En entrevista con el diario ‘Le Soir’, dijo que el proceso judicial contra Alberto II que determinó su identidad fue “la forma más civilizada” que halló.
La princesa Delphine de Sajonia-Coburgo, reconocida como hija del rey Alberto II de Bélgica, dijo que el proceso judicial que determinó su identidad fue “la forma más civilizada” que halló y que, a partir de ahora, no pedirá más nada a la familia real belga: “Ya no espero para nada y no pido nada”, dijo en una entrevista con el diario Le Soir.
“Llevaba una carga sobre mis hombros y, por primera vez desde los 17 años, me quito esa carga y encuentro la ligereza”, dijo Delphine. Consultada sobre en qué momento tomó la decisión de recurrir a la Justicia, la princesa de 52 años contó: “No hubo otra opción: era eso o podía haber caído muy bajo. No tenía depresión, pero podría haber sucedido. Y no debemos olvidar que intenté durante años hacerlo discretamente”.
“Pero como Alberto está muy rodeado, de asesores, guardaespaldas…, fue muy difícil llegar hasta él”, relató. “Así que durante un tiempo, en lugar de gritar «ayuda» en la prensa, pensé que la forma más civilizada de hacerlo era que la ley se ocupara de ello. Que la ley diga si tenía razón o no. Y cuando digo que me hubiera gustado llegar a un acuerdo con él, quiero que me entiendan: no se trata de dinero ni de otra cosa; solo quería que me explicara por qué me dijo que no era mi padre. Realmente fue eso”.
“Cuando empecé, estaba totalmente desesperada. Nunca creí que llegaría tan lejos. Más bien pensé que, por un momento, habría un gesto de Alberto, que diría que podría ser una buena idea comunicarnos, para ver cómo podíamos trabajar”, reflexionó. “Cuando todo salió a la luz y me preguntaba cómo se podía tratar así a una hija”.
Delphine afirma haberse sentido durante todo el proceso “el trapo sucio” de la familia real, pero afirmó que su objetivo no era causar problemas: “Mi objetivo no era dañar a Alberto”, dijo, recordando que el exmonarca había señalado que el caso había sido muy “doloroso”. “Gracias al sistema legal que me dio la razón, que confirmó que era lo correcto, es como si ahora pudiera vivir de verdad. Existo. Y sobre todo tengo derecho a existir”, zanjó.
El Tribunal de Apelación de Bruselas reconoció jueves el título de princesa a Delphine Boël, hija ilegítima del rey emérito Alberto II de los Belgas, según han informado medios locales que citan a los abogados de la artista, poniendo fin así a una larga batalla judicial que se remonta a 2013. Las pruebas de ADN a las que se sometió el rey emérito confirmaron en enero de este año que es el padre biológico de Boël, quien a partir de este jueves será considerada como princesa de Bélgica y podrá utilizar, al igual que sus hijos, el apellido de la familia real: Sajonia-Coburgo Gotha.
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