España en vilo por el mensaje navideño «más difícil» del reinado de Felipe VI


El gobierno socialista da por descontado que hablará del rey emérito. Pero todavía se preguntan en qué términos lo hará y hasta dónde llegará?

Andan agitadas las aguas en España, al aproximarse las fiestas navideñas en tiempos de pandemia. Los medios de comunicación y la clase política esperan ansiosos la literalidad del tradicional discurso que el rey Felipe VI —el séptimo de su reinado— pronunciará en Nochebuena.

El gobierno socialista presidido por Pedro Sánchez da por descontado que el rey hablará de su padre, el exiliado rey emérito Juan Carlos de Borbón, en el mensaje que se emite por televisión el 24 de diciembre. Pero todavía se preguntan en qué términos lo hará y hasta dónde llegará?

La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, afirmó que Felipe VI es «absolutamente realista» y se mostró convencida de que él lanzará un mensaje «de rigor y tranquilidad», puesto que el rey sabe «lo que demandan los ciudadanos». Calvo recordó que el jefe del Estado español ya tomó «decisiones muy importantes de renovación de la institución» de la monarquía «nada más llegar» al cargo.

Un año difícil en palacio

El ex rey de España reside en los Emiratos Árabes Unidos (EAU) desde el pasado mes de agosto.

El año de Felipe VI estuvo marcado por lo ocurrido con su padre, quien abdicó al trono en junio de 2014. En marzo de 2020 don Felipe le retiró a su progenitor la asignación anual de 160.000 euros, un gesto de repudio familiar que fue aplaudido por gran parte de los político como una reprobación que se justificaba por la necesidad de preservar la propia integridad personal del rey y la de la Corona.

Antes de eso, el rey se había bajado el sueldo un 20% y había encargado una auditoría externa de sus cuentas a la Intervención General del Estado, un órgano de control gubernamental que asume tareas de gestión económica-financiera del sector público estatal y de gestión contable.

Sin embargo, estas medidas de pretendida transparencia chocaron frontalmente con los escándalos fiscales y financieros que afectaron al nombre de su padre, a quien se le descubrió la posesión de grandes cantidades de dinero en Suiza, fuera del alcance de los inspectores de impuestos de España.

Felipe VI, rey de España.

En concreto se desveló que el ex monarca había creado en 2008 —y disuelto en 2012— la fundación Lucum, con sede en Panamá, un paraíso fiscal, y cuenta en el banco suizo Mirabaud, con el objetivo de canalizar una donación de 100 millones de dólares que había recibido de forma poco regular y menos ejemplarizante. Estas presuntas conductas pusieron en graves aprietos a Felipe VI.

Juan Carlos I había situado a su hijo y a su nieta Leonor, heredera al trono, como beneficiarios del dinero y el patrimonio de la citada fundación opaca. Felipe VI conoció esa circunstancia en marzo de 2019 y un mes después le escribió a su padre, subrayando que no aceptaría ningún provecho o rédito de la empresa offshore Lucum.

Todos estos detalles se habían mantenido ocultos hasta el 15 de marzo de 2020, apenas sólo unos días después de que la prensa suiza —La Tribune de Genève, del 3 de marzo— hubiera tirado del hilo del ovillo. España entonces estaba comenzando a aplicar un confinamiento muy severo tras la declaración del estado de alarma a consecuencia de los efectos de la pandemia. El estado de shock en que se encontraba la sociedad española redujo el impacto de tal noticia bomba.

Al final, en junio pasado, el Tribunal Supremo abrió una investigación para determinar si el rey emérito tiene responsabilidad penal o no en un caso de presunta corrupción que concierne a la construcción de un tren de alta velocidad en Arabia Saudí por un consorcio español.

