El profesor de Historia e historiador especializado en casas reales Dativo Salvia y Ocaña participó de #ConversacionesconSC para rememorar la figura de la emperatriz Isabel de Baviera, conocida popularmente como «Sissi», al cumplirse el 10 de septiembre un nuevo aniversario de su asesinato. El experto aseguró que «su muerte fue tan impactante en primer lugar por lo violenta» y además «porque la leyenda de la bella Emperatriz oculta tras sus abanicos o velos negros, siempre viajando en pos de algo indefinido que le sirviera para mitigar su tristeza, ya comenzaba a expandirse por toda Europa», cuando la consorte del emperador Francisco José tenía 60 años. La emperatriz, asegura el experto, «fue victima de desordenes alimenticios provocados por trastornos más graves a nivel psicológico» y mencionó «neurosis diversas y bulimia» así como «rechazo a las relaciones sexuales frecuentes». «Puede ser que las gentes sintieran lástima por el destino de esta princesa, rodeada de desgracia desde prácticamente el inicio de su vida pública», analizó.
—Hace unos 120 años la emperatriz «Sissi» murió en un atentado horrible y el shock fue mundial: ¿quién era Isabel y por qué su muerte fue tan impactante para Europa?
—Isabel fue Emperatriz de Austria, Reina de Hungría y Bohemia, como consorte del Emperador Francisco José I (1830-1916), uno de los soberanos más importantes de la Historia, con un reinado muy largo ya que subió al Trono con 18 años. Presidió la edad de plata de la cultura austríaca, que influiría en todo el mundo. Isabel, nacida en Munich en 1836, era su prima, ya que sus madres Sofía y Ludovica de Baviera, eran hermanas, hijas del Rey de Baviera, Maximiliano I. El padre de Sissi, era otro Maximiliano, jefe de la rama menor de la Casa de Wittelsbach, los Zweibrücken-Birkenfeld-Gelnhausen, por lo que su título desde su nacimiento era de Duquesa EN Baviera. Pasó una feliz y libre infancia y adolescencia en el castillo de Possenhofen, a orillas del lago Sternberg. Tuvo numerosos hermanos: los Duques Luis Guillermo, Carlos Teodoro y Maximiliano en Baviera, la Princesa Elena de Thurn y Taxis, la Reina María Sofía de las Dos Sicilias, la Princesa Matilde de las Dos Sicilias y la Princesa Sofía de Orleans, Duquesa de Alençon. Era prima hermana del famoso y perturbado Rey Luis II de Baviera, constructor de castillos. Y casó en 1854 a los 16 años.
Creo que su muerte fue tan impactante en primer lugar por lo violenta, llevada a cabo por un anarquista. No es que fuese extraño este tipo de atentados, pero en general no afectaban directamente a reinas consortes o princesas, sino que soberanos en ejercicio y miembros del gobierno, eran sus víctimas principales. En segundo lugar, porque la leyenda de la bella Emperatriz oculta tras sus abanicos o velos negros, siempre viajando en pos de algo indefinido que le sirviera para mitigar su tristeza, ya comenzaba a expandirse por toda Europa. No tanto en el seno del Imperio, donde sus continuas ausencias eran ciertamente impopulares. Por último, puede ser que las gentes sintieran lástima por el destino de esta princesa, rodeada de desgracia desde prácticamente el inicio de su vida pública.
—¿Qué puedes decirme del impacto que su muerte tuvo en su esposo, Francisco José, ¿y en lo que sucedería más tarde con la casa de Habsburgo?
—El impacto fue enorme, como pueden imaginar. Las palabras que pronunció Francisco José al conocer la noticia, “nada me ha sido evitado”, son el reflejo de su desgarro al conocer la muerte de su bella esposa y una más en el cúmulo de desgracias de los últimos años (derrotas militares, pérdida de territorios, suicidio de su hijo, fusilamiento de su hermano en México).
Francisco José seguía queriendo mucho a su esposa, a pesar de las ausencias de esta y lo muestran las hermosas cartas que le enviaba continuamente y los ruegos permanentes a que regresara. La presencia de la amiga del Emperador, Catharina Schratt, no contradice esta aseveración, y más todavía no conociendo hasta el día de hoy la exacta naturaleza de esa amistad.
Respecto a lo que sucedería más adelante con la Casa de Austria, creo que la muerte de la Emperatriz no tuvo un efecto político significativo, descontando el aumento de la vigilancia que el gobierno ejercía sobre grupos anarquistas dentro del Imperio. Está claro que el impacto emocional y la tristeza, permaneció en Francisco José y sus hijas, hasta el final de sus días.
—La figura de Sissi ocupa un lugar notable en la memoria colectiva, no solo por su muerte, sino por su figura física. Se habló mucho sobre ello, ¿de verdad fue víctima de desórdenes alimenticios o ves algo más?
—Sin duda fue victima de desordenes alimenticios provocados por trastornos más graves a nivel psicológico. Neurosis diversas y bulimia son claros diagnósticos, así como rechazo a las relaciones sexuales frecuentes. Sus etapas de obsesiones diversas nos dan una lista enorme y variada: viajes y largas horas para montar velozmente a caballo, interminables caminatas, ejercicios gimnásticos, viajes en la cubierta de los barcos en momentos de tormenta, pasión enfermiza por Hungría, por Grecia, por Heine, odio al ceremonial de la Corte y a la vida pública, etc. No ayudó en nada su temprano matrimonio y maternidad, a pesar del amor de Francisco José, y las presiones de la vida en la Corte.
—Muchas veces se ha comparado a Isabel con Diana, princesa de Gales, como epítome de la elegancia de su época ¿se puede establecer un paralelismo entre ellas, más allá de su trágico final?
Sin duda se pueden establecer paralelismos en muchos aspectos: belleza, elegancia inimitable, estilo, problemas de salud a nivel mental y alimenticio, diferencias de opinión con la Corte y alejamiento de esta; enfrentamientos con algunos miembros de su familia política, gran amor hacia sus hijos e intervención directa en su educación; interés por los desfavorecidos, amor por la música, apertura de su círculo social a personas de toda clase, etnia, país o creencias. Finalmente, el trágico final de ambas y su entrada en la leyenda colectiva del mundo, rematan esos paralelismos.