Las celebraciones públicas organizadas por la corte fueron canceladas y el monarca expresó su solidaridad con sus miles de víctimas.
El emperador japonés Naruhito, que cumple 60 años este 23 de febrero, ofreció su simpatía a los afectados por el nuevo coronavirus que surgió en China y dijo que espera ver el brote contenido muy pronto. La edad del monarca, el primero desde que se convirtió en emperador, se considera una edad especial en el calendario zodiacal japonés, pero las festividades públicas se han atenuado en medio de las preocupaciones sobre el COVID-19 surgido en la ciudad china Wuhan, que ha matado a más de 2.300 personas y afectó hasta el momento a más de 76.000. Japón por su parte confirmó más de 750 casos, incluidos 634 del crucero ‘Diamond Princess’, que fue puesto en cuarentena en el puerto de Yokohama, cerca de Tokio.
Los planes de celebración de cumpleaños incluían la apertura del palacio imperial para que el emperador Naruhito saludara desde el balcón del palacio a decenas de miles de simpatizantes, pero fueron cancelados como medida preventiva contra la infección. «Al enfrentar las preocupaciones sobre la propagación del coronavirus, ofrezco mi simpatía a los pacientes y sus familias», dijo Naruhito a los periodistas en una nueva conferencia celebrada antes de su cumpleaños. «Espero que la escalada de las infecciones sea contenida lo antes posible».

Según informó The Japan Times, Naruhito se comprometió a apoyar a la gente de Japón para responder a la intensificación de los desafíos ambientales y sociales que van desde el cambio climático hasta el nuevo brote de coronavirus. «En esta sociedad que cambia rápidamente, estoy contemplando medidas en nuestros deberes oficiales que serían complementarias con tales cambios sociales», dijo el monarca en una conferencia de prensa ofrecida el viernes. «Creo que la familia imperial tiene una parte de la responsabilidad» de abordar tales desafíos”, agregó y señaló la crisis climática, que contribuyó a los tifones e inundaciones más graves que sufrió Japón, como uno de los principales desafíos que su país enfrentó en los últimos años.
Si bien la atención mundial se centró en el crucero, el virus ya llegó a Japón y se está extendiendo gradualmente en el país, desde Okinawa en el sur hasta Hokkaido en el norte. Los expertos dicen que la infección en Japón se encuentra en las primeras etapas de aceleración, lo que llevó al gobierno a prepararse para una mayor propagación del virus. Por esta razón, se canceló una serie de eventos, que incluyen conciertos, eventos deportivos y festivales, y algunas personas comienzan a preguntarse si Japón puede organizar los Juegos Olímpicos de Tokio de este verano según lo planeado, informó la agencia Kyodo News.
Naruhito, citando sus buenos recuerdos de los primeros Juegos Olímpicos de Tokio, que presenció cuando tenía cuatro años, dijo que espera ver que los juegos de este año se lleven a cabo con éxito. «Para mí, los Juegos Olímpicos de Tokio (1964) fueron mi primer encuentro con el resto del mundo», dijo Naruhito. Como joven príncipe, vio la ceremonia de clausura con sus padres. Dijo que ver a atletas de todas las nacionalidades marchar juntos le causó una fuerte impresión: «Creo que la escena que pude ver se convirtió en la base de mi compromiso y oración duraderos por la paz mundial», dijo Naruhito en una declaración pública emitida este domingo en Japón.

Naruhito y su esposa, Masako, que se está recuperando de una condición mental inducida por el estrés, tienen una hija de 18 años, la princesa Aiko, que se graduó de la escuela secundaria y estudiará literatura japonesa en la Universidad de Gakushuin, también el alma mater de Naruhito, donde se especializó en historia, según informó el periódico local The Mainichi. La joven, titulada Princesa Toshi, no es apta para heredar el trono de su padre bajo la regla de sucesión solo masculina de Japón, aunque hay un llamado creciente para permitirle ser una emperatriz en medio de una población real en declive y la escasez de sucesores masculinos.
Naruhito se convirtió en el 126º emperador el 1 de abril del año pasado, un día después de la abdicación de su padre, Akihito, de 85 años. Primer emperador nipón con ancestros plebeyos, Naruhito es un hombre culto y con amplia experiencia en los asuntos oficiales que ha heredado el carácter sencillo y afectuoso de su padre, el cual hizo del sometimiento estricto a las prescripciones constitucionales y la empatía popular las principales divisas de su reinado. Nació en febrero de 1960 en el Hospital de la Agencia de la Casa Imperial (Kunaicho), aledaño al Palacio Imperial, cuando sus padres solo llevaban diez meses casados.
El retrato que suele hacerse de Naruhito en la edad infantil (cuando era llamado Príncipe Hiro) es el de un muchacho alegre, curioso y participativo, como despegado de los encorsetamientos, muchas veces sofocantes -en especial para los miembros femeninos de la familia imperial- que imponían la tradición y el protocolo propios de la antiquísima monarquía nipona. Su padre, un hombre con inquietudes científicas ducho en biología marina, le alentaba a que practicara actividades deportivas al aire libre, como el tenis, la hípica, el esquí y el montañismo. Naruhito también se aficionó a las artes marciales, a tocar el violín y a estudiar cuestiones relacionadas con los transportes y las comunicaciones, en particular las vías acuáticas.