El año que Juan Carlos abandonó España

Todos estos acontecimientos desembocaron en su autoexilio. Partió muy discretamente en agosto rumbo a los Emiratos Árabes Unidos. Su abuelo Alfonso XIII y su tatarabuela Isabel II ya tuvieron que hacer más o menos lo mismo en 1931 y 1868, respectivamente, cuando el pueblo se cansó de ellos. Juan Carlos I dijo que no volverá a España por Navidad con la razón oficial de que es una “persona de riesgo” ante el coronavirus.

Así las cosas, el mensaje de Nochebuena de Felipe VI será «clave para el devenir de la Monarquía», titulaba en su portada del domingo 20 de diciembre el diario español de centro derecha El Mundo.

El discurso suele ser redactado en el Palacio de La Zarzuela —residencia habitual del rey sita a las afueras de Madrid—, avalado por el Gobierno y grabado un par de días antes. «La Casa del rey ha optado por convertir Zarzuela en un búnker donde se cocina la estrategia para tratar de proteger la Corona«, decía El Mundo.

Algunos comentaristas periodísticos abiertamente republicanos hablan de «guillotinar«, metafóricamente, al rey emérito para recuperar la credibilidad y la reputación de la institución y garantizar así su existencia futura.

No es ningún secreto que una parte del Gobierno de coalición, concretamente la parte alineada con la formación de extrema izquierda Unidas Podemos, apuesta por la república y es firme detractora de la monarquía. El vicepresidente segundo Pablo Iglesias juega un destacado papel a la hora de propagar esta tendencia que cada vez tiene más adeptos dentro de la sociedad española.

Este ambiente de fuerte marejada, unido a la gravedad de la pandemia, ha alimentado la crispación política y la desafección ciudadana. Según una encuesta de opinión publicada por el diario de centro izquierda El País, la mayoría de los españoles considera que sus políticos carecen de preparación, son incapaces de llegar a acuerdos y admitir sus errores. Los últimos debates parlamentarios entre Sánchez y el líder de la oposición, Pablo Casado, cada vez más broncos y fallidos, parecen apoyar esa idea negativa que habla de una creciente «política tóxica».

Qué esperar del mensaje de Navidad

Los reyes Felipe y Letizia con sus hijas, Leonor y Sofía.

José Bono, exministro de Defensa y expresidente del Congreso, cree que Felipe VI ofrecerá “un mensaje sincero en favor de la transparencia, del entendimiento entre los políticos y en defensa de la Constitución” pero “sin ser ajeno a las adversidades del país y a los contratiempos que ha tenido la institución”.

Apuesta por la supervivencia de la Corona “porque el rey Felipe es harina de otro costal” y “tiene tiempo y capacidad para demostrar un arbitraje limpio y ejemplar”.

“Creo que el Rey aprovechará esta ocasión para reiterar la neutralidad de la Corona y para pedir más consenso entre las fuerzas políticas, que es la única manera de superar la crisis y afrontar el futuro”,dijo a El País José Manuel García Margallo, ministro de Asuntos Exteriores.

Felipe VI tendría que mostrar en su mensaje “cercanía con las personas que han perdido a seres queridos y con todos los españoles que han perdido su puesto de trabajo, se han visto obligados a cerrar sus negocios o tienen enormes dificultades para llegar a fin de mes”, agregó Margallo.

El historiador José Álvarez Junco, por su parte, cree que en su mensaje Felipe VI debe “pedir a los políticos un poco más de distensión, de consenso sobre temas básicos, como la justicia”.

“No hay en España problemas más graves que en 1975-1982, y en ese momento se logró un acuerdo. Que recuerde aquello. Se está polarizando demasiado la situación, se está adoptando un lenguaje de exclusión completa del adversario que no es, en absoluto, beneficioso para el país”, agregó.

Álvarez Junco no cree que el daño a la monarquía “sea irreversible”, “pero no puede haber más errores. Y no me da la impresión de que Felipe VI no sea consciente de esto”, afirmó. Por ello, el historiador cree que “Juan Carlos I debería perder su condición de emérito” porque “posiblemente sería bueno para la institución y para la estabilidad del país”.