gobierno (494 días después de las elecciones)” fueron los momentos decisivos del rey Felipe durante 2020.
“Como príncipe heredero, a veces socavó la existencia continua de la monarquía, como rey resuelto reanima la institución amenazada. ¿Una persona tiene que haber cumplido 60 años para convertirse en un buen rey?”, se pregunta Dehandschutter en diálogo con MONARQUIAS.COM.

“Y pensar que toda su vida fue visto como un torpe, un inepto, una amenaza para la monarquía más que una fortificación. Los belgas parecen comprender gradualmente que Felipe compensa su falta de apariencia con ganas de trabajar y buenas intenciones. Está creciendo en su papel”, agregó el experto.
El cronista recordó que en junio de este año el monarca expresó su “más profundo pesar” al Congo por el reinado del rey Leopoldo II (1865-1909), quien es recordado por su mandato sobre el Estado Libre del Congo, en el que se estima que murieron millones de congoleños al infligir un régimen de violencia y explotación, extrayendo la riqueza del país para su propio beneficio personal.
En una carta al presidente Félix Tshisekedi, el rey Felipe mencionó explícitamente los “actos de violencia y atrocidades que continúan pesando en nuestra memoria colectiva”, incluso en las décadas posteriores a la muerte de Leopoldo II.

“Felipe es, por lo tanto, el primer rey belga que habla de los horrores del pasado. Porque, dice, ‘es hora de aceptar el pasado’”, explicó Dehandschutter. “Su carta a Tshisekedi es un gran paso adelante en la mejora de las relaciones entre Bélgica y su antigua colonia”, agregó.
Otro de los aciertos del año para Felipe fue recibir en su residencia a su hermana, la artista Delphine Boel, quien fue finalmente reconocida como hija biológica del ex rey Alberto II tras una extensa batalla judicial. Como resultado de la sentencia, la artista fue nombrada Princesa, con el apellido dinástico de Sajonia-Coburgo.
El rey “hizo lo que el rey Alberto no pudo hacer durante años e incluso se opuso legalmente”, remarcó el periodista. “Fue una reunión cálida”, escribieron en un comunicado de prensa conjunto, firmado por Felipe y Delphine. “Despojados de sus títulos de Rey y Princesa. Solo se mencionan sus primeros nombres. La sangre los conecta, hermano y hermana”, dijo.
“Delphine y Congo, dos capítulos dolorosos de la historia de la familia real. Dos capítulos que el rey Felipe no escribió él mismo. Pero en el que se encargó de las rectificaciones, con efectos secundarios positivos”, dijo Dehandschutter. “Felipe trabajó en su autoridad moral, el arma más importante que todavía tiene un rey”, agregó
El acercamiento del rey Felipe con su hermana menor, Delphine, “fue un rompehielos para el rey Alberto”, quien semanas después la recibió junto a la reina Paola en su Castillo de Belvédere. “Su encuentro con Delphine fue un golpe maestro. Detuvo el programa de malas noticias para la monarquía. Y se presentó, nuevamente, como un cálido hombre de familia”, dice el experto.
¿Volverá Felipe a convertir a los belgas en monárquicos? “Eso puede parecer demasiado trascendente en un país donde más de cuatro de cada diez ciudadanos votan por un partido de mentalidad flamenca (antimonárquicos), pero se puede concluir que Felipe ha vuelto a hacer viable la monarquía”, responde Dehandschutter.