Un constitucionalista cree que la disputa podría terminar en la corte suprema de ese país para decidir si es ilegal que la pareja real viva allí.
Al príncipe Enrique de Gran Bretaña y su esposa, Meghan, duquesa de Sussex, podrían prohibirles echar raíces en Canadá a menos que renuncien a sus títulos reales. Al anunciar a inicios de enero su deseo de renunciar a sus papeles como miembros de alto rango de la familia real británica y dividir su tiempo entre el Reino Unido y Canadá, el duque y la duquesa de Sussex no dejaron claro si renunciarán a sus títulos reales. Sin embargo, probablemente no podrán vivir en el país norteamericano si no lo hacen.
De acuerdo con Michael Behiels, profesor emérito de historia política y constitucional en la Universidad de Ottawa, podría incluso estar en contra de la ley que Harry y Meghan vivan en Canadá si deciden mantener sus títulos. «No hay papel constitucional del duque y la duquesa de Sussex. Pueden visitar Canadá en nombre de la reina [Isabel II], pero no pueden asumir ninguna otra responsabilidad de la familia real o vivir en Canadá de manera permanente o parcial», detalló el experto a The Times.

Behiels expresó que espera que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y su gabinete respete plenamente la naturaleza y el alcance de las leyes constitucionales de Canadá de 1867 y 1982. Si no lo hacen, este asunto terminará en la Corte Suprema del país, pronosticó.
«Mientras sean de la realeza, Canadá no les permite quedarse»
El diario canadiense The Globe and Mail, que apoya a la monarquía, dijo que a los ciudadanos del país norteamericano les encanta cuando los miembros de la realeza visitan, pero ninguno puede hacer del país su hogar. «Si fueran ciudadanos particulares comunes, los viejos y simples Harry y Meghan de Sussex, serían bienvenidos. Pero la monarquía única de este país, y su lugar delicado pero esencial en nuestro sistema constitucional, significa que un residente real no es algo que Canadá pueda permitir. Rompe un tabú constitucional tácito», escribió.
El periódico dijo que cualquier movimiento de la pareja para vivir allí, incluso durante parte del año, violaría las leyes que mantienen a la antigua colonia a distancia del Reino Unido. «No se trata de romper con la Corona. Por el contrario, se trata de mantener la monarquía única y altamente exitosa de Canadá. La monarquía canadiense es virtual; no gobierna ni reside. Nuestra realeza no vive aquí. Reinan desde la distancia. Cerca de nuestros corazones, lejos de nuestros hogares», dijo el diario.

El artículo editorial del Globe and Mail, publicado el 13 de enero, agregó: «La respuesta del gobierno de Trudeau debe ser simple y sucinta: No. Son bienvenidos a visitarnos, pero mientras sean un miembro de la realeza, Canadá no puede permitirles venir a quedarte».
El príncipe Enrique, sexto en el orden de sucesión al trono, y Meghan Markle pasaron las fiestas de fin de año en Canadá, con su hijo Archie. La exactriz estadounidense conoce bien ese país, en el que vivió durante varios años mientras participaba en la serie de televisión «Suits». A regañadientes, la reina Isabel II de Inglaterra accedió a que su nieto y su esposa establezcan una «nueva vida», tras acordar con ellos un «periodo de transición».
Antes, una encuesta de Angus Reid Institute encontró que a pesar del afecto que los canadienses le tienen a la pareja real, una gran mayoría de 73% no desea hacerse cargo de su seguridad y otros costos por su mudanza a Canadá. Solo un 19% dijo estar de acuerdo en cubrir los costos, mientras que el 3% estuvo de acuerdo con que Canadá pague todos los gatos.
Los medios de comunicación de Canadá han estimado que los costos de protección de los duques de Sussex pueden ser de aproximadamente 1,3 millones de dólares al año. El gobierno de Trudeau tomó una posición pública al respecto, diciendo que hay «discusiones en curso» al tiempo que da una cálida bienvenida a la pareja.