El meteórico ascenso entre 2015 y 2017 a la cúpula de Arabia Saudí del joven príncipe ibn Salmán, hijo predilecto del rey Salmán ibn Abdulaziz, siguió una secuencia de tres promociones clave.
Mohammed ibn Salmán ibn Abdulaziz Al Saud, duodécimo príncipe heredero al trono de Arabia Saudí desde 1933, es el primogénito de Salmán ibn Abdulaziz Al Faysal Al Saud, proclamado rey en 2015, y la tercera de sus esposas, la princesa Fahda bint Falah bint Sultán Al Hithalayn. Quien se encuentra entre el, aproximadamente, millar de nietos y nietas tenidos por el monarca fundador del Estado en 1932, Abdulaziz ibn Abdulrahman Al Faysal Al Saud, más conocido simplemente como ibn Saud (1875-1953), tiene cinco hermanos biparentales de menor edad, los príncipes Turki, Jalid, Nayif, Bandar y Rakán, y además tuvo -puesto que algunos ya están fallecidos- siete hermanos y hermanastras, concebidos por el entonces príncipe Salmán con sus dos primeras esposas, Sultana y Sarah: los príncipes Fahd, Ahmad, Sultán, Abdulaziz, Faysal y Saud (el hijo único de Sarah), y la princesa Hussa. La diferencia de edad, 50 años, entre Mohammed y su padre es tan acusada que este bien podría ser su abuelo.
Dentro del linaje, densamente ramificado, de los Saud, Mohammed ibn Salmán, nacido en 1985 (dato que solo iba a saberse en 2015 y como una revelación de la cadena de noticias saudí Al Arabiya, pues hasta entonces, a falta de una aclaración en su biografía oficial, se había creído que era hasta cinco años mayor), no era más que uno de los muchos retoños de las generaciones principescas más recientes. Su mera condición de nieto del patriarca ibn Saud le aseguraba, a poco que mostrara capacidades, una posición eminente, bien en el servicio público del Estado, bien en el sector privado, pero en modo alguno parecía destinado a heredar el Reino en un futuro presumiblemente lejano. Sin contar a sus numerosísimos primos, el joven tenía varios hermanastros que le hacían sombra, precediéndole para cualesquiera opciones regias simplemente por una cuestión de edad. Sin embargo, una tortuosa secuencia de accidentes vitales -es decir, defunciones- y movimientos estratégicos realizados por su padre iba a desembocar en su encumbramiento, el último antes de la entronización, en 2017 a la improbable edad de 31 años.
En julio de 2001, cuando Mohammed tenía 15 años y el cabeza del Estado era el rey Fahd ibn Abdulaziz, hermano, dentro del conocido como clan Sudairi, del príncipe Salmán, a la sazón gobernador de Riad, y por tanto tío carnal del muchacho, su hermanastro 30 años mayor, Fahd ibn Salmán, falleció a causa de un infarto de corazón a la edad de 46. Fahd, un apasionado de la cría y las carreras de caballos, era un príncipe multifacético, involucrado por igual en las tareas del Gobierno, la empresa privada y las actividades caritativas. Otro deudo de esta progenie, Ahmad, con un perfil similar, murió también prematuramente, con 43 años, y en idénticas circunstancias, un fallo cardíaco, en julio de 2002. Los siguientes hermanastros mayores de Mohammed, Sultán, Abdulaziz y Faysal ibn Salmán, eran asimismo unos príncipes destacados por diferentes motivos: el primero, coronel de la Real Fuerza Aérea Saudí, había volado en 1985 en el trasbordador espacial de la NASA, convirtiéndose así en el primer astronauta árabe y musulmán; el segundo servía como viceministro de Petróleo y Recursos Naturales; y el tercero fungía de presidente del Grupo de Investigación y Marketing Saudí.
Continuando la tradición familiar, Mohammed adquirió una titulación superior en la Universidad Rey Saud de Riad. En su caso, se graduó en la especialidad de Derecho, tras lo cual se desenvolvió en el mundo de los negocios durante una temporada. En 2008 el príncipe tomó como esposa a una pariente de la vasta familia real, la princesa Sarah bint Mashoor ibn Abdulaziz Al Saud; a fecha de 2017 la pareja tenía tres hijos. En diciembre de 2009, en el quinto año del reinado de su tío, Abdullah ibn Abdulaziz, Mohammed, con 24 años, se puso al servicio directo de su padre en calidad de asesor especial del Gobierno de la Región de Riad, función consultora que hizo extensible a la Comisión de Expertos adjunta al Gobierno Real Saudí. Fue el principio de una acumulación de títulos y cargos oficiales que en una primera etapa tuvieron un cariz más que nada protocolario. Estaba también la dimensión filantrópica, presente por ejemplo en el establecimiento de la Fundación Príncipe Mohammed ibn Salmán ibn Abdulaziz, dedicada a financiar la formación académica y profesional de jóvenes con talento.
