Con una familia imperial ‘en peligro de extinción’, Japón abre este año el debate sobre la sucesión imperial


A finales de 2019, un comité de intelectuales deberá decidir qué hacer con una dinastía donde solamente tres personas están habilitadas para reinar.

El gobierno de Japón planea establecer un comité de expertos antes de fin de año con la misión de discutir cómo lograr una «sucesión imperial estable» en medio de un número cada vez menor de miembros de la familia real, incluida la posibilidad de permitir la sucesión femenina, dijo una fuente del gobierno a la agencia de noticias Kyodo. El comité, formado por intelectuales de diversos campos, no discutirá sin embargo el cambio del orden actual de sucesión después de la ascensión del emperador Naruhito, de 59 años, que no tiene hijo varón.

En la actualidad, el príncipe Akishino (53 años), hermano menor del emperador Naruhito, es el primero en la línea sucesoria al trono y en 2020 será investido como «kotaishi», seguido por su hijo, el príncipe Hisahito, de 12 años, en segundo lugar. El príncipe Hitachi, de 83 años, hermano menor del ex emperador Akihito es el tercero de una línea sucesoria que solamente tiene tres miembros. La princesa Aiko, hija única del emperador Naruhito y la emperatriz Masako, no tiene derecho a heredar el Trono del Crisantemo, ya que la Ley de la Casa Imperial de 1947 prohíbe a las mujeres pasar al trono y estipula que deben abandonar la familia imperial si se casan con un plebeyo.

A lo largo 2.600 años, Japón tuvo ocho emperatrices reinantes, la última de las cuales, Go-Sakuramachi, ocupó el trono entre 1762 y 1771.

La preocupante situación dinástica, que pondría en peligro la subsistencia de la monarquía japonesa en caso de una tragedia, dio lugar a una disminución en el desempeño de las actividades oficiales. El número de miembros de la familia imperial actualmente es de 18, incluidos los emperadores eméritos Akihito y Michiko, aunque todas las princesas perderán su estatus imperial, su título y privilegios imperiales si contraen matrimonio. Por esta razón, el gobierno liderado por el primer ministro Abe Shinzo busca iniciar una discusión sobre la garantía de una sucesión imperial estable, ya que el parlamento japonés adoptó una resolución no vinculante en 2017 que solicita al estado que considere los asuntos cuando promulgó una ley para permitir que el emperador Akihito abdicara.

Algunos partidos de la oposición están presionando para permitir que los miembros femeninos suban al trono, diciendo que un descendiente directo debe tener prioridad en el orden de la sucesión, sin importar el sexo, poniendo a la princesa Aiko en primer lugar del trono. Los miembros conservadores del Partido Demócrata Liberal del primer ministro Shinzo Abe se oponen a las mujeres emperadoras, que podrían abrir la línea de sucesión a las mujeres miembros. La realidad histórica es que, en su milenaria historia, Japón tuvo ocho emperatrices reinantes, la última de las cuales, Go-Sakuramachi, ocupó el trono entre 1762 y 1771. Akihito mantuvo una cautelosa reserva ante una cuestión que adquirió máxima relevancia en 2004, cuando el Gobierno de Jonichiro Koizumi anunció su intención de abordar una revisión de la Ley de la Casa Imperial con el objeto de equiparar los derechos sucesorios y dinásticos de los príncipes y las princesas. Según encuestas, alrededor del 70 % de los japoneses está actualmente a favor de la reforma que permitiría a la princesa Aiko convertirse en la futura Emperatriz por derecho propio.