Nació sorda, fue abandonada por su marido y diagnosticada de esquizofrenia, pero superó los desafíos personales más extraordinarios para ayudar a aquellos que consideraba más necesitados.
La hija de un sobreviviente del Holocausto salvada de los nazis por la madre del príncipe Felipe de Inglaterra, Alicia de Battenberg, compareció en un documental de televisión en el que expresó su agradecimiento a la fallecida princesa por su valentía.
Evy Cohen reveló cómo su padre Alfred Haimaki Cohen, jefe de una familia poderosa de Atenas con vínculos con la realeza griega, buscó a la princesa Alicia como su única esperanza ante la amenaza de los nazis. En ese momento, la princesa Alicia, que estaba casada con el príncipe Andrés de Grecia, se había establecido en Atenas y había pasado más de dos años siendo tratada en un sanatorio por esquizofrenia.

“A principios de 1943, se hizo evidente que las decisiones contra los judíos, de llevarlos a campos de concentración, empezaban a ser obvias, y mi familia tuvo que esconderse”, explica Evy en el documental Princess Alice: The Royals Greatest Secret, de la cadena británica Channel 5.
Por casualidad, Alfred, un miembro prominente de la comunidad de 8.000 judíos en Atenas, se encontró con la dama de honor de Alicia, y la princesa rápidamente le ofreció refugio en el último piso de su casa, a solo unos metros de la sede de la Gestapo en Atenas. “Si no hubiera sido por ella, no estaría viva hoy para decir todo esto. Mis padres no se habrían conocido, y tantas otras cosas”, detalló Evy.
“No lo pensó ni por un minuto, solo escuchó que había personas en peligro y pensó que podía hacer algo por ellos”, relató la mujer. “La historia de la princesa Alicia y mi familia es hermosa, y espero que pueda ser un ejemplo para que los jóvenes de hoy sigan haciendo cosas buenas en la vida y sean humanos”.

La princesa Alicia de Battenberg, que nació en el Castillo de Windsor y era bisnieta de la reina Victoria de Inglaterra. Se crió como una princesa inglesa, aunque sus padres eran alemanes. Alicia era congénitamente sorda pero podía hablar con claridad. Las fotografías muestran lo hermosa que era, con su cabello recogido y vestidos de encaje.
Luego, en 1902, en la coronación del rey Eduardo VII, se enamoró perdidamente del príncipe Andrés, un hijo menor del rey de Grecia. Como su sobrina, Lady Pamela Hicks, ha dicho anteriormente, “ella estaba absolutamente loca por él. Realmente, profundamente enamorada”.
En 1922, cuando Alicia ya tenía cuatro hijas y un hijo, la familia real griega fue exiliada a causa de la revolución. El futuro duque de Edimburgo, de apenas unos meses de vida, fue metido en un catre improvisado, un cajón de naranjas, mientras la familia escapaba en un barco de guerra británico. Llegaron a París como refugiados, viviendo de las dádivas de sus familiares.

La tensión pasó factura a Alicia, y sus apasionadas creencias religiosas se volvieron cada vez más excéntricas. Para 1930, estaba escuchando voces y creía que estaba teniendo relaciones físicas con Jesús y otras figuras religiosas.
Fue diagnosticada como esquizofrénica, y cuando el tratamiento en una clínica de Berlín falló, por consejo de Sigmund Freud, le hicieron una explosión de rayos X en el útero para curarla de los deseos sexuales frustrados, fue ingresada en un sanatorio suizo mientras su marido se fue a vivir a la Riviera francesa con su amante.
Durante la guerra, y separada de sus hijos, se desempeñó como enfermera militar en el frente y fundó una orden de monjas enfermeras en Grecia, donde superaría los desafíos personales más extraordinarios para ayudar a aquellos que consideraba más necesitados que ella. Su hermano, Lord Mountbatten, le enviaba paquetes de comida que Alicia entregaba a los necesitados.

La princesa Alicia ha sido reconocida formalmente por la valentía y el coraje que demostró al esconder a los miembros de la familia Cohen durante la persecución nazi. “Si ella no lo hubiera hecho, yo no estaría viva hoy para decir todo esto”, dijo Evy.
La doctora Anna Whitelock, historiadora real y experta, explicó que cuando los generales alemanes vinieron a buscar judíos escondidos, Alicia fingió que no podía entenderlos, porque era sorda, y ellos pensaron que era “una anciana tonta y la dejaron en paz”.
“Se estaba ejecutando gente por cuidar de familias judías, pero Alicia no tenía miedo”, dijo Ingrid Seward, editora de la revista Majesty. “Creo que Alicia estaba enfrentando un riesgo enorme, ya que pudo haber enfrentado un pelotón de fusilamiento porque había albergado a una familia judía», agregó la historiadora Chandrika Kaul, de la Universidad de St Andrews.

En enero de 2020, el príncipe Carlos rindió homenaje a su “querida abuela” en una ceremonia conmemorativa del Holocausto a la que asistieron unos 40 líderes mundiales en Jerusalén: “Durante mucho tiempo me inspiré en las acciones desinteresadas de mi querida abuela, la princesa Alicia de Grecia, quien en 1943, en la Atenas ocupada por los nazis, salvó a una familia judía llevándola a su casa y escondiéndola”.
En 1993, la princesa recibió el mayor honor que Yad Vashem otorga a los no judíos por esconder a la familia Cohen en su casa de Atenas durante la Segunda Guerra Mundial. Su tumba hoy se encuentra en la Iglesia de María Magdalena, el Monte de los Olivos de Jerusalén, y hay un árbol plantado en su nombre en el Yad Vashem.