La empresaria afirma que su vida estuvo en peligro varias veces, sus propiedades fueron allanadas y que se la amenazó con una muerte como la de Diana de Gales.
El servicio de inteligencia español (CNI), gastó millones en una campaña de acoso en la aparente creencia de que la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein tiene en su poder secretos de estado, denunció la afectada, amiga íntima del rey Juan Carlos de España. La princesa y empresaria afirma estar bajo vigilancia hostil constante de agentes españoles en el Reino Unido, ya sea en el campo, en su casa en Londres, o en el extranjero, y dice que sus teléfonos y computadoras fueron hackeados y desactivados junto con otros equipos electrónicos, incluido el botón de pánico en su habitación.
Corinna Larsen, a quien durante años se relacionó sentimentalmente con el monarca emérito español, afirmó en una entrevista al periódico británico The Daily Mail que los agentes españoles “realizaron un intento sostenido de lavarle el cerebro a sus hijos para que crean que ella es corrupta”. “Ella ha sufrido una campaña de difamatoria cobertura de ‘noticias falsas’ en Internet y dice que este extraordinario catálogo de eventos comenzó con la exposición pública de su relación de cinco años con Juan Carlos, quien viajó a Londres para una visita secreta el año pasado”, afirma el citado periódico.
A pesar de que su exposición al público y a la prensa es casi nula, con el “abuso intensificado” y el “sufrimiento de su negocio”, Corinna dice que está “desesperada por detener la intimidación que dice que se dirigió hacia ella”, afirma el diario. Sus abogados se dirigieron al Ministro del Interior británico, Priti Patel, y al Secretario de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, para advertirles de una posible disputa diplomática. “La discreción ha sido una consigna a lo largo de mi vida con mi familia y mi negocio”, dijo Corinna a The Mail el 1 de marzo. “Después de ocho años de abuso, que también se ha dirigido a mis hijos, y dado que no hay un final a la vista, a regañadientes no me queda otra opción que emprender acciones legales”.
Dos veces divorciada a los 56 años, Corinna se convirtió en princesa a través de su segundo matrimonio, con el aristócrata alemán príncipe Casimir zu Sayn-Wittgenstein-Sayn, quien le permitió conservar el título principesco después de su separación. Actualmente reside en el Reino Unido, donde posee varias casas, incluida una finca millonaria y un departamento en el barrio de Belgravia, y en el Principado de Mónaco. Su presencia ha sido habitual en eventos filantrópicas del príncipe Carlos de Inglaterra y fue honrada en el Palacio de Buckingham por sus esfuerzos en apoyo de la Fundación de Premios Duque de Edimburgo.

“Decir que ella está bien conectada es una subestimación”, afirma el periódico. “En el mundo de las finanzas internacionales, Corinna es conocida por negociar acuerdos entre grandes corporaciones y se dice que incluye a varios jefes de estado en su libreta de contactos. “Pero esta forma de vida glamorosa se detuvo después de que surgió que había llevado a cabo una relación de cinco años con el rey de España, Juan Carlos. Y a partir de ese momento, dice ella, el servicio secreto español la miró”.
El asunto salió a la luz en 2012 cuando, con la relación ya terminada, se reveló que Corinna y el rey habían estado en un safari a Botsuana junto con su hijo. El viaje de caza (durante el cual el monarca de 74 años se cayó y se fracturó la cadera) escandalizó a España, que en ese momento atravesaba una recesión, más aún cuando se informó que el rey había disparado y matado a un elefante. Esta situación derivaría en la abdicación del rey, dos años más tarde, a favor de su hijo Felipe VI, y su retiro de la vida pública.
La primera señal de que algo andaba mal llegó en 2012, cuando Corinna descubrió que un equipo de hombres de habla hispana ocupó su casa en Mónaco. Los servicios de inteligencia españoles le informaron que, empleados a través de una compañía de seguridad del principado, estaban allí para su protección, pero la mujer le dijo a la Justicia que cree que el objetivo real era eliminar documentos. “Estaba en peligro constante”, dijo The Mail. “Al principio, pensé que estos hombres me iban a tirar por el balcón. El hecho de que los mercenarios puedan ocupar un apartamento en Mónaco durante más de un mes y que los agentes españoles puedan ingresar y robar documentos, con impunidad, plantea preguntas muy serias sobre el principado”.
En junio de ese mismo año, Corinna dice que fue confrontada en su habitación en el hotel The Connaught en Londres por el CNI que, al menos en su interpretación, amenazó su vida. “Tras la intrusión del servicio de inteligencia en la habitación de mi hotel, me aterroricé, particularmente cuando amenazaron mi vida y la de mis hijos al decir que no podían garantizar nuestra seguridad física”, dijo la princesa. “Ellos insistieron en que me quedara en silencio. Me enviaron un e-mail con un seudónimo que explicaba que si hablara con los medios, sería devastador para mi ‘imagen’. Supuse que esto significaba que si no cooperaba completamente, mi reputación sería destruida. De hecho, esta amenaza se llevó a cabo con mucho éxito”, denunció.
Corinna informó al Tribunal Superior británico que cuando viajó a Suiza para visitar a su hijo en el internado, descubrió que alguien había colocado un libro sobre la muerte de la princesa Diana sobre su mesa. Al día siguiente, recibió una llamada telefónica de un número desconocido y una voz dijo en español: “Hay muchos túneles entre Mónaco y Niza”. Al mismo tiempo aparecieron “cientos de artículos de noticias falsas” en Internet que la acusaban falsamente, entre otras cosas, de aprovechar su relación con el rey para robar dinero de empresas españolas y españolas y de vender 250 tanques españoles a Arabia Saudita, denuncias que ella describe como “ridículas”.