Ahora bien, sus primeras responsabilidades con incidencia en la política nacional no se le hicieron esperar a Mohammed, prácticamente un jo a las órdenes de los poderosos, aunque ancianos y frágiles de salud, príncipes que cvenonformaban la gerontocracia saudí. Los movimientos en el vértice familiar empezaron en octubre de 2011 al producirse la defunción del príncipe heredero y primer viceprimer ministro desde 2005, así como ministro de Defensa desde 1963, Sultán ibn Abdulaziz, uno de los siete hermanos Sudairi. Sultán sucumbió a un cáncer de colon a los 85 años de edad en el hospital de Nueva York donde estaba ingresado. Entonces, el nuevo príncipe heredero o de la Corona y número dos del Gobierno paso a ser su hermano menor Nayif ibn Abdulaziz, hasta la fecha la tercera personal del Reino en tanto que ministro del Interior, cargo que retenía, y viceprimer ministro segundo, mientras que los puestos de ministro de Defensa y segundo viceprimer ministro pasaron, en noviembre, al otro hermano sobreviviente, Salmán.
La cercanía de Mohammed a los altos procesos decisorios de Palacio se estrechó en junio de 2012 al morir su tío Nayif, otro príncipe achacoso, a los 77 años. De nuevo, operaron las mudanzas gubernamentales y sucesorias impuestas personalmente a la familia real por el rey Abdullah, que en esta ocasión supusieron la proclamación de su hermanastro Salmán como príncipe heredero, el tercero en menos de un año, y primer viceprimer ministro. El hecho de que las largas convalecencias en el extranjero de su tío Abdullah, golpeado por las dolencias seniles, dejara a su padre como el primer ministro de hecho en Riad fortaleció la imagen de Mohammed como uno de los principales notables del Reino.
Ya en los últimos años del reinado de Abdullah el príncipe heredero Salmán, investido de las atribuciones propias de un regente, propició una serie de cambios palaciegos que, contemplados en retrospectiva, resultan bastante esclarecedores de sus planes con respecto a su hijo favorito, cuya acusada juventud no dejaba de llamar la atención. El 2 de marzo de 2013, al mes de colocar Abdullah a su hermanastro Muqrin, otro de los 36 hijos varones de ibn Saud que habían llegado a adultos y hasta el año anterior director general de la Inteligencia General del Reino, la Mujabarat, en la posición de viceprimer ministro segundo del Gobierno, Mohammed pasó a ser el jefe de la Corte del Príncipe de la Corona en sustitución de su primo el príncipe Saud ibn Nayif, quien se hacía cargo del Gobierno de la Provincia Oriental. El 27 de marzo de 2014 Abdullah nombró a Muqrin «vicepríncipe heredero», título que hasta ahora no se había empleado de manera oficial y el 25 de abril siguiente, no por casualidad, ascendió a su sobrino Mohammed al rango de ministro de Estado, luego miembro del Gobierno.
El previsible deceso del rey Abdullah acaeció en Riad el 23 de enero de 2015, como el fatal desenlace de una infección neumónica contraída semanas atrás. El sexto monarca de Arabia Saudí tenía 90 años al morir. De manera automática, Salmán, a los 79, asumió la Corona y los títulos y cargos anexos a la persona del soberano, principalmente los de Custodio de las Dos Mezquitas Santas (las de La Meca y Medina) y primer ministro. Una vez entronizado, Salmán se apresuró a nombrar a sus más estrechos colaboradores. La cascada de decretos se produjo el mismo 23 de enero. El hermanastro Muqrin, con 69 años, accedió a las condiciones de príncipe de la Corona y primer viceprimer ministro. El nuevo vicepríncipe heredero y viceprimer ministro segundo pasó a ser Mohammed ibn Nayif, hijo de 55 años del fallecido Sudairi Nayif ibn Abdulaziz y ministro del Interior desde noviembre de 2012. Por primera vez en la historia de este país fundado y gobernado por la familia Saud como su coto patrimonial, en la línea de sucesión regia había un príncipe que no era hijo, sino nieto de ibn Saud.
A partir de entonces, la confianza del rey Salman en su joven hijo no hizo más que acrecentar. El 29 de abril de 2015, el monarca provocó la sorpresa general al ejecutar una nueva remodelación de envergadura en la cúpula del Reino. Con su laconismo habitual, Palacio anunció que Muqrin ibn Abdelaziz «renunciaba» a ser el número dos, condición que únicamente había ostentado durante tres meses, y que las posiciones de príncipe heredero y primer viceprimer ministro eran transferidas a Mohammed ibn Nayif, quien continuaba como ministro del Interior. La consecuencia automática de la promoción del sobrino del rey era el nombramiento por éste de Mohammed ibn Salmán como nuevo vice-príncipe heredero y viceprimer ministro segundo. Ahora, el hijo del monarca, más allá de sus vastas atribuciones gubernamentales, ya era oficialmente un eslabón en la línea de sucesión.