Antigua propiedad colonial francesa, adornó el dosel de la coronación de la última reina malgache y tuvo una restitución muy celebrada.
La corona del dosel de la última reina de Madagascar, Ranavalona III (1861-1917), voló finalmente desde París hasta Antananarivo el jueves 5 de noviembre. Se trató de un acto simbólico, calificado de “histórico” por el presidente Andry Rajoelina, y que coincidió con la inauguración del renovado Palacio de la Reina, ubicado en las alturas de la capital malgache. Es en este palacio, el Rova, donde se exhibirá la pieza de dosel.


“No es una corona en el sentido en que la entendemos comúnmente”, explicó Ariane James-Sarazin, subdirectora del Museo del Ejército de París, y agregó: “Esta pieza es un elemento decorativo en forma de corona que coronó el dosel utilizado por la reina Ranavalona III durante los solemnes eventos denominados ‘Gran Kabary’ durante los cuales se dirigía a la población”.
En 1897 la reina Ranavalona III, última reina de la dinastía Merina y última soberana del país hasta la Independencia de 1960, fue depuesta por los franceses y obligada a exiliarse primero en Isla de Reunión y después en Argelia, donde murió en 1917.


El tocado de zinc dorado adornado con tela ocre y granate, de 70 cm de alto y 35 cm de diámetro, se encontraba desde 1910 en el Museo del Ejército, en Les Invalides, París, tras una donación del juez retirado Georges Richard establecido en la isla de Reunión.
El presidente Rajoelina había enviado oficialmente una carta a Emmanuel Macron en febrero pidiéndole la restitución de la «corona de la reina». Con la esperanza de que pueda conducir a la conmemoración del 60º aniversario de la independencia de la antigua colonia francesa en junio.


“El 5 de noviembre de 2020 seguirá siendo una fecha histórica para Madagascar. Marcó el regreso de la corona del estrado de la reina Ranavalona III, 123 años después de su confiscación. Esta joya simboliza nuestra riqueza cultural, ¡es un legado que dejaremos a nuestros hijos!”, celebró el presidente de Madagascar, quien definió a la joya real como el “símbolo de la soberanía nacional” de su país.
“Dado que el país está políticamente dividido y la recesión se afianza tras la epidemia de coronavirus, Andry Rajoelina espera hacer de esta ‘victoria’ un momento de unidad nacional”, analizó el diario francés Le Monde.
«Este gesto está totalmente en línea con la voluntad del presidente Macron de que se cumplan las condiciones para la restitución de los bienes patrimoniales en un plazo de cinco años”, dijo el embajador francés, Christophe Bouchard, en una pomposa ceremonia de repatriación.
“Este acuerdo forma parte del proceso de devolución a Madagascar de este bien cultural, símbolo de la historia malgache, en virtud del cual Francia se compromete a iniciar, lo antes posible, las medidas previas al procedimiento legislativo que permitan al transferencia de la propiedad de esta propiedad a Madagascar”, especificó el Ministerio de Cultura francés.
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