Documentos históricos revelan que Hirohito de Japón quiso expresar remordimiento tras la II Guerra pero fue silenciado


Consta en los cuadernos de Michiji Tajima, un alto funcionario de la corte con acceso al último emperador «divino» entre 1949 y 1953.

El emperador Hirohito de Japón, quería expresar su arrepentimiento y remordimiento poco después de la Segunda Guerra Mundial, pero el primer ministro en ese momento se lo prohibió, informaron medios japoneses citando documentos recientemente divulgados. Los 18 cuadernos, escritos por Michiji Tajima, un alto funcionario de la Agencia de la Casa Imperial, presentaron un diálogo entre él y Hirohito entre 1949 y 1953.

Según estos documentos, el emperador dijo en 1952: «Pase lo que pase, realmente creo que necesito incluir la palabra remordimiento» en su discurso planeado para marcar la recuperación de la independencia de Japón a finales de ese año. El emperador también fue citado diciendo: «Por mi parte, siento un gran remordimiento. Realmente quiero agregar la frase, reflexión sobre el pasado y autodisciplina para el futuro, incluso si las palabras se pueden cambiar«.

Pero luego el primer ministro Shigeru Yoshida se opuso al plan del emperador de expresar públicamente su arrepentimiento y remordimiento, y le dijo a Tajima: «Existe el peligro de que la gente diga que él fue el responsable de comenzar la guerra». Las frases de arrepentimiento y remordimiento fueron finalmente eliminadas del discurso pronunciado por Hirohito para celebrar el tratado de paz de San Francisco de 1951.

Hirohito, quien murió en 1989, es el abuelo del emperador Naruhito, de 59 años, quien ascendió al trono del crisantemo en mayo de su padre Akihito, el primer emperador japonés en abdicar en más de dos siglos. El emperador, conocido póstumamente como Showa, fue adorado una vez como un semidiós vivo y sirvió como el comandante en jefe de Japón durante su marcha por Asia en los años treinta y cuarenta.

El discurso de Hirohito para rendirse en la guerra fue transmitido por radio el 15 de agosto de 1945, días después de que Estados Unidos arrojara bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. La responsabilidad de Hirohito por la conducción de la guerra sigue siendo un punto de debate con algunos académicos, particularmente estadounidenses, que argumentan que el emperador no era un títere de los militares sino un comandante activo que escapó de la justicia con la complicidad de Estados Unidos.

La cuestión del «remordimiento» por la guerra sigue siendo delicada en Japón incluso hasta el día de hoy. La semana pasada, el emperador Naruhito -nieto de Hirohito y el primer monareca nipón nacido tras la Segunda Guerra Mundial- se refirió a su «profundo remordimiento» por el pasado de guerra del país, en su primer discurso para marcar el final de la Segunda Guerra Mundial desde su entronización. Sus comentarios estaban siendo monitoreados en Tokio y en toda Asia por cualquier cambio de tono, pero se hizo eco del lenguaje empleado por su padre Akihito.