Enfoque: claves para entender el drama de una familia imperial de Japón en “peligro de extinción”


El problema es un asunto «urgente» que debe abordarse sin demora, dijo el Gobierno, que comenzará a estudiar el tema en abril.

Los planes para una sucesión imperial estable en Japón comenzarán a trazarse en abril, después de que el príncipe Akishino sea investido como heredero del trono, anunció el gobierno japonés.

La administración del primer ministro Shinzo Abe quiere buscar una solución al dilema que vive actualmente la familia imperial nipona, con una reducción dramática de miembros y de potenciales sucesores del emperador Naruhito, pero el asunto divide incluso a los miembros del gobierno.

Problema 1: cada vez menos varones

El tamaño de la familia imperial de Japón disminuyó desde que se implementó la Ley de la Casa Imperial de 1947, que establece que solo los príncipe varones en línea paterna pueden ascender al Trono del Crisantemo.

El anterior emperador, Akihito, solo tuvo un hermano varón (el príncipe Hitachi) quien no tuvo descendencia. El actual soberano, Naruhito, solo tuvo una hija mujer, imposibilitada para ser coronada, por lo que su hermano menor, el príncipe Fumihito, será proclamado príncipe heredero (“koshi”) en la ceremonia «Rikkoshi senmei no gi» que se celebrará el 19 de abril. Su hijo, el joven príncipe Hisahito, es el único varón de la siguiente generación y sobre él pesa la responsabilidad de perpetuar a la dinastía.

Problema 2: las mujeres son excluidas

A lo largo de su historia, Japón tuvo 126 reinados, de los cuales 7 pertenecieron a mujeres, emperatrices o regentes. Sin embargo, al finalizar la II Guerra Mundial con la derrota de Japón, Estados Unidos presionó para que no se permita la sucesión de mujeres en el Trono del Crisantemo.

La Ley de la Casa Imperial de 1947 estableció así que todas las princesas imperiales (“naishinnō”) abandonen su estatus y se conviertan en “plebeyas” una vez que contraen matrimonio, con el objetivo de que no se formen familias aristocráticas paralelas, y la nobleza fue abolida.

Las princesas mayores de edad cumplen con funciones oficiales, pero al retirarse de la vida cortesana aumenta la carga laboral para una familia imperial cada vez más pequeña. La muy anunciada boda de la princesa Mako, sobrina del emperador, podría celebrarse este año, con lo que la casa imperial perderá la presencia de la joven, que viene realizando viajes oficiales de representación en el extranjero.

Solución 1: llamar a los expríncipes imperiales

La opinión sobre la sucesión imperial se divide incluso dentro del gobernante Partido Liberal Democrático, con una agrupación conservadora que rechaza la coronación de emperatrices y pide que se restablezca el estatus imperial de los hombres solteros de las ramas colaterales de la familia imperial (es decir, descendientes de anteriores emperadores o “mikaye”) como parte de las medidas para garantizar una sucesión estable. Esas familias colaterales, que perdieron títulos y honores imperiales y se transformaron en plebeyos tras la II Guerra Mundial son los expríncipes Kuni, Kitashirakawa, Kaya, Asaka, Higashikuniy Takeda.

Solución 2: permitir que las mujeres tengan derechos sucesorios

Un portavoz del gobierno reconoció que los más altos funcionarios ya comenzaron a escuchar opiniones de expertos de manera individual y a estudiar varias posibilidades basadas en las discusiones actuales, ya que el problema del tamaño decreciente de la familia imperial es un asunto urgente que debe abordarse sin demora. Otro tema que el gobierno deberá debatir es la posibilidad de que las princesas imperiales no pierdan su estatus después del matrimonio y que puedan legar sus derechos sucesorios a sus propios hijos.

Cualquier solución que el gobierno adopte en los próximos años, sin embargo, no permitirá que la princesa Aiko (única hija de los emperadores Naruhito y Masako), sea la próxima emperatriz, como lo desean la mayoría de los japoneses según encuestas realizadas en los últimos años. El próximo 19 de abril, el príncipe de Akishino -de 54 años- será aclamado como heredero oficial del trono. Tras él en la sucesión están su hijo, el príncipe Hisahito, de 13 años, y el príncipe Hitachi, de 84.