Con todos los planes suspendidos, el rey pasará su día en el castillo de Laeken, a las afueras de Bruselas, en compañía de su familia.
El rey Felipe de Bélgica cumple 60 años este miércoles 15 de abril y celebrará este hito con su círculo íntimo, en el palacio de Laeken, con la reina Mathilde (47) y sus cuatro hijos adolescentes. El monarca celebrará modestamente, porque considera que las fiestas son inapropiadas mientras el mundo se sumerge en una crisis sanitaria y económica causada por la pandemia del coronavirus. Con 31.120 personas infectadas y casi 4.200 fallecidas, Bélgica es el décimo país más afectado por la enfermedad (Covid-19) surgida en la ciudad china de Wuhan.
“Me gustaría agradecerles por los excelentes mensajes y los hermosos deseos para mi 60 cumpleaños», escribió el rey en un mensaje publicado en las redes sociales de la casa real. «Hoy estoy pensando en todos los que tienen dificultades y especialmente aquellos que han perdido a un ser querido. Estoy impresionado por las expresiones de solidaridad en todo el país. Vamos a superar esta prueba juntos”.
El palacio real publicará un mensaje en las redes sociales el miércoles por la mañana en relación con el sexagésimo cumpleaños de Felipe, séptimo rey de los Belgas. “El rey no quiere dar más publicidad a ese hito en su vida, dadas las extrañas circunstancias en las que se encuentran su país y la población”, dijo periodista Wim Dehandschutter del diario Nieuwesblad. “Las escuelas y las empresas están cerradas, las personas están separadas unas de otras, la vida social se ha detenido: no es el momento de divertirse, piensa el rey”, agrega.
El monarca pasará su cumpleaños en el castillo real de Laeken, a las afueras de Bruselas, en compañía de sus cuatro hijos, Elisabeth (18), Gabriel (16), Emmanuel (14) y Eléonore (11). Originalmente, los reyes iban a viajar en esta fecha a Copenhague para asistir a los festejos por el cumpleaños 80 de la reina Margarita II de Dinamarca, este 16 de abril. Además, la casa real tuvo que cancelar una gran fiesta de jardín en mayo a la que se había invitado a 100 ciudadanos que, como el rey, nacieron el 15 de abril de 1960.
Nacido en Bruselas durante el reinado de su tío Balduino, Felipe es el hijo mayor del exrey Alberto II y de la reina Paola. En los años 1960 y 1970, la relación entre Alberto, en ese entonces príncipe heredero, y de su esposa de origen italiano, Paola, atravesó una etapa difícil y la pareja descuidó la educación de sus tres hijos, que pasaron gran parte del tiempo alojados en casa de amigos. El joven príncipe era un niño tímido, un rasgo que ha conservado con el tiempo. Realizó estudios más bien mediocres en un establecimiento de jesuitas en Bruselas y después en un liceo católico en Flandes. Luego siguió una formación militar, en la que obtuvo su licencia de piloto de caza, de paracaidista y de comando, antes de ingresar a la universidad de Oxford (Inglaterra) y de Standford (EEUU).
Durante décadas Felipe fue considerado por el rey Balduino y la reina Fabiola como su favorito para sucederles en el trono, pero estos planes sucesorios debieron quedar trastocados en 1993, día en que el rey murió a los 62 años de edad mientras veraneaba en España. Al día siguiente, el Gobierno anunció, para sorpresa de muchos, que el nuevo monarca era el hermano del difunto, Alberto II, y Felipe se convirtió de manera oficial en el príncipe heredero con el título de duque de Brabante. Tenía 33 años.
Durante los siguientes 20 años, el príncipe siguió con su preparación, adquirió confianza en si mismo y presidió decenas de misiones económicas en todo el mundo. En 1999, a los 39 años y cuando todos pensaban que iba a quedar soltero, se unió en matrimonio con una aristócrata belga, Matilde d’Udekem d’Acoz, 13 años menor que él, dando un toque de glamour a esta monarquía tildada a menudo de aburrida. En los siguientes años tuvieron cuatro hijos, entre ellos la princesa Isabel, nacida en 2011, y que un día podría convertirse en la primera mujer que reina en Bélgica. Desde 2013, Felipe y Matilde llevan un reinado pacífico, carente de los escándalos que azotaron el reinado de Alberto II, aunque no exento de agitaciones políticas cuya resolución cosechó grandes elogios para el monarca.
