Se estima que la fortuna de la reina Victoria al momento de su muerte era de US$ 100 millones. Así lo informó el 22 de enero de 1901 el diario «The Boston Globe«. Según sus cuentas personales, Victoria recibía US$ 1.925.000 como «sueldo» y ahorraba US$ 300.000 al año. Tenía, además, una pensión por viudez de US$ 250.000 e ingresos por el ducado de Lancaster de hasta US$ 300.000 anuales. Sus sabias inversiones en bienes raíces, rascacielos de Nueva York y otras propiedades ayudaron a sus centavos a multiplicarse por millones. Victoria fue la primera soberana británica en legar una «fortuna privada» a su familia puesto todos sus predecesores en el trono no dejaron más que deudas.
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