El ex rey, que renunció al trono por amor en 1936, pasó toda su vida luchando y por recuperar la importancia dentro de la casa real y con problemas financieros.
El príncipe Harry de Inglaterra corre el riesgo de tener una vida “triste” y “sin sentido” después de que se consolide su salida de la casa real, dijo el periodista y biógrafo de la realeza Howard Hodgson, quien comparó el caso del duque de Sussex con el ex rey Eduardo VIII, quien abdicó al trono en 1936 para convertirse en el duque de Windsor.
“Probablemente Harry podría, si no tiene mucho cuidado, terminar con la vida sin sentido y triste que fue la del duque de Windsor”, dijo el experto.
Harry y su esposa, la actriz estadounidense Meghan Markle, sorprendieron al mundo cuando anunciaron en enero su decisión de dejar la Familia Real para ser “financieramente independientes”. Al instante, se establecieron paralelismos entre el duque de Sussex y el duque de Windsor, quien también decidió dejar la realeza por amor. Eduardo VIII estaba a solo unos meses de su coronación en el momento de su abdicación en 1936.

Eduardo VIII, tío de la reina Isabel II, deseaba casarse con su pareja estadounidense divorciada dos veces, Wallis Simpson, y tomarla como su reina consorte. Sin embargo, el gobierno y la casa real todavía desaprobaban el divorcio. Como jefe de la Iglesia de Inglaterra, Eduardo VIII no podía casarse con una mujer divorciada, lo que estaba entonces en desacuerdo con los valores religiosos que se espera que defendieran los monarcas.
Eduardo VIII eligió el amor sobre el deber y posteriormente vivió el resto de su vida en el exilio, en Francia con su esposa. Si bien la casa real les permitió usar los títulos de Duque y Duquesa de Windsor y Wallis Simpson nunca recibió el tratamiento de Alteza Real, lo que amargó de por vida al ex rey. Ningún miembro de la familia real asistió a la boda, en 1937, y solo la muerte del duque, en 1972, acercó brevemente a la duquesa con la casa real.
El príncipe Harry conserva el sexto lugar en la sucesión al trono, a pesar de que ya no es un miembro real activo, mientras que su hijo Archie sigue siendo el séptimo. Por esto, su decisión de alejarse de la familia real no se consideró tan catastrófica como la de Eduardo VIII, pero definitivamente socavó la fuerza de la Familia Real.

El periodista Jude Sheerin señaló: “Mientras Harry y Meghan toman un nuevo rumbo, sin duda intentarán evitar caer en el tipo de existencia sin rumbo liderado por el duque y la duquesa de Windsor. Aparte del período de Eduardo VII como gobernador de las Bahamas durante la guerra, ni él ni su esposa volvieron a trabajar”.
Los duques de Windsor lucharon con el dinero durante años después de la abdicación, ya que habían sido separados de la monarquía por completo. Publicaron sus memorias en los años 50, pero fueron acusados de intentar sacar provecho de sus vínculos rotos con la familia real.
A diferencia de los Windsor, los duques de Sussex ya comenzaron a construir una plataforma financiera importante para sí mismos, a través de un acuerdo con Netflix Inc., otro con Spotify y al unirse a una agencia de oratoria de alto perfil. No se espera que hablen de la familia real, ya que prometieron que seguirían defendiendo los valores de la reina Isabel II como condición para dejar la familia real en buenos términos.