El contagio del príncipe Guillermo, un secreto que incomoda a la monarquía británica


“No tratamos al público como niños, les decimos la verdad y tú dejas que el público decida lo que les va a preocupar», reclamó el líder de un grupo republicano. Biógrafos reales también cuestionaron la decisión.

Un contagio de coronavirus mantenido oculto durante meses, de parte de un futuro soberano, corre el riesgo de incomodar a la familia real británica.

El protagonista del caso, revelado el domingo, es el príncipe Guillermo, de 38 años, segundo en la línea de sucesión al trono de la inoxidable reina Isabel y empeñado desde hace tiempo -con el favor de los medios y el establishment del Reino Unido- en promover su imagen de rey «in pectore», prudente pero moderno, equilibrado pero abierto a la comunicación con el mundo externo.

En un contexto de presunta transparencia, este contagio secreto puede sacudir el tablero. El encargado de filtrar todo fue el Sun, el diario popular irreverente propiedad de Rupert Murdoch. Pero los hechos fueron confirmados por fuentes anónimas también en la BBC, mientras la corte se atrincheró por ahora detrás de un solemne «no comment» oficial. Sin embargo, no hubo desmentida a la información -que estalla con retraso- según la cual el primogénito de Carlos y Diana contrajo coronavirus en abril.

El príncipe Guillermo, duque de Cambridge, quiso mantener el asunto oculto «para no alarmar» más aún a la nación en las semanas de la primera ola del virus, letal por el número de víctimas fatales en el reino. El contagio se produjo al parecer poco después del de su padre, el príncipe Carlos, de 71 años, que en cambio eligió darlo a conocer.

De hecho Guillermo sufrió una forma no grave de la infección, limitándose a aislarse en la residencia de Anmer Hall, en Norfolk, fingiendo desde allí una situación de normalidad jalonada durante el mes en cuestión por una serie de compromisos a distancia, por teléfono o en videollamada, bien difundidos por el palacio de Kensington y a menudo realizados en pareja con su esposa, Catalina.

«No había síntomas importantes y por eso no quise preocupar a nadie», dijo al parecer el duque de Cambridge para justificarse, según la fuente que citó el Sun, al explicar una decisión tomada en primera persona.

«No tratamos al público como niños, les decimos la verdad«

Jonny Dymond, royal correspondent de la BBC, se apresuró a acudir en su auxilio afirmando que al fin y al cabo las condiciones de salud del príncipe no serían tales como para representar un «tema de interés público». También recordó que para la Casa de Windsor es importante defender la privacidad de sus miembros, sobre todo lo que aún no reinan.

Sin embargo, la cortina de silencio que cayó sobre los hechos no deja de plantear interrogantes sobre la coherencia de Guillermo, que hasta ahora gozó de buena prensa en su país sobre todo por haber promovido -con Catalina y sus tres hijos, Jorge, Carlota y Luis- una imagen de confiabilidad, además de relativa modernidad, incluso en comparación con su hermano menor, el «rebelde» Harry y su esposa Meghan Markle.

La decisión de mantener el secreto apunta hacia una «opinión condescendiente del público» y carece de liderazgo, sugirió Graham Smith, líder del grupo anti-monárquico británico Republic. «Todos los demás funcionarios públicos que lo han descubierto han sido honestos y abiertos al respecto, sobre todo como una forma de mostrar algún tipo de liderazgo y (liderar) con el ejemplo y tomando las precauciones necesarias”.

“No tratamos al público como niños, les decimos la verdad y tú dejas que el público decida lo que les va a preocupar», dijo Smith, y agregó: «La gente estaba preocupada por Boris Johnson , pero nadie lo escondió, a todos se les dijo lo que estaba pasando y la gente pudo hacer sus propios juicios. Es una opinión bastante condescendiente del público y una visión muy inflada de la importancia de Guillermo para el país».

Un paso atrás” en términos de transparencia

Joe Little, editor en jefe de la revista Majesty, dijo que la decisión de Guillermo de mantener en secreto su prueba positiva de Covid-19 en abril fue «un paso atrás» en términos de transparencia. «Creo que, con el beneficio de la retrospectiva, habría sido sensato una vez que se recuperó por completo decir ‘Bueno, mire, lo he tenido, pero ahora estoy bien», dijo.

«Podríamos habernos enterado a finales de abril en lugar de en noviembre. Es inevitable que estas cosas salgan al final», dijo Little. Agregó: «Se trata de transparencia en estos días y este es un paso atrás, supongo».

Por su parte, la biógrafa de la realeza Penny Junor describió la decisión de no hacer público el diagnóstico de Guillermo como «muy extraña», y dijo que iba en contra del precedente real. «Quizás deberíamos haberlo sabido porque no es un individuo privado”, dijo.

“La batalla de Carlos por el coronavirus y dar a conocer esto públicamente le permitió compartir su experiencia con otras personas que también enfrentan la enfermedad”, agregó la autora. «El príncipe Carlos pudo hablar y estar junto a personas que también lo habían tenido. En lugar de ser una especie de rey precioso que estaba envuelto en algodón y mantenido alejado e inmune a las enfermedades que contrae el resto del mundo, había sufrido”.

«Y creo que habría sido útil si hubiéramos sabido que Guillermo también había tenido el virus», concluyó Junor.

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